Después de tener sus clases en la Universidad, fue al bufete de los Smith. Tania un poco de nervios, no quería arruinar lo que podía ser una gran oportunidad y aprendizaje para ella. Sabía que los Montenegro tarde o temprano sabrían que trabajaba con Emiliam. Llego al último piso, la recepcionista le dio una pequeña oficina; no había decoraciones, solo muebles.
— El señor Emiliam vendrá más tarde. Me encargo, que revise los documentos que están en el escritorio, son archivos de un nuevo caso.
— Perfecto.
La recepcionista salió de la oficina, Sol se dispuso a leer los documentos, era una constructora que solicitaba una defensa, los trabajadores solicitaban citar peticiones para sus cuestiones laborales, le parecía lo más adecuado. Pero en realidad sabía que tendrían que defender a la empresa.
— Veo que ya empezaste — entro Emiliam y se sentó enfrente de ella — quiero tu opinión, sé que es diferente, de igual forma quiero saber.
— Lo que piden los empleados es justo, siendo honesta no creo poder ayudarte en esto — le entrego los documentos — no podía encargarme de ese tipo de personas.
— Vaya, no creí que me dijeras eso — Emiliam tomo los documentos — entonces tienes ética.
— Es lo que todos deberíamos de tener, no a defender este tipo de casos. No sé qué harás, pero no cuentes conmigo.
— Le daré el caso a alguien más, quiero que me ayudes a algo que considero te gustara.
Emiliam se puso de pie y le indico a Sol que lo siguiera.
— Toma asiento — él se sentó en su silla y Sol al frente.
— Me tienes intrigada.
— Mira — le entrego un sobre y ella empezó a leer un poco — es una mujer que estaba casada y tiene dos hijos, su marido la maltrataba, por eso, ella decide divorciarse y sus hijos son menores de edad. Este hombre tiene mucho dinero y parece que tiene todas las de ganar.
— Es alguien muy importante, creo que esto va más conmigo.
— Quiero que mañana hables con ella, si quieres no vengas. Que te cuente todo y empieza a pensar en algo que podamos utilizar en su contra.
— De acuerdo.
Salió de la oficina de Emiliam y volvió a la suya. Empezó a leer más y buscar algo de información que le pudiera servir. Habían dado las ocho de la noche y debía ir a su otro trabajo, tendría que marcharse de enseguida. Tomo sus cosas y estaba a punto de tomar el elevador.
— Si quieres te llevo, sirve que veo a Violeta — Emiliam la alcanzo adentro del elevador.
— No iré a casa, tengo que comprar unas cosas y llegaré más tarde.
— ¿No quieres que te lleve? — Emiliam lo miró fijamente.
— No — le dio un poco de nervios — yo puedo ir sola, quiero conocer un poco más.
— Como gustes, solo no quiero que Violeta diga que descuido a su amiga.
Ambos rieron y por un momento se vieron a los ojos. Sol pudo ver que la mirada de su ahora jefe, era muy linda y tierna.
— Creo que nos entendemos muy bien en lo laboral — le comento su jefe sin dejar de verla.
— Lo mismo opino — habían llegado a su destino — nos vemos.
Sol corrió para poder llegar a tiempo. Entraba por detrás del lugar y entraba al pequeño camerino, como le dijo Martín, tendría una peluca rubia con un corte que le llegaba a los hombros y unos lentes de contacto verdes. Había encontrado un antifaz negro, descubrió que con este si se veía totalmente diferente. Encontró un vestido azul largo y con un escote cruzado.
— Sol — Martín toco.
— Pasa.
— Te busqué un nuevo nombre, Agustina Martínez y eres española.
— Vaya, ya me creaste todo. Te lo agradezco de verdad.
— Si, te presentamos como una nueva artista extranjera. Mucha gente ya está preguntando por ti y parece que todo saldrá bien.
— Eso espero.
Sol ya estaba lista y aunque tenía nervios, estaba emocionada de poder demostrar su talento. Sonata para piano n.° 14, sería la melodía que interpretaría. Se presentó y recibía aplausos, pudo ver en una mesa cercana al piano a alguien que no se esperaba, Emiliam Smith. Se sentó en el piano y empezó a tocar, tenían aún más nervios al ver a su jefe en el lugar. Cuando termino se puso de pie y los aplausos se hacían escuchar. Salió por unos momentos y toco unas cuantas melodías más.
— Te amaron — Martín acompaño a Sol al camerino — creo que tendrás mucho éxito.
— Gracias, no pensé que me fuera tan bien — estaba a punto de quitarse la peluca.
— No, alguien pidió verte.
— ¿Quién?— no creía que alguien la quisiera ver.
— Sí, es un señor muy importante y pidió tenerte en su mesa.
Sol no parecía entender y por un momento pensó que quería algo más que compañía.
— No, yo no me prostituyo.
— Para nada — Martín rio un poco — eso pasa cuando les encanto tu trabajo, probablemente quiera que cantes en algún evento o algo similar.
— Bien.
Sol salió del camerino, no sabía quién había pedido verla. Esperaba que no fuera algo malo. Martín la dejo en la mesa, estaba vacía y decidió esperar sentada, tomo su celular y vio que Violeta le había marcado.
— Mucho gusto — escucho esa voz y lo vio, era Emiliam.
— Lo mismo digo — trato de mantener la calma y no mostrarle que era Solange.
— Así que — se sentó aún lado de ella — Agustina Martínez.
Pudo notar que su pronunciación no era tan buena y soltó una pequeña risa.
— Vamos, mi español no es bueno y parece que tendré que lidiar por mucho tiempo con esto. Quisiera encontrar una forma más fácil de llamarte.
— Tina, me puedes decir así.
— Bien, me encanto tu forma de tocar el piano. Lo acaricias de una manera increíble, me imagino que así de bien haces todo.
— Gracias, lo hago desde muy chica y digamos que solo hago lo que me apasiona.
— Se ve, quiero que me des clases particulares. Busco algo de que distraerme y sería buena opción el piano.
No sabía que responderle, ya tenía mucho que hacer, en realidad no le daría tiempo.
— No creo poder, tengo otro trabajo.
— Serian solo los sábados en las mañanas — le dijo con una sonrisa amplia — quiero distraerme y me encantaste.
Sol lo miro un poco asustada, tomo este su mano y le volvió a sonreír.
— No te espantes, no soy un maniático que obliga a las personas hacer lo que no quieren — la suelto — si decides, te dejo mi dirección — tomo una tarjeta y se la dio — soy Emiliam Smith y puedes buscar de mí por si desconfías.
Se levantó de la mesa y dejo a la chica viendo la tarjeta, no sabía si aceptaría. Termino de cambiarse y se apuró a ir a casa, Violeta le había dicho que Emiliam había quedado en ir y no había llegado.
— No sé dónde está Emiliam — abrió la puerta y vio a la pareja cenando pizza en el comedor — veo que ya llegaste.
— Si, Violeta se preocupa mucho. Solo fui ver algo de negocios y no pensé que demoraría — sabía que le estaba mintiendo, pero, quería saber a dónde llegaría con todo esto.
— No te preocupes, lo bueno es que ya estamos para cenar los tres.
— Yo pensaba quedarme a estudiar un poco y dejarlos solos.
— Emiliam compró pizza suficiente — Violeta le enseñaba la comida.
No le quedó más que sentarse con la pareja; escuchaba a su amiga muy atenta en su proyecto y el gran impacto que causaría. Pero no podía dejar de ver a Emiliam, solo que no quería que se dieran cuenta, aunque, este también la veía de reojo.
— Creo que ya hablé mucho de mí, deberían contarme de su trabajo o cosas que hicieron durante el día.
Ambos se miraron, sin saberlo tenían un pequeño secreto que no compartirían. Emiliam dio un pequeño suspiro.
— Mañana tengo que despertar temprano, yo creo que dejamos esto para otro día.
Este tomo sus cosas y Violeta lo acompañó. Tardaron mucho en despedirse, Sol solo comía pizza y trataba de no poner atención a la plática. Le daba curiosidad lo que este hacía, no sabía si ya se había dado cuenta de que Tina era ella.
— Estuvieron muy callados, ¿todo bien? — Violeta se sentó de nuevo en su lugar.
— Si, solo no estuve de acuerdo a llevar un caso. Accedió a dárselo a otras personas.
— Eso no lo había hecho nunca. Pero me agrada que cambie un poco.
— Pensé que me correría cuando le dije eso, pero acepto y dijo que me daría otro que me apasionara más.
— Me da gusto, espero se entiendan muy bien.
— Espero lo mismo.
Hoy no le había dado tiempo de hablar con Daniel, solo cambiaron unos cuantos mensajes. Sabía que no siempre podrían tener llamadas y aunque lo extrañaba, Emiliam no salía de sus pensamientos y quería saber más sobre él. Saco la tarjeta que le dio y la miraba a detalle, aún no tomaba una decisión.
En la Universidad estaría de nuevo platicando con sus amigas, ellas le enseñaban revista de modas y accesorios que le quedarían. Estaban convencidas de que necesitaba cambiar un poco de su aspecto, solo algo que fuera leve.
— Te traje lo que me pediste — Karina le entregaba una caja — no me debes nada.
— ¿Tiene los dos chips?
— Por supuesto, nadie sabrá que tienes dos números.
Había decidido tener un número para sus casos y otro para Agustina, sabía que si aceptaba le tendría que dar un número a Emiliam y tendría que tener algunas redes sociales. Tendría que parecer lo más real. Le envió a Martín su número, solo él tendría esa información.
— Vamos a la siguiente clase — Oriana les decía a sus amigas.
Al salir de la Universidad se dispuso a ir a presentarse con Martha, la mujer del caso en el que ayudaría a Emiliam. Conoció a sus hijos y después de hacerle unas preguntas, se dispuso a pasar todo a digital, para enviárselo a su jefe. Ya se preparaba para ir al restaurante, cuando le llegó un mensaje al número de Agustina.
"Espero aceptes ser mi maestra, lo agradeceré con buena comida."
Sol no sabía quién era, hasta que se puso a pensar y era Emiliam. No sabía cómo consiguió el número, apenas se lo había dado a Martín. Ya no respondió y dejó en visto.
Ya en el restaurante, Sol busco a Martín para saber cómo Emiliam sabía su número.— Martín — lo encontró y saludo — te quería preguntar comentar algo.— Claro, dime.— ¿Cómo Emiliam supo mi número?— ¿Emiliam Smith?— Claro, sabes que es mi jefe.— Bueno, en realidad vino a preguntar por Tina. No tenía de otra más que dárselo, está muy entusiasmado con lo de las clases.— No le voy a dar ni una sola clase, se podría dar cuenta que soy yo. No debiste darle mi número.— Hablo con el dueño, no tenía de otra.Sol sabía que su jefe no se rendiría, no sabía qué hacer y tenía de decidir antes de que insistiera más y después la siguiera o algo más. Se preparó,
Emiliam termino su llamada y volvió a donde estaba Sol. — Perdón, tengo que ir a una fiesta de Ava. Apenas me acaban de avisar y tengo que pasar por dos amigas. — Entonces, posponemos la clase. — Si, lo siento de verdad. Igual te puedo pagar el día, si quieres te deposito. — No — no podía sacar una tarjeta al nombre de Agustina — preferiría en efectivo. — Bueno, si te acomoda eso. Tomo su tarjeta y saco un par de billetes, se los dio en la mano. Sol, guardo el dinero y se dispuso a salir del departamento. — Espera — la alcanzo y tomo del brazo — no quiero que dejes de venir. Sé que no me fallaras. — Señor Smith, necesito de su compromiso. No quiero que me deje por ir a sus fiestas, quiero que dedique lo necesario para poder avanzar, no estaré toda la vida siendo su maestra. — Sé que tienes compromisos, entiendo y pondré todo de mi parte. — Perfecto. La joven su
Ya dentro del cuarto, Ava se iba a acercar a la boca de Sol.— ¡Ava! — se escuchó la voz de Emiliam en los pasillos.— Te salvo la campana — Ava le dio un corto beso a Sol —saldrás después de que me vaya con Emiliam. No digas nada.Ava salió de la habitación. Sol se quedó en la habitación por unos minutos, no dejaba de pensar en lo que había pasado y que era lo que pretendía con lo que acababa de hacer. Después de unos minutos salió del cuarto.— Solange — le hablo Violeta —te busqué por toda la casa.— No me sentí acomoda y decidí alejarme un poco.— No digas eso, vi que platicabas con los amigos de Emiliam, por lo menos tú si te llevas bien con ellos.— No entiendo como en todos estos años, no se lleven contigo.&md
Sol y Violeta pasaron una tarde juntas, platicando y viendo películas. Parecía como si el tiempo no hubiera pasado en ellas y siguieran como si nunca se hubieran separado.— Bueno, cuéntame cómo te fue en la fiesta — Daniel y Sol estaban en una videollamada —me preocupe mucho cuando no respondiste.— Jugamos juego de la botella y siendo honesta, bebí de más.Daniel estaba entre asustado y sorprendido por lo que le decía su esposa, le daba miedo escuchar que más había pasado.— Tranquilízate, no paso nada malo. El novio de Violeta estuvo muy al pendiente de que no nos pasara nada —trataba de tranquilizarlo.— Bueno, ¿qué más paso?— Me toco reto con Ava, bueno, siete minutos en el paraíso.Daniel seguía más sorprendido, no creía q
Sol entraba al departamento sin hacer ruido, no sabía si Violeta estaba despierta o ya se había marchado. Corrió a su cuarto y cerró la puerta, se recostó en su cama y empezó a procesar todo lo que había pasado. Vio a Ava teniendo un trío, el ver eso le había resultado excitante: aunque, le dolía la espalda de estar toda la noche en la silla. — Sol —Violeta toco la puerta —apúrate que nos tenemos que ir ya, llegaras tarde. Recordó que tenía escuela, no pudo dormir nada, ya que había visto a Ava con sus acompañantes, además, que en los momentos que no hacían nada la silla no la dejaba dormir. — Claro, ya desperté. Entraba a la Universidad con lentes oscuros y un café muy cargado, no quería tener problemas. — Hola, vimos tus fotos de la fiesta de Ava —Oriana le enseñaba el perfil con las fotos de la reunión —creí que no se llevaban bien. — Todo es por el príncipe Emiliam — dijo Charlotte —
Sol corría para poder llegar al restaurante, entro por la puerta trasera y fue a su camerino. — Pensé que no llegaba — se terminaba de arreglar mientras Martín le daba un café. — Igual yo, espero que disfrutaras el día libre de ayer. — Algo —recordaba lo que había pasado con Ava — pero ya estamos aquí para continuar. — Tu jefe está de nuevo sentada, espera que ya salgas. — Mi jefe, creo que no se va a cansar de esto — se sentó en la silla — pensé que se olvidaría de Tina. —Quería saber cómo les fue en la clase — Martín tomo una silla y se sentó a un lado de Sol. — Casi no hubo, le llamaron para una fiesta. Así, que después tuve que ir corriendo al departamento. Violeta quería que fuera — terminaba de colocarse la peluca. — Vaya, que lío, espero que se solucione pronto y puedas dejar de esconderte. — De aquí, hasta que me vaya de vuelta a casa. Sol salía a tocar el piano, en esta ocasión la me
Sol llegaba de nuevo corriendo a la Universidad, se entretuvo mucho con Violeta, platicaron sobre la boda de Agnes.— ¿Puedo pasar? — abrió un poco la puerta, esperaba la respuesta del profesor.— Espero sea así la última vez, casi siempre llega tarde. Debería de tener un poco más de compromiso — el profesor de mediana edad se acercaba para abrir más la puerta — adelante.Sol entraba y se sentaba en el primer lugar disponible, solo vio de reojo a sus amigas. Acomodaba sus cosas mientras el profesor continuaba con su clase. El celular vibró, era un mensaje de Emiliam para Tina. Se disculpaba por lo que había pasado anoche.Pensaba que no la buscaría más, pero eso parecía muy inevitable. Lo mejor era terminar las cosas de manera correcta y despedirse para siempre. Le envió un mensaje, lo cito en el restaurante donde trabajaba.&mda
— Así que serás dama de honor de Agnes — le decía Daniel por videollamada. — Me sorprendió cuando me fue a buscar para eso, me siento muy honrada de que me buscara a mí. Pensé que le diría a Violeta, se conocen más. — Probablemente no le simpatice tanto. Lo que me da un poco de risa, es que ya estás casada y aun así serás su dama. — No seas así, ya sé que de preferencia son chicas solteras. Pero no les podemos decir que tengo un sexy esposo — le mandaba un beso. — Muero por verte, debería de decirle que me invite. Prometo llevar un buen regalo — levantaba su mano derecha en forma de promesa. — Podría intentarlo, aunque también le debo de decir sobre las chicas de la escuela. Están muy entusiasmadas con ir. — Es uno de los eventos más esperados, no creo que nadie se lo quiera perder. Pero ¿qué más paso con Ava? Solange tenía un poco de miedo de responder eso, no sabía cómo tomaría lo ocurrido. — Me llevo a su casa, querí