Yo soy la Luna de esta manada - Le grite con mi voz cargada de irá, de rabia, de decepción y tristeza. - No puedo rechazarla, comprende - Me decía James en tono de súplica, con la mirada clavada en mí y las lágrimas a punto de caer. Que buen actor, pero; su truco ya no funciona.
Conocí a James cuando tenía 12 y él 15, en un coto de caza. No cazamos igual que los humanos, no obstante, es algo natural en nosotros. El sentimiento de libertad, la adrenalina de la competencia. Compartimos una presa, y yo aún ilusa quedé fascinada con el guapo hijo del Alpha. Que tonta, era el típico cliché de la huérfana y el niño rico. Nos volvimos más cercanos a medida que paso el tiempo. Nos convertimos en una pareja, esperando ser una pareja destinada. No lo sabríamos hasta que yo tuviera mi espíritu salvaje, mi loba. Pronto James se convirtió en Alpha, cuando sus padres una pareja destinada decidieron que ya era tiempo de disfrutar de sus vidas y que él tomase el control. Después de dos años de relación, cuando mi loba apareció, no hubo chispas en el aire. Pero no me importo yo amaba a James. Él era dedicado, algunas veces obstinado, no tenía ojos para nadie más, pero; tampoco es que yo fuese una belleza. Nos casamos y me convertí en Luna de la manada Silver Moon. Al no ser una pareja destinada, sabíamos que el no alcanzaría todo su potencial, sin embargo; yo estaría hay para apoyarlo, yo sería su fuerza, su espada. Creía ser féliz, estaba segura de que lo era, más una sonrisa coqueta y unos ojos castaños, hicieron temblar el mundo bajo mis pies y ponerlo de cabeza, estaba a punto de perder todo aquello que había soñado y solo podía mirar como pasaba. Sarah Esa mañana me levanté temprano, me arregle con prisa, sería un día ajetreado. Cómo Alpha y Luna de la manada Silver Moon, debíamos asistir al nombramiento del nuevo Alpha de la manada Moonlight, la manada vecina. Y aunque no teníamos ganas de asistir, estábamos obligados a hacerlo pues nuestras negociaciones de paz con otras manadas podrían verse afectadas de no asistir. Cómo Luna se esperaba elegancia, nada de colores llamativos, ropa sexy o maquillaje provocador. Me puse un vestido color hueso, en corte recto, un maquillaje discreto y poca joyería. Lo único llamativo en mi era la banda con el escudo de mi manada. Nada más llegar, el aire apremiaba que nada sería igual después de ese día, quien diría que el instinto no se equivocaba. Tras saludar y charlar con Lunas y Alphas de otras regiones aliadas, me encontraba cansada y deseosa de ir a casa. Nada me preparaba para lo que aconteció ante mis ojos, mi esposo que me miraba con cariño, aparto rostro abruptamente, buscando algo con desesperación. Una figura delgada, piel canela y ojos marrones me había robado su atención. Su espada antes relajada, ahora se sentía tensa, sus ojos estaban fijos en ella. Y lo supe, mi mayor miedo. Ella era su compañera destinada, ya nada volvería a ser igual. Trate de llamarlo- James, James...- más, no respondió. El mundo se esfumó bajo sus pies, mientras el mío se resquebrajaba a pedazos mientras se derrumbaba. Ella sonrió, comenzó a avanzar y salió del salón, él hipnotizado solo la siguió y yo, humillada, más que nunca en mi vida, hacía un esfuerzo por no salir corriendo, por contener las lágrimas que amenazaban con desbordar. Estaba sola, permanecí en silencio, espere hasta que supe absolutamente que él no volvería, por lo que decidí irme a casa. No pensé que no podría volver en auto;por lo que, serenamente salí del recinto y corrí hasta que mi Loba se apoderó de mí. Solo deseaba que el aullar del viento, la oscuridad de la noche, el frio a mi alrededor o la lluvia que comenzaba a caer calmara mi dolor. Mi loba aulló desgarradoramente, ella también estaba sufriendo.Corrí toda la noche, hasta que el cansancio fue mayor que mi dolor. Mi hogar frente a mi, yacía inerte, entre las sombras sempiternas de la noche, imperturbable. Entre desnuda, en mi forma humana, mi cuerpo empapado, mi mente dispersa y ahí estaba él. Solo lo ignore, pase de largo. Me dirigí al cuarto de baño, tome una ducha caliente, tan larga como pude, y cuando no pude retrasarlo más entre en la recámara, él no estaba ahí. llore bajo las sábanas hasta quedarme dormida. Desperté al medio día, sin ánimos trate de cumplir con mis obligaciones, ante todo era aún la Luna y la manada era lo primero. James. Sarah me ignoro por días, con diligencia atendió los asuntos de la manada. No obstante, me evitaba. Me volvía loco, su indiferencia, su mirada vacía. No era mi culpa, o tal vez si. Debí de rechazarla, estaba dispuesto a hacerlo. Blaze en mi cabeza aullaba de desesperación por marcarla, por poseerla. Salí al Jardín tras ella, abandonando mi luna. turbado por ese aroma afrutado ta
Sarah Después de esa cena, se le veía malhumorado. Sabía que su lobo rogaba que fuera por ella, y el parecía resistirse a ello. Sabía en mi corazón que lo estaba perdiendo, que tarde o temprano vería entrar por esa puerta la figura que me atormentaba. Me encontraba examinando unos papeles, cuando un grupo de lobas a mi servicio golpeó a mi puerta. - Luna, Luna Sarah -, hice un ademán con mi mano, ordenando que les dejaran entrar, además de una mirada severa para que nos dejarán a solas. El Alpha, ha traído a una extraña. Les vieron cruzar los límites.- mordí el interior de mi mejilla, tratando de disimular, debía de permanecer en aparente calma y fingir que no me importaba. - Hay rumores de que ha traído una amante, otros dicen. que podría ser su compañera destinada-, lo manejé de la mejor manera - Ustedes creen eso - Me miraron perplejas, tal vez esperaban que le arrancará la cabeza. Sonreí ante tal pensamiento, pero, no caería en su juego. - Luna, no sabes que pasará si so
Pasaron un par de semanas sin contratiempos. En apariencia todo era igual que antes. Solo en apariencias. Mi marido, cada vez olía más a ella, al grado de que ya ni siquiera me molestaba en darle importancia. Me dolía, más primero era la manada. No obstante una tarde, llamaron a la puerta de mi despacho con singularidad. Se puede pasar? - preguntó aquella intrusa, sin esperar una respuesta de mi parte. - Ya estás adentró - conteste con aburrimiento. - Deseaba mucho conocerla, no tenemos por qué ser enemigas...- la mire de soslayo, mientras firmaba unos papeles. Y tú quién eres?- pregunté, aunque conocía la respuesta. - Oh, Luna no te enfades con esta tonta Omega, me llamo Camille soy la hija del Beta Daniel, de la manada Bloodline- dijo con fingida inocencia. - Sus ojos marrones, su figura delgada y pequeña, sus músculos débiles. No era apta para luchar, era una pena. Veo que ya se conocieron- dijo James nada más cruzar el umbral, asentí sin mucho ánimo. Era un gusto conocer a
las palabras que había expresado Michelle, me mostraban otro panorama, aún más dramático de lo que yo había pensado. De vuelta a casa, no paraban de dar vueltas en mi cabeza. Si él la reclamaba, si no la rechazaba. Cómo pareja del Alpha, solo él podría rechazar; para mí, esa no era una opción. Ninguna Loba rechazaría a un Alpha, por qué se convertiría en renegada. Tendría que abandonar la manada y en ninguna otra le darían asiló, por muy buenas relaciones que alguna vez hubiera tenido. Si fuera un Lobo normal, yo lo habría rechazado ya? esa pregunta rondaba mi cabeza. -Ojalá también nosotras encontráramos a nuestra pareja destinada- Hanna suspiraba en mi interior. De pronto una sensación de dolor atravesó mi pecho, una sensación parecida a ser quemada viva, Hanna aullaba de dolor en mi cabeza, yo no podía soltar algún sonido. Sentía que me moría, y el dolor no acababa. Me recolque por el suelo, no podía ponerme de pié. Sabía lo que estaba pasando, sabía que tarde o temprano pa
Sarah Mañana, buscaré una cabaña pequeña, y me mudaré- le dije pasando de él. - Eso no es necesario, por favor no seas irracional-, de verdad me llamaba irracional, ja déjenme reír. Cruze los brazos sobre mi pecho. - Acaso quieres que juegue a la casita con ella, le ofrezca té y galletitas-, volteo los ojos en cuanto lo dije - O es acaso que planeas que compartamos la misma cama contigo?- - No seas obstinada- me gritó agitando los brazos, - Acéptalo esto no funcionará- le dije solemne. - No estoy haciendo una rabieta, entre tú y yo alguien debe de ser maduro y tomar cartas en el asunto-, - -así que me abandonas?- fue su respuesta, esto me estaba enfadando. Ahora él era la víctima? Sabes que nadie te dará asilo, no lo permitiré- me dijo mientras apretaba los puños. - Me prometiste que estaríamos juntos pasará lo que pasara- recriminó. - y tú, que no habría nadie más, que yo sería tu único amor- y salí de ahí sin darle tiempo de seguir discutiendo. Corrió tras de mí, ahora sí e
Me lance a la batalla, si moría sería libre y si no, habríamos vencido, en ambos casos ganaba, me dije a mi misma. Corrí con mi alma en ello. No imaginé la imagen que encontraría, al llegar a los límites, donde se estaba llevando a cabo el incidente. Dos lobos tenían James de rodillas, estaba malherido, la pelea no había sido justa, ellos eran más que nosotros. Tuve que pensar rápido, sabía que lo ejecutaría si no se rendía. Iré con ustedes- hablé instantáneamente, - iré voluntariamente, pero paren ya.- Y tu eres quien eres guapa, se me acercó un lobo con lascivia en los ojos. - Soy la Luna de Silver Moon, y me entrego como ofrenda a tu Alpha, voluntariamente - no sabía si aceptarían, era más fácil acabar con nosotros aquí y ahora. Un regalo - Sonó una voz masculina a mi espalda, lo que involuntariamente me hizo tragar saliva. Su aura era muy poderosa, mucho más que la de James. Oh luna que debo hacer. Sueltenlo - demandó, - Ella será mi trofeo. Golpearon a James en la
Aquellos lobos a los que nos habíamos enfrentado, si que venían de muy pero muy lejos. Cuatro, casi cinco días de viaje, nos habían traído a las faldas de una muralla de piedra de apariencia amenazante. Caminen - Nos insto, lo que creí sería un celador, nos ha de dirigir a los calabozos pensé y me estremecí, nunca más sería libre.Diane tropezó en la oscuridad y este hombre levantó la mano contra ella, no lo permitiría era esclava si, pero no lo permitiría.Así que tienes agallas- me dijo lamiéndose los labios, y lanzándome a un lado. Sabía que no debía provocarlos, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados mientras ocurría esa injusticia.Que está pasando aqui- la voz de uno de los hombres que nos había traído, rompió el silencio. - Tenemos una heroína- contesto el celador con aires de autosuficiencia. Se escuchó el golpe sordo de su puño en su rostro - Estupido, los trofeos del amo no deben ser maltratados- le gruño, sin más.Sal de aquí, yo me encargo- dijo con desgana, y no
Frente a mí una gran puerta de ébano se imponía, sabía que debía entrar pero mis pies no obedecían, estaba clavada al piso. Había hecho esto por el bien de los míos, más nunca creí... Adelanté- una voz grave y masculina llamo del otro lado de la puerta, no se por que solo escucharla me obligó a pasar saliva, me sudaban las manos. Resignada decidí avanzar con paso firme, no permitiría que se diera cuenta de lo nerviosa que me encontraba. Un olor a madera y hojas de pino lleno mi mente, dejándome aturdida. A la vista podría decir que era un macho varonil, con la mandíbula cuadrada, la barba de candado, su cabello negro y rizado le caía en caerles enmarcado esos hermosos ojos verdes olivo, con tonalidades en gris. Su camisa desabotonada dejaba ver un pecho viril, musculoso, su piel bronceada por el sol me hablaba de mil batallas, oh Diosa que es lo que estás planeando? Buenas noches Alpha- le saludé con cortesía y respeto, sabía que un movimiento en falso podría costar mi vida,