Desde que Armando llegó a la empresa, empecé a pasar tiempo con él, ya que desconocia algunos movimientos, eso me causó algún reclamo por parte de Alejandro, no había tenido que compartirme con nadie, de manera profesional.
- Sofía, - me llamó- necesito mi agenda.- En un momento estoy ahi, señor.Estaba irritado, no habiamos encontrado el tiempo para vernos, y al parecer había peleado con su esposa.Se puso de pié y se acercó - Te necesito, ya sabes lo que me gusta - me rodeó observándome de forma sexy- esta tarde pasaré a tu departamento,. . . y necesito que despejes mi agenda la próxima semana.- Si señor, reprogramaré las citas. - respondí nerviosa.***Por la tarde ya estaba en mi departamento, puse música suave, y solo esperaba a Alejandro, tenía tantos deseos de estar con él.Tocaron suavemente a la puerta, abrí y ahí estaba, con una sonrisa depredadora, cerró la puerta tras él, y se abalanzó sobre mí, me arrinconó contra la pared y me arrancó la ropa de un tirón, dejando al descubierto la lencería que me había dado, mi pecho subía y bajaba agitadamente.- Muy bonito - y devoró mis labios, , hasta no poder respirar, atrajo mi mano para que sintiera su excitación, solo desabrochó su pantalón, bajó su ropa interior, y se abrió paso entre mis piernas,.- Hermosa Sofi, siempre tan complaciente.Lo jalé del cabello, y lo atraje hacía mi, besando su cuello.Y así, sin preámbulos, de manera brusca, me poseyó, moviéndose rápidamente, hasta perdernos en un orgasmo liberador.Me soltó cuando nuestras respiraciones se calmaron, y de repente su expresión cambió.- Que te quede claro, Sofía - tomó mi cara con su mano, inmovilizandola - eres mía, y no voy a tolerar que inviertas tu tiempo en alguien más, así sea mi hermano.Me soltó y se fue a la ducha, estaba segura que quería sexo por un par de horas, asi que fui a la habitación y lo esperé, acostada en la cama.- ¿Que haces? - dijo al verme- ya tengo que irme, no tengo tanto tiempo. - se vistió rápidamente, me dió un beso fugaz y se fue, dejándome con ganas de más.***Alejandro no había estado en toda la semana en la oficina, me sentía realmente frustrada por lo que había pasado la última vez, y, por primera vez, me sentí usada. Armando no dejaba de insistirme para salir a cenar, ya era viernes y acepté para quitármelo de encima.Pasó a buscarme por la noche a mi casa y me llevó a un sitio muy agradable.- Gracias por aceptar, sé que fui muy insistente, y debo confesar que es porque realmente me gustas, Sofía.- Armando, yo no. . . no puedo . . .- No te preocupes, solo. . . seremos amigos.- Gracias.Hablamos mucho, de nosotros, y lo que él quería hacer en la empresa, tenía mucha visión en los negocios, casi estábamos por terminar cuando me soltó:- ¿Sabes que mi hermano, el espléndido, llevó a su esposa y a mi sobrino, de vacaciones?- ¿Cómo dices?- dije casi escupiendo mi bebida.- ¿No te lo dijo? fueron a un viaje, a la playa, creo.Un calor sofocante invadió mi cuerpo, un temblor y unos celos atroces querian manifestarse, solo contenidos porque estaba con la persona menos indicada para hacerlo.- Oye ¿estás bien?- preguntó Armando preocupado - te ves muy acalorada.- Si, si creo que fue el vino, me maree un poco, discúlpame un momento. - me levanté y fuí al tocador, traté de refrescarme, echándome agua en la cara y en la nuca, estaba muy enojada con Alejandro, y extremadamente celosa. Después, más tranquila, regresé a la mesa con Armando.- ¿Estás mejor?, podemos irnos, si quieres.- Gracias, si quiero irme.Él me llevó a casa e insistió en acompañarme hasta la puerta.- La pasé muy bien, - dijo él- eres una excelente conversadora, eres muy lista, además de hermosa.Se acercó y me dió un beso en la mejilla, estaba muy cerca y solo me besó, no puse resistencia, y tiré de su cabello para profundizar el beso. Tenía unos labios carnosos y realmente besaba muy bien.- Lo siento - dijo al separarse - no pude resistirme.Le sonreí y me acerqué a él, volviendo a besarlo, pegando mi cuerpo al suyo, sentí poco a poco como crecía su excitación, deslizó sus manos hasta mi cadera, apretándose más contra mí.Quería vengarme, y esa era la mejor manera.- ¿Quieres pasar? - pregunté - Quédate, por favor.El asintió y entramos al departamento, nos besamos y él me quito poco a poco mi ropa, sin prisas, disfrutando de cada paso, besándome por todo mi cuerpo. Después, entramos en mi habitación.- Déjame a mí- dije cuando iba a desnudarse, le desabroche la camisa y el pantalón, quedándose solo en ropa interior. Lo llevé hasta mi cama, y lo empujé, colocándome sobre él, y lo besé.Terminó de desnudarse, y tenía una impresionante erección, saqué un preservativo del cajón y se lo coloque, temblorosa.-¿ Estás segura de esto? - preguntó- nada volverá a ser igual.No queria pensar en eso, solo quería perderme en este hermoso hombre sin pensar en las consecuencias.- Si, lo sé. - Poco a poco, descendí sobre él, sintiendo cada centímetro de su virilidad, entregándome a él, sin prisas.- Oh, cariño, eres preciosa - exclamó mientras me movía, haciéndolo mío. Se levantó de repente, cambiando de posición, presionándome contra la cama.- Ahora yo, déjate llevar. - siguió moviéndose dentro de mi, sentía todo de él, y me llenó por completo, sentí mi cuerpo temblar, hasta llegar juntos a la liberación. Se dejó caer a mi lado, respirando con dificultad. Me besó en la frente y me atrajo a su pecho, abrazándome. Sin darme cuenta, me quede dormida junto a él.Desperté al día siguiente, aún abrazada de Armando, que dormía profundamente, era la primera vez, desde hacía dos años, que un hombre, literalmente, dormía en mi cama.Había querido vengarme, pero lo que había pasado, fue lo más dulce y apasionado que jamás habia experimentado.- Buenos días, preciosa - dijo Armado cuando abrió los ojos, se acercó y me besó tiernamente.- Hola, ¿ tienes hambre?- Mucha, quisiera ducharme primero, si no te molesta.- Adelante, la ducha es toda tuya- me levanté y me vestí, fui a la cocina a preparar el desayuno, no tenía mucho, ya que casi no pasaba tiempo en el departamento. Hice algo rápido, huevos y café. Armando apareció duchado y vestido, se veía muy sexy con su cabello húmedo. Desayunamos, y al terminar él se preparaba para irse, así que tenía que hablar con él. - La pase muy bien anoche y yo solo quería. . .- ¿ Qué pasa?¿ hay algún problema?. - dijo mientras se ponía su chaqueta.- Te dije que tu hermano es muy estricto con las relaciones labo
Alejandro me mantuvo ocupada toda la mañana, iba y venia, me pedía documentos y tenía que dárselos rápidamente. Creo que desde que trabajaba para él, nunca había caminado tanto por la oficina.- Hermano ya tengo el presupuesto que me pediste- dijo Armando entrando a su oficina - Hola Sofía. - me saludó - ¿tendrás tiempo de cotejar las reuniones?, ya vi que mi hermano te tiene como esclava. - Solo hace lo que tiene que hacer - respondió Alejandro.- Podemos revisarlo a la hora de comer, es el único momento que tendré libre, Señor Armando.-¡Perfecto! pedimos algo y me ayudas.- No creo que pueda, tenemos un almuerzo de trabajo - dijo Alejandro. - Señor Rivera, no tenemos nada programado. El almuerzo es la próxima semana. -¿Ah si? debes ponerme mejor al tanto, Sofía - exclamó molesto.- para eso te pago, supongo que puedes quedarte a terminar sus pendientes. *Llegó la hora de comer, entré a la oficina de Armando, y ya habia pedido comida, lo que me sorprendió.Me atreví a quitarme l
Finalmente había tomado una decisión, aunque no sabia como lo haría, así que traté de enfocarme solo en mi trabajo, y evitaba quedarme a solas con Armando, ya que no quería darle falsas esperanzas.- Sofia,¿ puedo hablar contigo?.Entré a su oficina y él cerró la puerta. - ¿Por qué estás evitándome? - preguntó algo irritado. - no contestas mis llamadas, ni respondes mis textos, ¿ Qué es lo que te pasa?.- No lo estoy evitando, señor Armando, solo quiero hacer mi trabajo, he descuidado los asuntos del Señor Rivera, y debo ponerme al dia. - ¿Señor Armando? - exclamó en voz baja. - ¿ahora soy el Señor Armando?, - me sujetó de la cintura y se acercó - te dí mucho placer, hasta que no pudiste más y ahora no quieres ni hablar conmigo.- Solo, no quiero lastimarte, por favor, déjalo así.- Creo que ya es tarde para eso, porque con tu actitud, ya lo has hecho.- Solo se puede lastimar a alguien que te ame, y no creo que tú me ames.- No te das cuenta de nada,¿ verdad? yo, . . . yo ya estoy
Me habia maquillado lo mejor posible, para disimular mis ojeras, no había podido dormir, pensando en cómo había lastimado a Armando, y para colmo, ahora Alejandro estaba enojado conmigo.Ese día, de improviso, apareció su esposa por la oficina, mientras revisábamos un documento, yo estaba de pie, muy cerca de él, haciendo anotaciones en mi libreta.Ella solo entró y carraspeó. Levantamos la vista al mismo tiempo.- Espero no interrumpir nada, Alejandro. - dijo mirándome.- No querida, - respondió, seguro de sí mismo - ya estabamos terminando - después se dirigió a mí, con voz tranquila- necesito que corrijas el documento como te dije y lo revisamos de nuevo, no puede tener errores o nos afectará, ¿entendido?.- Si señor, lo redactaré de nuevo - dije llevándome la carpeta. - Buen día señora Frida, ¿puedo ofrecerle un café?. - Claro, gracias. Salí rápidamente de ahí, su esposa parecía molesta, preparé el café y después se lo llevé.- ¿Se les ofrece algo más? - pregunté lo mas tranquil
Ese día habíamos ido al almuerzo de trabajo programado, y yo, como siempre, sentada junto a Alejandro, tomando notas. También había acudido Armando, su mirada estuvo todo el rato sobre mí, y me hacía sentir incómoda. En un momento fuí al tocador y lo encontré al venir de regreso a la mesa.-¡ Puedes parar de mirarme así !no sé que pretendes - dije en voz baja.- No entiendo de que hablas - se acercó a mí y susurró- hoy estás muy linda, y quisiera poder besarte.- Basta por favor, mi jefe me está esperando- prácticamente salí corriendo de ahí. Me senté nuevamente a la mesa, y poco después llego él.- Ya terminamos,. . . hermano, Sofía, tenemos que regresar a la oficina para plasmar los acuerdos, y nos veremos después para firmar.Sonó su teléfono y se alejó para contestar. Observé sus expresiones, no estaba contento, seguramente era su esposa, terminó su llamada y se dirigió a nosotros. - Armando, ¿puedes llevar a Sofía a la oficina?, Frida necesita algo urgente, y no sé si volveré.
- Sofía necesito hablar contigo, tráeme un café y quiero el informe de la reunión. - Si señor. - Habia llegado sobre el horario de entrada y no pude completar todo lo del dia anterior. Se pondria molesto por eso.- Falta información, pero supongo que es culpa mía, te deje ir temprano, termínalo y lo revisamos. Me levantaba para irme, pero me detuvo.- Aún no hemos terminado, - hizo una pausa- mi esposa ya lo sabe, o cree que lo sabe, no sé cómo, porque siempre he sido cuidadoso.-¿ Sabe que soy yo? - dije algo asustada.- No, no lo creo, el día que se presentó aquí, vino a decírmelo, obviamente lo negué. Así que, de momento, no vamos a poder vernos, deja que se calmen las cosas y . . .después veremos.- Esta bien, ya voy a trabajar.Sali de su oficina un poco aturdida, creía que habíamos sido precavidos. Por eso él no tenía llave de mi departamento, y yo no lo llamaba a menos que fuera por trabajo.Pero, por ahora, esto sería un respiro para mí, aunque no sabía por cuanto tiempo.**
Conocía a Sam lo suficiente, como para saber que, cuando se proponía algo, no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, insistía en que hablara con Alejandro.- No debí decirte nada.- En realidad, hermanita, tú no me dijiste nada, solo usé mi asombroso poder de deducción. Ahora,¿ vamos a salir o nos quedaremos discutiendo tu vida amorosa?,¡ tengo hambre!Estabamos frente a la puerta, y al abrir, encontré a Armando, a punto de tocar. Me dió una sonrisa deslumbrante. - Hola - dijo, y sorpresivamente, me plantó un beso intenso. Sam carraspeó, lo que hizo que se separara de mí.- Hola - dije ruborizándome.- Si hola también- replicó Sam - vamos a comer.-¿ Puedo invitarlos? conozco un buen lugar.Sam me miró, nosotros siempre podíamos entendernos sin palabras, solo asentí. - Claro, gracias.Pasamos el rato con Armando, sabía que Sam lo estaba analizando, porque solo intervenía en la conversación ocasionalmente. -Dime Sam,¿ y qué clase de abogado eres?.- Soy penalista, y
No sabía si en verdad, Alejandro quería terminar esto, teniamos tanto tiempo haciéndolo que ya se había vuelto una rutina, ese día, después de una jornada intensa de trabajo, me sorprendió que me llamara a su oficina. Tenia miedo, porque no sabía que me diría, pero recordé las palabras de Sam. " Nada que perder".- Sofía, hemos hecho esto por. . . ¿ cuánto?¿dos años?. - el dio vuelta a su escritorio, se recargó en él, con los brazos cruzados y se puso frente a mi.- Mmm si más o menos. - respondí, inquieta.- ¿Y ese es el tiempo has trabajando conmigo?.- Si señor.- Mmmm, bien, - puso su dedo índice sobre sus labios, en un gesto pensativo. - Sabes que la relación con mi esposa no es la mejor, mucho menos en este momento. - No entendía a dónde iba la conversación - Quisiera- dijo acercándose a mi - una última vez contigo, solo eso, . . . esa mi condición.Abri mucho los ojos, sorprendida por lo que me estaba pidiendo - Después, ya no tendremos nada que ver.- ¿Y luego qué?, ¿me desped