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CAPITULO 3 DULCE VENGANZA

Desde que Armando llegó a la empresa, empecé a pasar tiempo con él, ya que desconocia algunos movimientos, eso me causó algún reclamo por parte de Alejandro, no había tenido que compartirme con nadie, de manera profesional.

- Sofía, - me llamó- necesito mi agenda.

- En un momento estoy ahi, señor.

Estaba irritado, no habiamos encontrado el tiempo para vernos, y al parecer había peleado con su esposa.

Se puso de pié y se acercó - Te necesito, ya sabes lo que me gusta - me rodeó observándome de forma sexy- esta tarde pasaré a tu departamento,. . . y necesito que despejes mi agenda la próxima semana.

- Si señor, reprogramaré las citas. - respondí nerviosa.

***

Por la tarde ya estaba en mi departamento, puse música suave, y solo esperaba a Alejandro, tenía tantos deseos de estar con él.

Tocaron suavemente a la puerta, abrí y ahí estaba, con una sonrisa depredadora, cerró la puerta tras él, y se abalanzó sobre mí, me arrinconó contra la pared y me arrancó la ropa de un tirón, dejando al descubierto la lencería que me había dado, mi pecho subía y bajaba agitadamente.

- Muy bonito - y devoró mis labios, , hasta no poder respirar, atrajo mi mano para que sintiera su excitación, solo desabrochó su pantalón, bajó su ropa interior, y se abrió paso entre mis piernas,.

- Hermosa Sofi, siempre tan complaciente.

Lo jalé del cabello, y lo atraje hacía mi, besando su cuello.

Y así, sin preámbulos, de manera brusca, me poseyó, moviéndose rápidamente, hasta perdernos en un orgasmo liberador.

Me soltó cuando nuestras respiraciones se calmaron, y de repente su expresión cambió.

- Que te quede claro, Sofía - tomó mi cara con su mano, inmovilizandola - eres mía, y no voy a tolerar que inviertas tu tiempo en alguien más, así sea mi hermano.

Me soltó y se fue a la ducha, estaba segura que quería sexo por un par de horas, asi que fui a la habitación y lo esperé, acostada en la cama.

- ¿Que haces? - dijo al verme- ya tengo que irme, no tengo tanto tiempo. - se vistió rápidamente, me dió un beso fugaz y se fue, dejándome con ganas de más.

***

Alejandro no había estado en toda la semana en la oficina, me sentía realmente frustrada por lo que había pasado la última vez, y, por primera vez, me sentí usada.

Armando no dejaba de insistirme para salir a cenar, ya era viernes y acepté para quitármelo de encima.

Pasó a buscarme por la noche a mi casa y me llevó a un sitio muy agradable.

- Gracias por aceptar, sé que fui muy insistente, y debo confesar que es porque realmente me gustas, Sofía.

- Armando, yo no. . . no puedo . . .

- No te preocupes, solo. . . seremos amigos.

- Gracias.

Hablamos mucho, de nosotros, y lo que él quería hacer en la empresa, tenía mucha visión en los negocios, casi estábamos por terminar cuando me soltó:

- ¿Sabes que mi hermano, el espléndido, llevó a su esposa y a mi sobrino, de vacaciones?

- ¿Cómo dices?- dije casi escupiendo mi bebida.

- ¿No te lo dijo? fueron a un viaje, a la playa, creo.

Un calor sofocante invadió mi cuerpo, un temblor y unos celos atroces querian manifestarse, solo contenidos porque estaba con la persona menos indicada para hacerlo.

- Oye ¿estás bien?- preguntó Armando preocupado - te ves muy acalorada.

- Si, si creo que fue el vino, me maree un poco, discúlpame un momento. - me levanté y fuí al tocador, traté de refrescarme, echándome agua en la cara y en la nuca, estaba muy enojada con Alejandro, y extremadamente celosa. Después, más tranquila, regresé a la mesa con Armando.

- ¿Estás mejor?, podemos irnos, si quieres.

- Gracias, si quiero irme.

Él me llevó a casa e insistió en acompañarme hasta la puerta.

- La pasé muy bien, - dijo él- eres una excelente conversadora, eres muy lista, además de hermosa.

Se acercó y me dió un beso en la mejilla, estaba muy cerca y solo me besó, no puse resistencia, y tiré de su cabello para profundizar el beso. Tenía unos labios carnosos y realmente besaba muy bien.

- Lo siento - dijo al separarse - no pude resistirme.

Le sonreí y me acerqué a él, volviendo a besarlo, pegando mi cuerpo al suyo, sentí poco a poco como crecía su excitación, deslizó sus manos hasta mi cadera, apretándose más contra mí.

Quería vengarme, y esa era la mejor manera.

- ¿Quieres pasar? - pregunté - Quédate, por favor.

El asintió y entramos al departamento, nos besamos y él me quito poco a poco mi ropa, sin prisas, disfrutando de cada paso, besándome por todo mi cuerpo. Después, entramos en mi habitación.

- Déjame a mí- dije cuando iba a desnudarse, le desabroche la camisa y el pantalón, quedándose solo en ropa interior.

Lo llevé hasta mi cama, y lo empujé, colocándome sobre él, y lo besé.

Terminó de desnudarse, y tenía una impresionante erección, saqué un preservativo del cajón y se lo coloque, temblorosa.

-¿ Estás segura de esto? - preguntó- nada volverá a ser igual.

No queria pensar en eso, solo quería perderme en este hermoso hombre sin pensar en las consecuencias.

- Si, lo sé. - Poco a poco, descendí sobre él, sintiendo cada centímetro de su virilidad, entregándome a él, sin prisas.

- Oh, cariño, eres preciosa - exclamó mientras me movía, haciéndolo mío. Se levantó de repente, cambiando de posición, presionándome contra la cama.

- Ahora yo, déjate llevar. - siguió moviéndose dentro de mi, sentía todo de él, y me llenó por completo, sentí mi cuerpo temblar, hasta llegar juntos a la liberación. Se dejó caer a mi lado, respirando con dificultad. Me besó en la frente y me atrajo a su pecho, abrazándome. Sin darme cuenta, me quede dormida junto a él.

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