[Recuerdo]Sentía el sudor frío recorrer cada milímetro de su piel mientras aguardaba en aquel pasillo desolado. El tiempo parecía estirarse como un chicle infinito, y cada segundo que pasaba la hacía sentir más vulnerable. Necesitaba ese empleo como ninguna otra persona en el mundo, y la idea de no conseguirlo le resultaba insoportable.De repente, una sutil voz la sacó de sus pensamientos y alzó la cabeza para encontrarse con una fémina uniformada. Ella sería una más, en poco tiempo. Ella tenía ese aspecto prolijo, y en sus ojos se reflejaba la necesidad de trabajar. Pero mientras Verónika temblaba de miedo, la mujer parecía tener todo bajo control.—¿Listos para empezar? —inquirió la mujer con tono autoritario.Ella asintió, sin saber a qué se refería exactamente. Pero antes de poder hacer otra pregunta, la mujer añadió. —Primero, debemos tener una charla sobre tus habilidades. Hay algunas dudas que necesito aclarar antes de tomar una decisión.El corazón de la joven se hundió en
A la mañana siguiente se despertó temprano como de costumbre, rápidamente se reunió en la cocina y preparó algo de comida deliciosa, siempre trataba de alegrar las mañanas de su pequeña niña y ahora se esforzaba más para darle una calurosa bienvenida en su despertar, por eso se puso en modo creativo preparando su comida favorita.Mientras lo estaba haciendo, una lluvia de recuerdos azotó su mente. Sí, Arthur era parte de aquella precipitación inesperada. [Recuerdo]Era un día como cualquier otro, pero Arthur siempre se encargaba de volver cualquier día de la semana uno muy especial.—¡Papá! —Hija mía, te he traído lo que más te gusta. Revisa la bolsa, eh —la animó y Sídney asintió con la cabeza antes de abrirla. —Mami, papá me ha traído pizza, ven a comer —exclamó rebosante de felicidad, con una amplia sonrisa en su rostro. Verónika se acercó a los dos y lo recibió con un beso en los labios. —Vale, yo también muero mucho de hambre —mencionó acariciando su coronilla. Arthur abraz
Verónika se le quedó mirando con una sonrisita a su hija quien estaba devorando el plato con mucha energía, mirarla animada era como ver salir el sol en la mañana, ayer se volvió un poco tormentoso pero ahora allí frente a ella volvía a irradiar luz. —¿Quieres que hagamos algo? Hay demasiadas actividades en las que podemos divertirnos. Solo tienes que darme tu idea y la evaluaré. —¿Está bien decir que me quiero quedar aquí? —mencionó con una vocecita angelical. —¿Quieres que llame a la niñera? —Pero mamá, me quiero quedar contigo, no deseo que salgas, por favor —casi lloriqueó y no pudo negarse a esos ojitos que le estaban suplicando, imposible no decirle que no..—Si eso quieres, me quedaré justo aquí, creí que cómo te diviertes tanto con Lali incluso si voy a estar en casa, podría llamarla. —Lali es la mejor niñera del mundo además es intelectual, sabe muchísimas cosas. —¿Intelectual? Vaya, yo también tengo una niña inteligente, mira nada más las palabras que se te quedan graba
Verónika sintió que el aire se escapaba de sus pulmones mientras leía una y otra vez el mensaje de texto. En realidad no se preguntaba cómo Arthur había descubierto la verdad, tampoco podía señalar al hombre por estar apuntando a su dirección, porque razón de sobra tenía él de acusarla de engañarlo. El corazón de Verónika latía descontroladamente, su mente estaba llena de confusión y miedo.Sin embargo, algo en su interior le hizo reaccionar. No podía dejarse intimidar por las amenazas de Arthur, no podía permitir que sus palabras la afectaran tanto. Respiró profundamente, tratando de calmar su mente y encontrar la fortaleza necesaria para enfrentar la horrible situación.Sí, fue un error no haberle contado a Arthur la verdad sobre la paternidad de Sídney, sabía que podía generar dolor y resentimiento, ahora se volvió algo que debía enfrentar. No podía seguir toda la vida viviendo en medio de una mentira.Ya todo se sabía. Sin embargo después de lo que ese hombre le hizo no le iba a
Cuando salió de la enorme casa, avistó a la lejanía al hombre recargado en su auto, se le quedaba mirando desde la distancia bastante curioso, y ella no sabía qué hacer para disimular la intensidad del dolor que sentía, su corazón y las preocupaciones que rodeaban su vida. Fue bastante raro que a pesar de las sospechas, el hombre se limitó a abrir la puerta como todo un caballero, en lugar de cuestionarle por qué se tardó demasiado en el baño o la razón por la que parecía haber estado llorando. Ella lo agradeció al interno y subió al puesto de copiloto, entrelazó las manos sobre sus piernas y centró la mirada al frente, todavía quedaba un ligero temblor en su cuerpo, pero al menos ya la sensación estaba apaciguando un poco. —He traído mi auto —susurró en el interior del vehículo. —Lo sé, aún así te llevaré a casa, es demasiado tarde. Como la mujer no tenía ánimo de nada, ni siquiera se molestó en llevarle la contraria, tampoco volvió a insistir que se iba por su cuenta, porque real
El hombre se encontró en una situación desconocida, algo que nunca antes había experimentado. Una extraña conexión había surgido de repente, pero él no podía darle un nombre ni siquiera estaba seguro de lo que estaba pasando en realidad. A pesar de esto, la pequeña niña de cinco años que estaba frente a él era muy bonita y se parecía a su madre. Aunque era demasiado pronto para afirmarlo, el hombre no encontró ningún tipo de parentesco con Arthur, quien según él era un idiota. Esta experiencia desconcertante lo dejó pensando en lo que podría significar este sentimiento nuevo e inexplicable que lo había invadido.Intrigado por esta conexión inexplicable, el hombre comenzó a buscar en los escondrijos de su mente, algo que arrojara una respuesta, pero no daba en el clavo. Es que ese encuentro le daba esa sensación de familiaridad hacia ella. Lo que no sabia Sebastian, es que esa no sería la última vez, y que medida que compartieran momentos juntos, el sería capaz de evidenciar todo tip
Estaba furiosa, no podía controlar su respiración y cada vez que miraba esa fotografía, se llenaba de tanta ira... a través de su torrente sanguíneo corría el enojo potente, no había nada que lo apartara de ese enfurecimiento. ¡¿Qué rayos tenía su estúpida hermana que no tuviera ella?! Había puesto todo el empeño posible para convertirse en la amada de Arthur, sin embargo ese hombre seguía teniendo solamente ojos para Verónika. Estaba sumida en un mar de emociones encontradas, algo intenso que la mantenía enfrentada a su hermana Verónika. Ahora solo escupía palabras de aborrecimiento. Las palabras se lanzaban como dagas afiladas, desgarrando la relación fraternal que alguna vez fue sólida, (tan solo eran dos niñas), durante la adolescencia la envidia y la competencia se habían apoderado de ellas, convirtiendo su vínculo en un campo de batalla lleno de resentimiento y dolor.—¡¿Cómo puede seguir conservando todo esto?! —exclamó tirando a todos lados las fotografías, todo eso lo había
Se sentía un poco diferente una vez comenzaba a explorar el lugar que sería su nuevo hogar, la pequeña también estaba animada a recorrer el sitio, ella que era de naturaleza una niña curiosa, ya se encontraba por ahí, mirando todo. Instalarse en un lugar de nuevo, resultaba ser un poco molesto y cansino. Pero ya llegaría el momento en que podría sentarse y descansar. Lo más importante era iniciar desde cero y ya lo estaba haciendo. —Es una gran casa, se ve pequeña desde afuera. El interior es más amplio —comentó detrás suyo. No sabía que era exactamente, eso que la ponía tan nerviosa, pero incluso sentía como su corazón latía con más fiereza, cada vez que lo tenía cerca. A pesar de sus esfuerzos por descubrir el motivo exacto de su nerviosismo, seguía siendo un misterio. ¿Era lo apuesto que resultaba ser? Tal vez... ¿su sonrisa encantadora o la forma en que la miraba directamente a los ojos? Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se daba cuenta de que debía deshacerse de ese