Sol se dispuso a prepararse con la ropa que le había comprado Violeta, era una blusa negra con mangas en transparencia y un pantalón del mismo color, no se pondría maquillaje.
— Quería maquillarte como ayer, pero estás espectacular — le dijo Violeta al verla.
— Te agradezco, pero en realidad quiero no maquillarme y no es que sea desagradable; en realidad, quiero mostrarme más como soy.
— Si te sientes cómoda, por mí está bien. La Universidad está cerca del bufete de Emiliam, espero no te pierdas En La Gran Manzana.
— No te preocupes, existe el GPS.
— Perfecto, es que me acaba de llegar un mensaje y debo de ir a la Universidad a revisar un proyecto y luego tengo cita con el doctor.
— No te preocupes, sabré cuidarme.
— Bien, en el refrigerador hay comida, si puedes llevarle a mi novio un poco y te comes lo demás.
— Lo haré.
— Se me hace tarde, nos vemos en la noche — su amiga tomo sus cosas y salió del departamento.
En realidad no podía creer que su amiga fuera mala persona, la conocía y era diferente a Paula. Le envió un mensaje a Daniel, esperaba que estudiara un poco más y no reprobara este semestre; ella era la que lo impulsaba y ayudaba a estudiar, por eso le preocupaba que se fuera al bar cerca de la escuela a cantar.
Llegaba a la Universidad, era un Campus muy grande y contaba con espacio de dormitorios, canchas, bibliotecas y grandes salones. Una alumna era la que le daría la bienvenida y acompañaría durante toda la primera semana.
— Un gusto — le extendió la mano y se saludaron — soy Charlotte Tanaka — era una joven con rasgos orientales, pero debía admitir que era muy bonita.
— Solange Urriaga, es un gusto conocerte.
— Lo mismo digo, vamos que te enseñaré el lugar.
A Sol le parecía más hermoso que en el folleto y fotos de la página de Internet, Charlotte le mostraba el lugar y le explicaba como funcionaban las cosas. Veía que todos la saludaban y la trataban con respeto.
— Aquí será tu primera clase — llegaron a un salón — pensé que traerías tus cosas.
— Me estoy quedando en el departamento de una amiga, no sabía que era necesario que me quedara acá a vivir.
— En realidad, no, pero es lo más recomendable. No importa, de igual manera te acompañaré a que avises que no te quedaras en uno de los cuartos.
— Perfecto.
Entraron al salón y al poco tiempo llegaba el profesor. Este pidió que Sol se presentara, tenía un poco de nervios, al terminar de presentarse se da cuenta de que algunos de sus compañeros ponían cara o eran indiferentes y sabía que ser de México podría ser un reto, cosa que no se lo imagino.
Termino la clase y Charlotte se acercó a ella para que avisaran sobre el dormitorio.
— Listo, pero recuerda que cualquier cosa debes avisar y no dejarlo así.
— Bien, te agradezco.
— Te mostraré la cafetería.
Al llegar se daba cuenta de que había muchos grupitos y no sabía a donde se sentarían.
— Ven —
le indicaba Charlotte donde sería su lugar.Había un grupo de chicas con libros, pero parecían muy a la moda, eran cuatro con distintos estilos pero parecidas en algunos aspectos.
— Ella es Solange, la alumna de intercambio — presento ante el grupo — Karina, viene de España; Alize es de Francia; Oriana es argentina y Marie si es local.
— Mucho gusto, espero llevarme bien con ustedes.
— Solo esperamos que no seas como Julie, era tan antipática — le dijo la rubia Karina.
— Más bien, era seria y nunca opinaba — Marie comento — esperemos podamos compaginar.
— Si, yo espero tener amigas.
— Podemos ir de compras o estudiar, tenemos un grupo y nos reunimos varias veces — le decía Alize mientras le hacía un lugar a Sol, para que tomara asiento.
— No tenemos problema si no quieres, pero nos agradaría — le dijo Oriana compartiéndole un poco de su comida — en cierto punto somos muy parecidas, fui muchas veces a México y es un lugar muy bonito.
— No sabía.
— Julie antes de irse nos dijo que se iba a México, por eso lo sabíamos — le contesto Karina — esperemos se acople, digamos que nuestro español es diferente al tuyo.
— Podría decirle a mi novio que la guie y la acompañe en lo que pueda.
— Eso sería una buena idea, aunque con lo callada que es, no creo que le hable a tu novio — después de mucho estar callada Charlotte hablo y las chicas la siguieron — pero lo que más me impresiona es que dejaste un novio en tu país.
En realidad no había dejado un novio, dejo un esposo.
— Si, ya teníamos varios años de relación y nos conocemos desde niños.
— Digno de una novela mexicana — dijo Oriana y todas rieron.
— Todos lo dicen y sé que es cierto, pero es que nos queremos y no me veo con alguien más.
— Sí que es típico de una novela, pero la mayoría de las chicas dicen lo mismo y de aquí salen con marido — le dijo Alize.
— Estoy segura de que no me pasara, confió mucho en Daniel y sé que él confía en mí.
Sus nuevas compañeras estaban impresionadas de lo que decía, pero al final sabían que le pasaría lo mismo que a las demás.
— Vamos a las clases, esperamos que nos puedas acompañar a la casa de Marie — le comento Karina, mientras caminaban al salón.
— Gracias, pero no creo poder. Trabajaré en el bufete de Emiliam, el novio de mi amiga.
— ¿Emiliam Smith? — se detuvo Charlotte al escuchar ese nombre.
— Si
Todas se miraron y se sorprendieron.
— Emiliam viene unas cuantas veces a dar clases, aparte de guapo es muy inteligente — comentaba Oriana muy emocionada.
— Sí, es guapísimo y no sabíamos que eras su amiga — Oriana igual hablaba emocionada.
— En realidad mi amiga es su novia y yo apenas lo conozco, pero si es bastante agradable.
— Y guapo — dijo Marie y todas rieron — acéptalo, es guapísimo, sé que es el novio de tu amiga.
— Es atractivo— todas rieron al escuchar a Sol.
— Ese hombre debió ser un príncipe — dijo Oriana — pero la novia da como malas vibras.
— Es amiga de Solange — en forma de regalo le dijo Alize.
— Cierto, disculpa. Pero bueno tú si la conoces bien.
— Sí, es mi mejor amiga desde que tenemos uno de razón y bueno. Nos llevamos increíble y ni la distancia nos separó.
Las chicas entraron al salón y tomaron sus clases, no tendrían demasiadas, eso le daría oportunidad de poder ir al bufete de Emiliam y saber si tendrá el trabajo.
Se había despedido de sus compañeras y empezaba a caminar directo al bufete, si bien no le eran indiferentes las grandes ciudades; aquí todo era distinto y en cierto punto la atemorizada. Rápidamente llegó y al entrar al lugar le pidieron sus datos.
— El señor Smith la atenderá, tendrá que subir hasta el último piso y encontrará a otras recepcionistas que la llevarán con el abogado.
—Perfecto.
Entraba al elevador y marcaba el último piso, se había percatado que la gente que vio en el lugar estaba muy formal y lucían impecables, le daba temor no estar a la altura. Llego a su destino y vio a las recepcionistas mencionadas, se acercó.
— Buenas tardes, me mandaron aquí. Soy Solange Urriaga.
— La amiga de la señorita Violeta — comento una de ellas — el señor la atenderá en un momento, si gusta esperar — le señaló unas sillas.
Sol se fue a las sillas y tomó asiento. No había visto mucha gente y suponía que era hora de comer. Tomo su teléfono y veía un mensaje de su amiga deseándoles suerte.
— Señorita Urriaga — la llamo la recepcionista y se acercó — puede entrar.
Entro a la oficina de Emiliam, veía que era amplia y sin tantas decoraciones, solo no necesario. Emiliam estaba de pie cerca de la puerta.
— Que bueno verte de nuevo — le indicaba el camino a la silla — toma asiento — este hizo lo mismo.
— Gracias, creí que me atendería alguien más.
— Ese era el plan, pero bueno llegaste antes y creo que está bien. Pude ver que eres la mejor de tu generación y no tuvieron grandes problemas para elegirte.
— Si, me apasiona la carrera y quiero lograr mucho.
— Entiendo, si te parece. Me agradaría que me ayudaras con algunos casos, trabajaríamos juntos y tomarlas práctica.
— Por mi perfecto.
— Sé que tienes clases y entendería tus tiempos. No tendría mayor problema con eso, solo te pido compromiso y que de verdad estés interesada.
— Me comprometo y no desperdiciaré la oportunidad, te lo aseguro.
— Bien, en cuanto a Violeta te pido un poco de discreción. Por lo general quiere saber que hago y que no, es un poco insegura, pero se que no lo hace con mala fe.
—No diré nada, te lo aseguro.
— Bienvenida y te espero mañana, muy puntual.
— Por supuesto.
Podía notar una sonrisa en Emiliam, que lo hacía verse más atractivo. Podía oler un aroma muy particular y que no le era nada desagradable, en realidad, ayer no se había dado cuenta de que era verdaderamente apuesto, si bien, era mayor daba la apariencia de no tener más de treinta y que podía conquistar a cualquiera.
— Antes que se me olvide — saco la comida que le mando Violeta y se la dio — te la manda mi amiga.
Se dieron una última sonrisa y por alguna extraña razón le dio mucha emoción verlo.
Al salir del bufete de Emiliam, decidió caminar un poco y conocer, se había encontrado con muchas cosas que creyó que se le dificultarían; como los precios y la moneda. Había entrado a un restaurante, había escuchado una pieza musical y le resulto muy agradable.— Es muy buena — comento para sí misma.— Si, pero hoy es su último día de trabajo — alguien la había escuchado — Martín — le extendió la mano y ella la tomó — buscamos una nueva pianista, ella se marchará, ya que se casará y está embarazada.— No se le nota el embarazo.— Tiene tres meses, si sabes de alguien estaría bien que viniera. Este lugar es famoso por sus buenos pianistas.— Toco el piano — Martín quedo sorprendido — en realidad toco música clásica.— ¿S
Después de tener sus clases en la Universidad, fue al bufete de los Smith. Tania un poco de nervios, no quería arruinar lo que podía ser una gran oportunidad y aprendizaje para ella. Sabía que los Montenegro tarde o temprano sabrían que trabajaba con Emiliam. Llego al último piso, la recepcionista le dio una pequeña oficina; no había decoraciones, solo muebles.— El señor Emiliam vendrá más tarde. Me encargo, que revise los documentos que están en el escritorio, son archivos de un nuevo caso.— Perfecto.La recepcionista salió de la oficina, Sol se dispuso a leer los documentos, era una constructora que solicitaba una defensa, los trabajadores solicitaban citar peticiones para sus cuestiones laborales, le parecía lo más adecuado. Pero en realidad sabía que tendrían que defender a la empresa.— Veo que y
Ya en el restaurante, Sol busco a Martín para saber cómo Emiliam sabía su número.— Martín — lo encontró y saludo — te quería preguntar comentar algo.— Claro, dime.— ¿Cómo Emiliam supo mi número?— ¿Emiliam Smith?— Claro, sabes que es mi jefe.— Bueno, en realidad vino a preguntar por Tina. No tenía de otra más que dárselo, está muy entusiasmado con lo de las clases.— No le voy a dar ni una sola clase, se podría dar cuenta que soy yo. No debiste darle mi número.— Hablo con el dueño, no tenía de otra.Sol sabía que su jefe no se rendiría, no sabía qué hacer y tenía de decidir antes de que insistiera más y después la siguiera o algo más. Se preparó,
Emiliam termino su llamada y volvió a donde estaba Sol. — Perdón, tengo que ir a una fiesta de Ava. Apenas me acaban de avisar y tengo que pasar por dos amigas. — Entonces, posponemos la clase. — Si, lo siento de verdad. Igual te puedo pagar el día, si quieres te deposito. — No — no podía sacar una tarjeta al nombre de Agustina — preferiría en efectivo. — Bueno, si te acomoda eso. Tomo su tarjeta y saco un par de billetes, se los dio en la mano. Sol, guardo el dinero y se dispuso a salir del departamento. — Espera — la alcanzo y tomo del brazo — no quiero que dejes de venir. Sé que no me fallaras. — Señor Smith, necesito de su compromiso. No quiero que me deje por ir a sus fiestas, quiero que dedique lo necesario para poder avanzar, no estaré toda la vida siendo su maestra. — Sé que tienes compromisos, entiendo y pondré todo de mi parte. — Perfecto. La joven su
Ya dentro del cuarto, Ava se iba a acercar a la boca de Sol.— ¡Ava! — se escuchó la voz de Emiliam en los pasillos.— Te salvo la campana — Ava le dio un corto beso a Sol —saldrás después de que me vaya con Emiliam. No digas nada.Ava salió de la habitación. Sol se quedó en la habitación por unos minutos, no dejaba de pensar en lo que había pasado y que era lo que pretendía con lo que acababa de hacer. Después de unos minutos salió del cuarto.— Solange — le hablo Violeta —te busqué por toda la casa.— No me sentí acomoda y decidí alejarme un poco.— No digas eso, vi que platicabas con los amigos de Emiliam, por lo menos tú si te llevas bien con ellos.— No entiendo como en todos estos años, no se lleven contigo.&md
Sol y Violeta pasaron una tarde juntas, platicando y viendo películas. Parecía como si el tiempo no hubiera pasado en ellas y siguieran como si nunca se hubieran separado.— Bueno, cuéntame cómo te fue en la fiesta — Daniel y Sol estaban en una videollamada —me preocupe mucho cuando no respondiste.— Jugamos juego de la botella y siendo honesta, bebí de más.Daniel estaba entre asustado y sorprendido por lo que le decía su esposa, le daba miedo escuchar que más había pasado.— Tranquilízate, no paso nada malo. El novio de Violeta estuvo muy al pendiente de que no nos pasara nada —trataba de tranquilizarlo.— Bueno, ¿qué más paso?— Me toco reto con Ava, bueno, siete minutos en el paraíso.Daniel seguía más sorprendido, no creía q
Sol entraba al departamento sin hacer ruido, no sabía si Violeta estaba despierta o ya se había marchado. Corrió a su cuarto y cerró la puerta, se recostó en su cama y empezó a procesar todo lo que había pasado. Vio a Ava teniendo un trío, el ver eso le había resultado excitante: aunque, le dolía la espalda de estar toda la noche en la silla. — Sol —Violeta toco la puerta —apúrate que nos tenemos que ir ya, llegaras tarde. Recordó que tenía escuela, no pudo dormir nada, ya que había visto a Ava con sus acompañantes, además, que en los momentos que no hacían nada la silla no la dejaba dormir. — Claro, ya desperté. Entraba a la Universidad con lentes oscuros y un café muy cargado, no quería tener problemas. — Hola, vimos tus fotos de la fiesta de Ava —Oriana le enseñaba el perfil con las fotos de la reunión —creí que no se llevaban bien. — Todo es por el príncipe Emiliam — dijo Charlotte —
Sol corría para poder llegar al restaurante, entro por la puerta trasera y fue a su camerino. — Pensé que no llegaba — se terminaba de arreglar mientras Martín le daba un café. — Igual yo, espero que disfrutaras el día libre de ayer. — Algo —recordaba lo que había pasado con Ava — pero ya estamos aquí para continuar. — Tu jefe está de nuevo sentada, espera que ya salgas. — Mi jefe, creo que no se va a cansar de esto — se sentó en la silla — pensé que se olvidaría de Tina. —Quería saber cómo les fue en la clase — Martín tomo una silla y se sentó a un lado de Sol. — Casi no hubo, le llamaron para una fiesta. Así, que después tuve que ir corriendo al departamento. Violeta quería que fuera — terminaba de colocarse la peluca. — Vaya, que lío, espero que se solucione pronto y puedas dejar de esconderte. — De aquí, hasta que me vaya de vuelta a casa. Sol salía a tocar el piano, en esta ocasión la me