La suave brisa, golpea sutilmente en sus rostros y acuciosamente Mustafá declara:
—En el mundo, no existe una mujer más hermosa que tu Sheila, te amo tanto.
—Y yo a ti Mustafá—asienta la encantadora joven.
En una rápida incursión, hasta la habitación se besan apasionadamente estos jóvenes enamorados, Sheila se despoja de sus prendas como mucha facilidad, Mustafá avista el deseo correr por todo su cuerpo, siente enseguida como palpita velozmente su corazón, ella se para frente a él apartando un poco el deseo y le dice:
—Tengo tanto miedo, que tus padres nos puedan separar, cuando se enteren de lo nuestro.
—Ay cariño, nuestras culturas son tan distintas. Pero, no pensemos en eso ahora—advierte Mustafá alejando las inseguridades en Sheila.
Los miedos desaparecen, solo queda presente el apetito voraz circular por sus venas, en ese derroche de libertad, deseando ir lo más lejos posible, es allí donde Mustafá, siente que todo el riesgo corrido junto con Sheila ha valido la pena. Adentrándose en lo que consideran su paraíso, recobran la alegría y la jovialidad en sus rostros, sin atavío comienzan a bailar simulando un bolero. Repentinamente las dulces caricias del atractivo Mustafá, emocionan el sensible cuerpo de la bella Sheila, esperando que el deseo, los transporte por completo a una dimensión desconocida.
Mustafá muy ágilmente, la hace inquietar y ella debate sus emociones, por la pasión provocada por él, para Sheila todo es paradisíaco. Comienzan a darle riendas sueltas, a una pasión que cada vez se exterioriza con más firmeza entre ambos, en lo más profundo de sus pensamientos, se ven envueltos por la fantasía de hacer el amor por primera vez.
Ella cierra sus ojos, para sentir como él se adentra en ella, discerniendo en aguas profundas y de inmediato se inundan de esas ganas, que provienes de sus pieles, hasta finalizar gozosos.
Mustafá Manzur, es un hermoso joven de veinte años de edad y de origen musulmán, es hijo de uno de los hombres más poderoso de Turquía, su padre es un hombre apegado a las costumbres de su país. Vive en medio de lujos, por el éxito que tiene mundialmente su compañía y por el gran dominio, que tienen sus empresas exportadoras. Mustafá es un joven soñador, que anhela de la vida, la libertad, sencillez y el amor de Sheila, quiso ser pintor, pero su padre se lo impidió haciendo que, entre a la facultad de derecho, ya que no tienen un abogado en la familia. Es el menor de tres hermanos, ellos radican en Turquía y cada uno se halla felizmente casado.
Por otro lado, Sheila Antúnez es una joven de veinte años de edad, que junto con su madre trabaja en una fábrica procesadora de alimentos. Ambas migraron desde Suramérica, hasta los Estados Unidos buscando una mejor vida. Es una chica risueña, muy inteligente y noble, quien le entrega por amor todo su ser a Mustafá. Sin imaginar lo que está a punto de suceder entre ellos.
—Ya nos tenemos que ir amor, si no mi padre me mata—apunta Mustafá.
—Quedémonos Mustafá, no quiero separarme de ti—le propone aferrada a su pecho.
—Pronto nos casaremos te lo juro mi vida, hoy mismo enfrento a mi padre.
—Si quieres te acompaño, no estás solo en esta aventura.
—Lo nuestro va más allá de una aventura, es una completa historia de amor.
—Eres tan romántico, que hasta no pareces musulmán.
—Ja, ja, ja, soy tuyo Sheila y eso más que suficiente, para que broten de mí, las más hermosas palabras de afecto.
—No cabe duda, que elegí al hombre perfecto—se besan apasionadamente, antes de volver cada uno a sus vidas.
*****
Mansión Manzur.
Las Vegas, Nevada.
—¿Dónde se fue a meter Mustafá? Debo de hacer algo por él pronto, ante que se pierda en este país, con tanta libertad e inmundicia—expone el padre de Mustafá.
—Tenle paciencia a nuestro hijo, es solo un joven—recalca su madre Feriyek.
—¡Paciencia! Tuve que haberlo criado en Estambul, como a sus hermanos, no tuve mano dura con ese muchacho y no sabes cómo me arrepiento.
—Por favor Abdul.
—Seguramente, está con la occidental esa que tiene por novia, jamás óyeme bien, voy aceptar a esa oportunista en la familia. Solo quiere su dinero, como todas las mujeres de este lugar.
—No seas tan severo por Alá, el mundo ha evolucionado.
—Te estás oyendo Feriyek, las idioteces que dices. Por eso es que Mustafá es así, lo tienes sujetado a tus faldas. Pero, eso se acabó ahora que venga, me va oír y va arder Troya—expresa el padre de Mustafá con desagrado y su madre se revela muy angustiada.
Al cabo de unas horas, ingresa Mustafá a la mansión y su padre velozmente lo acorrala a gritos:
—Se puede saber insensato, ¿dónde andabas?, derrumbas el techo de mi casa, encima de mi cabeza con tu irrespeto, ¿estás son horas de llegar mal hijo? Me vas a matar Mustafá y llevarás mi muerte en tu conciencia—Mustafá frunce el ceño, motivado al sermón de su padre.
—¿Hijo dónde andabas? —pregunta su madre con actitud mediadora.
—Estaba paseando.
—Paseando, crees que me chupo el dedo, de seguro estabas con la mujerzuela esa, que solo quiere nuestro dinero, te tengo bien vigilado insolente.
—¿Qué? ¿Me espías? Ahora si has llegado demasiado lejos papá.
—¿Dime que te ha dado esa mujer, que pareces embrujado? Las mujeres de este lado del continente, tienen sus mañas.
—Basta papá, no te permito que ofendas a mi novia.
—Sobre mi cadáver será tu novia.
—Muérete, que si lo es.
—Eres un miserable Mustafá—le propina su padre, una bofetada dejándolo atónito.
—Por Alá Abdul no lo golpes—se mete su madre en el medio.
—Déjalo mamá, si eso lo hace feliz, que lo haga. Igual no dejaré a Sheila así me obligue.
—Lo estás oyendo, si no aprende por las buenas, lo harás a las malas. Ya mismo organizo tu viaje a Turquía, no te dejaré unos minutos más aquí, para que te sigas pervirtiendo.
—Papá, no estamos en el siglo pasado, el mundo no gira en torno a la cultura musulmana.
—Lo oyes Feriyek, escuchas como enloda nuestras costumbres, tienes estiércol en tu cabeza Mustafá, eres mi hijo y te apartaré de todo el lodo donde pretendes sumergirte.
—Papá, te agradezco que no te metas en mi vida. Y si pretendes llevarme a Turquía, pues lo tendrás que hacer con un ejército, porque no pretendo irme por mi propia voluntad—desafía fervientemente a su padre.
—No estás en condiciones de retarme.
—Mejor me voy a mi cuarto.
—Mustafá ven aquí, que no he terminado contigo—ignora por completo a su padre y su sube a su habitación y su madre lo persigue.
¿Impedirá Abdul que Mustafá y Sheila continúen con su amorío?
Dos meses después…A la mañana siguiente, se dirige muy emocionada la bella Sheila a cubrir su guardia en la empresa, ya su madre se hallaba laborando. Inesperadamente al momento de cruzar la estrecha calle, que conduce hasta la puerta principal, un auto intempestivamente impacta contra el cuerpo de la pobre Sheila, dejándola caer al suelo lánguidamente algo ensangrentada y yéndose el vehículo vilmente a la fuga, el vigilante de la empresa se asoma al percibir el impacto y se da cuenta, que es Sheila quien yace en el pavimento. Llama enseguida a una ambulancia y corre para avisarle a su madre.Al cabo de unos minutos, Sheila es llevada en una ambulancia hasta el hospital central, su madre la acompaña, en medio de su dolor, toma la mano de su hija diciendo:—Resiste hija, no me dejes—las lágrimas de zozobra, corren velozmente por todo el rostro de Amelia, la madre de Sheila.*****Mansión Manzur.Baja velozmente las escaleras Mustafá para ir a la calle y es interceptado, por unos hombr
Al día siguiente entra su padre a su habitación, y le dice:—Hijo arréglate vamos a visitar a un amigo.—No tengo deseos de salir y menos contigo.—Ya has visto de lo que soy capaz, así que no me retes Mustafá, que no te estoy preguntando si quieres ir o no, te estoy diciendo que vamos a ver a mi amigo y punto. En unos minutos viene Reis por ti.—Se me olvidaba que tú no avisas, solo ordenas—lo observa su padre con recelo y sale de su habitación.Mustafá pone un poco de música mientras se arregla para salir, le resulta placentero y muy relajante, ya que son muy escasas sus posibilidades, de tener un poco de tranquilidad al lado de su padre. Llega su madre y se interna es su habitación, con la intención de brindarle un poco de consuelo:—Buen día hijo.—Hola mamá.—¿Sigues molesto conmigo? —musita su madre.—Lo siento mamá, tú en el fondo eres tan víctima, como nosotros del yugo de Abdul Manzur—recapacita el buen Mustafá.—No sé qué decirte cariño—lo mira su madre con ambigüedad.—No d
Deja la bella Seda, caer la tela con que danzaba y le revela su lindo rostro a Mustafá, quien la mira con una gran sonrisa. A partir de los gritos, llegan al piso de arriba Demir y Abdul, a cerciorarse que pasaba.—¿Alá por qué tanto escándalo? Por el profeta Abdul, que hace tu hijo merodeando la habitación de mi hija, vete de aquí muchacho.—Sal de aquí Mustafá. Demir perdona.—Entra Seda y cúbrete por favor—ordena su padre—vamos abajo Abdul, vamos.Al llegar a la sala, Mustafá parece no estar asombrado con tanto alboroto, sonríe tan solo al recordar, la sensual forma cómo bailaba Seda y, a su vez concibe que tanto su padre como Demir, exageraron todo.—Lo siento Demir—se excusa Abdul.—Lo que hizo tu hijo Abdul, va contra las leyes del profeta, vio a mi hija con poca ropa ¿Dónde quedaron los modales de este jovencito?—Nosotros nos vamos Demir, ve Mustafá y espérame en el auto—sale Mustafá de la casa y hace lo que demanda su padre.—Espera Abdul, mi hija Seda ya está en edad de casa
En horas la noche se reúnen en la sala Feriyek, con sus hijos Kadhir y Mustafá. De pronto suena el timbre, va la muchacha del servicio abrir y es la hermana menor de Abdul, Halide quien los visita a esas horas.Entra rápidamente, bañada del ímpetu que la caracteriza y llega hasta la sala comentando:—Por Alá Mustafá, vine tan pronto me dijeron que estabas en Estambul, mis ojos se iluminan al verte hijo, mi Mustafá—la da un cálido y profundo abrazo a su sobrino favorito, mientras Feriyek y Kadhir se ríen de su temperamento.—Estás hermosa tía—la elogia Mustafá.—Verdad que sí, tu siempre tan galante—de la nada hace contacto visual con Deniz, la esposa de Kadhir quien es no santo de su devoción. Y le susurra a Mustafá: —Esta nada que se embaraza, seguramente la mala intención la tiene seca.—Tía no empiece—la reprende muy sutilmente Mustafá.—Ven aquí Kadhir también me alegra verte, ustedes son como mis hijos. Ya que no pude casarme por culpa de tu padre—abraza a Kadhir, con la misma fu
—Qué alegría, es bueno verlos por esta casa Demir, hola muchacha—los saluda Abdul muy emocionado, a Seda y a su padre.—Está muy linda tu casa Abdul. Se nota que Feriyek, tiene muy buenos gustos.—Gracias amigo, pronto también será tu casa Seda—indica Abdul a la muchacha y ella se sonroja.—Permiso, ¿puedo recorrer la casa? —pregunta Seda con timidez. —Claro que puedes, ve y córrela. Familiarízate con cada rincón de esta casa—señala Abdul sonriendo.—Ya vuelvo.—Ven Demir, tenemos que hablar de negocios, primeramente.—Así es amigo—se van juntos a platicar a solas.Comienza Seda a recorrer, los enormes espacios de la mansión y sube motivada por el fisgoneo hasta el segundo piso, la encantadora joven lleva su hermosa cabellera, esta vez cubierta con un velo y su vestimenta es muy recata. No obstante, lleva consigo esa sensual mirada rozagante y un hermoso brillo en su rostro, que ilumina más que los rayos del sol.Sin reserva, llega hasta la habitación de Mustafá sin saberlo. De la na
Las vegas, Nevada.Llega a la mansión Manzur en los Estados Unidos, Amelia la madre de Sheila en busca de Mustafá, la reciben un sujeto en la puerta, quien es uno de los hombres de la seguridad, que dirige Reis, mano derecha de Abdul Manzur.—Buen día joven, ¿ésta es la casa Mustafá Manzur?—Así es.—¿Estará el muchacho en casa?—¿Quién es usted?—Mi nombre es Amelia Antúnez. Dígale, que es la madre de su novia Sheila.—Deme unos minutos y en enseguida le doy información.Va el hombre al área de seguridad y llama de inmediato a Reis, para que este le indique que hacer con la señora.—Aló jefe, está de visita la señora Amelia, dice que es la madre de la novia del joven Mustafá.—No vayas a colgar Alí, aquí estoy con el jefe. Señor está en la mansión la madre de la muchacha, que tiene un amorío con su hijo Mustafá.—Amorío que palabra tan vulgar. Las mujeres occidentales, son así Reis vulgares—señala con jactancia.—¿Qué hacemos señor?—Díganle la verdad, que Mustafá se vino a Turquía,
Estambul, Turquía.Un fuerte dolor fustiga la cabeza de Mustafá, su amigo Emir le reveló lo que decía el mensaje, enviado a sus redes sociales supuestamente por Sheila, se pregunta porque le ha tocado vivir de este modo tan intenso siendo tan joven. Meses atrás era un chico tan feliz con planes a futuro, y ahora toda a esta fortaleza se derriba frente a su rostro. Sopesa que, en este punto, ya ni quiera gozará de armonía, todo su entorno lo percibe como un verdadero calvario.Ingresa al despacho de su padre, ignorando todo lo que este planeo a sus espaldas. Le dice:—Necesito hablar contigo papá.—¿Qué ocurre hijo? —se muestra Abdul apacible.—¿Para cuándo es la boda?—¿Cuál boda? —disimula lo evidente.—No me dijiste, que pactaste con Demir mi boda con Seda.—Vaya que cambio tan repentino hijo, me alegra que hayas recapacitado, ¿se pude saber a qué obedece tal cambio?—No hagas preguntas papá y solo responde lo que te pregunte.—En un mes exactamente. Ya le diré a Demir para organiza
Un mes después…Bajo una boda típica musulmana, unen sus vidas en sagrado matrimonio Seda Narçali y Mustafá Manzur. En medio de rituales, según emana su religión y su riqueza cultural.Seda luce esplendida, con un hermoso vestido blanco, sus manos y pies van cubiertos de diversos símbolos, que según la tradición es para atraer la felicidad y desechar el mal de ojos.Todos se encuentran felices menos Mustafá, concibe toda aquella alquimia como un castigo del destino y no como el momento más feliz de su vida.Abdul y Demir como cabezas de familia, llevan a cabo el contrato formalmente donde Abdul le cede una buena cantidad de dinero, aparte de las acciones que ya le había entregado previamente. Los ojos de Demir, se anchan ante tan fuerte suma.—Eres muy generoso Abdul. Yo por mi parte, les compré un lujoso apartamento, para que vivan felices los recién casados.—No era necesario Demir, esta mansión es lo suficientemente grande para todos.—El casado casa quiere Abdul, es mejor así. Qui