Pérdida

las palabras que había expresado Michelle, me mostraban otro panorama, aún más dramático de lo que yo había pensado. De vuelta a casa, no paraban de dar vueltas en mi cabeza.

Si él la reclamaba, si no la rechazaba. Cómo pareja del Alpha, solo él podría rechazar; para mí, esa no era una opción. Ninguna Loba rechazaría a un Alpha, por qué se convertiría en renegada. Tendría que abandonar la manada y en ninguna otra le darían asiló, por muy buenas relaciones que alguna vez hubiera tenido.

Si fuera un Lobo normal, yo lo habría rechazado ya? esa pregunta rondaba mi cabeza. -Ojalá también nosotras encontráramos a nuestra pareja destinada- Hanna suspiraba en mi interior.

De pronto una sensación de dolor atravesó mi pecho, una sensación parecida a ser quemada viva, Hanna aullaba de dolor en mi cabeza, yo no podía soltar algún sonido. Sentía que me moría, y el dolor no acababa. Me recolque por el suelo, no podía ponerme de pié.

Sabía lo que estaba pasando, sabía que tarde o temprano pasaría. Me mentí muchas veces, diciendome a mi misma que él no sería capaz, que ilusa, lloraba de dolor, también de coraje, de impotencia y de traición.

Pasaron horas antes de que esto por fin parara, cuando por fin seso, solo pude acurrucarme con mis piernas abrazadas, mientras lloraba al igual que un cachorro.

Mis sueños, mis esperanzas, todo se había acabado en esas horas de agonía. -Por qué a mí Diosa Luna, por qué yo?- me repetía una y otra vez sin obtener respuesta.

Después de un rato, mi cuerpo exhausto se quedó dormido, ya no me importaba si estaba en en suelo. Pronto sería una nulidad en esta manada y en este mi hogar.

Cinco años habían pasado desde que nos habíamos casado, con altas y con bajas pero estábamos juntos. Espalda a espalda, habíamos luchado por nuestra gente. Y ahora ya no quedaba nada.

Desperté después de un par de horas, me encontraba en mi cama, no sabía cómo había llegado a la habitación, mis músculos estaban rígidos por dormir en el suelo. Hanna no me hablaba y no la sentía en mi cabeza, estaba muy dolida.

Arrastrando los pies salí de hay, me di una larga ducha, me arregle y puse mi mejor sonrisa, aún era la Luna, debía cumplir con la manada. Ellos eran primero.

Podemos hablar- levanté la vista y lo vi hay, ojos cansados, ojeras profundas.-No lo se, Hay algo que hablar?- respire tranquila. Se hacerco a mí tratando de acariciar mi rostro, aún sabiendo que lo esquibaria. -No lo planee, fue un accidente- me dijo en tono de disculpa.

Un accidente- pareci sopesar,- Ella cayó accidentalmente en tu pene? o tropezaste con su vagina?-, No se que esperaba escuchar, más su respuesta fue aún peor - Quién diablos eres? Dónde está la mujer amable, sensata y comprensiva con la que me case?. Ahora trataba de tomarme el pelo restándole importancia.

Tal vez, yo también busque a mi compañero destinado - dije mientras me acomoda el pelo. - tal vez también tengamos ese accidente-

La habitación se emsombresio, el estaba usando se aura de Alpha conmigo. Era acaso imbecil, lo mire con desafio. -Tú eres mi esposa- avanzo en mi dirección con la amenaza en su andar.

Me tomo de la barbilla con brusquedad, - Si alguien se atreve a tocarte, aunque sea a mirarte, lo matare- me apretó la quijada y me forzó a verlo más fijamente - Nunca te irás de mi lado- me soltó con rudeza, sus dedos temporalmente marcados en mi rostro.

Sabía que no mentía, y eso me heria aún más preferiría verme sufrir a su lado por egoísmo a darme la libertad.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP