El cielo parecía que estaba apunto de caerse para antes de las nueve de la mañana. Aunque todos estaban seguros que las nubes se irían dando paso al Sol, de quién durante mucho, las creaturas de la noche no pudieron disfrutar sin ser quemados por su dios.Se dice que un vampiro ofendió tanto a su creador, que la maldición de los rayos cayeron durante siglos. No fue hasta que cinco antiguos salieron de lo más profundo de la tierra que el dios del Sol perdonó su ofensa.La futura Reina despertó muy temprano por la mañana. Estar en el jardín le daba paz, minutos después desde la ventana Frehial le llamó. Subió por escaleras nerviosa ante la ceremonia que se llevaría acabo en pocas horas. Se detuvo al escuchar unos cuantos murmuros; Pobrecilla. ¿Crees que lo vaya a resistir? El Rey será cuidadoso.Pero ella es humana.Frunció el ceño regresando a su habitación.¿A qué se habrían referido?—Por fin, anda ya preparé tu baño. ¡dios Sol, que emoción!— rió, ella moría de nervios y su amiga est
Las manos de Leane le sudaban, el vestido apenas y cupo en la camioneta. En frente venía su sirvienta y de lado manejaba uno de los chóferes.Cientas de personas arribaron en frente del bosque de las luciérnagas.Detrás había un pequeño lago, mismo que sería lugar donde las Sirenas verían el evento. Toda creatura se había vestido y decorado para la ocasión. Líderes de vampiros, elfos, hadas, clanes, Alphas etc.El mayor de los trillizos informó al Rey de lo sucedido en el castillo. La irá del vampiro fue controlada por Canon, quién impidió cualquier desastre.— Averigua quien destruyó el vestido y asegúrate de que deje de existir— ordenó el Rey colocándose su saco.Leane llegó justo cuando todos estaban listos. Allí en ese precioso momento se preguntó si iría sola en su camino. Pero no sería así. Al bajar Canon se encontraba vestido en un traje de etiqueta azul mediterráneo. Para el Leal del Rey era un gran privilegio llevar a su Reina al altar bajo su dios.Leane respiró profundo, to
Colocó su cuerpo sobre la cama, observando esos ojos que le hacían delirar. Había esperando tanto para este momento. Leane se dio la vuelta, el majestuoso vestido negro de la coronación era pesado, un poco complicado de retirar. Claro que para el Rey de los Vampiros, nada le era difícil. En un rápido movimiento liberó el cuerpo de aquella prenda. Dejando a su humana en un diseño de lencería bastante simple.El pecho de Leane subía y bajaba, todo había pasado tan rápido, y a pesar de ello se encontraba encantada por el hombre que le miraba con deseo.Benjamín sonrió de lado, adorando las mejillas completamente sonrojadas de su ahora esposa. Se separó de la cama solo para quitarse parte de su vestimenta. Las manos de la pelinegra empezaron a sudar frío, no recordaba haberle visto sin algo que le cubriera el torso. La piel de su brazo derecho y abdomen estaban pinceladas con tinta negra, repasó con curiosidad los tatuajes sin forma conocida. Se sintió pequeña al estar frente a él.El Rey
Frehial se encontraban un tanto preocupada por la muchacha. Había pasado ya un día desde la boda, y ni el Rey ni la Reina habían salido de su habitación. Y por si fuera poco estaba prohibido el acceso a ese sector del castillo.— Ella necesitará alimentarse. ¿A qué hora está acordado subirLos alimentos?— preguntó de nueva cuenta la castaña a su madre.—Dentro de dos horas. Deja de entrometerte, El Rey seguramente bebió de ella y ambos empezaron el ritual de consumación. Nada va a pasarle— Levantó una ceja cruzandose de brazos.—No estaría preocupada si mi Reina fuese una vampira, loba o elfa, pero es una humana— exclamó un sonido de horror— ¿Y si le rompió algo? O no pudo…controlar su sed?— Débora miró mal a su hija. Benjamín no era un vampiro recién transformado, sabía perfectamente lo que estaba haciendo.Del otro lado del castillo, los labios de la pelinegra se abrían en un jadeo silencioso.Su visión había empezado a ser borrosa desde horas antes, y a pesar de que moría por dormi
—¿Entonces está rota o no?— gruñó Benjamín. El médico negó. Temía haberle causado algún daño.—Esta lastimada pero no tiene ninguna fractura. Con los cuidados necesarios estará como nueva en un par de días— Leane dudaba que en dos días ya pudiera brincar y saltar. No había lugar en su cuerpo que no le doliera. Hasta los ácaros en sus uñas debían estar jodidos.— Aquí están los medicamentos— un enfermero colocó las medicinas que debería tomar Leane para mejorar. Tanto analgésicos como desinflamatorios.Estaba ansiosa. Lo primero que hizo el vampiro cuando la consumación terminó fue llamar a un doctor para que la examinará a lujos de detalle, incluso le dio de su sangre para que se sintiera mejor.Pero lo único que quería hacer era comerse un puto elefante asado. Bueno, sería capaz de hacerlo. Apenas si había probado bocado en las últimas treinta y seis horas.
Suspiró, no esperaría, es decir, se sentía mucho mejor desde que bebió el líquido amargo del rubio.Se puso de pie ante la atenta mirada de ambos. Llevaba puesto unos pantalones de pijama anchos de color rosa pastel, una blusa de tirantes violeta y arriba de está una bata algo transparente de tono rosado. Al ponerse de pie la amarró, se puso las pantuflas de peluche, acto seguido y sin mirar a los dos vampiros salió de la habitación.Suspiró cuando empezó a bajar las escaleras. ¡Estúpidos escalones, estúpido castillo frío, estúpidas piernas cortas! Lanzó mil maldiciones hasta llegar a la parte baja del castillo. Casi le da un infarto del susto al ver a Isgeler, el mayor de los hermanos que miraba con escrutinio.—¿Todo bien Reina?— Obviamente el aspecto de la humana no era el mejor. Tenía la piel pálida causa de su baja alimentación, el extremo estrés y ejercicio al cuál se vió gustosamente casi obligada a tener.— ¿Sabes en donde está Ferhial? Y voy a la cocina, muero de hambre— sus
—Rey todo está arreglado —Canon salió después de él. Habían ordenado todo respecto a la identidad de Leane. Benjamín sabía que ocultarle la verdad sería un riesgo que estaba dispuesto a ocultar. Pero no podría verle sufrir.—Por cierto. ¿Esta seguro de esto?- Preguntó su Leal entrando a sus espaldas a la camioneta. Había enviado a Isgeler y Maigel a Londres, tenían como tarea encontrar a dos personas que se hicieran pasar por los padres de su alma.La historia ya estaba a medio formular, padres ingleses, y viajeros a Kenmare una pequeña población de Irlanda al sur de Kerry.En pocas semanas y después de establecerlos, crearía las piezas faltantes en el rompecabezas. Al menos para que Leane se sintiera mejor. Aún estaba en pie la investigación sobre cómo llegó al bosque. Pero ese ya sería un asunto del mundo Vampiríco.—Haré cualquier cosa para protegerle Canon. Ahora que ella es mi esposa las cosas se teñirán de gris antes que de rosa.— Entendido Rey. Llegaremos lo antes pensando— co
Mi respiración se atasca . Por un segundo pierdo completamente el aire que entra a mis pulmones, seguramente por el tremendo golpe que me acabo de dar en la espalda. Maldigo para mis adentros una y mil veces. Algunas piedras pequeñas se incrustan en la palma de mis manos. Definitivamente mataré a alguien. —¡¿Crees que la calle tiene tu nombre acaso?! Tonto despistado.— Me impulso con ayuda de mis codos logrando sentarme sobre el frío y húmedo pavimento. Casi caigo a lado del charco más grande que he visto en todo Manhattan. —¡Tú eres la que no ve bien! Casi te mato niña. La única despistada eres tú. Frunzo el ceño. Escucho el azote de una puerta. Eso sí que no. Él me echó su lujosa camioneta encima. Me pongo de pie para encararlo. —Te voy a dema…— callo abruptamente, abro mis ojos con asombro. No soy el tipo de mujer que se fija en los atributos de un hombre, pero este personaje sin duda, es todo un ángel. Me saca fácilmente dos cabezas, viste un traje con apariencia sumamente cara