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CAPITULO 6 NO PUEDO AMARTE

Finalmente había tomado una decisión, aunque no sabia como lo haría, así que traté de enfocarme solo en mi trabajo, y evitaba quedarme a solas con Armando, ya que no quería darle falsas esperanzas.

- Sofia,¿ puedo hablar contigo?.

Entré a su oficina y él cerró la puerta.

- ¿Por qué estás evitándome? - preguntó algo irritado. - no contestas mis llamadas, ni respondes mis textos, ¿ Qué es lo que te pasa?.

- No lo estoy evitando, señor Armando, solo quiero hacer mi trabajo, he descuidado los asuntos del Señor Rivera, y debo ponerme al dia.

- ¿Señor Armando? - exclamó en voz baja. - ¿ahora soy el Señor Armando?, - me sujetó de la cintura y se acercó - te dí mucho placer, hasta que no pudiste más y ahora no quieres ni hablar conmigo.

- Solo, no quiero lastimarte, por favor, déjalo así.

- Creo que ya es tarde para eso, porque con tu actitud, ya lo has hecho.

- Solo se puede lastimar a alguien que te ame, y no creo que tú me ames.

- No te das cuenta de nada,¿ verdad? yo, . . . yo ya estoy enamorando de ti. - intentó besarme, pero me alejé para impedirlo.

- No puedes, yo no soy una buena persona, no debes enamorarte de mi, lo siento.

Salí de ahí antes de que él pudiera decir algo más.

***

- Sofía, - me llamó Alejandro- tráeme un café por favor.

Entré a la oficina y dejé el café en su mesa.

- Necesito hablar contigo - dije seriamente, quedándome de pie frente a él, dejó de escribir, me miró fijamente y, ya no me sentía tan valiente, tome aire y dije: - Ya no quiero seguir con esto, con lo nuestro, es muy complicado para mí estar en esta situación, porque yo sé que entre tú y yo no va a haber nada más, nunca.

- ¿Pretendes terminar conmigo? - rió sarcástico - soy tu jefe, -dijo levantándose de su asiento- tú no puedes terminar conmigo, porque si lo haces, considérate despedida.

- ¡No puedes hacer eso, mi trabajo no tiene que ver con esto, he sido una buena asistente!

-¡ Tiene todo que ver, Sofia! - tocaron a la puerta y Armando entró.

- Hermano, tengo que decirte . . . ¿ está todo bien? - volteó para verme y después a Alejandro.

- Si, solo le dejaba en claro unas cuántas cosas a Sofia. - respondió molesto.

- ¿Ya puedo retirarme, Señor?- dije a punto de llorar.

- Si, y piensa en lo que hablamos, no lo compliques más.

Salí de la oficina, no sin antes ver la expresión de confusión de Armando.

***

Cuando llegué a casa ese dia, solo pude llorar, lágrimas de impotencia salían de forma descontrolada. Ya sabía que me la iba a poner difícil, y ahora me sentía atrapada.

Llamaron a mi puerta, no respondí porque no quería que nadie me viera en ese estado, pero siguieron tocando.

- ¡Sofía, ábreme por favor !- decía Armando, insistente. - ¡Sé que estás ahí, no voy a irme hasta que me abras!

Me limpié la cara lo más que pude, respiré profundamente para poder calmarme y abrí la puerta.

-¡Por Dios! ¿que pasó? - exclamó al verme con mis ojos enrojecidos. Enseguida cambió su expresión de preocupación a enojo.

- Fue mi hermano, ¿ Verdad?, ¿que fué lo que te dijo para que estés asi?.

- Fue,. . . fue culpa mía, perdí unos documentos muy importantes y, me reprendió, nunca me habia pasado esto.

- ¿Esto es sólo por unos documentos?, eso es muy exagerado, ahora mismo voy a hablar con él y . . .

- ¡No!, no debes decirle nada, por favor, solo debo tener más cuidado en el futuro, promete que no harás nada, o tendré más problemas.

Armando se debatia entre aceptar mi verdad o no, pero fuí muy convincente, asi que, al final, cedió.

-¿ Ya estás más tranquila?- preguntó acariciando mi mejilla.

- Si, un poco - se acercó y rozó mis labios y no pude resistirme, me dió un beso tranquilizador, suave y dulce.

- Te amo, Sofia - exclamó, muy cerca de mí.

- Lo siento, Armando, yo, yo no siento lo mismo - mentí, sin levantar la vista, pero dentro de mí, lo sabía, que también me había enamorado de él, pero, también sabía que no podría decírselo nunca.

Levantó mi rostro, me vió a los ojos, con el ceño fruncido, como si quisiera entrar en mis pensamientos.

- Sé que me amas, aunque no sé por que lo niegas, lo veo en tus ojos, lo siento en tus besos, lo sentí por la forma en cómo te entregaste a mí.

Me separé de él, dándo unos pasos hacia atrás.

-¡ Vete, por favor, no quiero volver a verte aquí! ya tengo bastantes problemas, y no quiero que te conviertas en uno más.

- Espero que no te arrepientas, Sofia.

Lo vi irse, con su expresión dolida, eso había sido lo más difícil para mí, porque lo único que quería era arrojarme a sus brazos y decirle que también lo amaba.

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