Un hecho, un instante o simplemente una frase, pueden cambiar el rumbo de tu vida, seguir aquel nuevo camino impuesto por el destino dependerá de cuán fuerte seas para sobrellevarlo. Mis días en este plano me enseñaron que cuando luchas un poco más sin rendirte, tendrás momentos invaluables e insuperables que podrán tachar tus penas y reescribir aunque sea por poco tiempo, pero que quedarán en tu alma por la eternidad.Mi querida Corina, si estás leyendo esto, significa que ya me he ido. Perdóname si en algunas ocasiones fui mandona, insistente y sobreprotectora, no podía dejarte hundir por las huellas de tu pasado; no podía permitir que mi hermanita se resistiera a vivir teniendo tantos puntos a su favor y si, siempre te consideré mi hermanita, crecimos juntas y tus padres me brindaron el amor y cariño que nunca conocí de los míos; fui lo que fui gracias a ustedes. Escribo esto con las últimas fuerzas que me quedan, mi cuerpo está agotado, aunque mi voluntad sea continuar para sumar
—¿Desde cuándo? —Entre sollozos y rostro consternado, éstas fueron las únicas palabras que pudieron articular los labios de Corina al descubrir un secreto que rompió su corazón en mil pedazos y dejó una gran herida en su alma.Son las dos de la mañana cuando Corina Méndez abre sus ojos por los rugidos de una tormenta que viene acercándose con mucha prisa. Entre dormida y despierta se sienta en su cama y mira a su lado, no se encuentra nadie; luego a su alrededor, observa una habitación oscura y fría en la que sólo ella está, en ese momento termina de despertar y recuerda que se halla cubierta por un manto de tristeza, soledad y decepción desde hace pocos meses; se recuesta nuevamente, se envuelve entre sus sábanas y lágrimas empiezan a brotar como un manantial durante largo rato, hasta quedarse dormida nuevamente. Ha amanecido, es un día radiante y hermoso, las aves cantan y vuelan felices después de aquella noche tan lluviosa que ha purificado todo, todo fuera del departamento de Cor
Suena el eco de los pasos apresurados de un empleado nervioso tras su jefe que se dirige a la oficina.—Buenos días Sr. Bustamante. ¿Cómo está? —Su jefe se gira un poco para mirar de quién se trata, pero no se detiene.—Rodríguez... —Es la única respuesta que emite levantando su ceja.—Tenemos un problema...—Termina de hablar Rodríguez.—Nuestro relacionista público ha renunciado. —Bustamante se detiene en seco y mira al jefe de recursos humanos como si lo fuera a atacar.—¿Qué has dicho?—Nuestro...—Si si, te escuché. ¡A mi oficina ahora! —Continuaron caminando hasta llegar a la oficina.—Buenos días Sr. Bustamante, Sr. Rodríguez. — Les saluda la asistente de Bustamante.—Hola Lucy, vamos a estar en reunión.—Ok señor. —Ambos entraron a la oficina.—¿¡Cómo puede renunciar justo ahora que necesitamos publicitar el nuevo casino!? —Bustamante golpea la superficie de su escritorio.—Este año es el segundo relacionista que renuncia, con todo respeto señor, le temen. —Bustamante sabe que
El jardín cercano al salón de fiestas era de ensueño, consistía en un gran cuadrado con arbustos y árboles perfectamente podamos, flores de diferentes especies, formas y colores que lo hacían parecer una fantasía, en el centro había una enorme fuente de sirena con algunos bancos de concreto, el jardín estaba rodeado de barandillas que daban vista hacia la playa. Albert ya tenía largo rato sollozando en la misma posición, cerca de la fuente se encontraba una mujer que lo había estado escuchando con inquietud desde que él llegó al lugar, pero con temor de acercarse por tratarse de un desconocido. Finalmente, ella caminó hacia él y se detuvo a su lado, colocó una de sus delicadas manos en el hombro de Albert y con voz baja le preguntó: —Disculpe, ¿Se encuentra bien? —Albert levantó brúscamente su cara empapada de lágrimas, había olvidado por completo dónde estaba. Tenía la vista empañada y trató de secar torpemente sus lágrimas con las manos desnudas para mirar quién le hablaba. Rápidame
Son las nueve de la mañana de un sábado, el cielo se encuentra completamente despejado y está empezando a sentirse el calor que trae consigo el verano. Como todos los fines de semana Corina se queda en cama casi todo el día, necesita descansar después de sus fuertes jornadas laborales; esos días se dedica a dormir, comer cualquier cosa y seguir durmiendo. Ha transcurrido un año después de su divorcio, desde entonces, su vida solo se basa en trabajo. Su sueño se ve interrumpido por el timbre de su pequeño departamento que no deja de sonar, trata de ignorarlo colocando su brazo sobre la cara, ahora tocan a su puerta también mientras le gritan:—Sabemos que estás ahí, seremos capaces de tumbar la puerta si no nos abres.Corina aparta su brazo de la cara, mira por unos segundos hacia el techo con los ojos entreabiertos y decide levantarse a abrir la puerta, ellas siempre son muy insistentes hasta que logran su objetivo.En su pijama ancha color gris de puntos blancos, se dirige a abrir l
Corina, Diana y Avril se sentaron en los muebles del recibidor de la habitación de Diana, sus amigas la observan atentamente esperando que comience a contarles, pero la notan muy nerviosa, toca sus dedos constantemente mientras los observa.—¿Qué sucede? —Pregunta Avril tomando una de sus manos, a la vez que Corina soba su espalda.—No sé cómo empezar... —En ese momento brotan lágrimas incontrolables de sus ojos y lleva las manos a su cara, no logran salir las palabras de su boca por aquel llanto desesperado. Sus amigas comenzaron a sentir gran preocupación, ya que Diana no es una mujer que llore tan fácilmente y menos de esa manera, lo que significa que lo que le esté ocurriendo es muy grave.Pasó largo rato desahogando ese dolor que llevaba por dentro a través de sus lágrimas, sus amigas solo esperaron con paciencia consolándola, entretanto Avril se quedaba con ella, Corina fue por un vaso de agua para Diana. Cuando logró calmarse comenzó a contar con voz ronca, algo entrecortada y s
Corina, Diana y Avril estaban ya listas para la noche de fiesta que aguardaba en el gran salón del Hotel Ventura. Corina lucía un vestido cruzado de tirantes color verde que se ajustaba a la cintura, llegaba hasta sus rodillas y dejaba una discreta abertura hasta el muslo, éste destacaba las curvas de su cuerpo, llevaba su cabello suelto, maquillaje de noche sencillo, unos largos zarcillos plateados, tacones y bolso de noche que hacían juego. El vestido de Diana era de color azul marino con estampados de flores rosa, tenía un escote profundo en V, largo con una abertura hasta su muslo, tacones color rosa, lucía su cabellera negra hacia un lado y un maquillaje que destacaba el color esmeralda de sus ojos. Por su parte, el atuendo de Avril era un jumpsuit color azul rey con la espalda descubierta hasta la parte baja de su cintura que destacaba su voluptuoso trasero, tacones beige, el maquillaje era sencillo pero con un color vino en sus labios de muñeca que los hacía llamativos, su cabe
Suena el despertador marcando las 5:30 a.m., inmediatamente es desactivado por Albert como es de costumbre, quien se pone en marcha sin titubear, sale a trotar por media hora, cuando vuelve realiza su rutina de ejercicios en el gimnasio de la mansión, al terminar toma un baño y se alista para ir a trabajar, él es muy organizado, estricto con la puntualidad y los detalles en sus negocios, no puede haber nada fuera de lugar cuando de ello se trata. Al salir del baño escoge un traje azul marino y corbata plateada de puntos azules, una vez listo, baja al comedor donde el servicio ya tiene su desayuno en la mesa con su respectivo café bien cargado, como todas las mañanas. Al terminar su desayuno realiza una llamada, al tercer repique le responden. —Buenos días señor Bustamante...—¿Ya está listo lo que te pedí?—No señor, pero le aseguro que para hoy mismo tendrá todo lo que necesita saber de ella, en estos momentos estoy viendo los videos de seguridad para identificarla.—Eso espero, es