-Sera- Para cuando abro mis ojos la luz de los rayos del sol se cuelan por mi ventana. Estoy tan cansada que ni siquiera quiero ver la hora, pues posiblemente no podré llegar al trabajo a tiempo. La puerta es tocada y mi compañera entra. — Solo venía a avisarte que puedes quedarte en la cama. El señor Arcuri te dio este par de días libres. Hasta el sábado que te presentes en su casa— me quejo enterrando el rostro en la almohada. — Es un arrogante— suspiro. — Bueno, anoche me pareció un guapísimo arrogante— ríe. Le aviento una almohada. Mi jefe no es el tipo de hombre que cualquier mujer mataría por estar. «Oh cállate los ojos sabes que si» Y mi consciencia de nuevo me j0de. — ¿Cómo llegué? ¿Él me trajo? — Sí. Se veía bastante preocupado. Le eché en cara todo lo hiciste. — No debiste hacerlo pero— asiento con la cabeza — se lo merecía— río. — Son las nueve de la mañana. ¿Desayunas y duermes o duermes y desayunas?— me lo pensé un momento. —¿Me haces un pastel?— La miro con o
-Sera-— Mc Donald’s — Arrugo la frente. —¿Qué? — Voy por una hamburguesa a Mc Donald’s — me enderezo en mi asiento. «¿Será una clave secreta?» — ¿Me matará? — Pregunto. Un suspiro sale de su garganta. Dobla a la derecha y se detiene justamente en un auto servicio de la franquicia. — Hola. Deme una hamburguesa doble con queso extra. Dos órdenes de patatas, postre y agregue una bebida dietética— me voltea a ver. —¿Cuál desea?— Le miro como si fuese un extraterrestre. Regresa la atención. — También agregue una hamburguesa sencilla y otra de pollo. Postre y un refresco de fresa— mi rostro debe parecer un poema en estos momentos. —¡Yo le di una bofetada!— Chillo. —Si, y ahora yo le compro una hamburguesa de pollo— agrega. Recoge el pedido colocando las cosas sobre sus piernas. — No entiendo— susurro. — Tómelo como una disculpa. La verdad es que nunca saldrá de mi boca tal cosa. Pero dijo algo que era cierto. Mi hijo necesita amigos, y yo— hace una pequeña pausa para verme Le miro
-Sera- Hoy, después de ocho años será la primer vez que puse las instalaciones del Rosal. Mis shorts blancos con estampado de cuadros negros se sube un poco cada que camino. Al menos decidí usar una camiseta de dibujos animados, me recogí el cabello en dos trenzas y solo agregué brillo labial a mi rostro. Ahora entiendo por qué suelen gritarme niña. Mi apariencia siempre ha sido la de una chica cinco años menos de la edad que tengo. Llego hasta la puerta de la residencia Arcuri. Daniel ya se encuentra esperando, Simone está a su lado y mi jefe se encuentra hablando por teléfono. —¡Ya llegó! — Grita Daniel. — Es que un extraterrestre me detuvo para preguntarme dónde podía abducir niños. Me debes una eh, le di una dirección falsa— el pequeño ríe ante mi comentario. — No sabía que tenía aires de comediante señorita Llilvian— Menciona cortante el hombre de cabellos oscuros. Su mirada me repasa, como normalmente lo hace. Debería tomar clases de discreción. — Bueno, en
— Lo sentimos— musitan. Asiento con la cabeza.— Siempre pongan el ejemplo. Debajo de ustedes hay pequeños que un día esperan salir de aquí y mostrar su mejor rostro al mundo. ¿Entendido? — Sí. Lo siento, Daniel— murmura el mayor. — ¡Ahora vamos a comer!— Junto mis palmas en señal de rapidez. — No tenías que defenderme— Menciona bajando la cabeza. Me arrodillo para quedar justo a su altura. Levantó su rostro tomándolo del mentón. — Daniel. Cuando yo tenía tu edad, hubiese dado cualquier cosa para que alguien me defendiera. Nunca pequeño, permitas que alguien te haga sentir menos. Así tengas que patear un par de traseros— chillo brincando. — aunque es mejor el diálogo. Anda vamos a comer. Te encantará ver el baile que han preparado las niñas. Después de llenar mi estómago con la deliciosa comida chatarra y beber agua con gas para no sentirme tan culpable por haberle robado una porción a Demián cuando esté se distrajo, pasamos al mini teatro del Orfanato. La habitación no es muy gr
-Sera-La mansión del señor Arcuri se miraba aún más impresionante de noche. Con todas esas pequeñas lámparas iluminando tanto el jardín como los rincones más oscuros. Me llegaba a preguntar ¿En qué gastaba toda su fortuna? Entendía que los servicios de una casa tan enorme, y los impuestos que dejaba ser propietarios de una de las marcas más reconocidas de toda América y Europa, dejaba sus huecos. Aún así la duda de por qué nunca volvió a casarse me asaltaba. — El señor requiere su presencia abajo en el comedor para cenar— Anuncio Cecilia. Asentí algo despreocupada. Daniel me había dicho que Giovanny pocas veces cenaba aquí. No pensé que hoy fuese la excepción. Ya traía puesta mi pijama, y era más que claro que no planeaba cambiarme solo para bajar a cenar. Tan solo cepille un poco mi cabello sujetándolo en una coleta de lado baja. —Buenas noches— saludé con las manos entrelazadas la una de la otra. Daniel y mi jefe ya se encontraban sentados. — Su calzado es bastante peculiar seño
-Sera- ... O por los cielos vaya que esto se está poniendo bueno. ¿Qué les parece la Historia? Los leo. Mi respiración se corta. Siento como todo el temor y nerviosismo que sentía antes se ha ido. Levanto la cabeza para poder verle. Me siento muda, no soy capaz de formular palabra alguna. Escucho la puerta del elevador abrirse pero ninguno de nosotros mueve un solo músculo. Hace una mueca saliendo a grandes zancadas. Me quedo allí por un segundo hasta que mi cuerpo es capaz de moverse. « Me besó » Entro a mi cuarto de hotel con mil emociones a flote. «Tranquila, solo fue un beso, no significa nada» — Y yo tampoco quiero que signifique algo. ¿O sí?— Discuto conmigo misma tirándome sobre la cama. Miro mi vientre con el ceño fruncido. —¡Malditas mariposas en el estómago qué hacen allí! Tome mi maleta, abrí la caja que momentos antes de irme, la señorita Cecilia me había dado. Y es que aquí venía el atuendo para la reunión de esta tarde. — ¿En serio?— Relinché tal cual cab
— ¿Esta usted a dieta?— Abro mi boca en señal de ofensa. ¿Es en serio?—¿Me está diciendo gorda? — Una sonrisa se cuela en su fría expresión.— Usted y sus dramas. Lo menciono porque necesito una hamburguesa.— Está bien— mencionó arrastrándo las palabras.•━━━━━━━ ∙ʚ•ɞ∙ ━━━━━━━•Mantengo la mirada en los sobres de ketsup regados sobre la mesa. Parpadeo confundida, afuera del establecimiento se encuentran dos hombres de seguridad cuya atención impregna la de los demás clientes.— No entiendo. ¿Come hamburguesas cuando está frustrado? — Asiente con la cabeza.— Mi padre siempre fue millonario, pero mi madre no. Durante tres años viví en una casa común, en un barrio común de Italia. Así que a diferencia de otras personas podridas en dinero, yo disfruto de la comida rápida— levanto las cejas un poco impresionada.—¿Y no se supone que debe amar la pizza en lugar de las hamburguesas?— ríe negando.— La salsa de tomate me causa conflicto, pero no le negaré que una buena pizza de queso con j
-Giovanni-—¿Quién era? — No importa ya lo arreglaré. Dime en qué estábamos. — La mansión de Roma será uno de nuestros proyectos más importantes. — Y extremadamente costoso. Tan solo el primer nivel de la casa sin contar materiales extra cuesta cien millones— respondí analizando los datos de las hojas. — Sí, pero la compra está destinada al príncipe de Arabia, nos dará el triple de su valor siguiendo sus especificaciones. No podemos negarnos Giovanni. Si Arcuri companies cierra este trato, no habrá ningún mercado imposible para ti. — Si, puede que te has razón, pero realizarlo podría dejarnos en la quiebra. Y yo jamás, me arriesgo— No soy la persona más millonaria de todo el mundo. Tengo un patrimonio, y si esto falla, perdería absolutamente todo. — Bueno, habrá que analizarlo con los embajadores y socios. Por cierto. ¿Qué fue lo que sucedió ayer? Solo hay rumores y más rumores— suspiré. — Kevin, Odette regresó — su mirada de asombro se hace presente. —¿Después de casi tres añ