Vete al diablo

Sarah

Mañana, buscaré una cabaña pequeña, y me mudaré- le dije pasando de él. - Eso no es necesario, por favor no seas irracional-, de verdad me llamaba irracional, ja déjenme reír. Cruze los brazos sobre mi pecho. - Acaso quieres que juegue a la casita con ella, le ofrezca té y galletitas-, volteo los ojos en cuanto lo dije - O es acaso que planeas que compartamos la misma cama contigo?-

- No seas obstinada- me gritó agitando los brazos, - Acéptalo esto no funcionará- le dije solemne. - No estoy haciendo una rabieta, entre tú y yo alguien debe de ser maduro y tomar cartas en el asunto-, - -así que me abandonas?- fue su respuesta, esto me estaba enfadando. Ahora él era la víctima?

Sabes que nadie te dará asilo, no lo permitiré- me dijo mientras apretaba los puños. - Me prometiste que estaríamos juntos pasará lo que pasara- recriminó. - y tú, que no habría nadie más, que yo sería tu único amor- y salí de ahí sin darle tiempo de seguir discutiendo.

Corrió tras de mí, ahora sí estaba enfadado. Tomo mi muñeca con fuerza - Tú eres mía - me gruño, tratando de asustarme, pero el miedo no llego, en su lugar la decepción atravesó mi rostro.

- Tuya?- me solté de su agarre, lo mire a los ojos con desafio, saqué mis garras y le mostré su marca en el hombro - Yo no le pertenezco a nadie - y la arañe en respuesta.

Un dolor inaudito lo atravesó y antes de que el pudiera hacer nada le dije - Yo Sarah White, Luna de la Manada Silver Moon, te rechazo a ti... se abalanzó derribando me, creí que me mataría, sus cálidos ojos almendra mostraban la rabia en ellos. - Rechazare tu rechazó- me gruño una vez más.

Reta me- le contesté. -no importará, que lo rechaces. Blaze no te dejará, reclamar el vínculo. ahora que ha reclamado a su compañera- me reí en su cara,

- Así que si quieres mátame -Ya no me importaba nada.

Lágrimas, lágrimas corrían por sus mejillas y caían en mi rostro - No puedes dejarme, yo aún te amó- me dijo con voz baja. - Ya yo no te amo, no ha está versión de ti. Amo a mi esposo, pero ese ya no eres tú. Eres el perro que me traicionó- le dije llorando, por fin me había quebrado y se lo había escupido en el rostro.

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Pasaron varios días desde aquella discusión, , efectivamente no había encontrado una cabaña a la cual mudarme, así que tenía dos opciones, vivir en la casa de Manada o mudarme a la habitación más lejana de la casa.

Comenzé a guardar mis cosas, aunque no había decidido que hacer quedarme no era una opción.

Las alarmas de ataque comenzaron a sonar, estábamos bajo ataque y como Luna debía luchar, debía proteger a mi gente costará lo que costará. - Donde estás? - me llamo James por nuestra conección casi ya inexistente. -Voy a la casa de Manada, comenzaré a evacuar Lobas y cachorros.-

En una cueva próxima habíamos instalado una especie de búnker, en el planeaba ocultar a los que no pudieran pelear ( Omegas, lobas embarazadas o lactando, lobos enfermos), para después dirigirme a dónde estaba la pelea con aquellas que quisieran seguirme.

No me extraño que Camille, estuviera entre las que no podían pelear, semejante Luna quedaría en mi lugar pensé. - quédate en la cueva - demandó James. - Ni lo sueñes- respondí yo.

Te estoy dando una orden como Alpha- me reprendió. -Soy una guerrera y soy la Luna- de verdad creía que me quedaría de brazos cruzados mientras nos invadían.

Te lo advierto- me amenazó, - Alpha... vete al diablo - si moría, moriría con honor.

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