Estaba furiosa, no podía controlar su respiración y cada vez que miraba esa fotografía, se llenaba de tanta ira... a través de su torrente sanguíneo corría el enojo potente, no había nada que lo apartara de ese enfurecimiento. ¡¿Qué rayos tenía su estúpida hermana que no tuviera ella?! Había puesto todo el empeño posible para convertirse en la amada de Arthur, sin embargo ese hombre seguía teniendo solamente ojos para Verónika. Estaba sumida en un mar de emociones encontradas, algo intenso que la mantenía enfrentada a su hermana Verónika. Ahora solo escupía palabras de aborrecimiento. Las palabras se lanzaban como dagas afiladas, desgarrando la relación fraternal que alguna vez fue sólida, (tan solo eran dos niñas), durante la adolescencia la envidia y la competencia se habían apoderado de ellas, convirtiendo su vínculo en un campo de batalla lleno de resentimiento y dolor.—¡¿Cómo puede seguir conservando todo esto?! —exclamó tirando a todos lados las fotografías, todo eso lo había
Se sentía un poco diferente una vez comenzaba a explorar el lugar que sería su nuevo hogar, la pequeña también estaba animada a recorrer el sitio, ella que era de naturaleza una niña curiosa, ya se encontraba por ahí, mirando todo. Instalarse en un lugar de nuevo, resultaba ser un poco molesto y cansino. Pero ya llegaría el momento en que podría sentarse y descansar. Lo más importante era iniciar desde cero y ya lo estaba haciendo. —Es una gran casa, se ve pequeña desde afuera. El interior es más amplio —comentó detrás suyo. No sabía que era exactamente, eso que la ponía tan nerviosa, pero incluso sentía como su corazón latía con más fiereza, cada vez que lo tenía cerca. A pesar de sus esfuerzos por descubrir el motivo exacto de su nerviosismo, seguía siendo un misterio. ¿Era lo apuesto que resultaba ser? Tal vez... ¿su sonrisa encantadora o la forma en que la miraba directamente a los ojos? Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se daba cuenta de que debía deshacerse de ese
—Vale, me quedaré —había terminado de decirle el hombre antes de ubicarse en el asiento entonces la mujer abrió la caja y comenzaron a repartirse la pizza, en realidad hace mucho tiempo que no comía una pizza tan deliciosa como esa. La pequeña al poco tiempo también había despertado y comenzó a engullir en silencio, porque todavía estaba somolienta, aunque eso no quitaba el hecho de que tenía un apetito voraz. Sebastian cada vez se encontraba un parentesco similar a esa niña con alguien especial en su vida, una persona que no olvidaría jamás, que lo fue todo para él, sin embargo pensar de ese modo se volvía también algo erróneo, como si no debía llegar a ese tipo de conclusiones, que no tenían fundamento y llegaban a ser descolocadas. Cada cierto tiempo se formaba un silencio incómodo que se volvía incómodo, miradas repentinas, sus ojos hicieron contacto visual con el millonario y sintió esa ráfaga en su interior, otra vez volvía a experimentar un montón de emociones recónditas que
Sebastian se dejó caer sobre la sofá de la sala. Liberó el aire sonoramente antes de ubicarse en su imagen en esos atractivos ojos azules llenos de vida y curiosidad. ¿Cómo demonios podía ser alguien capaz de dejar un angelito solo o ignorarlo por completo? Incluso él, en tan poco tiempo, llegó a tener pensamientos como: hacer todo lo posible para que ella estuviera bien, él no permitiría que su pasado definiera su futuro y se prometió a sí mismo que sería su propio protector y guía.Pero era tan absurdo, seguía siendo algo que apareció de imprevisto, que de seguro lo abandonaría. Aún así, sabía que la pequeña merecía algo mejor que ese tipo, quien no lo merecía. Más allá de mirarse afectado por el engaño, ¿Realmente tendría que existir una diferencia si corría por sus venas la misma sangre o no? Se levantó al poco tiempo y se dirigió al minibar que había en su piso, no quería vivir esa noche, pero recurrió al alcohol para escaparse un poco de todo lo que lo aturdiendo, por esa nec
La llamada de Coral terminó por arruinarle la noche, después el tipo se quedó pensativo sobre el tema, uno que daba vueltas alrededor de su mente, por más de media hora en la cama se movió sin poder conciliar el sueño, el insomnio volvía a hacer de la las suyas, odiaba con toda su alma no poderse dormir con tranquilidad, era un completo desafío que lo envolvía. Por tal motivo tuvo que salir a regañadientes de la cama y dirigirse a la cocina, un vaso de agua no disiparía el problema, pero al menos lograría contrarrestar un poco la impotencia al no poderse dormir. No pasó demasiado tiempo cuando el abogado lo llamó. Además de eso, alguien cercano a él, un amigo. —¿Asthon? ¿Esperaba buenas noticias a esa hora tan tarde? Claramente no era nada bueno lo que ese hombre le debía decir, aún así, se hizo a la idea de que no había pasado nada preocupante. —Disculpa, Sebastian, no me lo vas a creer. Me he quedado varado, no sé qué le ha sucedido al auto, hace poco tiempo lo llevé al mecánico
Lo primero que hizo la mujer al abrir los ojos fue examinar la habitación en la que se encontraba, tan diferente a la anterior, pero en lugar de sentirse nostálgica por el cambio, ahora algo diferente florecía dentro de ella, ya no había un crudo de invierno en su interior, sentía que por fin la primavera llegaba a su mundo después de pasarla muy mal durante los días fríos, su florecita preciosa le sacó una sonrisa; seguía durmiendo a pierna suelta a su lado, no había una mejor compañía que tenerla, cambiaba su mundo y le hacía sentir mejor cuando pensaba que todo se podría caer encima de ella y le daba las fuerzas para continuar. —Cariño, sé que probablemente tienes demasiado sueño, pero deberías despertar, mamá preparará tu desayuno favorito, puedes ayudarme si eso quieres.Pero en respuesta la niña solo gruñó, no quería despertar todavía. Verónika suspiró y se inclinó dejando un dulce beso sobre su frente. Ella era tan hermosa, no le podía pedir nada más a la vida. Lo tenía todo
[Recuerdo] Dos años atrás... Sebastian sabía que se acercaba una fecha difícil para su madre, el aniversario de la partida de su hermano. Era consciente de cómo esos recuerdos dolorosos afloraban en ella, trayendo consigo emociones intensas y un profundo pesar. Quería estar allí para apoyarla y hacerla sonreír, incluso en medio de la inevitable tristeza.Con cada minuto que pasaba, Sebastian se esforzaba por encontrar maneras de alegrar el día de su madre, sabiendo que no podía desaprovechar ni un segundo. Buscaba pequeñas acciones y gestos que pudieran traer un poco de luz a su vida y recordarle que, a pesar de la tristeza, aún había momentos de alegría por vivir juntos.Decidió sorprender a su madre con un desayuno especial. Preparó su comida favorita y decoró la mesa con flores coloridas. Sabía que los detalles marcarían la diferencia y harían que su madre se sintiera amada y apreciada.Cuando Regina entró en la cocina y vio la mesa preparada con tanto esmero, sus ojos se llenaro
Él la tomó por el cuello con demasiada fuerza. Ella pensaba que en cualquier momento se quedaría sin oxígeno y sería su triste final, el hombre tenía los ojos inyectados de odio, las venas de su cuello se notaban cada vez más y comenzaba a creer que no la soltaría. La tensión se volvía cada vez más asfixiante. A medida que el hombre apretaba su agarre en el cuello de ella, su respiración se volvía entrecortada y desesperada. El miedo se apoderaba de sus pensamientos mientras luchaba por mantener la calma y encontrar una salida.El rostro del hombre reflejaba una furia descontrolada, sus ojos llenos de ira parecían arder con una intensidad amenazante. Cada segundo que pasaba, la certeza de que no la soltaría se afianzaba en su mente.En medio de la angustia y el pánico, ella buscaba desesperadamente alguna oportunidad para liberarse de aquel agarre opresivo. Su cuerpo se debatía entre la necesidad de defenderse y el miedo paralizante que le impedía actuar.El ambiente se cargaba con u