Mientras tanto, Veronika estaba en su habitación preparándose para la cena en casa de los padres de Sebastian. Miró el vestido que él le había regalado y expiró.
¿Cómo demonios supo su talla? Debía admitir que tenía buen gusto.Se puso el vestido, se arregló el cabello y se maquilló delicadamente. Una vez más se miró frente al espejo de cuerpo completo para cerciorarse de estar perfecta. A pesar de no encontrar ni un vestigio de descontento, se le hizo un nudo de inseguridad en el estómago.—Mamá, ¿le puedo decir a Lali que haga galletas para mí?Se giró y vio a Sídney. Sonrió.Ella ya le estaba implorando con la mirada para que la permitiera hacerlo. Rara vez podría la mujer negarle algo a su pequeña hija, porque siempre la consentía.Los deseos de la niña siempre eran concedidos por su madre cariñosa.—Bien, solo sé buena chica, eh. Te pediré que no seas una pequeña traviesa y no le pongas las cosas difíciles a la niñera, sé que puedo confiar en ti, cielo.—Lo prometo, mamita.—Vale, eso es —susurró acariciando su cabello —. Espero que disfrutes de hornear galletas, también sé cuidadosa en la cocina.La niñera llegó pronto, así que Veronika pudo marcharse. Seguía sin poder controlar el nerviosismo que la estaba atacando.Después de atravesar el pórtico, se encontró con Sebastian esperándola en su auto lujoso. Ese apuesto hombre estaba recargado del ostentoso deportivo y no la dejaba de mirar.Y es que ella tras la ruptura con Arthur, no creyó que sería una mujer atractiva para alguien más. No es que tuviera el autoestima baja, pero, en algún punto de su vida, dejó de considerarse "lo suficientemente linda", ahora volvía a cobrar sentido en su vida.Y sí, estaba bien con eso.—Luces hermosa —halagó él con una sonrisa.¿Por qué rayos tenía que ser un tipo tan directo?—Gracias —soltó ella sonrojada, no sabía cómo actuar ante los halagos del CEO —. Disculpa la tardanza.—No te preocupes, lo importante es que estás aquí.Sebastian la ayudó a subir al auto y se dirigieron hacia la casa de sus padres. Veronika estaba nerviosa, pero trató de mantener la calma. Fue un largo trayecto, porque en todo el camino sintió cada vez el espacio más reducido y de pronto hacía calor.Quería pensar que el clima tenía toda la culpa, pero eso no sería otra cosa sino engañarse.No surgió ningún tipo de conversación entre ellos, de hecho el silencio se profundizó y solo ella deseaba llegar a su destino. Aunque al mismo tiempo quería estar en casa y no tener que atravesar por una situación tan apretada como esa. Ni modo, no tenía otra alternativa, que esa.Al llegar a la casa, fueron recibidos por la madre de Sebastian, quien parecía emocionada de conocer a su "novia". Ella estaba en una silla de ruedas, pero eso no impidió que le diera un abrazo a Veronika, quién se inclinó para recibirlo.Sinceramente la mujer no esperaba encontrar a la progenitora del magnate así, es que ni siquiera un pequeño rumor sobre su estado actual había corrido por allí, lo que daba a entender que sus circunstancias eran plenamente privadas.—Dios mío, creí que no podría conocer a la novia de mi hijo. Es el día más emocionante de mi vida —aseguró la mujer envejecida —. Eres una mujer preciosa, tú Sebastian tienes suerte de tenerla. ¡Vaya que sí es maravilloso conocerte al fin!Veronika se sintió un poco abrumada, pero trató de mantener una actitud tranquila y nada sospechosa. Ella, era una mujer cálida, que transmitía dulzura. Por eso la invadió un poco de culpabilidad por mentir, aunque al final se sacudió la culpa al darse cuenta de que le estaba dando alegría a una mujer que probablemente no le quedaba mucho de vida.Ciertamente no conocía su caso, pero el silencio de Sebastian, arrojó la respuesta esa mañana.Además de la señora Regina, también conoció a su padre, Bastian Walker.El hombre si los miraba a los dos, un poco escéptico. ¿Tal vez su padre estaba sospechando de ellos dos? o puede que solía ser así... ¿precavido?Ya no sabía qué pensar, pero no deseaba ser descubierta.Por esa razón, trató de seguir serena en toda la situación.—Y, ¿cómo se conocieron? —lanzó de manera imprevista.La pregunta que no podía faltar.Ambos se miraron a la cara.¿Cómo demonios no se pusieron de acuerdo?—Veronika y yo coincidimos un día en el cine —se le ocurrió decir, y ella le siguió la corriente, cada uno complementando la respuesta del otro, para no dejar ni un solo cabo suelto.Y nada acabó allí, Regina continuó el interrogatorio.—¿Piensan casarse? Se ven muy bien juntos, no pierdan el tiempo —aconsejó.Ella tosió sin parar.—Madre, es un poco apresurado.—¿Es pronto? Hijo, sabes mi situación...Él se aclaró la garganta.—Lo hemos hablado —soltó Veronika sin pensarlo ni un segundo —. ¿No es así, Sebas?Y él malinterpretó el mensaje.—Claro, madre. Ya hemos pensado en el matrimonio. Pero lo queríamos mantener en secreto.La mujer no podía creerlo. No era eso lo que debía decir. Apretó su mano debajo de la mesa.—¿Qué? Esa es una buena noticia. Quiero verlos como marido y mujer —exclamó eufórica.—Calma, mujer —pidió su marido que se mantuvo en silencio casi toda la noche, y miró a su hijo —. ¿Es cierto que piensan casarse?Ya habiendo emocionado así a su madre, era obvio que no podían dar vuelta atrás.Veronika pasó saliva con dificultad.—Sí, es verdad. Nos casaremos —continuó.Bastian no creía en absoluto a esos dos, como si algo no encajara, pero no los quiso acorralar por Regina, quién se miraba rebosante de felicidad.***Subió al auto en silencio, pero explotó cuando él ocupó su lugar.—¡¿Qué demonios crees que hiciste?! Se supone que nada debe ser así, ¿que pensamos casarnos? Es una locura haberle dicho eso en primer lugar.—Lo sé, cometí un error, lo siento. No comprendí lo que quisiste decirme. Pero... ¿por qué no lo has desmentido luego?Se cruzó de brazos.—¿Has visto a tu madre? —se le anudó la garganta —. Le brillaron los ojos al escuchar que su hijo se casaría.Él golpeó el volante.—¿Qué haremos? Se supone que solo sería por un mes nuestra relación.—No me casaré contigo, no lo tomes a mal.—Si has seguido con la mentira, ahora tendrás que asumir la consecuencia, ya sabes, es causa y efecto. Hagámoslo, no tiene que ser por mucho tiempo, vamos a casarnos, firmemos un contrato y pongamos las condiciones, ¿lo tomarías? Eso te vendría mejor, tu negocio crecerá de forma abismal, no solo recuperarás lo que has perdido, ganarás el triple cuando lleves mi apellido... Cuando seas mi esposa cada cosa que pidas será un deseo cumplido, y mi poder, tu poder.Ella se estremeció.Ella se estremeció ante las palabras de él, sintiendo cómo su propuesta resonaba en lo más profundo de su ser. El brillo en sus ojos y la promesa de un futuro próspero despertaron una chispa de tentación en su interior.Ciertamente se encontraba en una situación en la que no tenía demasiadas opciones y lo que él estaba diciendo era una oportunidad que no debía dejar de lado, pero era consciente del peligro y del peso qué significaba llevar una mentira a ese nivel, en pocas palabras se convertiría en un riesgo que le traería un beneficio pero ya al saber la vulnerabilidad de la madre de ese hombre se sintió fatal y supo que no debía avanzar con eso, pero retroceder se miraba igual de malo. Después de un momento de reflexión, ella suspiró y desvió la mirada, la noche ya lo cubría todo."Esto es una locura", pensó para sí misma. Sin embargo, también sabía que estaba en una encrucijada, sin una ayuda financiera, y pocas opciones viables a la vista. En poco tiempo volvió a clavar los oj
Sebastian sabía que lo que estaba haciendo era una mentira y que, de alguna manera, estaba engañando a sus padres. Ellos siempre habían sido muy protectores con él y habían depositado en él su confianza, y ahora él estaba traicionando esa confianza.Se sentía incómodo cada vez que pensaba en ello, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse atrapado en la situación. Había comenzado como algo pasajero, pero ahora había llegado demasiado lejos.A medida que pasarían los días, Sebastian se daría cuenta de que la mentira se volvería cada vez más complicada. Tenía que estar siempre alerta, asegurándose de no meter la pata y de mantener la farsa en todo momento.Pero lo peor de todo era pensar en sus padres. ¿Qué pasaría si descubrieran la verdad? ¿Cómo iba a explicarles que todo había sido una mentira con tal de hacer feliz a su madre?Sebastian se sentía culpable por lo que estaba haciendo, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en Verónika. Había algo en ella que lo atraía, algo
—¿Vanessa? —gruñó su nombre, llena de furia, la detestaba con todo su ser. —¿Quién si no? Seguramente intentarás buscar la razón por la que te estoy llamando y no tienes que ir demasiado lejos, sabes que iré directamente al grano. ¿Creíste que tu marido jamás sabría la verdad? Puede que mamá lo ha ocultado todo este tiempo, pero yo no. —¿Has sido tú? Vanessa...—Sí, ¡porque no mereces estar con Arthur! Él es el hombre que siempre ahnelé para mí y lo deseé con todas mis fuerzas y verlo contigo me llenaba de ira, más sabiendo que lo estabas engañando diciéndole que estabas embarazada de él, la única realidad es que le fuiste infiel al acostarte con quién sabe quién esa noche. Yo lo escuché todo ese día... Lo que le dijo su hermana llena de veneno la remontó a la escena, evocando todo con lujos y detalles... [Recuerdo]Verónika estaba sentada en el borde de su cama, las lágrimas caían por sus mejillas mientras apretaba con fuerza la prueba de embarazo en su mano temblorosa. No podía c
Verónika cayó sobre el suelo frío en medio del pasillo tratando de recuperar su respiración desbocada y de mantenerse serena cuando era una cuestión difícil, casi imposible.La desquebrajó escuchar a su hermana contar todo eso que hizo que recordara cada escena dolorosa de su vida, evocar otra vez cuando sus padres le dieron la espalda y la pusieron en aprietos en un momento dado, aunque solo se convenció de que lo merecía, pero su madre de todas maneras fue dura y luego siguió su padre con lo mismo, quien en realidad se dejaba dominar por Regina. —Vale, supongo que no te esperabas esta llamada y menos la conversación tan interesante que tenemos, ¿no es así? Pero siempre es bueno recordar la realidad, será la única manera de no recibir tu odio, ya no me podrás seguir mirando con malos ojos porque no soy la que inició con toda la mentira. —¿Se lo dijiste? —se cubrió los labios. —¿Me crees idiota? yo estoy enamorada de Arthur, lo amo con todo mi corazón y sabía que era mi única oportu
Se encontraba en su habitación, observando con amor a su pequeña hija de cinco años mientras dormía plácidamente. La luz tenue de la lámpara de noche iluminaba su rostro angelical y Verónika no podía evitar sentirse abrumada por el amor que le tenía a su hija.Sin embargo, en ese momento de tranquilidad, la mente de Verónika viajó en el tiempo, cinco años atrás. Recordó aquel día en el bar, cuando su vida dio un giro inesperado. Entre risas y conversaciones animadas, ella se encontraba disfrutando de una noche "diferente". Solo se divertía... Pero entre la multitud, tropezó accidentalmente con un hombre apuesto y misterioso.Era tan guapo que parecía irreal, y sus ojos transmitían una profundidad que Verónika nunca había experimentado antes. En ese instante, el mundo pareció detenerse mientras ambos se miraban fijamente. Pero antes de que pudieran intercambiar palabras, la vida continuó su curso y los separó abruptamente.Desde aquel encuentro fugaz, Verónika no pudo sacarse al hombre
Verónika se quedó mirando fijamente el papel que tenía en sus manos. Ese contrato que establecía que ella y Sebastian estarían juntos por un año, como una pareja falsa. Al principio, la idea le pareció absurda, pero después de pensarlo detenidamente, decidió aceptar el trato.Sebastian seguía frente a ella, compartiendo la misma mesa en la cafetería, esperando pacientemente a que ella firmara el contrato. Aunque Verónika no estaba segura de si había tomado la decisión correcta, sabía que era lo mejor su vida. Finalmente, Verónika tomó el bolígrafo y firmó el contrato. Sebastian sonrió aliviado y Verónika se sintió como si hubiera tomado una importante decisión para su futuro. Aunque no estaba segura de lo que le deparaba el año siguiente, sabía que estaría preparada para cualquier cosa que viniera su camino.—He terminado —anunció liberando ruidosamente el aire y le devolvió el documento que el millonario observó antes de asentir y cerrarlo. Entonces de forma inesperada le tendió la
Verónika, durante todo el recorrido no dejaba de pensar en esa tarjeta que tenía en su poder, todavía seguía pensando que no era correcto hacer uso del dinero, incluso cuando era parte de la compensación por ser una mentirosa.Y allí estaba el punto, ¿realmente debería aceptar dinero por mentir? No era algo de lo que se sentía orgullosa, sinceramente solo se estaba viendo obligada a hacer algo así cuando todo llegó a confundirse. Entonces, no tenía otra alternativa. Respiró hondo, era absurdo ignorar la necesidad que tenía por usar ese dinero cuando tenía demasiadas deudas y gastos por cubrir, primero debía poner el bienestar de su hija, ella era muy importante. El dinero que obtuvo por la venta de la casa, ya estaba destinado a su nuevo lugar. De acuerdo a eso, había llegado el momento en el que tenía que desalojar e irse a un sitio más pequeño junto con su hija, ya no podía seguir en esa casa.—Aló. —Soy Lali, te llamo porque a la niña se le a antojado salir por allí, entonces qu
En el silencio nostálgico de la tarde, Jasmine, la madre de Verónika, deambulaba por cada habitación de la casa con una mirada despectiva. Sabía que Verónika evitaba cualquier interacción con ella, pero eso no la detenía. Para Jasmine, era un desastre que su hija se hubiera separado de Arthur, y no perdía oportunidad para hacerlo evidente.—Esta casa era perfecta para ti y la niña. ¿Es que no has podido ser más lista? Es algo que no comprendo, ¿por qué mitad y mitad? Ya veo que no has cambiado, debiste quedarte con la casa al menos. —Mamá, la verdad no es algo que se pueda cambiar, y ya todo quedó así, no veo razón para volver a lo mismo. Ha sido suficiente, ya no quiero saber nada de ese hombre. Entonces la mujer resopló y se levantó. Mientras observaba cada detalle del hogar, no pudo evitar comentar en voz alta sobre la elección de Verónika y Arthur en cuanto a la casa. Otra vez volvía a emitir algo al respecto. Aunque había sido una decisión conjunta entre ambos, Jasmine sentí