James Que hago aquí? - era una pregunta recurrente durante esa noche, no debí dejarme convencer por Camille, pero deseaba verla y saber que estaba bien. Cuando el Beta Iván solito, que Camille y por consecuencia yo lo acompañaremos, inicialmente pensé en negarme, no quería provocar a la Bestia. Mi relación con Camille había sido tensa desde que regreso a la manada, sus mil y un reclamos por no ser reconocida como Luna, ya me tenían arto. Ella culpaba a Sarah por todo, cuando su único error había sido creer en mí. Cuanto me había equivocado y cuanto deseaba que esta boda fuera bajo tu consentimiento y no descubrir con el tiempo que había sido obligada, no lo soportaría. Desde la noche que la rechace, me dedique a creer que ella sería feliz en donde quiera que pudiera estar, que tal vez la Bestia, un día la liberaría y ella no se, podría regresar a mi lado, aquí siempre tendría su lugar. Más, desde que Camille quedó embarazada el reclamo se volvió constante, un sentimiento de
Sarah James tal vez no notaba que sus palabras lejos de calmar las cosas solo avivaron el fuego. Camello se aferraba a su brazo, tratando de atraer su atención, más sus ojos permanecieron fijos en mí. -Que pena-... Nicolás tenía una aura retadora, -Pero, tu desgracia ha sido mi fortuna- Ví a James cerrar el puño, pero no intentar nada en contra Nicolás. Por fin Nicolás y yo nos apartamos mientras que el llanto patético de Camille aún se oía detrás de nosotros. Sentí pena por Camille, aunque en algún momento hubiera sido la bruja de mi cuento, ahora sólo era una pobre loba resentida. Me pregunte si esa habría sido yo, si nuestro tóxico triángulo amoroso no hubiera llegado a su fin. Busque con la mirada a mis amigas, ellas estaban realmente felices, siendo las parejas de los Betas de Nicolás, no recordaba haberlas visto nunca tan contentas, la que alguna vez creía la cruel jugada del destino había sido lo mejor que nos paso a nosotras tres.La fiesta siguió sin más problemas, cua
Sara Me dirigí a la casa de la manada, que no era más que un edificio enorme en el centro de todo, las personas entraban y salían en todo momento. Era obvio que aquí no podían vivir todos los miembros de la manada, más era de esperar que aquellos lobos sin emparejar lo hicieran. El edificio estaba en malas condiciones, a comparación con el nido, se veía que aquí nadie había mostrado el más mínimo interés. La madera crucial al caminar, el viento se colaba entre los tablones, había señas de moho y humedad. Definitivamente tendría mucho trabajo por hacer. Un niño de alrededor de doce años paso por su costado corriendo, lo cual llamó su atención por el hecho de que en este lugar no vivían familias, la sensibilidad de una loba en cinta no permitiría crear aquí un hogar. Un grupo de veinte o treinta niños se alzó frente a mí, temerosos, desaliñados.- Hola pequeños-, me acerque con paso vacilante, no quería que salieran corriendo. -Tú serás mi nueva mamá?-, una pequeña tiro de mi ro
Yo soy la Luna de esta manada - Le grite con mi voz cargada de irá, de rabia, de decepción y tristeza. - No puedo rechazarla, comprende - Me decía James en tono de súplica, con la mirada clavada en mí y las lágrimas a punto de caer. Que buen actor, pero; su truco ya no funciona. Conocí a James cuando tenía 12 y él 15, en un coto de caza. No cazamos igual que los humanos, no obstante, es algo natural en nosotros. El sentimiento de libertad, la adrenalina de la competencia. Compartimos una presa, y yo aún ilusa quedé fascinada con el guapo hijo del Alpha. Que tonta, era el típico cliché de la huérfana y el niño rico. Nos volvimos más cercanos a medida que paso el tiempo. Nos convertimos en una pareja, esperando ser una pareja destinada. No lo sabríamos hasta que yo tuviera mi espíritu salvaje, mi loba. Pronto James se convirtió en Alpha, cuando sus padres una pareja destinada decidieron que ya era tiempo de disfrutar de sus vidas y que él tomase el control. Después de dos años d
Corrí toda la noche, hasta que el cansancio fue mayor que mi dolor. Mi hogar frente a mi, yacía inerte, entre las sombras sempiternas de la noche, imperturbable. Entre desnuda, en mi forma humana, mi cuerpo empapado, mi mente dispersa y ahí estaba él. Solo lo ignore, pase de largo. Me dirigí al cuarto de baño, tome una ducha caliente, tan larga como pude, y cuando no pude retrasarlo más entre en la recámara, él no estaba ahí. llore bajo las sábanas hasta quedarme dormida. Desperté al medio día, sin ánimos trate de cumplir con mis obligaciones, ante todo era aún la Luna y la manada era lo primero. James. Sarah me ignoro por días, con diligencia atendió los asuntos de la manada. No obstante, me evitaba. Me volvía loco, su indiferencia, su mirada vacía. No era mi culpa, o tal vez si. Debí de rechazarla, estaba dispuesto a hacerlo. Blaze en mi cabeza aullaba de desesperación por marcarla, por poseerla. Salí al Jardín tras ella, abandonando mi luna. turbado por ese aroma afrutado ta
Sarah Después de esa cena, se le veía malhumorado. Sabía que su lobo rogaba que fuera por ella, y el parecía resistirse a ello. Sabía en mi corazón que lo estaba perdiendo, que tarde o temprano vería entrar por esa puerta la figura que me atormentaba. Me encontraba examinando unos papeles, cuando un grupo de lobas a mi servicio golpeó a mi puerta. - Luna, Luna Sarah -, hice un ademán con mi mano, ordenando que les dejaran entrar, además de una mirada severa para que nos dejarán a solas. El Alpha, ha traído a una extraña. Les vieron cruzar los límites.- mordí el interior de mi mejilla, tratando de disimular, debía de permanecer en aparente calma y fingir que no me importaba. - Hay rumores de que ha traído una amante, otros dicen. que podría ser su compañera destinada-, lo manejé de la mejor manera - Ustedes creen eso - Me miraron perplejas, tal vez esperaban que le arrancará la cabeza. Sonreí ante tal pensamiento, pero, no caería en su juego. - Luna, no sabes que pasará si so
Pasaron un par de semanas sin contratiempos. En apariencia todo era igual que antes. Solo en apariencias. Mi marido, cada vez olía más a ella, al grado de que ya ni siquiera me molestaba en darle importancia. Me dolía, más primero era la manada. No obstante una tarde, llamaron a la puerta de mi despacho con singularidad. Se puede pasar? - preguntó aquella intrusa, sin esperar una respuesta de mi parte. - Ya estás adentró - conteste con aburrimiento. - Deseaba mucho conocerla, no tenemos por qué ser enemigas...- la mire de soslayo, mientras firmaba unos papeles. Y tú quién eres?- pregunté, aunque conocía la respuesta. - Oh, Luna no te enfades con esta tonta Omega, me llamo Camille soy la hija del Beta Daniel, de la manada Bloodline- dijo con fingida inocencia. - Sus ojos marrones, su figura delgada y pequeña, sus músculos débiles. No era apta para luchar, era una pena. Veo que ya se conocieron- dijo James nada más cruzar el umbral, asentí sin mucho ánimo. Era un gusto conocer a
las palabras que había expresado Michelle, me mostraban otro panorama, aún más dramático de lo que yo había pensado. De vuelta a casa, no paraban de dar vueltas en mi cabeza. Si él la reclamaba, si no la rechazaba. Cómo pareja del Alpha, solo él podría rechazar; para mí, esa no era una opción. Ninguna Loba rechazaría a un Alpha, por qué se convertiría en renegada. Tendría que abandonar la manada y en ninguna otra le darían asiló, por muy buenas relaciones que alguna vez hubiera tenido. Si fuera un Lobo normal, yo lo habría rechazado ya? esa pregunta rondaba mi cabeza. -Ojalá también nosotras encontráramos a nuestra pareja destinada- Hanna suspiraba en mi interior. De pronto una sensación de dolor atravesó mi pecho, una sensación parecida a ser quemada viva, Hanna aullaba de dolor en mi cabeza, yo no podía soltar algún sonido. Sentía que me moría, y el dolor no acababa. Me recolque por el suelo, no podía ponerme de pié. Sabía lo que estaba pasando, sabía que tarde o temprano pa