• Dolores de cabeza•
-Giovanny-
—Este será tu sitio— le muestro a mi nueva asistente donde estará su escritorio. Tan solo unos metros de mi oficina.
Estoy siendo egoísta, estoy siendo más que un idiota al pensar en ello como algo positivo. Es muy parecida a ella, su cabello, sus ojos, su piel. Inhalo su aroma, el perfume que usa es una mezcla de vainilla con bombones que me deja torpemente hipnotizado.
—Puede decorarla a su completa disposición— ella asiente con la cabeza dejando su bolso sobre el pequeño escritorio color perla.
—Me pondré a trabajar en seguida— baja la cabeza. No me mira y eso me pone inquieto.
Tengo una enorme necesidad por conocerle, eso solo sería una estupidez de mi parte.
Odette me arrebató mi felicidad. Y por poco a mi hijo.
—Enviaré los pendientes. Póngase a trabajar—. Salgo de la oficina, soy consciente de la manera grosera en qué hablé. Debo controlarme, ella no es Odette, no puedo canalizar mi ira contra la señorita Llilvian.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo, lo saco solo para darme cuenta que se trata de Lorenzo.
“Encontré más información sobre Será Llilvian Marss Ya está en tu correo. Baja tus expectativas, no hay mucha información sobre ella”
Bajo la información de mi correo. A parte de la poca que pudo conseguir un día antes sobre su formación académica y laboral. Me daba gran curiosidad saber más de su pasado. ¿Por qué un orfanato?
—Veamos— mis ojos repasan letra por letra. En efecto no hay mucho sobre ella.
En los últimos párrafos se anexa un informe médico. Estuvo internada en el hospital General Luc`s por envenenamiento accidental hace diez años. También hay un par de incidentes más donde presentaba golpes y mala nutrición.
—¿Qué clase de orfanato era ese? — Me recargo en mi asiento mordiendo una de las t***s colocadas en mi bolígrafo.
—Ella nunca fue adoptada. Entonces sus apellidos, ¿Quién se los dio? — La curiosidad es una de mis mayores desventajas en estos momentos.
Una llamada me saca de mis pensamientos. Es de la mansión.
—¿Qué sucede Simone?
—Señor. Nos llamaron de la escuela, al parecer el señorito Daniel escapó de sus clases de natación. Huyó de la escuela.
« Caraj0»
Salgo rápidamente de la oficina. Mi cerebro no conecta de forma razonable. Abro apresurado la puerta de mi asistente sin sin siquiera tocar. Sera se sobre salta dejando caer unos cuadernos al suelo.
—Venga conmigo rápido.
Salimos rápidamente hacia el estacionamiento. Apenas y puede seguirme el paso con los tacones que trae puesto.
—¿Me puede decir a dónde vamos?
—Buscaremos a mi hijo. Al parecer quiere hacerse el bromista.
—¿Qué? ¿A qué se refiere? — Inquiere. —Se escapó del colegio— abro la puerta de mi camioneta. Debí haber contratado agentes de seguridad desde hace mucho.
—¡Por los cielos! ¿Ya llamó a la policía?— Levanto una ceja sonriente.
—La policía nunca a compaginado conmigo. Lo buscaremos nosotros.
—¿Y por qué me ha llamado a mí?
«No lo sé, quizás porque quiero tenerla cerca»
—¿Esta de chiste? Usted será su maestra. Que mejor momento para conocerle.
Luce desencajada hasta los C0jones, se nota que es bastante nerviosa.
El camino se vuelve cada vez más tenso. Hay pocos lugares donde sé iría Daniel. Por otro lado es un chico inteligente, no posee más del dinero necesario para cada día.
—¿A dónde pudo haber ido su hijo? ¿Es la primera vez que escapa?
«En realidad no»
No respondo, simplemente me dedico a conducir. En el camino las nubes se vuelven más pesadas, más oscuras, más llenas de recuerdos que se glorifican en gotas de lluvia.
—¿Y este parque?— Estamos en los límites de la ciudad. Hemos tardado alrededor de media hora en llegar aquí. Estaciono el vehículo en una pequeña acera.
—¿Señor Arcuri? ¿Qué hacemos aquí?
—Ya lo verá ragazza — hace una mueca que es de lo más tierna. Por qué sí, Sera posee una belleza adorable, justo ese tipo de cualidades que toda mujer goza. La del encanto de poder expresar.
La miro de reojo. Sus mejillas tienen un lindo sonrojo, sus labios pequeños y rosados constrastan a la perfección con sus ojos. Me detengo en su cuello, enfoco la vista tratando de observar mejor lo que parecer ser una pequeña cicatriz en el cuello la cual a sido visible gracias a qué su collar —el mismo que llevaba cuando le conocí— se a movido un poco de lugar.
Regreso la atención a estacionarme. Ambos bajamos de mi camioneta. Caminamos hasta las últimas banca. Es justo allí que me percató de un pequeño bulto recargado a un árbol.
—¿Ese es su hijo?— Pregunta Curiosa mirando hacia el frente. Asiento con la cabeza.
—Daniel— grito.
— ¿Crees que puedes hacer lo que quieres con tu vida? — Exclamo.
El rubio frunce el ceño. En sus manos trae consigo una serie de fotografías. Las ha tomado de mi habitación. Odette y yo las tomamos con una cámara instantánea hace muchos años en Sicilia Italia.
—¿Vas a gritarme cómo lo hacías con mamá? ¡¿También me echarás de la casa?!— se pone de pie cogiendo sus cosas.
—Cuidado con lo que sale de tu boca jovencito. No me obligues a reprenderte.
—¡Debiste haber dejado que mamá me llevará con ella! ¡Por tu culpa me dejó! Te odio— Estoy por levantarle la mano. Mi raciocinio no funciona en este instante. Es justo cuando el pequeño cuerpo de mi asistente se pone entre ambos.
—Los golpes jamás son una solución. No vuelva a querer levantarle la mano o yo misma me encargare de golpearlo. Y le aseguro señor Arcuri, que no volverá a tener hijos jamás— entre abro los labios con asombro. Daniel luce impresionado, algo me dice que no es por lo que acaba de decir, si no, por el parecido que hay entre su madre y ella.
—¿Quién eres tú?
Un relámpago aparece en el cielo, y con ello el rugido del cielo enciende la caída de lluvia. Sera se agacha colocando una rodilla en el césped. Sonríe observando directamente a Daniel.
—Yo, Joven Arcuri. Soy su nueva Institutriz.
...
Me encantan los ovarios de esta chica.
•Pequeño Diablillo• -Sera- Los últimos minutos habían sido un completo caos en mi vida. Principalmente desde que supe que el niño al que debería instruir no era nada más y nada menos que el hijo del CEO. ¿A caso la vida me odiaba? No quería imaginarme que por reprobar un examen yo terminará en la cárcel por algún tipo de fraude o no cumplir con lo acordado. Sin embargo el contrato era claro en todos los aspectos. Vernos tres horas sábado y domingo por tres semanas. Las calificaciones que estaban colocadas en la ficha del niño, no eran malas antes. De hecho tenía un promedio perfecto. Me preguntó ¿Qué habrá sido lo que ocasionó que disminuyera su nivel académico? Lleva reprobadas más de dos asignaturas. La única con promedio excelente es Artes y dibujo. —¿Cenarás algo?— Amanda entra a mi habitación con un tazón de cereales cubiertos de miel nadando en leche chocolatada. —Aún debo hacer unos pendientes. —¿Me contarás qué paso? —Son cosas del trabajo. Estoy segura que se resolver
-Sera-. —Quítese de encima— escupe de pronto. Rápidamente me coloco de pie dando un paso hacia atrás. El CEO se levanta sacudiendo su traje color negro. Avergonzada me mantengo con la mirada baja. —¿Se puede saber que rayos estaban haciendo corriendo por los pasillos?— Encara. Soplo un mechón de cabello sobre mis ojos. —Estaba probando la resistencia física del Joven Daniel— me excuso. El niño hace una mueca en señal de reproche. Le regreso una mirada para que me siga el juego. —¿Habla en serio? ¿Probando la resistencia física? —Así es, suele usarse para activar todas sus funciones cerebrales y le ayude a conectarse— sueno tan segura de mi misma que quiero romper a carcajadas. El hombre de treinta y seis años no parece creerse lo que digo. —No corran en los pasillos pueden causar un accidente. Háganlo en el jardín. Y Daniel, más vale te comportes. Volveré en un par de horas— Reprende. Ambos lo vemos bajar por las escaleras de la inmensa casa. Dejo salir el aire que tenía reteni
-Sera-—Lo siento. Trataré de abrirla.Escucho la fuerza que hace para jalar la manija, de pronto el sonido tortuoso de algo cayendo al suelo hace que cierre los ojos y trague saliva.—Dime que no fue el pomo de la puerta— suplico.—Yo, lo siento mucho— respiro profundo.—Daniel busca ayuda. Trae a…— empiezo a sentir la taquicardia más fuerte que nunca y el nudo en mi garganta crecer— Trae a alguien. ¡Llama a alguien pero sácame de aquí rápido!— grito desesperada. Ni siquiera presto atención a sus pasos alejarse con rapidez.— Tranquila Sera— es solo una puerta gruesa de metal que ya no tiene forma de abrirse. Todo estará bien.Miro a mi alrededor. Buscando algo que pueda distraerme pero no hay nada. Estoy a punto de llamar a los bomberos, y gracias a este pequeño espacio la señal de mi celular se ve dañada.…No sé cuánto tiempo pasa. Los minutos o segundo se hacen eternos, la oscuridad, el calor sofocante me hace volver atrás. Me hace regresar a esos recuerdos lúgubres de mi vida.D
Sera.Respiré profundo, un extraño olor a menta llegó hasta mí. Parpadee confundida, la habitación donde estaba se encontraba solo iluminada por una pequeña lámpara a un metro. Por la enorme ventana logré presenciar la lluvia, cual caía a un nivel impresionante. Entonces recordé todo lo que pasó. Daniel. Gato. Encierro. Cofre. Esta no era mi habitación. — Por fin despiertas— un jadeo sale de mi boca. Frente a mí se encuentra el señor Arcuri. Ya no viste ese traje caro de alguna marca conocida. Al contrario, trae puesto un fino suéter de lana, pantalones color mostaza y zapatos casuales. —¿Qué pasó?— Mi garganta se siente extremadamente seca. Y la cabeza me duele. —Eso quisiera saber yo. ¿Qué hacía con mi hijo en la parte trasera y prohibida— resalta la palabra prohibida con un tono sutil — de mi casa? — Había un gato, lo perseguimos y … —Esta bien. Daniel ya me lo contó — lo miro mal. —¿Entonces para que me lo pregunta?— se encoge de hombros. —Solo quería estar seguro. —Us
-Sera-Cuando suena la alarma soy consciente de que lo menos que quiero hacer es levantarme de mi cama. Anoche no logré pegar el ojo de tantas cosas que estaba pensando. A pesar de mi espantoso sueño, me obligo a desprenderme de las sábanas un domingo por la mañana. Al menos hoy recibiré mi primer pago como Institutriz. Lanzo mi cabello hacia atrás. En las notificaciones del móvil hay un mensaje de Demián. “¡Hey! ¿Te parece si voy a recogerte después de tu trabajo? Podemos ir por un helado. Sonrió de lado. Le respondo positivamente. Necesito un poco de azúcar en mi sistema antes de comenzar mi semana en la compañía Arcuri. me arregle y ya estaba lista para ir hacia el autobús. — ¿Dormiste bien?— Comenta con Burla mi compañera. — Dormí como bebé— Acuso sarcásticamente. —Bueno. ¿Hoy si llegarás temprano? — Si lo creo. Aunque Demián me invitó a salir. Iremos por un helado— Amanda sonríe y observo esa mirada pícara que siempre pone cuando vemos una película para adultos. — Oh no
-Sera-Sigo a la ama de llaves hasta el pasillo a la derecha. No había estado en esta sección de la casa. Los pisos de madera son verdaderamente bellos.«Vaya espero no ofender a estos pisos con mis zapatos del tianguis» me burlo yo sola.—Gracias— la señorita asiente mirándome de reojo.«¿Por qué todos aquí me ven como si fuese un alíen?»Entro sin tocar.— ¿No le enseñaron modales señorita Llilvian?— la sangre se me va a los pies. Se encuentra mostrando el torso puesto que su camisa está abierta.«¡Cállate los ojos!» muerdo mi labio dándome vuelta.— Bueno, yo no suelo desvestirme en un despacho— Balbuceo. Una risa ronca sale de su garganta.— A veces — me giro acercándome un poco.— ¿Para qué quería verme?— Tengo un compromiso está semana. No estaré en la empresa durante tres días. Mi secretaria le enviará sus deberes por correo.Asiento con la cabeza. La idea de no tener que verle al menos unos cuantos días me tranquiliza un poco.— ¿Puedo irme?— Asiente con la cabeza.— La acomp
De rojo noto como pierde la pelea contra el sueño. Luce verdaderamente cansada. Suspiro. Debí haberle notificado a mi secretaria. Conforme el recorrido se vuelve más corto me doy cuenta de la gran distancia que hay entre su departamento y mi residencia. Casi quedan del otro lado de la ciudad. Mantengo la mirada directa, el edificio carece de una infraestructura moderna. Las paredes no han sido pintadas en un largo tiempo y el color beige apenas es notorio.«De día debe verse peor»Bajo del auto rodeando hasta la puerta de Sera. Alcancé a escuchar que su departamento era el número 7D.—Señorita Llilvian ya llegamos— susurro. Ni siquiera se imuta. Hace un gesto que me parece de lo más tierno.Sonrío como un idiota.—sei bella ragazza — la tomo en brazos cerrando la puerta a mis espaldas.Entro al pequeño ascensor con su cuerpo pegado al mío. Por un instante un extraño escalofrío me recorre de pies a cabeza.Una vez llego al piso indicado busco su departamento. No me cuesta absolutamente
-Sera- Para cuando abro mis ojos la luz de los rayos del sol se cuelan por mi ventana. Estoy tan cansada que ni siquiera quiero ver la hora, pues posiblemente no podré llegar al trabajo a tiempo. La puerta es tocada y mi compañera entra. — Solo venía a avisarte que puedes quedarte en la cama. El señor Arcuri te dio este par de días libres. Hasta el sábado que te presentes en su casa— me quejo enterrando el rostro en la almohada. — Es un arrogante— suspiro. — Bueno, anoche me pareció un guapísimo arrogante— ríe. Le aviento una almohada. Mi jefe no es el tipo de hombre que cualquier mujer mataría por estar. «Oh cállate los ojos sabes que si» Y mi consciencia de nuevo me j0de. — ¿Cómo llegué? ¿Él me trajo? — Sí. Se veía bastante preocupado. Le eché en cara todo lo hiciste. — No debiste hacerlo pero— asiento con la cabeza — se lo merecía— río. — Son las nueve de la mañana. ¿Desayunas y duermes o duermes y desayunas?— me lo pensé un momento. —¿Me haces un pastel?— La miro con o