Al día siguiente, Veronika recibió una sorpresa en su casa. Una gran caja con su nombre estaba esperándola en la entrada. Abrió los ojos de par en par, no daba crédito.
—Pero, ¿qué es esto? —parpadeó con sorpresa.Al abrir la caja, la mujer encontró un vestido hermoso de diseñador y una nota escrita a mano por Sebastian, lo supo al ver su nombre firmado al final."Espero que este vestido sea de tu agrado. Me divertí mucho anoche y estoy deseando poder verte de nuevo. Atentamente, Sebastian."Veronika se sintió un poco incómoda, pero a la vez agradecida por el gesto del millonario. Decidió que tenía que hablar con él y aclarar las cosas sobre su "contrato", antes de que todo se saliera de control.Esa misma tarde, tomó la decisión de llamar a Sebastian y le pidió que se encontraran en un café cercano.Cuando llegó, no dudó en asegurarse de ser clara con sus intenciones.—Sebastian —lo saludó deslizando una sonrisa.—Veronika, me alegra verte otra vez. ¿Has descansado bien?—Eso creo.Pronto tomaron asiento. No quiso pedir un café, solo quería ir directo al grano con él, sin irse por las ramas.—¿Hice algo malo?—Sebastian, justamente eso te quería mencionar, recibí un regalo de tu parte y no lo veo bien, sé que no has tenido malas intenciones, pero me hace sentir un poco incómoda. Que haya aceptado ser tu novia no significa que debas enviarme obsequios o algún presente.—Tú lo has dicho, no ha sido con malas intenciones. Es solo un regalo, ¿por qué te molesta?Ella resopló.—Lo siento, solo no lo vuelvas a hacer. No quiero que pienses que estoy siendo comprada o utilizada por ti.—Jamás quise que pensaras eso, pero no volverá a repetirse. Sí te pediré que uses el vestido esta noche.—¿Qué?—Ah, es que aún no te lo he dicho.—¿De qué se trata?—Si te pedí que fueras mi novia falsa, es porque necesito que finjas delante de mi familia, sobre todo ante mi madre. Ella está delicada de salud... —expiró —. Nunca antes esperó verme en una relación que ahora. Y quiero cumplir su deseo, sé que puedo confiar en ti para lograrlo.Ella se quedó boquiabierta.—¿Puedo saber qué tiene?Al ver su expresión supo que fue mala idea inquirir y cambió de tema con rapidez.***Arthur estaba sentado en la cama con la cabeza apoyada en sus manos, completamente ajeno a lo que ocurría a su alrededor. El sonido de la puerta al abrirse lo trajo de vuelta a la realidad, y para su sorpresa, se encontró con Vanessa entrando a la habitación.Ella tenía las manos sobre su abdomen, y bajo su camisa se podía ver una pequeña protuberancia. Su embarazo, pero Arthur no parecía emocionado en lo más mínimo.—¿Qué haces aquí, Vanessa? —soltó con desinterés.—Quería hablar contigo —continuó ella mientras se acercaba a la cama.Arthur se apartó de ella, dejando claro que no estaba de humor para charlas.—Parece que no te alegra verme —pronunció en un suspiro.—No estoy de humor —contestó él con frialdad.Ella se tensó, sintiendo que había tocado una fibra sensible.—¿Qué pasa contigo, Arthur? ¿Ya no me quieres?—No es eso —replicó él sin mirarla —. Es solo que tengo mucho en qué pensar.—¿En qué estás pensando? —inquirió la mujer, acercándose a él.—En muchas cosas —aseguró Arthur, levantando la mirada —. En ti, en el bebé, en mi trabajo… y también en mi exmujer.Entonces sintió el corazón apretado al escuchar eso.—¿Por qué estás pensando en ella —cuestionó —. ¡¿Por qué piensas en mi hermana?!Arthur soltó un suspiro, visiblemente frustrado.—Porque la vi con otro hombre —confesó.Y se quedó sin palabras. No sabía qué decirle a eso.—Me hace sentir como si no hubiera significado nada para ella —continuó Arthur —. Como si me hubiera reemplazado tan fácilmente.—Quisiera creer que solo estás bromeando, porque lo que dices no tiene sentido. ¿Qué te interesa si sale con alguien? Deja a Veronika en el pasado, soy yo la única que te debería importar —lo enfrentó —. ¡Maldición! Llevo a tu hijo aquí dentro, así que deja de pensar en esa mujer.—Déjame a solas, ¡qué te vayas! —exclamó embravecido y la mujer salió con prisa de allí.Llena de odio. Ahora que pensó que Arthur estaba en sus manos y era solo suyo, resulta que seguía clavado por Veronika. Esa mujer con cara de santa, pero era una mentirosa más.—¡Te odio, Veronika! —rugió venenosa.Mientras tanto, Veronika estaba en su habitación preparándose para la cena en casa de los padres de Sebastian. Miró el vestido que él le había regalado y expiró. ¿Cómo demonios supo su talla? Debía admitir que tenía buen gusto. Se puso el vestido, se arregló el cabello y se maquilló delicadamente. Una vez más se miró frente al espejo de cuerpo completo para cerciorarse de estar perfecta. A pesar de no encontrar ni un vestigio de descontento, se le hizo un nudo de inseguridad en el estómago. —Mamá, ¿le puedo decir a Lali que haga galletas para mí? Se giró y vio a Sídney. Sonrió. Ella ya le estaba implorando con la mirada para que la permitiera hacerlo. Rara vez podría la mujer negarle algo a su pequeña hija, porque siempre la consentía. Los deseos de la niña siempre eran concedidos por su madre cariñosa. —Bien, solo sé buena chica, eh. Te pediré que no seas una pequeña traviesa y no le pongas las cosas difíciles a la niñera, sé que puedo confiar en ti, cielo.—Lo prometo, mamita
Ella se estremeció ante las palabras de él, sintiendo cómo su propuesta resonaba en lo más profundo de su ser. El brillo en sus ojos y la promesa de un futuro próspero despertaron una chispa de tentación en su interior.Ciertamente se encontraba en una situación en la que no tenía demasiadas opciones y lo que él estaba diciendo era una oportunidad que no debía dejar de lado, pero era consciente del peligro y del peso qué significaba llevar una mentira a ese nivel, en pocas palabras se convertiría en un riesgo que le traería un beneficio pero ya al saber la vulnerabilidad de la madre de ese hombre se sintió fatal y supo que no debía avanzar con eso, pero retroceder se miraba igual de malo. Después de un momento de reflexión, ella suspiró y desvió la mirada, la noche ya lo cubría todo."Esto es una locura", pensó para sí misma. Sin embargo, también sabía que estaba en una encrucijada, sin una ayuda financiera, y pocas opciones viables a la vista. En poco tiempo volvió a clavar los oj
Sebastian sabía que lo que estaba haciendo era una mentira y que, de alguna manera, estaba engañando a sus padres. Ellos siempre habían sido muy protectores con él y habían depositado en él su confianza, y ahora él estaba traicionando esa confianza.Se sentía incómodo cada vez que pensaba en ello, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse atrapado en la situación. Había comenzado como algo pasajero, pero ahora había llegado demasiado lejos.A medida que pasarían los días, Sebastian se daría cuenta de que la mentira se volvería cada vez más complicada. Tenía que estar siempre alerta, asegurándose de no meter la pata y de mantener la farsa en todo momento.Pero lo peor de todo era pensar en sus padres. ¿Qué pasaría si descubrieran la verdad? ¿Cómo iba a explicarles que todo había sido una mentira con tal de hacer feliz a su madre?Sebastian se sentía culpable por lo que estaba haciendo, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en Verónika. Había algo en ella que lo atraía, algo
—¿Vanessa? —gruñó su nombre, llena de furia, la detestaba con todo su ser. —¿Quién si no? Seguramente intentarás buscar la razón por la que te estoy llamando y no tienes que ir demasiado lejos, sabes que iré directamente al grano. ¿Creíste que tu marido jamás sabría la verdad? Puede que mamá lo ha ocultado todo este tiempo, pero yo no. —¿Has sido tú? Vanessa...—Sí, ¡porque no mereces estar con Arthur! Él es el hombre que siempre ahnelé para mí y lo deseé con todas mis fuerzas y verlo contigo me llenaba de ira, más sabiendo que lo estabas engañando diciéndole que estabas embarazada de él, la única realidad es que le fuiste infiel al acostarte con quién sabe quién esa noche. Yo lo escuché todo ese día... Lo que le dijo su hermana llena de veneno la remontó a la escena, evocando todo con lujos y detalles... [Recuerdo]Verónika estaba sentada en el borde de su cama, las lágrimas caían por sus mejillas mientras apretaba con fuerza la prueba de embarazo en su mano temblorosa. No podía c
Verónika cayó sobre el suelo frío en medio del pasillo tratando de recuperar su respiración desbocada y de mantenerse serena cuando era una cuestión difícil, casi imposible.La desquebrajó escuchar a su hermana contar todo eso que hizo que recordara cada escena dolorosa de su vida, evocar otra vez cuando sus padres le dieron la espalda y la pusieron en aprietos en un momento dado, aunque solo se convenció de que lo merecía, pero su madre de todas maneras fue dura y luego siguió su padre con lo mismo, quien en realidad se dejaba dominar por Regina. —Vale, supongo que no te esperabas esta llamada y menos la conversación tan interesante que tenemos, ¿no es así? Pero siempre es bueno recordar la realidad, será la única manera de no recibir tu odio, ya no me podrás seguir mirando con malos ojos porque no soy la que inició con toda la mentira. —¿Se lo dijiste? —se cubrió los labios. —¿Me crees idiota? yo estoy enamorada de Arthur, lo amo con todo mi corazón y sabía que era mi única oportu
Se encontraba en su habitación, observando con amor a su pequeña hija de cinco años mientras dormía plácidamente. La luz tenue de la lámpara de noche iluminaba su rostro angelical y Verónika no podía evitar sentirse abrumada por el amor que le tenía a su hija.Sin embargo, en ese momento de tranquilidad, la mente de Verónika viajó en el tiempo, cinco años atrás. Recordó aquel día en el bar, cuando su vida dio un giro inesperado. Entre risas y conversaciones animadas, ella se encontraba disfrutando de una noche "diferente". Solo se divertía... Pero entre la multitud, tropezó accidentalmente con un hombre apuesto y misterioso.Era tan guapo que parecía irreal, y sus ojos transmitían una profundidad que Verónika nunca había experimentado antes. En ese instante, el mundo pareció detenerse mientras ambos se miraban fijamente. Pero antes de que pudieran intercambiar palabras, la vida continuó su curso y los separó abruptamente.Desde aquel encuentro fugaz, Verónika no pudo sacarse al hombre
Verónika se quedó mirando fijamente el papel que tenía en sus manos. Ese contrato que establecía que ella y Sebastian estarían juntos por un año, como una pareja falsa. Al principio, la idea le pareció absurda, pero después de pensarlo detenidamente, decidió aceptar el trato.Sebastian seguía frente a ella, compartiendo la misma mesa en la cafetería, esperando pacientemente a que ella firmara el contrato. Aunque Verónika no estaba segura de si había tomado la decisión correcta, sabía que era lo mejor su vida. Finalmente, Verónika tomó el bolígrafo y firmó el contrato. Sebastian sonrió aliviado y Verónika se sintió como si hubiera tomado una importante decisión para su futuro. Aunque no estaba segura de lo que le deparaba el año siguiente, sabía que estaría preparada para cualquier cosa que viniera su camino.—He terminado —anunció liberando ruidosamente el aire y le devolvió el documento que el millonario observó antes de asentir y cerrarlo. Entonces de forma inesperada le tendió la
Verónika, durante todo el recorrido no dejaba de pensar en esa tarjeta que tenía en su poder, todavía seguía pensando que no era correcto hacer uso del dinero, incluso cuando era parte de la compensación por ser una mentirosa.Y allí estaba el punto, ¿realmente debería aceptar dinero por mentir? No era algo de lo que se sentía orgullosa, sinceramente solo se estaba viendo obligada a hacer algo así cuando todo llegó a confundirse. Entonces, no tenía otra alternativa. Respiró hondo, era absurdo ignorar la necesidad que tenía por usar ese dinero cuando tenía demasiadas deudas y gastos por cubrir, primero debía poner el bienestar de su hija, ella era muy importante. El dinero que obtuvo por la venta de la casa, ya estaba destinado a su nuevo lugar. De acuerdo a eso, había llegado el momento en el que tenía que desalojar e irse a un sitio más pequeño junto con su hija, ya no podía seguir en esa casa.—Aló. —Soy Lali, te llamo porque a la niña se le a antojado salir por allí, entonces qu