Rachel sentía que la boca de Alexander quemaba, pero que su respiración era aún peor; como si estuviera envuelta en llamas.Si antes su corazón estaba acelerado, ahora estaba a punto de abandonar su caja torácica.«¡He muerto y llegado al cielo con la diosa Selene!» exclamó Lyall con entusiasmo.Alexander ni siquiera le respondió, las sensaciones que estaba experimentando eran exquisitas y fuera de ese mundo, como si estuviera viajando muy lejos de su cuerpo.Anhelaba sentir más y más de lo que los labios y la piel de su pareja destinada podía ofrecerle.—¡Señor! ¿Está todo bien? —una voz a sus espaldas hizo gruñir a su lobo y también a Alexander, que se apartó de la boca de Rachel muy a su pesar.«Este… hijo de su madre no tiene vida? ¿No duerme? ¡Voy a matarlo!» rugió Lyall poseso de una ira burbujeante.«Por primera vez estoy de acuerdo contigo, maldición» rugió Alexander también.Su actitud hizo a Rachel despertar de su letargo, viendo con ojos muy abiertos el rostro del Duque, en
El chico se removió algo incómodo, al ver la mirada penetrante de Rachel.—Pues verás… soy un invitado especial aquí —alzó la barbilla, orgulloso—. Vine a hacerte compañía.—¿A mí? —ella frunció el ceño—. ¿El duque te mandó llamar? ¿Sabías que estaba aquí? A pesar de la curiosidad y agitación que la embargaban, temía ser escuchada por Alexander, así que tomó la mano de Jack y lo arrastró con ella a donde no pudieran encontrarlos por el momento.—Auch, calma —Jack sobó su brazo, haciendo una mueca—. El duque es un hombre bueno, Rachel. Deberías entenderlo…—¿Sabías que estaba aquí secuestrada? —su voz salió más chillona de lo normal, a causa de la sorpresa—. ¡Jack, esto es un delito! Sentía como una especie de traición de parte de aquel aprendiz que conocía desde hacía bastante tiempo. Le parecía inverosímil que ese chico estuviera de acuerdo con esa locura, aún sabiendo que estaba privada de su libertad y tenía a su novio Lucas.Jack miró el suelo, intentando encontrar las palabras
El ambiente se sentía inusualmente pesado, Rachel podía intuir que era una de esas noches extrañas donde el castillo parecía estar poseído.Miró a Alexander con disimulo, notando la evidente tensión en su cuerpo, aunque este trataba de ocultarlo con todas sus fuerzas.—Creo que debería ver lo que ocurre allá afuera —habló él luego de unos segundos, haciendo ademán de levantarse—. No tardaré, volveré a tiempo para…—¿Es algo malo? Parecen ser animales en el bosque —lo interrumpió Rachel, sintiendo de pronto que su pecho se oprimía—. Puede ser peligroso…Se detuvo de pronto, porque no quería sonar preocupada y menos por él, pero lo cierto era que no le gustaba la idea de que Alexander se acercara a bestias salvajes.—Estamos preparados para este tipo de situaciones —dijo él con tono impasible, ocultando su alegría al notar la preocupación de Rachel—. Pueden continuar cenando. Si me disculpan…Sin más preámbulo salió del lugar, seguido por la mirada de Rachel, quien tragó saliva cuando e
—Alteza… —musitó Rachel, intentando alejarse de esa enorme mano que le quemaba la piel.Un gruñido salió de la garganta del hombre, intensificando sus sensaciones.—No seas tan formal conmigo, Rachel —su tono de voz le pareció más grave—. Trátame como a tu igual, como a un hombre…—No puedo hacer eso —se negó ella de manera obstinada, sintiendo que era una barrera que no podía traspasar—. Si ya se siente mejor, lo mejor es que…—Ven, siéntela —tomó la temblorosa mano de la chica, que soltó un jadeo al sentir que la herida estaba casi cerrada—. Te dije que no iba a necesitar sutura.—Es imposible… —Rachel frunció el ceño y se olvidó momentáneamente que la mano de Alexander todavía sostenía la suya—. Yo la vi y parecía muy abierta.Tarde se dio cuenta del movimiento que hizo el duque, haciendo que su grácil cuerpo cayera sobre él, sintiendo choques eléctricos recorrerla al sentir su caliente respiración.—Tiene fiebre… —susurró ella, aunque incapaz de apartarse.—No, tengo ganas de ti —
El castillo de Blackmore estaba sumido en una agitación sin precedentes.Los pasos de Rachel eran rápidos y torpes, pero no se atrevió a mirar atrás. Su corazón desbocado retumbaba en sus oídos, y las palabras que había escuchado momentos antes no dejaban de rondar su mente.“Mate… he visto esa palabra antes. ¿Dónde? Sé que significa algo…”Su respiración dolía con cada bocanada de aire. No sabía a dónde estaba corriendo, pero en medio de la confusión en el castillo y la oscuridad de la noche, el rumbo era lo de menos.“¿Cómo pude dejarme llevar de esa forma? Nunca me había pasado antes, la cordura parece abandonarme con cada minuto que permanezco en este lugar. Tengo que salir, tengo que escapar de aquí.”Tumultos y estruendos comenzaron a escucharse en el bosque, y Rachel se preguntó por una fracción de segundo qué ocurría. Parecía una noche muy agitada en todos los sentidos.Un aullido agudo y tormentoso resonó en el aire, helándole la sangre. Era un sonido lastimero que encogió su
Lyall estaba devastado, su cuerpo temblaba de dolor y no podía evitar aullar de manera estruendosa y dolorosa por la pérdida de su Mate.Por su parte, Alexander sentía el peso de la culpa aplastar su pecho. Se dijo que ella había huido abrumada por las sensaciones que había experimentado con él en aquella habitación.“No debí presionarla de esa manera, acorralarla así solo fue contraproducente,” pensó con rabia de sí mismo.Al momento de saber de su desaparición, había perdido el control y ahora Lyall, su forma lobuna, merodeaba los alrededores del castillo.Su estado de agitación casi rozaba la crisis.«Hay que encontrarla, tenemos que ir tras ella» pensó Lyall, comenzando a correr. Pero Alexander lo detuvo.«Los cazadores… han penetrado el castillo. Si ellos la encuentran, podrán usarla para destruirnos.»«¡Lo estaremos si no está a nuestro lado!» protestó Lyall con voz rota, su corazón dolía con cada latido. «No puedo perderla, no dejes que eso pase.»«No lo haré, vamos a buscarla»
Rachel sintió una ola de temor recorrer su cuerpo. Jamás había visto a Lucas comportarse de esa manera. —Lucas, no es lo que piensas —intentó explicarse, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos.—¿No es lo que pienso? ¿Qué más podría ser? —Su voz estaba cargada de una furia contenida, sus sentidos agudos captaron algo que la traicionaba—. Puedo olerlo en ti, Rachel. No me mientas.Ella retrocedió sorprendida y asustada, las lágrimas comenzaban a nublar su visión. —Por favor, déjame explicarte. No fue así…—¿Qué quieres decir? ¿Que no estuviste con él? ¿Que no te entregaste a ese monstruo? —La voz de Lucas estaba cargada de dolor y celos—. Pensé que podíamos confiar el uno en el otro.Rachel sintió su mundo desmoronarse.Recordaba con bastante claridad los besos y caricias que había compartido con Alexander en esa cálida habitación y también todas las sensaciones que todavía parecían recorrer cada célula de su cuerpo.Quizás no se había entregado completamente a él, pero sí h
Thomas llegó al castillo y encontró a Alexander en su despacho, revisando mapas y planes para proteger el territorio. Su expresión estaba marcada por la preocupación y la fatiga.—Alexander —dijo Thomas, adoptando un tono grave—, necesito hablar contigo. Es urgente.El duque levantó la mirada, notando la seriedad en los ojos de su Beta.—¿La encontraste? —preguntó, dejando a un lado los mapas.—Así es —comenzó diciendo, saboreando cada palabra—. La encontré en el pueblo, en la casa de su novio. No sé cómo decirte esto, pero... la situación se salió de control entre ellos. La preocupación en el rostro de Alexander se intensificó, transformándose luego en una furia contenida. Se levantó de golpe, su mirada estaba fija en Thomas.—¿Qué dijiste? ¿Estaban juntos? —su voz temblaba de rabia y dolor.Thomas asintió solemnemente, aunque por dentro disfrutaba del caos que estaba sembrando.—Sí, Alfa. Tu compañera estaba besándose e intimando con otro hombre —habló Thomas, omitiendo deliberad