—Qué alegría, es bueno verlos por esta casa Demir, hola muchacha—los saluda Abdul muy emocionado, a Seda y a su padre.
—Está muy linda tu casa Abdul. Se nota que Feriyek, tiene muy buenos gustos.
—Gracias amigo, pronto también será tu casa Seda—indica Abdul a la muchacha y ella se sonroja.
—Permiso, ¿puedo recorrer la casa? —pregunta Seda con timidez.
—Claro que puedes, ve y córrela. Familiarízate con cada rincón de esta casa—señala Abdul sonriendo.
—Ya vuelvo.
—Ven Demir, tenemos que hablar de negocios, primeramente.
—Así es amigo—se van juntos a platicar a solas.
Comienza Seda a recorrer, los enormes espacios de la mansión y sube motivada por el fisgoneo hasta el segundo piso, la encantadora joven lleva su hermosa cabellera, esta vez cubierta con un velo y su vestimenta es muy recata. No obstante, lleva consigo esa sensual mirada rozagante y un hermoso brillo en su rostro, que ilumina más que los rayos del sol.
Sin reserva, llega hasta la habitación de Mustafá sin saberlo. De la nada se asoma en la puerta, la cual estaba medio abierta. Mustafá nota su presencia, quien acababa de ducharse y con gracia deja caer su toalla, quedando completamente desnudo ante la vista de la muchacha. Seda se asusta, palidece y velozmente sale corriendo, en su vida había visto un hombre desnudo ni siquiera en revistas.
Mustafá se carcajea con fuerza producto de su travesura, se viste rápidamente para ir a saludarla. Seda se queda muy perturbada, por lo que evidenció a un costado del pasillo, tocando con angustia su pálido rostro.
Sale Mustafá, con su cara muy lavada a saludarla:
—Hola Seda, es bueno verte.
—Hola—musita la joven aun apenada.
—¿Qué tienes estás pálida? —disimula bosquejando una sonrisa.
—Nada, mejor me voy abajo.
—Espera, vamos juntos.
—Está bien.
—No entiendo tu intranquilidad—comenta Mustafá y se va con ella hasta el jardín.
En el despacho, sus padres pactan su futuro matrimonia a espaldas de Mustafá, todavía desconoce las intenciones de su padre, de arreglar un matrimonio para él.
—Aquí tienes Demir como te prometí, son las escrituras de las acciones, todas para ti—le entrega unos documentos, para que los firme.
—Que agradable noticia Abdul—abre Demir los ojos como un plato, con tanto dinero de por medio.
—Estoy convencido, que Seda será la mejor esposa, que pude haberle escogido a Mustafá.
—Así es querido, mi hija vale oro. Abdul quiero establecer en el contrato matrimonial, que mi hija y Mustafá, no se separen por nada del mundo. Quiero que esta unión sea por la eternidad.
—Excelente, pienso lo mismo también estoy en contra del divorcio.
—Nos entendemos muy bien amigo.
—Salud por eso—indica Abdul chocando sus vasos de té.
*****
En el jardín:
—No comprendo ¿Por qué sigues tan asustada? —pregunta con gracia Mustafá.
—No me hagas caso.
—Bueno está bien ¿Por qué no te quitas ese velo de la cabeza?
—No puedo es la costumbre.
—¿Cuál costumbre? Ya eso quedó abolido, la mayoría de las mujeres ya no lo usan.
—Las musulmanas sí.
—No todas, en fin, cada quien con sus hábitos.
—Así es.
—¿Estudias? —pregunta Mustafá, para sacarle conversación a la muchacha.
—No.
—¿Y eso por qué? —pregunta con extrañeza.
—Me preparo para casarme—no le dice Seda nada más.
—¿Te conformas con tan poco?
—Eres muy raro, todo lo que digo lo cuestionas.
—Lo siento. Es que me crie, prácticamente en Norteamérica, allá todo es tan distinto.
—Cuéntame ¿Cómo es vivir en los Estados Unidos?
—Fascinante, se vive con mucha libertad—señala Mustafá muy sonriente.
—Espero algún día conocer Norteamérica.
—Tu padre es un hombre muy rico, seguramente algún día te llevará, o tu marido millonario, ja, ja, ja—señala paradójicamente Mustafá.
—No te rías—protesta Seda.
—Tranquila, es una pequeña broma.
—De muy mal gusto—lo mira Seda con aprensión.
*****
Las Vegas, Nevada.
—Mustafá—musita repentinamente Sheila, abriendo sutilmente sus ojos.
—Hola bienvenida a la vida—le susurra el doctor y comienza a medirle los signos vitales.
—¿Qué me pasó?
—Tranquila, te atropelló un auto y por poco pierdes la vida.
—¿Eres el doctor?
—Así es, soy el médico residente de esta área.
—Quiero ver a mi mamá.
—Por ahora, no es posible ésta es un área restringida. Lo siento—la mira el doctor grácilmente hipnotizado.
En un abrir y cerrar de ojos, a la pobre Sheila le cambia el destino, su vida se trasforma sin saber lo que le deparará el futuro. Sus trémulos pensamientos se centran en Mustafá, con un aire de incertidumbre agobiante. Se detiene a pensar por un momento en lo que, ocurrió sin hallar una respuesta satisfactoria, al total enigma de como sucedieron las cosas.
Al salir, el doctor echa un vistazo y con la mirada, encuentra a Amelia madre de Sheila, se le acerca enseguida para decirle:
—Señora Amelia, su hija despertó.
—Quiero verla doctor.
—Por ahora está descansando, su estado sigue siendo delicado por su embarazo.
—Dios tanta incertidumbre atormenta.
—Su hija mencionó, un nombre al despertar dijo Mustafá.
—Es su novio.
—¿Está comprometida? —se maravilla de inmediato el doctor.
—No, es un joven musulmán con quien tiene un amorío, ya sabe cómo son los jóvenes de hoy en día muy impulsivos.
—Entiendo.
—Ese chico dice amar a mi hija, pero la realidad es otra.
—¿Cuénteme?
—La familia del muchacho es rica, y dudo mucho que quieran a Sheila para él.
—Con todo respeto, pero Sheila es hermosa.
—Si doctor mi hija es muy bonita, pero su belleza no es suficiente para esa gente.
—¡Vaya!
—De igual forma, tengo que hablar con el muchacho, me parece raro que no haya venido a ver a mi hija, si dice quererla tanto. Tengo que decirle, que mi hija espera un hijo suyo.
—Haga lo que crea correcto, si me disculpa. Volveré a ser mis rondas.
—Está bien doctor.
*****
Estambul Turquía.
Al irse Seda y su padre, Abdul llama a Mustafá, para conversar en privado y darle la noticia improvisada de su casamiento.
—Te portaste cómo todo un caballero, que bueno que esta vez, no me hiciste pasar un mal rato hijo.
—Por lo visto, me catalogas como la oveja negra de la familia.
—Mustafá, hay algo que tengo que decirte. De seguro te pondrás, tan contento como yo lo estoy.
—Si te alegra a ti, dudo mucho que a mi guste papá.
—Definitivamente eres un rebelde sin causa.
—A ver papá, ¿qué tenías que decirme?
—Hijo te conseguí esposa.
—¿Qué? ¿Es una broma?
—No es ninguna broma Mustafá, tu boda ya es un hecho, te casaras próximamente con Seda la hija de Demir.
—Sobre mi cadáver papá, no me casaré con esa muchacha, ni con ninguna otra. Ah y te prohíbo que me busques novia, yo no te lo pedí—crítica Mustafá a su padre.
—Mustafá no empieces.
—No empieces tu papá, ese empeño tuvo de dominarlo todo. Pero conmigo no lo lograrás.
—Tu boda se hará en un mes.
—Mi vida no te pertenece—le indica Mustafá con rabia.
—Eres mi hijo, es más que suficiente.
—No me casaré y mucho menos con la mojigata de Seda.
—Ah es eso, todavía tienes en la mente las curvas de la occidental, esa mujer es una pervertida, te ha puesto en mi contra.
—A Sheila no la nombres, te lo he dicho hasta el cansancio.
—En un mes es tu boda, ya firmé un contrato con Demir y hasta le di unas buenas acciones de la empresa. Así que tus berrinches, los dejas para después de la boda.
—Eres cínico papá.
—Cuida tus palabras Mustafá. Te las puedo hacer tragar.
—Óyelo bien papá, no me casaré con Seda, no lo haré.
Ingresan su hermano Mohamed, su madre y su tía Halide, al despacho por los gritos del joven:
—¿Ahora qué pasa Abdul? —pregunta su esposa Feriyek.
—Tu hijo anda de rebelde, faltándome el respeto como siempre.
—Mamá, planeo mi supuesta boda a mis espaldas.
—Papá por Dios, tenías que consultarle a Mustafá si estaba de acuerdo—lo cuestiona su hijo Mohamed.
—No digas estupideces Mohamed, que la boda de ustedes las arregle yo. No alientes a éste insolente a seguir faltándome el respeto.
—Te fijas Feriyek, mi hermano arregla el matrimonio de todos, menos el mío. Ya tengo cuarenta años y nada que me busca un marido. Ni siquiera deja, que yo misma lo busque, pero al pobre Mustafá lo obliga a casarse seguramente bajo contrato. Que Alá arruine tus días Abdul—lo reprende su hermana Halide.
—Sal de aquí Halide, ante que pierda los estribos—grita Abdul a su hermana con soberbia.
—No la agarres en contra de mi tía. Que ella tiene razón—sale Mustafá en defensa de su tía.
—Ustedes dos, son tal para cual. Llueva, truene o relampaguee te casarás en un mes Mustafá y es mi ultima palabra. Imbéciles— sale Abdul del despacho, muy molesto con todos.
Las vegas, Nevada.Llega a la mansión Manzur en los Estados Unidos, Amelia la madre de Sheila en busca de Mustafá, la reciben un sujeto en la puerta, quien es uno de los hombres de la seguridad, que dirige Reis, mano derecha de Abdul Manzur.—Buen día joven, ¿ésta es la casa Mustafá Manzur?—Así es.—¿Estará el muchacho en casa?—¿Quién es usted?—Mi nombre es Amelia Antúnez. Dígale, que es la madre de su novia Sheila.—Deme unos minutos y en enseguida le doy información.Va el hombre al área de seguridad y llama de inmediato a Reis, para que este le indique que hacer con la señora.—Aló jefe, está de visita la señora Amelia, dice que es la madre de la novia del joven Mustafá.—No vayas a colgar Alí, aquí estoy con el jefe. Señor está en la mansión la madre de la muchacha, que tiene un amorío con su hijo Mustafá.—Amorío que palabra tan vulgar. Las mujeres occidentales, son así Reis vulgares—señala con jactancia.—¿Qué hacemos señor?—Díganle la verdad, que Mustafá se vino a Turquía,
Estambul, Turquía.Un fuerte dolor fustiga la cabeza de Mustafá, su amigo Emir le reveló lo que decía el mensaje, enviado a sus redes sociales supuestamente por Sheila, se pregunta porque le ha tocado vivir de este modo tan intenso siendo tan joven. Meses atrás era un chico tan feliz con planes a futuro, y ahora toda a esta fortaleza se derriba frente a su rostro. Sopesa que, en este punto, ya ni quiera gozará de armonía, todo su entorno lo percibe como un verdadero calvario.Ingresa al despacho de su padre, ignorando todo lo que este planeo a sus espaldas. Le dice:—Necesito hablar contigo papá.—¿Qué ocurre hijo? —se muestra Abdul apacible.—¿Para cuándo es la boda?—¿Cuál boda? —disimula lo evidente.—No me dijiste, que pactaste con Demir mi boda con Seda.—Vaya que cambio tan repentino hijo, me alegra que hayas recapacitado, ¿se pude saber a qué obedece tal cambio?—No hagas preguntas papá y solo responde lo que te pregunte.—En un mes exactamente. Ya le diré a Demir para organiza
Un mes después…Bajo una boda típica musulmana, unen sus vidas en sagrado matrimonio Seda Narçali y Mustafá Manzur. En medio de rituales, según emana su religión y su riqueza cultural.Seda luce esplendida, con un hermoso vestido blanco, sus manos y pies van cubiertos de diversos símbolos, que según la tradición es para atraer la felicidad y desechar el mal de ojos.Todos se encuentran felices menos Mustafá, concibe toda aquella alquimia como un castigo del destino y no como el momento más feliz de su vida.Abdul y Demir como cabezas de familia, llevan a cabo el contrato formalmente donde Abdul le cede una buena cantidad de dinero, aparte de las acciones que ya le había entregado previamente. Los ojos de Demir, se anchan ante tan fuerte suma.—Eres muy generoso Abdul. Yo por mi parte, les compré un lujoso apartamento, para que vivan felices los recién casados.—No era necesario Demir, esta mansión es lo suficientemente grande para todos.—El casado casa quiere Abdul, es mejor así. Qui
Los padres de los recién, en vista que son unos musulmanes ortodoxos y conservadores, tal como lo establece su cultura, se posicionan a un costado de la habitación, que habían preparado para Seda y Mustafá, para su primer encuentro.Los chicos entran a la habitación, la vibrante mirada de Mustafá, se le clavaba como dardos en los ojos de Seda, quien estaba aún más nerviosa que él. Rápidamente Seda comenta:—Estoy muy asustada.—Si quieres, hablo con todos. Esto es vergonzoso—murmura Mustafá.—Eres muy raro Mustafá. Es lo que demanda la ley.—¿Cuál ley? ¿La que mi padre y Demir indican?, Por Alá Seda, el mundo ahora es distinto.—Mustafá, yo quiero ser tuya—susurra Seda al acercársele.—Mejor esperemos un poco, yo aún no estoy listo.Toma un vaso y lo rompe, corta velozmente su mano y enseguida empieza a sangrar. Seda lo mira muy asombrada, no contaba con tal proeza. Mustafá toma el pañuelo blanco y lo mancha con su sangre, con la intención de desmostarles a los presentes la castidad d
Al llegar a la nueva casa, Seda se emociona velozmente ya que se encuentra allí Meltem, quien es como su madre. Sale corriendo a sus brazos para abrazarla.—Es bueno verte Meltem ¿Qué haces aquí?—Tu padre me envió, para que ayudara hija.—Mi padre siempre pensando en todo y, principalmente en mi felicidad. Estoy muy feliz de tenerte a mi lado ¿No hay ningún problema Mustafá, con que Meltem viva con nosotros? —pregunta Seda.—No Seda, voy a la habitación—responde Mustafá desanimado.—¿Qué ocurre con el señor Seda?—¡Ay Meltem tengo tantas cosas que contarte!—Por Alá Seda, espero no sean malas noticias.—Me temo, que para mí si Meltem.—¿Qué paso?—Ayer Mustafá y yo no estuvimos juntos, no tuvimos intimidad Meltem te das cuenta, aún no me quiere, ni me desea como lo imaginé.—¿No entiendo? ¿Cómo mostró el pañuelo con tu sangre?—Se cortó la mano y manchó el pañuelo.—Vaya que es astuto ¿O sea que no te tocó?—No Meltem sigo siendo virgen. Ahora soy una esposa virgen—llora Seda con dis
Los Ángeles, California.Se sacude Sheila con el llamativo sonido del despertador, ya es hora de empezar con sus variadas tareas. Sheila decidió aceptar al doctor Holmes, como esposo y actualmente vive junto con él y su hijo en Los Ángeles. Su madre Amelia murió de un infarto fulminante, lo cual fue el detonante para hacer una vida al lado de Daniel. Su hijo Liam es un niño muy avispado y activo de cinco años. Todo este tiempo ha crecido creyendo que Daniel es su padre.El doctor Daniel Holmes, actualmente es un reconocido cirujano plástico en Beverly Hills. Fundó un consultorio junto con Sheila, quien es su asistente personal, han hecho una buena mancuerna no solo laboral, sino en su vida personal.—Mamá apúrate—indica Liam.—Ya voy hijo—responde Sheila—ve adelantándote amor, en un rato llego al consultorio—le dice a su esposo.—Date prisa querida o llegaremos tarde.—Dejo al niño en el colegio y te sigo.—¡Te amo! —exclama Daniel lanzándole un beso a la distancia.Sheila todo este t
Llega Mustafá a su casa y motivado por un repentino impulso, sube corriendo a la habitación que comparte con Seda. Aquella habitación sombría que ocultaba las tristezas de ambos, la de Seda por no ser correspondida y la de él por seguir sumergido en un amor del pasado.De inmediato ambos hacen contacto visual, sin medir palabras, Seda se le abalanza encima y esta vez Mustafá le corresponde, lo seduce con mucha facilidad dejando claro que es una mujer seductora y ardiente. Quita su camisa y él hace lo mismo dejando sus pechos al descubierto. Enseguida se dejan sorprender por la avidez que cada uno manifiesta, juntos se liberan y intensifican un salvaje encuentro íntimo.Seda había esperado este momento con ansias, a pesar de ser una mujer virgen no se comporta como tal, velozmente lo seduce hasta contraer su erección, al sentirlo besa todo su pecho con ardiente frenesí bajando poco a poco su lengua hasta llegar a su sexo, para Mustafá todo aquello era novedoso y mágico. Nunca había exp
Los Ángeles, California.Es fin de semana. Deciden Daniel y Sheila pasar un tiempo en familia, su hijo Liam continúa durmiendo. Parte de la noche, se la pasó jugando con su padre sustituto.Por su parte, Sheila apenas ha dormido un par de horas, siente ligeramente un leve signo de angustia, esa molestia la siente ajena a ella, exhorta en su interior que goza de buena vida. Por lo que debe de desterrar a Mustafá de su mente para siempre, de la nada y sin pensarlo emana seguridad en sí misma y una intensa calma se apodera de sus pensamientos y aligeran en parte sus incertidumbres. Trata de regocijarse del silencio y de esa frescura que experimenta.Velozmente se levanta Daniel, la mira que está muy callada en el ventanal. Se levanta, con la intención de poseer a su mujer y Sheila esta vez lo rechaza:—¿Qué pasa?—Estoy cansada.—Pero, hoy habíamos quedado en algo—insiste Daniel en brindarle caricias y Sheila se incomoda.—Basta, por favor.—Sigues pensando, en él—se aparta Daniel de su