Desperté al día siguiente, aún abrazada de Armando, que dormía profundamente, era la primera vez, desde hacía dos años, que un hombre, literalmente, dormía en mi cama.
Había querido vengarme, pero lo que había pasado, fue lo más dulce y apasionado que jamás habia experimentado.- Buenos días, preciosa - dijo Armado cuando abrió los ojos, se acercó y me besó tiernamente.- Hola, ¿ tienes hambre?- Mucha, quisiera ducharme primero, si no te molesta.- Adelante, la ducha es toda tuya- me levanté y me vestí, fui a la cocina a preparar el desayuno, no tenía mucho, ya que casi no pasaba tiempo en el departamento. Hice algo rápido, huevos y café.Armando apareció duchado y vestido, se veía muy sexy con su cabello húmedo. Desayunamos, y al terminar él se preparaba para irse, así que tenía que hablar con él.- La pase muy bien anoche y yo solo quería. . .- ¿ Qué pasa?¿ hay algún problema?. - dijo mientras se ponía su chaqueta.- Te dije que tu hermano es muy estricto con las relaciones laborales, - dije sin mirarlo - no debe saber que tú y yo. . .- Preciosa, no te preocupes, - dijo levantando mi cara con su mano - de momento, no diré nada, pero ten por seguro que, si esto entre nosotros llega a más, yo mismo se lo diré. - me besó y se marchó.Eso es lo que más me temía, ya que la reacción de Alejandro podría llegar a ser violenta.***Era domingo, había traido algunos pendientes a casa y estaba trabajando en ellos en mi portátil.Al medio dia, recibí una llamada de Armando pero decidí ignorarlo.Más tarde tocaron a mi puerta, y al abrir lo encontré frente a mí, con su mirada penetrante.-¿ No contestas mi llamada? quería invitarte a comer.- Lo siento, estaba trabajando - eso no era mentira - ¿ Quieres pasar?. - dije algo dudosa.- No quisiera interrumpirte.- No es nada urgente, se lo que. . . quiere tu hermano, asi que siempre trato de estar un paso adelante.- Bien, en ese caso. . .Entró, me tomó entre sus brazos y me besó, de una manera que Alejandro jamás lo habia hecho.- Me gustas mucho Sofía - susurró cerca de mi oído- lo que pasó ayer,- dijo separándose un poco - no lo había hecho con nadie, no soy un hombre de impulsos, no sé que me pasa contigo.No dije nada, de repente me sentí mal por haberlo utilizado, era un buen hombre y no quería lastimarlo, porque sabia que estaba enamorada de Alejandro, aunque también sentía una fuerte atracción hacia él.- No pienses en nada, solo vuelve a besarme.El sonrió, y me besó tiernamente, después mordió mis labios y se separó, dejándome con ganas de más.Abrí los ojos y lo encontré mirándome.- No puedo seguir, o no saldremos de aquí, vamos a comer, y después vemos que sucede.Entonces, salí con él, otra vez, debo admitir que me gusta mucho, y hacía mucho tiempo que no tenía una cita normal, él era muy divertido, y teníamos muchos temas de conversación.Volvimos a mi departamento, y él me miró de esa forma tan suya, que hacía que me derritiera.- ¿Que quieres hacer? - murmuró.- Quiero que entres y me hagas tuya. - dije directa, él se sorprendió por mis palabras y luego sonrió.*Lo hicimos por un par de horas, disfrutando de nuestros cuerpos, estaba sorprendida por su capacidad de recuperación. Pero después de la tercera vez, ya estaba exhausta.- Para, por favor, o no podré levantarme mañana.El rodó a mi lado, con una sonrisa satisfecha.- Lo siento, me dejé llevar. Es que no me canso de tí.- Si, pero ya debes irte, tengo que terminar lo que estaba haciendo o mi jefe me despedirá.- Sabes que yo también soy tu jefe.- Pero tú no me contrataste, asi que vete ya - dije empujándolo de la cama. El se rió.- Esta bien, me iré, - se levantó y se vistió sin prisa, - te veré mañana - se acercó y me besó intensamente - adiós preciosa.***Llegué temprano a la oficina, debía tener todo organizado para la llegada de Alejandro, había infinidad de citas que debía atender.- Sofía, mi agenda. - me llamó.Entre con la agenda y mi libreta para tomar notas, traté de ocultar mi enojo, aunque ya había disminuido un poco, tal vez por tanto sexo que tuve durante el fin de semana.- Siéntate, tenemos mucho trabajo.Escribí todo lo que me dijo, sin levantar la vista de mi libreta, hasta que hizo una pausa, lo que me obligó a verlo.-¿ Eso es todo?.- No, no es todo, ¿Con quien saliste ayer?- ¿Cómo dices?, estuve en casa, adelantando el trabajo.Se acercó y levantó mi cara, viéndome a los ojos.- No me mientas Sofía, saliste con un tipo ayer, no se quién, pero tardaste en regresar.- Si salí o no, no debe importarte - dije levantándome - tú te fuiste de vacaciones con tu esposa y no me dijiste nada - respondí molesta.-¡ No tengo porqué decirte lo que hago con mi familia! eres mi asistente, y aunque eres mi amante, no tengo la obligación de informarte nada.- Entonces tampoco exijas que te diga nada.- dije entre dientes.¿ Eso es todo señor?- Eso ya lo veremos.Alejandro me mantuvo ocupada toda la mañana, iba y venia, me pedía documentos y tenía que dárselos rápidamente. Creo que desde que trabajaba para él, nunca había caminado tanto por la oficina.- Hermano ya tengo el presupuesto que me pediste- dijo Armando entrando a su oficina - Hola Sofía. - me saludó - ¿tendrás tiempo de cotejar las reuniones?, ya vi que mi hermano te tiene como esclava. - Solo hace lo que tiene que hacer - respondió Alejandro.- Podemos revisarlo a la hora de comer, es el único momento que tendré libre, Señor Armando.-¡Perfecto! pedimos algo y me ayudas.- No creo que pueda, tenemos un almuerzo de trabajo - dijo Alejandro. - Señor Rivera, no tenemos nada programado. El almuerzo es la próxima semana. -¿Ah si? debes ponerme mejor al tanto, Sofía - exclamó molesto.- para eso te pago, supongo que puedes quedarte a terminar sus pendientes. *Llegó la hora de comer, entré a la oficina de Armando, y ya habia pedido comida, lo que me sorprendió.Me atreví a quitarme l
Finalmente había tomado una decisión, aunque no sabia como lo haría, así que traté de enfocarme solo en mi trabajo, y evitaba quedarme a solas con Armando, ya que no quería darle falsas esperanzas.- Sofia,¿ puedo hablar contigo?.Entré a su oficina y él cerró la puerta. - ¿Por qué estás evitándome? - preguntó algo irritado. - no contestas mis llamadas, ni respondes mis textos, ¿ Qué es lo que te pasa?.- No lo estoy evitando, señor Armando, solo quiero hacer mi trabajo, he descuidado los asuntos del Señor Rivera, y debo ponerme al dia. - ¿Señor Armando? - exclamó en voz baja. - ¿ahora soy el Señor Armando?, - me sujetó de la cintura y se acercó - te dí mucho placer, hasta que no pudiste más y ahora no quieres ni hablar conmigo.- Solo, no quiero lastimarte, por favor, déjalo así.- Creo que ya es tarde para eso, porque con tu actitud, ya lo has hecho.- Solo se puede lastimar a alguien que te ame, y no creo que tú me ames.- No te das cuenta de nada,¿ verdad? yo, . . . yo ya estoy
Me habia maquillado lo mejor posible, para disimular mis ojeras, no había podido dormir, pensando en cómo había lastimado a Armando, y para colmo, ahora Alejandro estaba enojado conmigo.Ese día, de improviso, apareció su esposa por la oficina, mientras revisábamos un documento, yo estaba de pie, muy cerca de él, haciendo anotaciones en mi libreta.Ella solo entró y carraspeó. Levantamos la vista al mismo tiempo.- Espero no interrumpir nada, Alejandro. - dijo mirándome.- No querida, - respondió, seguro de sí mismo - ya estabamos terminando - después se dirigió a mí, con voz tranquila- necesito que corrijas el documento como te dije y lo revisamos de nuevo, no puede tener errores o nos afectará, ¿entendido?.- Si señor, lo redactaré de nuevo - dije llevándome la carpeta. - Buen día señora Frida, ¿puedo ofrecerle un café?. - Claro, gracias. Salí rápidamente de ahí, su esposa parecía molesta, preparé el café y después se lo llevé.- ¿Se les ofrece algo más? - pregunté lo mas tranquil
Ese día habíamos ido al almuerzo de trabajo programado, y yo, como siempre, sentada junto a Alejandro, tomando notas. También había acudido Armando, su mirada estuvo todo el rato sobre mí, y me hacía sentir incómoda. En un momento fuí al tocador y lo encontré al venir de regreso a la mesa.-¡ Puedes parar de mirarme así !no sé que pretendes - dije en voz baja.- No entiendo de que hablas - se acercó a mí y susurró- hoy estás muy linda, y quisiera poder besarte.- Basta por favor, mi jefe me está esperando- prácticamente salí corriendo de ahí. Me senté nuevamente a la mesa, y poco después llego él.- Ya terminamos,. . . hermano, Sofía, tenemos que regresar a la oficina para plasmar los acuerdos, y nos veremos después para firmar.Sonó su teléfono y se alejó para contestar. Observé sus expresiones, no estaba contento, seguramente era su esposa, terminó su llamada y se dirigió a nosotros. - Armando, ¿puedes llevar a Sofía a la oficina?, Frida necesita algo urgente, y no sé si volveré.
- Sofía necesito hablar contigo, tráeme un café y quiero el informe de la reunión. - Si señor. - Habia llegado sobre el horario de entrada y no pude completar todo lo del dia anterior. Se pondria molesto por eso.- Falta información, pero supongo que es culpa mía, te deje ir temprano, termínalo y lo revisamos. Me levantaba para irme, pero me detuvo.- Aún no hemos terminado, - hizo una pausa- mi esposa ya lo sabe, o cree que lo sabe, no sé cómo, porque siempre he sido cuidadoso.-¿ Sabe que soy yo? - dije algo asustada.- No, no lo creo, el día que se presentó aquí, vino a decírmelo, obviamente lo negué. Así que, de momento, no vamos a poder vernos, deja que se calmen las cosas y . . .después veremos.- Esta bien, ya voy a trabajar.Sali de su oficina un poco aturdida, creía que habíamos sido precavidos. Por eso él no tenía llave de mi departamento, y yo no lo llamaba a menos que fuera por trabajo.Pero, por ahora, esto sería un respiro para mí, aunque no sabía por cuanto tiempo.**
Conocía a Sam lo suficiente, como para saber que, cuando se proponía algo, no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, insistía en que hablara con Alejandro.- No debí decirte nada.- En realidad, hermanita, tú no me dijiste nada, solo usé mi asombroso poder de deducción. Ahora,¿ vamos a salir o nos quedaremos discutiendo tu vida amorosa?,¡ tengo hambre!Estabamos frente a la puerta, y al abrir, encontré a Armando, a punto de tocar. Me dió una sonrisa deslumbrante. - Hola - dijo, y sorpresivamente, me plantó un beso intenso. Sam carraspeó, lo que hizo que se separara de mí.- Hola - dije ruborizándome.- Si hola también- replicó Sam - vamos a comer.-¿ Puedo invitarlos? conozco un buen lugar.Sam me miró, nosotros siempre podíamos entendernos sin palabras, solo asentí. - Claro, gracias.Pasamos el rato con Armando, sabía que Sam lo estaba analizando, porque solo intervenía en la conversación ocasionalmente. -Dime Sam,¿ y qué clase de abogado eres?.- Soy penalista, y
No sabía si en verdad, Alejandro quería terminar esto, teniamos tanto tiempo haciéndolo que ya se había vuelto una rutina, ese día, después de una jornada intensa de trabajo, me sorprendió que me llamara a su oficina. Tenia miedo, porque no sabía que me diría, pero recordé las palabras de Sam. " Nada que perder".- Sofía, hemos hecho esto por. . . ¿ cuánto?¿dos años?. - el dio vuelta a su escritorio, se recargó en él, con los brazos cruzados y se puso frente a mi.- Mmm si más o menos. - respondí, inquieta.- ¿Y ese es el tiempo has trabajando conmigo?.- Si señor.- Mmmm, bien, - puso su dedo índice sobre sus labios, en un gesto pensativo. - Sabes que la relación con mi esposa no es la mejor, mucho menos en este momento. - No entendía a dónde iba la conversación - Quisiera- dijo acercándose a mi - una última vez contigo, solo eso, . . . esa mi condición.Abri mucho los ojos, sorprendida por lo que me estaba pidiendo - Después, ya no tendremos nada que ver.- ¿Y luego qué?, ¿me desped
POV ARMANDOCamino entusiasmado hacia el departamento de Sofía, el fin de semana ya no pude verla, por la visita de su hermano. Queria invitarla a cenar y si tenía suerte, pasar la noche con ella. No sé como es que llegué a amarla tanto en tan poco tiempo, a esa mujer hermosa, que se me había metido hasta en los huesos.Llegué a su puerta y toqué, aunque no me respondió.- Sofía, ábreme, por favor. - grité. Era muy extraño que no estuviera en casa a esta hora, así que decidí llamarla.*-Qué pasa, que quieres?.- respondío molesta.-¡ Que genio preciosa! supongo que no estás en casa, solo queria verte,¿ vas a tardar?.- No voy a volver, así que no me esperes, vete a casa Armando.* Colgó bruscamente, sin darme oportunidad de decirle nadamás. Me resigné y decidí irme, caminé lentamente por la calle, estaba tentado a regresar y esperarla hasta la hora que fuera, pero dijo que no volvería. Antes de dar la vuelta a la esquina, miré con dirección a su casa, lo que ví, me dejó helado. Mi he