Cuando salió de la enorme casa, avistó a la lejanía al hombre recargado en su auto, se le quedaba mirando desde la distancia bastante curioso, y ella no sabía qué hacer para disimular la intensidad del dolor que sentía, su corazón y las preocupaciones que rodeaban su vida. Fue bastante raro que a pesar de las sospechas, el hombre se limitó a abrir la puerta como todo un caballero, en lugar de cuestionarle por qué se tardó demasiado en el baño o la razón por la que parecía haber estado llorando. Ella lo agradeció al interno y subió al puesto de copiloto, entrelazó las manos sobre sus piernas y centró la mirada al frente, todavía quedaba un ligero temblor en su cuerpo, pero al menos ya la sensación estaba apaciguando un poco. —He traído mi auto —susurró en el interior del vehículo. —Lo sé, aún así te llevaré a casa, es demasiado tarde. Como la mujer no tenía ánimo de nada, ni siquiera se molestó en llevarle la contraria, tampoco volvió a insistir que se iba por su cuenta, porque real
El hombre se encontró en una situación desconocida, algo que nunca antes había experimentado. Una extraña conexión había surgido de repente, pero él no podía darle un nombre ni siquiera estaba seguro de lo que estaba pasando en realidad. A pesar de esto, la pequeña niña de cinco años que estaba frente a él era muy bonita y se parecía a su madre. Aunque era demasiado pronto para afirmarlo, el hombre no encontró ningún tipo de parentesco con Arthur, quien según él era un idiota. Esta experiencia desconcertante lo dejó pensando en lo que podría significar este sentimiento nuevo e inexplicable que lo había invadido.Intrigado por esta conexión inexplicable, el hombre comenzó a buscar en los escondrijos de su mente, algo que arrojara una respuesta, pero no daba en el clavo. Es que ese encuentro le daba esa sensación de familiaridad hacia ella. Lo que no sabia Sebastian, es que esa no sería la última vez, y que medida que compartieran momentos juntos, el sería capaz de evidenciar todo tip
Estaba furiosa, no podía controlar su respiración y cada vez que miraba esa fotografía, se llenaba de tanta ira... a través de su torrente sanguíneo corría el enojo potente, no había nada que lo apartara de ese enfurecimiento. ¡¿Qué rayos tenía su estúpida hermana que no tuviera ella?! Había puesto todo el empeño posible para convertirse en la amada de Arthur, sin embargo ese hombre seguía teniendo solamente ojos para Verónika. Estaba sumida en un mar de emociones encontradas, algo intenso que la mantenía enfrentada a su hermana Verónika. Ahora solo escupía palabras de aborrecimiento. Las palabras se lanzaban como dagas afiladas, desgarrando la relación fraternal que alguna vez fue sólida, (tan solo eran dos niñas), durante la adolescencia la envidia y la competencia se habían apoderado de ellas, convirtiendo su vínculo en un campo de batalla lleno de resentimiento y dolor.—¡¿Cómo puede seguir conservando todo esto?! —exclamó tirando a todos lados las fotografías, todo eso lo había
Se sentía un poco diferente una vez comenzaba a explorar el lugar que sería su nuevo hogar, la pequeña también estaba animada a recorrer el sitio, ella que era de naturaleza una niña curiosa, ya se encontraba por ahí, mirando todo. Instalarse en un lugar de nuevo, resultaba ser un poco molesto y cansino. Pero ya llegaría el momento en que podría sentarse y descansar. Lo más importante era iniciar desde cero y ya lo estaba haciendo. —Es una gran casa, se ve pequeña desde afuera. El interior es más amplio —comentó detrás suyo. No sabía que era exactamente, eso que la ponía tan nerviosa, pero incluso sentía como su corazón latía con más fiereza, cada vez que lo tenía cerca. A pesar de sus esfuerzos por descubrir el motivo exacto de su nerviosismo, seguía siendo un misterio. ¿Era lo apuesto que resultaba ser? Tal vez... ¿su sonrisa encantadora o la forma en que la miraba directamente a los ojos? Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se daba cuenta de que debía deshacerse de ese
—Vale, me quedaré —había terminado de decirle el hombre antes de ubicarse en el asiento entonces la mujer abrió la caja y comenzaron a repartirse la pizza, en realidad hace mucho tiempo que no comía una pizza tan deliciosa como esa. La pequeña al poco tiempo también había despertado y comenzó a engullir en silencio, porque todavía estaba somolienta, aunque eso no quitaba el hecho de que tenía un apetito voraz. Sebastian cada vez se encontraba un parentesco similar a esa niña con alguien especial en su vida, una persona que no olvidaría jamás, que lo fue todo para él, sin embargo pensar de ese modo se volvía también algo erróneo, como si no debía llegar a ese tipo de conclusiones, que no tenían fundamento y llegaban a ser descolocadas. Cada cierto tiempo se formaba un silencio incómodo que se volvía incómodo, miradas repentinas, sus ojos hicieron contacto visual con el millonario y sintió esa ráfaga en su interior, otra vez volvía a experimentar un montón de emociones recónditas que
Sebastian se dejó caer sobre la sofá de la sala. Liberó el aire sonoramente antes de ubicarse en su imagen en esos atractivos ojos azules llenos de vida y curiosidad. ¿Cómo demonios podía ser alguien capaz de dejar un angelito solo o ignorarlo por completo? Incluso él, en tan poco tiempo, llegó a tener pensamientos como: hacer todo lo posible para que ella estuviera bien, él no permitiría que su pasado definiera su futuro y se prometió a sí mismo que sería su propio protector y guía.Pero era tan absurdo, seguía siendo algo que apareció de imprevisto, que de seguro lo abandonaría. Aún así, sabía que la pequeña merecía algo mejor que ese tipo, quien no lo merecía. Más allá de mirarse afectado por el engaño, ¿Realmente tendría que existir una diferencia si corría por sus venas la misma sangre o no? Se levantó al poco tiempo y se dirigió al minibar que había en su piso, no quería vivir esa noche, pero recurrió al alcohol para escaparse un poco de todo lo que lo aturdiendo, por esa nec
La llamada de Coral terminó por arruinarle la noche, después el tipo se quedó pensativo sobre el tema, uno que daba vueltas alrededor de su mente, por más de media hora en la cama se movió sin poder conciliar el sueño, el insomnio volvía a hacer de la las suyas, odiaba con toda su alma no poderse dormir con tranquilidad, era un completo desafío que lo envolvía. Por tal motivo tuvo que salir a regañadientes de la cama y dirigirse a la cocina, un vaso de agua no disiparía el problema, pero al menos lograría contrarrestar un poco la impotencia al no poderse dormir. No pasó demasiado tiempo cuando el abogado lo llamó. Además de eso, alguien cercano a él, un amigo. —¿Asthon? ¿Esperaba buenas noticias a esa hora tan tarde? Claramente no era nada bueno lo que ese hombre le debía decir, aún así, se hizo a la idea de que no había pasado nada preocupante. —Disculpa, Sebastian, no me lo vas a creer. Me he quedado varado, no sé qué le ha sucedido al auto, hace poco tiempo lo llevé al mecánico
Lo primero que hizo la mujer al abrir los ojos fue examinar la habitación en la que se encontraba, tan diferente a la anterior, pero en lugar de sentirse nostálgica por el cambio, ahora algo diferente florecía dentro de ella, ya no había un crudo de invierno en su interior, sentía que por fin la primavera llegaba a su mundo después de pasarla muy mal durante los días fríos, su florecita preciosa le sacó una sonrisa; seguía durmiendo a pierna suelta a su lado, no había una mejor compañía que tenerla, cambiaba su mundo y le hacía sentir mejor cuando pensaba que todo se podría caer encima de ella y le daba las fuerzas para continuar. —Cariño, sé que probablemente tienes demasiado sueño, pero deberías despertar, mamá preparará tu desayuno favorito, puedes ayudarme si eso quieres.Pero en respuesta la niña solo gruñó, no quería despertar todavía. Verónika suspiró y se inclinó dejando un dulce beso sobre su frente. Ella era tan hermosa, no le podía pedir nada más a la vida. Lo tenía todo