Verónika, durante todo el recorrido no dejaba de pensar en esa tarjeta que tenía en su poder, todavía seguía pensando que no era correcto hacer uso del dinero, incluso cuando era parte de la compensación por ser una mentirosa.Y allí estaba el punto, ¿realmente debería aceptar dinero por mentir? No era algo de lo que se sentía orgullosa, sinceramente solo se estaba viendo obligada a hacer algo así cuando todo llegó a confundirse. Entonces, no tenía otra alternativa. Respiró hondo, era absurdo ignorar la necesidad que tenía por usar ese dinero cuando tenía demasiadas deudas y gastos por cubrir, primero debía poner el bienestar de su hija, ella era muy importante. El dinero que obtuvo por la venta de la casa, ya estaba destinado a su nuevo lugar. De acuerdo a eso, había llegado el momento en el que tenía que desalojar e irse a un sitio más pequeño junto con su hija, ya no podía seguir en esa casa.—Aló. —Soy Lali, te llamo porque a la niña se le a antojado salir por allí, entonces qu
En el silencio nostálgico de la tarde, Jasmine, la madre de Verónika, deambulaba por cada habitación de la casa con una mirada despectiva. Sabía que Verónika evitaba cualquier interacción con ella, pero eso no la detenía. Para Jasmine, era un desastre que su hija se hubiera separado de Arthur, y no perdía oportunidad para hacerlo evidente.—Esta casa era perfecta para ti y la niña. ¿Es que no has podido ser más lista? Es algo que no comprendo, ¿por qué mitad y mitad? Ya veo que no has cambiado, debiste quedarte con la casa al menos. —Mamá, la verdad no es algo que se pueda cambiar, y ya todo quedó así, no veo razón para volver a lo mismo. Ha sido suficiente, ya no quiero saber nada de ese hombre. Entonces la mujer resopló y se levantó. Mientras observaba cada detalle del hogar, no pudo evitar comentar en voz alta sobre la elección de Verónika y Arthur en cuanto a la casa. Otra vez volvía a emitir algo al respecto. Aunque había sido una decisión conjunta entre ambos, Jasmine sentí
En su espaciosa oficina se encontraba el hombre al pendiente de la videoconferencia que tendría a continuación, estaba sentado sobre su silla giratoria, cuando de repente tocaron la puerta, era su asistente y le traía noticias sobre un nuevo proyecto, la mujer tenía suficiente tiempo trabajando con Sebastian, por eso creyó que lo encontraría de mal humor, lo conocía muy bien, durante esos últimos días había estado tan sumido en su labor, estresado por inesperados cambios y más, que verlo con un humor de perros era lo habitual. —Señor, aquí tiene lo que me pidió, por cierto, le recuerdo lo de la videoconferencia. —Muchas gracias por estar al tanto, no sé qué haría sin tu ayuda, eh —aseguró y la mujer se sonrojó. Sí, cualquier fémina que recibía aquel guiño de ojo acompañando al cumplido, se ponía de ese modo. —Vale, me retiraré, si quiere que le traiga un café, lo haré de inmediato. —Estaría bien en media hora que estaré en medio de la videoconferencia. —Muy bien. ***Al rato, c
[Recuerdo]Sentía el sudor frío recorrer cada milímetro de su piel mientras aguardaba en aquel pasillo desolado. El tiempo parecía estirarse como un chicle infinito, y cada segundo que pasaba la hacía sentir más vulnerable. Necesitaba ese empleo como ninguna otra persona en el mundo, y la idea de no conseguirlo le resultaba insoportable.De repente, una sutil voz la sacó de sus pensamientos y alzó la cabeza para encontrarse con una fémina uniformada. Ella sería una más, en poco tiempo. Ella tenía ese aspecto prolijo, y en sus ojos se reflejaba la necesidad de trabajar. Pero mientras Verónika temblaba de miedo, la mujer parecía tener todo bajo control.—¿Listos para empezar? —inquirió la mujer con tono autoritario.Ella asintió, sin saber a qué se refería exactamente. Pero antes de poder hacer otra pregunta, la mujer añadió. —Primero, debemos tener una charla sobre tus habilidades. Hay algunas dudas que necesito aclarar antes de tomar una decisión.El corazón de la joven se hundió en
A la mañana siguiente se despertó temprano como de costumbre, rápidamente se reunió en la cocina y preparó algo de comida deliciosa, siempre trataba de alegrar las mañanas de su pequeña niña y ahora se esforzaba más para darle una calurosa bienvenida en su despertar, por eso se puso en modo creativo preparando su comida favorita.Mientras lo estaba haciendo, una lluvia de recuerdos azotó su mente. Sí, Arthur era parte de aquella precipitación inesperada. [Recuerdo]Era un día como cualquier otro, pero Arthur siempre se encargaba de volver cualquier día de la semana uno muy especial.—¡Papá! —Hija mía, te he traído lo que más te gusta. Revisa la bolsa, eh —la animó y Sídney asintió con la cabeza antes de abrirla. —Mami, papá me ha traído pizza, ven a comer —exclamó rebosante de felicidad, con una amplia sonrisa en su rostro. Verónika se acercó a los dos y lo recibió con un beso en los labios. —Vale, yo también muero mucho de hambre —mencionó acariciando su coronilla. Arthur abraz
Verónika se le quedó mirando con una sonrisita a su hija quien estaba devorando el plato con mucha energía, mirarla animada era como ver salir el sol en la mañana, ayer se volvió un poco tormentoso pero ahora allí frente a ella volvía a irradiar luz. —¿Quieres que hagamos algo? Hay demasiadas actividades en las que podemos divertirnos. Solo tienes que darme tu idea y la evaluaré. —¿Está bien decir que me quiero quedar aquí? —mencionó con una vocecita angelical. —¿Quieres que llame a la niñera? —Pero mamá, me quiero quedar contigo, no deseo que salgas, por favor —casi lloriqueó y no pudo negarse a esos ojitos que le estaban suplicando, imposible no decirle que no..—Si eso quieres, me quedaré justo aquí, creí que cómo te diviertes tanto con Lali incluso si voy a estar en casa, podría llamarla. —Lali es la mejor niñera del mundo además es intelectual, sabe muchísimas cosas. —¿Intelectual? Vaya, yo también tengo una niña inteligente, mira nada más las palabras que se te quedan graba
Verónika sintió que el aire se escapaba de sus pulmones mientras leía una y otra vez el mensaje de texto. En realidad no se preguntaba cómo Arthur había descubierto la verdad, tampoco podía señalar al hombre por estar apuntando a su dirección, porque razón de sobra tenía él de acusarla de engañarlo. El corazón de Verónika latía descontroladamente, su mente estaba llena de confusión y miedo.Sin embargo, algo en su interior le hizo reaccionar. No podía dejarse intimidar por las amenazas de Arthur, no podía permitir que sus palabras la afectaran tanto. Respiró profundamente, tratando de calmar su mente y encontrar la fortaleza necesaria para enfrentar la horrible situación.Sí, fue un error no haberle contado a Arthur la verdad sobre la paternidad de Sídney, sabía que podía generar dolor y resentimiento, ahora se volvió algo que debía enfrentar. No podía seguir toda la vida viviendo en medio de una mentira.Ya todo se sabía. Sin embargo después de lo que ese hombre le hizo no le iba a
Cuando salió de la enorme casa, avistó a la lejanía al hombre recargado en su auto, se le quedaba mirando desde la distancia bastante curioso, y ella no sabía qué hacer para disimular la intensidad del dolor que sentía, su corazón y las preocupaciones que rodeaban su vida. Fue bastante raro que a pesar de las sospechas, el hombre se limitó a abrir la puerta como todo un caballero, en lugar de cuestionarle por qué se tardó demasiado en el baño o la razón por la que parecía haber estado llorando. Ella lo agradeció al interno y subió al puesto de copiloto, entrelazó las manos sobre sus piernas y centró la mirada al frente, todavía quedaba un ligero temblor en su cuerpo, pero al menos ya la sensación estaba apaciguando un poco. —He traído mi auto —susurró en el interior del vehículo. —Lo sé, aún así te llevaré a casa, es demasiado tarde. Como la mujer no tenía ánimo de nada, ni siquiera se molestó en llevarle la contraria, tampoco volvió a insistir que se iba por su cuenta, porque real