Adiós

La fiesta comenzaba, habían llegado todos los invitados y eran más de los que pensaban que vendrían. En realidad, eso era de esperarse, ya que la mayoría de las personas llevaban a otras y esas a otras. 

— Dan, son muchas personas. No quiero que dañen tu casa o algo así, creo que fue mala idea — servían bebidas y un poco de botana, aunque contaban con la gente de servicio.

— No, fue buena idea. Piensa que le diremos a nuestros hijos y nietos que nuestra noche de bodas fue con una fiesta en mi casa. Pensándolo bien, si tuvimos una fiesta de la boda — le guiño un ojo. 

— Ese es un buen punto. 

La música sonaba a todo volumen, la gente bebía e incluso se besaban. Pero Daniel y Sol, estaban en su propia fiesta y disfrutaban ellos del ambiente. Parecía que nadie estuviera a su al rededor; algunos amigos se acercaban a ellos para despedirse de ella y darle un pequeño detalle, consejos o incluso que pasara a darle saludos a algún familiar y que cualquier cosa podría contar con ellos. 

— Te vuelvo a dar mis felicitaciones — se aceró Paulina a la pareja — se ve que pasan por su mejor momento. 

— Gracias, eres muy amable — le contesto Daniel con una amplia sonrisa. 

— Sí, es muy amable de tu parte. Si quieres mandarle algo a Violeta se lo puedo dar, nos quedaremos a vivir juntas y sería una buena opción. 

— Iré en Navidad a verla, así que probablemente nos encontremos.

— Muy bien, entonces nos vemos. 

Los tres se dieron una amplia sonrisa, muy hipócrita por parte de todos. Paula se fue con un grupo de chicos a seguir con la fiesta. 

— Ignórala, solo quiere darse a notar — le dijo, para después darle un beso a su novia.

— No arruinará nuestra fiesta de matrimonio y mucho menos nuestra noche de bodas. 

La fiesta seguía, algunos ya habían tomado y se fueron a algunos cuartos o incluso terminaban tirados por todo la casa. A Daniel no le preocupaba tanto, sabría que ser irían en cuanto se dieran cuenta de que amaneció. Ambos entraron al cuarto de él, ya que lo había cerrado con llave al saber que podrían entrar a su cuarto. 

— Estoy tan nerviosa como la primera vez — le decía Sol, entraban al cuarto. 

Estaba ya con velas y pétalos de rosa. Todo estaba listo para que pudieran pasar una velada muy romántica. 

— Espero que te guste— la tomo en sus brazos y la cargo.

— Me siento como en una película romántica — la dejo caer en la cama entre todos los pétalos. 

— Yo igual, creo que esto es de lo más romántico que hicimos — reían al recordar las veces que habían estado en su carro o en el salón de clase. 

— No somos los mejores encontrando lugares.

— Creo que más bien nos ganan las ganas.

Empezaron a besarse, sus besos eran suaves. Empezaban acariciarse y poco a poco quitar la ropa que estorbaba el paso de sus manos, todo empezaba a subir de nivel y empezaba su noche de bodas.

Los ojos de Sol se abrían al escuchar la alarma; la apago y empezó a mover a Daniel para que despertara. Poco a poco se empezaban a mover y despertar,

— Preferiría que te quedaras, no quiero que te vayas — Daniel no dejaba que su ahora esposa se levantara de la cama.

— Pero, si no me voy por mis cosas perderé el vuelo y no llegaré a empezar el semestre en la escuela. 

— Ya sé, me hubiera gustado ir contigo. 

— También a mí, pero bueno ya nos casamos antes de tiempo y bueno tenemos que verle el lado positivo. 

Después de muchos besos, por fin se pudieron levantar de la cama y se prepararon para poder pasar por la ropa de Sol y se pudieran ir al aeropuerto. La señora Matilde y Cindy ya estaban preparadas para acompañar a Sol, las maletas ya estaban en el carro de Daniel.

— Te vamos a extrañar — Cindy abrazo a Sol — espero te puedas adaptar y aproveches mucho esta nueva oportunidad, quiero que sepas que cualquier cosa contaras con nosotros.

— No pensé que llegaría este momento — su abuela de igual forma la abrazo — y llama por favor, no quiero estar preocupada por donde estés y no le des muchas molestias a la joven Violeta. 

— Sol

— Daniel 

Se abrazaron y se dieron un beso corto. No se soltaban de la mano, en realidad, no se querían soltar, pero sabían que era necesario. 

— Te esperaré, no importa lo que pase. Si puedo te iré a ver algún fin de semana, no dejaré que la distancia nos separe.

— Ni yo, haremos lo que tengamos que hacer. 

Se dieron un último beso y Daniel le dijo "esposa", ella "esposó". 

Sol tomó su maleta de mano y empezaba con su registro, así como la revisión de sus cosas. Aún podía ver a lo lejos a sus seres queridos, tenía un poco de dolor y nervios, pero sabía que esto traería mucho bien. 

Mientras viajaba, escuchaba un poco de música y leía uno de los libros que le había dado Cindy. Esa novela clásica la tenía bastante entretenida, había perdido la noción del tiempo y solo faltaba una hora para que aterrizara y sentía nervios de encontrarse en un nuevo lugar, pero tenía a su favor el manejo del idioma.

Por fin aterrizaban y le había enviado un mensaje a Violeta de su llegada, ella pasaría por ella y se irían juntas a su nueva casa.

— Sol — Violeta la vio y se acercó a ella. 

Las chicas habían llegado al departamento,  para Sol era increíble; tenía una cocina grande, una sala de color azul y una televisión de 70 pulgadas, un baño con bañera, dos cuartos muy amplios.

— Ese será tu cuarto — Violeta ayudó a dejar las maletas — tiene su propio baño y tendrás una vista increíble, mañana iremos con mi novio para que lo conozcas, será en la fiesta de una de sus amigas.

— Pensé que primero lo vería en la entrevista — se sentó en la cama y la sentía muy cómoda.

— No, quiero que socialicen y platiquen las como amigos y le causes una buena impresión.

— Bueno, tú lo conoces más.

— Va, mañana temprano vamos por un poco de ropa, tengo la tarjeta de mamá y me hacen descuentos increíbles. Mi querido y sexy novio me lleva a las mejores tiendas y pues ya nos conocen.

— Veo que te acoplaste muy bien.

— Sí, es magnífico estar aquí. Recuerdo que veníamos acá y bueno a otros lugares. Pero siendo honesta me gusta más cuando es Navidad y la nieve cae por todos lados.

— Esperaba que con lo que juntara pudiéramos ir a un parque de diversiones y llevarle algo a mi  abuela.

— Claro, podemos ir en dos meses. Sé que acomodaras muy bien aquí y bueno ya te puedes tomar fotos para que presumas. Mañana nos despertamos temprano.

Violeta salió del cuarto dejando a Sol acomodar sus cosas. Veía el cuarto como si fuera un sueño, se parecía mucho al de las películas y siempre soñó con dormir en un lugar así. Coloco algunas fotos de su abuela y también de Daniel. Les aviso de su llegada.

— El cuarto es lindo — Sol le había enseñado el cuarto por videollamada.

— Si, me agrada mucho y la zona es tranquila. Violeta me comentó que llega luego como a las tres de la mañana y todo está tranquilo.

— Es raro, pero creo que es un poco más por la zona escolar. Estoy seguro de que disfrutarás.

— Lo mismo dice Violeta, pero aún tengo nervios y más por lo de mañana.

— ¿Mañana?

— Me llevará a la fiesta de la amiga de su novio. Creo que es su cumpleaños o algo así.

— Por lo que sé, su novio es muy conocido y parece que tiene amigos bastante famosos y con mucho dinero.

— Me dijo que mañana iríamos por ropa, aunque no quiero abusar de ella.

— Yo te podría enviar lo que quieras. Ya cuando seas exitosa y trabajes me podrás pagar.

— Eso de pagarte es lo que más me gusta.

Rieron y después se hizo un silencio.

— Me podrías pagar con muchos besos y abrazos.

— Eso también sería una buena forma de pago y siendo honesta me agrada más.

— Me pone un poco mal que no le dijimos a nadie, pero fue lo mejor.

— Si, no querían que nos regalaran antes de irme. No me hubiera sentido bien.

— En eso tienes razón. Espero disfrutes la fiesta de mañana y recuerda que estaré aquí para ti.

— Yo igual.

Sol antes de dormir decidió retomar su lectura por la novela que leía en el avión. Trataba de dos jóvenes enamorados, pero sus familias querían verlos casado con personas diferentes, de por medio, estaban intereses muy grandes y muchos secretos. Le parecía un poco similar a su historia con Daniel, aunque estaba lejos de parecerse un poco. 

A la mañana siguiente despertó gracias a los gritos de Violeta, sabía que debía prepararse o tendría problemas con ella. Si bien Violeta no era tan responsable y puntual, si, se trataban de compras ella era la primera en estar lista.

— Pensé que desayunaríamos primero, muero de hambre — estaban ya en una de las tiendas y Violeta no paraba de elegir vestidos.

— Tranquila, después te llevaré a comer.

— Veo que sigues con eso de los ayunos.

— Un poco, quiero estar perfecta. Sabes que de niña parecía un elefante con vestido y bueno tengo que aprovechar que tengo un cuerpo de envidia.

Se daba cuenta de que su amiga no había cambiado mucho. Recordaba esos días en los que si estaba un poco pasada de peso y nada le quedaba, se propuso a bajar de peso y lo logro, sabía que lo más admirable de Violeta era eso, lograba lo que se proponía.

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