La mujer sintió un nudo en la garganta al ver a Arthur parado delante de ellos, con una copa de champagne en la mano y una sonrisa burlona en su rostro.
—No esperaba verte aquí, Arthur —expresó forzada.—Pues claro que no, yo tampoco pensaba encontrar a mi exesposa esta noche. ¿Quién lo diría, no?Veronika se removió incómoda, no quería tener que pasar por esta situación y menos intercambiar palabras con el hombre que le había roto el corazón.—Arthur, deberías alejarte —escupió.—Solo quería pasar a saludarte y ver cómo estás, Veronika. ¿Necesitas algo de mí? —preguntó con tono sarcástico.—No, gracias. Todo está bien, y no creo que haya alguna necesidad de que estemos en contacto.Sebastian la rodeó con un brazo en un gesto protector.—Es hora de que regresemos, Veronika. Arthur, espero verte por aquí pronto. —Se despidió con una sonrisa falsa.Pero antes de que pudieran irse, Arthur volvió a hablar.—No ha pasado ni siquiera un mes, pero ya andas colgada del brazo de un hombre, encima de él —señaló —. ¿Ya te has revolcado con ella, Sebastian? En ese caso, sí que no pierdes tiempo, eh —apuntó y la mujer se incineró a más no poder.Sebastian también se enfadó, tuvo ganas de propinarle golpes sin parar a ese tipo, sin embargo, se quería evitar un embrollo mayor, algún escándalo negativo que lo pusiera sobre los tabloides, por eso lo dejó pasar y protegió a la mujer, al irse con ella.Veronika se sintió aliviada cuando finalmente lograron alejarse de Arthur.—Gracias por protegerme, Sebastian —emitió, estaba a punto de ponerse a llorar —. No tenía idea de que estaría aquí, él es tan... No sé cómo decirlo, pero lo odio. Se ha hecho una mala imagen de mí ahora...Estaban lejos del ojo público y de cualquier persona que pudiera tomarles una foto. Allí, en el estacionamiento subterráneo.El sostuvo su rostro con cariño.—Él no supo valorar a la gran mujer que tiene a su lado, no es tu culpa, Veronika. Siento no decirte que Arthur estaba en la lista, de hecho, las invitaciones se enviaron hace dos meses, no recordé que se le invitó también.—No pasa nada. Sé que no será la primera vez que me lo encuentre —se encogió de hombros y sorbió por la nariz.Él le tendió su pañuelo.Lo tomó avergonzada.—Gracias por lo de hoy, vamos, te llevaré a casa —resolvió.Durante el trayecto en el auto, estuvo más callada.—Tengo una hija.—¿Qué? —frenó en seco y se volvió a mirarla.—Supuse que no sabías que Arthur tiene una hija, lo entiendo, y debí ser más inteligente. Mi exmarido no habla de su familia.—No digo que eso sea malo. Debí suponerlo. ¿Será ella un inconveniente para que hagas lo que te pedí?—Seré tu novia de todos modos, no habrá inconveniente. Sídney solo tiene cinco años, además, seremos cautos con toda esta farsa —agregó.—Sídney —repitió el hombre teniendo un ligero recuerdo de su hermano —. Es un bonito nombre.***Veronika llegó a su casa exhausta después de la inesperada aparición de Arthur en la fiesta. Agradeció a la niñera por su trabajo y se despidió de ella antes de entrar a la habitación de su hija.—Linda, ¿ya comiste? —quiso saber mientras le daba un rodeo efusivo.—Sí, Lali me ha preparado una ensalada con pollo y estaba deliciosa —comentó con una sonrisa gigantesca.—Pues me alegro, mucho, venga. Es hora de dormir.Con cariño la besó en la frente y la dejó en su cama. Salió de la habitación y se dirigió a la suya, sintiéndose aliviada por haber superado el incidente con Arthur, pero a su vez, confundida por la noche que había tenido.Se tumbó en la cama y cerró los ojos, tratando de ordenar sus pensamientos. Había aceptado ser la novia falsa de Sebastian por dinero y para recuperarse de su inestabilidad, pero no se había imaginado que se encontraría con Arthur en la fiesta.¡Justo esa noche!Recordó los buenos momentos que habían pasado juntos, pero también los malos, y se preguntó si había tomado la decisión correcta al divorciarse de él. Pero no podía cambiar el pasado, solo podía seguir adelante y hacer lo mejor para ella y su hija.Suspiró y se acomodó en la cama, entonces el hombre de ojos celestes vino a su cabeza.—Sebastian...***El aludido, por su parte, se apoyó en la pared, observando la ciudad nocturna desde las amplias cristaleras de su piso de lujo. La vista siempre le impresionaba, pero esa noche no podía evitar pensar en Veronika.Había algo en ella que lo hizo sentir diferente cuando estuvieron cerca. Era atractiva, sí, pero también era inteligente y decidida.Y ahora que accedió a ser su novia "de mentira", se veía tentado a averiguar que tan bien podrían ir las cosas entre ellos.Igual era una mujer soltera.Expiró y sacudió la cabeza al darse cuenta de lo que pensaba.Esa noche, la había visto lidiar con el regreso inesperado de su exmarido, Arthur, y había manejado la situación con calma y madurez. Eso lo había dejado aún más intrigado acerca de ella.Finalmente, se alejó de las cristaleras y se dirigió a su habitación. Sabía que no podría seguir pensando en ella toda la noche, pero no pudo evitar preguntarse si alguna vez podría conocer a Veronika realmente, más allá de su acuerdo contractual.Al día siguiente, Veronika recibió una sorpresa en su casa. Una gran caja con su nombre estaba esperándola en la entrada. Abrió los ojos de par en par, no daba crédito. —Pero, ¿qué es esto? —parpadeó con sorpresa. Al abrir la caja, la mujer encontró un vestido hermoso de diseñador y una nota escrita a mano por Sebastian, lo supo al ver su nombre firmado al final. "Espero que este vestido sea de tu agrado. Me divertí mucho anoche y estoy deseando poder verte de nuevo. Atentamente, Sebastian."Veronika se sintió un poco incómoda, pero a la vez agradecida por el gesto del millonario. Decidió que tenía que hablar con él y aclarar las cosas sobre su "contrato", antes de que todo se saliera de control.Esa misma tarde, tomó la decisión de llamar a Sebastian y le pidió que se encontraran en un café cercano. Cuando llegó, no dudó en asegurarse de ser clara con sus intenciones.—Sebastian —lo saludó deslizando una sonrisa. —Veronika, me alegra verte otra vez. ¿Has descansado bien? —Eso c
Mientras tanto, Veronika estaba en su habitación preparándose para la cena en casa de los padres de Sebastian. Miró el vestido que él le había regalado y expiró. ¿Cómo demonios supo su talla? Debía admitir que tenía buen gusto. Se puso el vestido, se arregló el cabello y se maquilló delicadamente. Una vez más se miró frente al espejo de cuerpo completo para cerciorarse de estar perfecta. A pesar de no encontrar ni un vestigio de descontento, se le hizo un nudo de inseguridad en el estómago. —Mamá, ¿le puedo decir a Lali que haga galletas para mí? Se giró y vio a Sídney. Sonrió. Ella ya le estaba implorando con la mirada para que la permitiera hacerlo. Rara vez podría la mujer negarle algo a su pequeña hija, porque siempre la consentía. Los deseos de la niña siempre eran concedidos por su madre cariñosa. —Bien, solo sé buena chica, eh. Te pediré que no seas una pequeña traviesa y no le pongas las cosas difíciles a la niñera, sé que puedo confiar en ti, cielo.—Lo prometo, mamita
Ella se estremeció ante las palabras de él, sintiendo cómo su propuesta resonaba en lo más profundo de su ser. El brillo en sus ojos y la promesa de un futuro próspero despertaron una chispa de tentación en su interior.Ciertamente se encontraba en una situación en la que no tenía demasiadas opciones y lo que él estaba diciendo era una oportunidad que no debía dejar de lado, pero era consciente del peligro y del peso qué significaba llevar una mentira a ese nivel, en pocas palabras se convertiría en un riesgo que le traería un beneficio pero ya al saber la vulnerabilidad de la madre de ese hombre se sintió fatal y supo que no debía avanzar con eso, pero retroceder se miraba igual de malo. Después de un momento de reflexión, ella suspiró y desvió la mirada, la noche ya lo cubría todo."Esto es una locura", pensó para sí misma. Sin embargo, también sabía que estaba en una encrucijada, sin una ayuda financiera, y pocas opciones viables a la vista. En poco tiempo volvió a clavar los oj
Sebastian sabía que lo que estaba haciendo era una mentira y que, de alguna manera, estaba engañando a sus padres. Ellos siempre habían sido muy protectores con él y habían depositado en él su confianza, y ahora él estaba traicionando esa confianza.Se sentía incómodo cada vez que pensaba en ello, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse atrapado en la situación. Había comenzado como algo pasajero, pero ahora había llegado demasiado lejos.A medida que pasarían los días, Sebastian se daría cuenta de que la mentira se volvería cada vez más complicada. Tenía que estar siempre alerta, asegurándose de no meter la pata y de mantener la farsa en todo momento.Pero lo peor de todo era pensar en sus padres. ¿Qué pasaría si descubrieran la verdad? ¿Cómo iba a explicarles que todo había sido una mentira con tal de hacer feliz a su madre?Sebastian se sentía culpable por lo que estaba haciendo, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en Verónika. Había algo en ella que lo atraía, algo
—¿Vanessa? —gruñó su nombre, llena de furia, la detestaba con todo su ser. —¿Quién si no? Seguramente intentarás buscar la razón por la que te estoy llamando y no tienes que ir demasiado lejos, sabes que iré directamente al grano. ¿Creíste que tu marido jamás sabría la verdad? Puede que mamá lo ha ocultado todo este tiempo, pero yo no. —¿Has sido tú? Vanessa...—Sí, ¡porque no mereces estar con Arthur! Él es el hombre que siempre ahnelé para mí y lo deseé con todas mis fuerzas y verlo contigo me llenaba de ira, más sabiendo que lo estabas engañando diciéndole que estabas embarazada de él, la única realidad es que le fuiste infiel al acostarte con quién sabe quién esa noche. Yo lo escuché todo ese día... Lo que le dijo su hermana llena de veneno la remontó a la escena, evocando todo con lujos y detalles... [Recuerdo]Verónika estaba sentada en el borde de su cama, las lágrimas caían por sus mejillas mientras apretaba con fuerza la prueba de embarazo en su mano temblorosa. No podía c
Verónika cayó sobre el suelo frío en medio del pasillo tratando de recuperar su respiración desbocada y de mantenerse serena cuando era una cuestión difícil, casi imposible.La desquebrajó escuchar a su hermana contar todo eso que hizo que recordara cada escena dolorosa de su vida, evocar otra vez cuando sus padres le dieron la espalda y la pusieron en aprietos en un momento dado, aunque solo se convenció de que lo merecía, pero su madre de todas maneras fue dura y luego siguió su padre con lo mismo, quien en realidad se dejaba dominar por Regina. —Vale, supongo que no te esperabas esta llamada y menos la conversación tan interesante que tenemos, ¿no es así? Pero siempre es bueno recordar la realidad, será la única manera de no recibir tu odio, ya no me podrás seguir mirando con malos ojos porque no soy la que inició con toda la mentira. —¿Se lo dijiste? —se cubrió los labios. —¿Me crees idiota? yo estoy enamorada de Arthur, lo amo con todo mi corazón y sabía que era mi única oportu
Se encontraba en su habitación, observando con amor a su pequeña hija de cinco años mientras dormía plácidamente. La luz tenue de la lámpara de noche iluminaba su rostro angelical y Verónika no podía evitar sentirse abrumada por el amor que le tenía a su hija.Sin embargo, en ese momento de tranquilidad, la mente de Verónika viajó en el tiempo, cinco años atrás. Recordó aquel día en el bar, cuando su vida dio un giro inesperado. Entre risas y conversaciones animadas, ella se encontraba disfrutando de una noche "diferente". Solo se divertía... Pero entre la multitud, tropezó accidentalmente con un hombre apuesto y misterioso.Era tan guapo que parecía irreal, y sus ojos transmitían una profundidad que Verónika nunca había experimentado antes. En ese instante, el mundo pareció detenerse mientras ambos se miraban fijamente. Pero antes de que pudieran intercambiar palabras, la vida continuó su curso y los separó abruptamente.Desde aquel encuentro fugaz, Verónika no pudo sacarse al hombre
Verónika se quedó mirando fijamente el papel que tenía en sus manos. Ese contrato que establecía que ella y Sebastian estarían juntos por un año, como una pareja falsa. Al principio, la idea le pareció absurda, pero después de pensarlo detenidamente, decidió aceptar el trato.Sebastian seguía frente a ella, compartiendo la misma mesa en la cafetería, esperando pacientemente a que ella firmara el contrato. Aunque Verónika no estaba segura de si había tomado la decisión correcta, sabía que era lo mejor su vida. Finalmente, Verónika tomó el bolígrafo y firmó el contrato. Sebastian sonrió aliviado y Verónika se sintió como si hubiera tomado una importante decisión para su futuro. Aunque no estaba segura de lo que le deparaba el año siguiente, sabía que estaría preparada para cualquier cosa que viniera su camino.—He terminado —anunció liberando ruidosamente el aire y le devolvió el documento que el millonario observó antes de asentir y cerrarlo. Entonces de forma inesperada le tendió la