•Señor Arcuri•
Giovanny.
—Tenemos un problema con su reservación Señor Arcuri. Todas las mesas están ocupadas— Frunzo el ceño. Siempre ceno en este restaurant.
—Osvaldo, creo que el problema lo tienen ustedes. ¿A caso no pago una membresía privada para tener una mesa los 365 días del año?
—¿Qué sucede Osvaldo?— El gerente al verme notablemente molesto se acerca.
—No hay mesas señor— susurra con la cabeza baja.
—Creo que debe haber un mal entendido señor Arcuri en un instante reviso lo que pasó
— trata de excusarse. El encargado de la recepción niega.
—Una de las mesas estaba siendo ocupada por un cliente importante. Sin embargo su acompañante se alteró y destrozó todo— Frunzo el ceño. ¿A qué clase de lugar frecuentaba?
—Ahora me dirán que dejan entrar delincuentes— niego — No volveré a poner un pie aquí— me doy la vuelta regresando al estacionamiento. Saco el móvil avisándole a Simone que llegaré temprano hoy.
—¡Que me suelte j0dido imbécil!— regreso la mirada hacia atrás. Al parecer una chica está teniendo un inconveniente con un hombre.
Aprieto el puente de mi nariz frustrado. Fue un día largo. Desde esta mañana que casi mato a esa niña despistada.Me acerco solo porque mi consciencia no estaría en las mejores condiciones de saber que una mujer está en peligro y no hice algo para ayudarle.
—¡Me hiciste pasar la mayor vergüenza de todas en el restaurante! Me encargaré de hundir tu carrera.
Esa voz, la reconozco de cierta manera. ¿Jhonson?—Yo voy a hundir mi pie pero en donde más le duele si no me suelta.
Al acercarme me sorprendo. Frente a mí está mi mayor rival de mercado y ex mejor amigo. Discutiendo con la chiquilla que casi mato está mañana.—¡Por mí la compañía Arcuri puede irse al carajo! Suéltame.
«¿Qué?»
—¿Por qué nombra a la Compañía Arcuri?— Encaro. Ambos me miran con sorpresa.
—Gio, que placer verte por estos andares— ruedo los ojos.
—No sabía que te daban las menores— me cruzo de brazos. La chica de cabello caramelo hace una mueca copiando mi acción.
—¡No soy una niña! Por los cielos, tengo veintiséis años. Y si viene a reclamarme que raspé su camioneta, yo soy la que debió haberlo demandado por intentar matarme — levanto una ceja juguetón. Al parecer es la reina del drama.
—Por lo que veo ahora contratan fieras en tu compañía. Se me ha echado encima dentro del restaurant. Tienes suerte de que no perjudique tu empresa por tener clientes tan ineptas.
«Ahora lo entiendo todo» Esa pequeña mujer fue la causante de que no estuviese cenando un fino corte a termino medio en estos preciosos momentos.
—¿Su compañía? Esperen. ¿Usted es Giovanny Arcuri? Y no soy inepta— golpea a Marcel con su codo para librarse de su presencia.
—Sí, entonces es mi empleada ¿Eh? ¿Sé puede saber que estaba haciendo con el señor Jhonson?
—¿Qué estaba haciendo? ¡Que pregunta! El director me envió a firmar un contrato en una supuesta cena— hace comillas con sus dedos
— y digo supuesta porque este degenerado intentó poner sus sucias manos sobre mis piernas.
Respiro profundo. Esto debe ser una broma.—Creí haberte prohibido adquirir uno de mis contratos. Eres la competencia. ¿Quién diablos te permitió el proceso?— Sueno molesto hasta los pies y no es para más. Mañana correrán cabezas en la empresa.
—Que seas el CEO de Arcuri no significa que órdenes sobre todo. Tu padre me vendió unas propiedades que beneficiarían completamente tu cuenta bancaria. Claro hasta que enviaron a una escuincla a cerrar un trato de profesionales.
Me estoy conteniendo bastante para no romperle la cara en este momento. Pero por lo visto no será necesario. Mi trabajadora o debería llamarle “donna drammatica ” entierra uno de sus tacones en el pie de Marcel. Sonrió de lado al oírle gritar. Seguramente no tiene ni idea de quién es él o qué poder posee en el medio. Si no la ayudo, ese pisotón le costará su carrera.
—Señorita. ¿Cuál es su nombre?— Me acerco lo suficiente como para oler su colonia; un dulce olor a vainilla y flores llega a mis cosas nasales. Sus ojos color chocolate escanean mis orbes sin piedad.
—Mi nombre es Sara— niega— Sera. Me llamo Sera. Es solo que siempre lo confunden con Sara. ¡Muchas personas se llaman Sera! ¿Cuál es el problema?— Habla para si misma.
Cierro los ojos un segundo. El parecido que tiene con mi ex esposa Odette es tan grande, su forma tan atrabancada de ser, sus expresiones, su mirada.
—Deme esos documentos— hablo de manera fría arrebatándole la carpeta que lleva en la mano izquierda. Estoy consciente de lo grosero que soy. Debo alejarme de ella.
—La espero mañana a las ocho en punto en mi oficina. Último piso. Hablaré con el Director de ventas. Esto no puede volver a repetirse— Escupo observando con odio al inglés.
—Que lástima. Tenía lindos planes para nosotros— Marcel arregla su saco y se da la vuelta. — Gio, no quites el pie del renglón. Arcuri caerá— sonrió de lado.
—Asegúrate de que esté en primera fila para verlo— regresé la mirada hacia mi despistada ragazza.
[…]
Al abrir la puerta de la mansión escuchaba la música a todo volumen desde la habitación de Daniel. Lo único que quería era cenar algo e irme a la cama. Mañana tenía varios asuntos que arreglar.
—Señor, es bueno verlo un poco más temprano de lo habitual.
—Mi día fue complicado Simone. ¿Algo importante? — Me dirigí hacía el comedor. Ocho sillas disponibles y casi siempre solo yo ocupaba una silla . Mi hijo solía cenar en un horario más temprano. Después de todo su carácter hacia mí seguía siendo frívolo y distante.
—Bueno es mi deber avisarle que el señorito Daniel no va muy bien en algunas asignaturas. Laura asistió al colegio, si no aprueba los últimos dos exámenes de recuperación, me temo que tendrá que repetir las clases—. Repasé la palma de mi mano sobre mi rostro.
—¿Le quitaron los videojuegos?
—Señor, con todo respeto, no creo que el joven Daniel logré aumentar su interés escolar usando castigos— negué con la cabeza.
—¿Y qué esperas Simone? ¿Qué repruebe todas las materias y este cayendo su educación? Eso no pasará.
—Giovanny — muerdo mi lengua. Lo único que me faltaba.
—Nana, ¿Qué haces tan tarde aquí? Pensé que viajarías a Venecia esta tarde.—Y dejar que mi querido piccolo uomo siga cegado con la relación de Daniel. No lo creo.
—Nana, he tenido un día nefasto. ¿Podemos hablar de esto después?—Me mira con desaprobación. La conozco perfectamente como para saber que si no le prestó atención, me lanzará un florero de mi propia decoración.
—Esta bien. Dime.
— Giovanny cariño, Daniel no necesita castigos. ¡Por los cielos ni siquiera juega videojuegos! Es que no conoces a tu hijo. Él es un gran niño.
—Yo no era rebelde a su edad. Tiene todo lo que necesita, y si reprenderle lo enfoca en donde debe estar entonces eso haré.
—Reprenderle no cambiará nada. Tiene once años. Necesita otro tipo de apoyo. Estás en la compañía todo el día.
—¿Y ahora quieres que venga a ayudarle para que estudie? ¿Enseñarle las tablas de multiplicar acaso?
—No hablo de ti. Yo no estaré en un par de meses. Daniel necesita compañía. Contrata a una Institutriz, es lo mejor para todos— Frunzo el ceño. ¿Una Institutriz? ¿Para qué más maestros?
No deseo discutir más.—Está bien. Contrataré a una Institutriz. Ahora déjame cenar ¿Si?— Una sonrisa complaciente aparece en el rostro de Laura.
…
Salgo de la ducha con un pijama puesto. Ya es muy tarde, salgo de mi habitación rumbo al cuarto de Daniel. La puerta se encuentra entre abierta y dentro de la estancia una pequeña lámpara de color azul ilumina un poco las paredes. Veo a mi hijo dormir, y con la misma calma acaricio su mejilla.Sé que nuestra relación tiene una herida enorme. Sé que me culpa por la desaparición de Odette. Sé que piensa que yo hice algo para que se fuera. Si tan solo supiese la verdad.
«Sera» Esa mujer no deja de rondar mi cabeza. Su parecido con ella, su fuerza, su voluntad. Cierro los ojos regresando a mi habitación.
La tentación de saber quién es llega a mis sentidos. Tomo el móvil y le envío un correo a Lorenzo.
—Señorita Llilvian, creo que usted y yo tendremos más de una confrontación— sonrío de lado. Me encantaría que una de ellas fuese sobre la cama.
• Institutriz• -Sera- Al llegar al departamento ya eran pasadas las once de la noche. Me dolía la planta de los pies de una forma tortuosa. Sabía que lo había arruinado, seguramente mañana me obligarían a renunciar o echarían sin más. Suspiré cansada, al abrir la puerta de mi departamento el olor a galletas de chocolate y leche caliente revoloteó en mi estómago. En la cocina había un tazón con las chispas y un vaso de leche no muy caliente. Leí la nota que, al instante mejoró un poco mi día. “Por si tuviste un mal día” Con cariño: Amanda. La castaña es menor que yo por dos años. Vivimos juntas en el orfanato. Cuando salí, solo bastó de un año para poder regresar por ella, había conseguido el alquiler de un diminuto cuarto en una fea azotea. Pero todo era mejor que estar en ese lugar. Después Demián y Lourdes nos ayudaron a salir adelante, es algo que siempre les agradeceré. Me quité las zapatillas botándolas por allí. No dejaba de pensar en ese hombre, en como su mirada cam
•Demián• -Sera- Suspiré tomando el aviso del alquiler en mis manos. Tenía que dar el dinero ya. Y no contaba ni siquiera con la mitad. —¿Y si le pides prestado a Demián? Con tu nuevo trabajo podrás regresárselo en una semana—. Me siento mal, él nos a dado tanto y nunca pude pagarle todo lo que hizo por nosotras. —Lo haré. Y espero sea la última vez— suspiro. Acordamos vernos en el café cerca del parque. Ya eran aproximadamente las cinco de la tarde, el cielo seguía nublado pero no rastro de lluvia. —¡Sera!— Sonreí al verle. Meses que no coincidíamos. —¿Cómo estás? Le doy un abrazo acompañado de un beso en la mejilla. —Ahora que te veo estoy perfecto. Hay mucho de que hablar—. El rubio me guía hacia una mesa dentro del local. Solíamos frecuentar este lugar cuando estaba estudiando en la universidad. — ¿Y los niños? Amanda me dijo que te habían colocado como semi director de “El rosal”— asiente con la cabeza. —Estoy más cerca del control en el orfanato. Con los nuevos programa
• Dolores de cabeza•-Giovanny-—Este será tu sitio— le muestro a mi nueva asistente donde estará su escritorio. Tan solo unos metros de mi oficina.Estoy siendo egoísta, estoy siendo más que un idiota al pensar en ello como algo positivo. Es muy parecida a ella, su cabello, sus ojos, su piel. Inhalo su aroma, el perfume que usa es una mezcla de vainilla con bombones que me deja torpemente hipnotizado.—Puede decorarla a su completa disposición— ella asiente con la cabeza dejando su bolso sobre el pequeño escritorio color perla.—Me pondré a trabajar en seguida— baja la cabeza. No me mira y eso me pone inquieto.Tengo una enorme necesidad por conocerle, eso solo sería una estupidez de mi parte.Odette me arrebató mi felicidad. Y por poco a mi hijo.—Enviaré los pendientes. Póngase a trabajar—. Salgo de la oficina, soy consciente de la manera grosera en qué hablé. Debo controlarme, ella no es Odette, no puedo canalizar mi ira contra la señorita Llilvian.Mi teléfono vibra en mi bolsill
•Pequeño Diablillo• -Sera- Los últimos minutos habían sido un completo caos en mi vida. Principalmente desde que supe que el niño al que debería instruir no era nada más y nada menos que el hijo del CEO. ¿A caso la vida me odiaba? No quería imaginarme que por reprobar un examen yo terminará en la cárcel por algún tipo de fraude o no cumplir con lo acordado. Sin embargo el contrato era claro en todos los aspectos. Vernos tres horas sábado y domingo por tres semanas. Las calificaciones que estaban colocadas en la ficha del niño, no eran malas antes. De hecho tenía un promedio perfecto. Me preguntó ¿Qué habrá sido lo que ocasionó que disminuyera su nivel académico? Lleva reprobadas más de dos asignaturas. La única con promedio excelente es Artes y dibujo. —¿Cenarás algo?— Amanda entra a mi habitación con un tazón de cereales cubiertos de miel nadando en leche chocolatada. —Aún debo hacer unos pendientes. —¿Me contarás qué paso? —Son cosas del trabajo. Estoy segura que se resolver
-Sera-. —Quítese de encima— escupe de pronto. Rápidamente me coloco de pie dando un paso hacia atrás. El CEO se levanta sacudiendo su traje color negro. Avergonzada me mantengo con la mirada baja. —¿Se puede saber que rayos estaban haciendo corriendo por los pasillos?— Encara. Soplo un mechón de cabello sobre mis ojos. —Estaba probando la resistencia física del Joven Daniel— me excuso. El niño hace una mueca en señal de reproche. Le regreso una mirada para que me siga el juego. —¿Habla en serio? ¿Probando la resistencia física? —Así es, suele usarse para activar todas sus funciones cerebrales y le ayude a conectarse— sueno tan segura de mi misma que quiero romper a carcajadas. El hombre de treinta y seis años no parece creerse lo que digo. —No corran en los pasillos pueden causar un accidente. Háganlo en el jardín. Y Daniel, más vale te comportes. Volveré en un par de horas— Reprende. Ambos lo vemos bajar por las escaleras de la inmensa casa. Dejo salir el aire que tenía reteni
-Sera-—Lo siento. Trataré de abrirla.Escucho la fuerza que hace para jalar la manija, de pronto el sonido tortuoso de algo cayendo al suelo hace que cierre los ojos y trague saliva.—Dime que no fue el pomo de la puerta— suplico.—Yo, lo siento mucho— respiro profundo.—Daniel busca ayuda. Trae a…— empiezo a sentir la taquicardia más fuerte que nunca y el nudo en mi garganta crecer— Trae a alguien. ¡Llama a alguien pero sácame de aquí rápido!— grito desesperada. Ni siquiera presto atención a sus pasos alejarse con rapidez.— Tranquila Sera— es solo una puerta gruesa de metal que ya no tiene forma de abrirse. Todo estará bien.Miro a mi alrededor. Buscando algo que pueda distraerme pero no hay nada. Estoy a punto de llamar a los bomberos, y gracias a este pequeño espacio la señal de mi celular se ve dañada.…No sé cuánto tiempo pasa. Los minutos o segundo se hacen eternos, la oscuridad, el calor sofocante me hace volver atrás. Me hace regresar a esos recuerdos lúgubres de mi vida.D
Sera.Respiré profundo, un extraño olor a menta llegó hasta mí. Parpadee confundida, la habitación donde estaba se encontraba solo iluminada por una pequeña lámpara a un metro. Por la enorme ventana logré presenciar la lluvia, cual caía a un nivel impresionante. Entonces recordé todo lo que pasó. Daniel. Gato. Encierro. Cofre. Esta no era mi habitación. — Por fin despiertas— un jadeo sale de mi boca. Frente a mí se encuentra el señor Arcuri. Ya no viste ese traje caro de alguna marca conocida. Al contrario, trae puesto un fino suéter de lana, pantalones color mostaza y zapatos casuales. —¿Qué pasó?— Mi garganta se siente extremadamente seca. Y la cabeza me duele. —Eso quisiera saber yo. ¿Qué hacía con mi hijo en la parte trasera y prohibida— resalta la palabra prohibida con un tono sutil — de mi casa? — Había un gato, lo perseguimos y … —Esta bien. Daniel ya me lo contó — lo miro mal. —¿Entonces para que me lo pregunta?— se encoge de hombros. —Solo quería estar seguro. —Us
-Sera-Cuando suena la alarma soy consciente de que lo menos que quiero hacer es levantarme de mi cama. Anoche no logré pegar el ojo de tantas cosas que estaba pensando. A pesar de mi espantoso sueño, me obligo a desprenderme de las sábanas un domingo por la mañana. Al menos hoy recibiré mi primer pago como Institutriz. Lanzo mi cabello hacia atrás. En las notificaciones del móvil hay un mensaje de Demián. “¡Hey! ¿Te parece si voy a recogerte después de tu trabajo? Podemos ir por un helado. Sonrió de lado. Le respondo positivamente. Necesito un poco de azúcar en mi sistema antes de comenzar mi semana en la compañía Arcuri. me arregle y ya estaba lista para ir hacia el autobús. — ¿Dormiste bien?— Comenta con Burla mi compañera. — Dormí como bebé— Acuso sarcásticamente. —Bueno. ¿Hoy si llegarás temprano? — Si lo creo. Aunque Demián me invitó a salir. Iremos por un helado— Amanda sonríe y observo esa mirada pícara que siempre pone cuando vemos una película para adultos. — Oh no