Al día siguiente entra su padre a su habitación, y le dice:
—Hijo arréglate vamos a visitar a un amigo.
—No tengo deseos de salir y menos contigo.
—Ya has visto de lo que soy capaz, así que no me retes Mustafá, que no te estoy preguntando si quieres ir o no, te estoy diciendo que vamos a ver a mi amigo y punto. En unos minutos viene Reis por ti.
—Se me olvidaba que tú no avisas, solo ordenas—lo observa su padre con recelo y sale de su habitación.
Mustafá pone un poco de música mientras se arregla para salir, le resulta placentero y muy relajante, ya que son muy escasas sus posibilidades, de tener un poco de tranquilidad al lado de su padre. Llega su madre y se interna es su habitación, con la intención de brindarle un poco de consuelo:
—Buen día hijo.
—Hola mamá.
—¿Sigues molesto conmigo? —musita su madre.
—Lo siento mamá, tú en el fondo eres tan víctima, como nosotros del yugo de Abdul Manzur—recapacita el buen Mustafá.
—No sé qué decirte cariño—lo mira su madre con ambigüedad.
—No digas nada, solo me preocupa tu tranquilidad, y veo que no eres feliz en esta casa.
—Entiende a tu padre, en el fondo no es malo hijo. Hace las cosas, que hace porque los quiere.
—Valiente forma de demostrar afecto mamá.
—Tú eres el más parecido a él. Tienen el mismo carácter.
—Para nada mamá, yo soy ajeno en todo a ese señor.
—Es tu padre Mustafá.
—Serénate madre, voy a salir con papá.
—¿A dónde?
—No me dijo—sigue Mustafá preparándose para salir.
*****
Las vegas, Nevada.
Hospital Central.
Continúa la dulce Sheila en estado de coma, su madre no se ha separado ni un momento de su lado, a través del cristal observa como su hija se debate entre la vida y la muerte, en medio de una dura batalla que aun parece no haber librado.
Se le arrima el doctor Holmes, con el objetivo de brindarle un poco de calma:
—Buen día señora Amelia.
—Buen día doctor ¿Cómo amaneció Sheila?
—Un poco mejor, sus signos vitales han aumentado considerablemente.
—¿Eso es bueno?
—Si señora. También me acerque, para decirle algo muy importante.
—¿Si dígame doctor?
—Sheila está embarazada.
—¿Qué? ¿No puede ser?
—Está comenzando su etapa de embarazo, milagrosamente el niño sigue con vida dentro de ella, aunque pueda no sobrevivir por el accidente que tuvo.
—Bendito sea Dios.
—Rece mucho, solo un verdadero milagro podrá salvarles la vida a ambos, por parte de la ciencia le informo, que estamos haciendo lo humanamente posible, por mantenerlos con vida.
—Santo cielo.
*****
Estambul, Turquía.
En medio de la alegría y de la música, Seda disfruta de un ameno baile en compañía de sus amigas, la sensual danza del vientre, la hacen a escondidas de su padre Demir, el señor no es tan estricto como Abdul, pero si es muy apegado a las viejas costumbres musulmanas. Hay situaciones con las que todavía no converge.
Seda Narçali, es una joven de 19 años de edad, es risueña, jovial y muy alegre. Es la niña consentida de papá, su madre murió cuando apenas era una bebé recién nacida, haciéndose su padre y su hermano mayor cargo de la joven. Para Demir, su hija Seda es su mayor bendición, su madre murió en el parto, cuando la joven nació. Es por ello, que su padre la engríe demasiado, Seda le recuerda mucho a su esposa fallecida, desde aquel incidente Demir jamás se casó, solo dedico su vida al cuidado de sus hijos. Al igual que Abdul, también es un hombre muy rico, y está involucrado junto con él, en las importaciones textiles.
Llegan Mustafá y Abdul a la mansión de Demir Narçali y éste los recibe con mucha alegría:
—Bienvenidos, Abdul amigo mío traes alegría a mi casa. Pasen por favor.
—Gracias Demir mi gran amigo, siempre es bueno estar en nuestro país. Me quedaré una larga temporada en Turquía—Mustafá lo mira con aprensión al oír sus palabras.
—Me alegra mucho amigo, ¿es tu hijo el jovencito?
—Si es mi hijo menor Mustafá, vivía con nosotros en los Estados Unidos.
—Qué bueno que lo traites, para que conozca de cerca nuestra hermosa cultura musulmana.
—Mi hijo es musulmán, siempre le inculque el amor por Alá y también las enseñanzas del profeta, íbamos muy seguido a la mezquita en Nevada.
—Excelente, pasen. Ya mandaré a traer comida y bebida para todos—va Demir muy contento a ordenar, para que atiendan a sus amigos como se lo merecen.
—Cambia esa cara Mustafá, te lo ordeno—le indica su padre disgustado.
—Mejor me voy a caminar por la casa, estar cerca de ti es asfixiante.
Comienza Mustafá a recorrer la casa, la cual está decorada con cálidos detalles en tonos dorados, sube hasta el piso de arriba motivado por la curiosidad de seguir explorando. Se detiene por un momento, para pensar en Sheila, es inevitable para él no hacerlo.
Se advierte que, si hubiese contado con un poco más de tiempo, en este momento ambos estarían juntos, entregados a la pasión de su amor correspondido. Son muchas las ideas reverentes, que le viene a la cabeza, Sheila había despertado en él un universo nuevo, muy parecido a la felicidad, en medio de una camino despejado, amable y muy amplio, recuerda su cuerpo, sus finas facciones, pero sobre todo aquel momento, cuando se entregó a él por primera vez.
No se halla solo caminando, por ese pasillo que lo conduce hasta las habitaciones de la casa, sus ideas lo escoltan, se contrae tan solo al pensar en Sheila y hace, de sus pensamientos parte de su intimidad.
Se adentra más y más en el largo pasillo, al oír el ruido de una extraña melodía, que provenía de unas de las habitaciones, se acerca y la puerta estaba abierta, por curiosidad termina husmeado a las chicas, pero hay una de ellas que se destaca ante sus ojos, es la bella Seda, la gracia de sus sensuales movimientos hacen que Mustafá se conmueva de inmediato, la sigue mirando danzar en una mazurca sensual, que hace que se le erice la piel. Suspende sus pensamientos por Sheila y se dedica a contemplar a Seda.
Una de sus amigas se da cuenta, que hay un foráneo mirándolas y comienzan a dar gritos en la habitación. La mirada de Seda y Mustafá, se cruzan repentinamente en medio del caos, y se quedan juntos mirándose fijamente sin ni siquiera parpadear.
Deja la bella Seda, caer la tela con que danzaba y le revela su lindo rostro a Mustafá, quien la mira con una gran sonrisa. A partir de los gritos, llegan al piso de arriba Demir y Abdul, a cerciorarse que pasaba.—¿Alá por qué tanto escándalo? Por el profeta Abdul, que hace tu hijo merodeando la habitación de mi hija, vete de aquí muchacho.—Sal de aquí Mustafá. Demir perdona.—Entra Seda y cúbrete por favor—ordena su padre—vamos abajo Abdul, vamos.Al llegar a la sala, Mustafá parece no estar asombrado con tanto alboroto, sonríe tan solo al recordar, la sensual forma cómo bailaba Seda y, a su vez concibe que tanto su padre como Demir, exageraron todo.—Lo siento Demir—se excusa Abdul.—Lo que hizo tu hijo Abdul, va contra las leyes del profeta, vio a mi hija con poca ropa ¿Dónde quedaron los modales de este jovencito?—Nosotros nos vamos Demir, ve Mustafá y espérame en el auto—sale Mustafá de la casa y hace lo que demanda su padre.—Espera Abdul, mi hija Seda ya está en edad de casa
En horas la noche se reúnen en la sala Feriyek, con sus hijos Kadhir y Mustafá. De pronto suena el timbre, va la muchacha del servicio abrir y es la hermana menor de Abdul, Halide quien los visita a esas horas.Entra rápidamente, bañada del ímpetu que la caracteriza y llega hasta la sala comentando:—Por Alá Mustafá, vine tan pronto me dijeron que estabas en Estambul, mis ojos se iluminan al verte hijo, mi Mustafá—la da un cálido y profundo abrazo a su sobrino favorito, mientras Feriyek y Kadhir se ríen de su temperamento.—Estás hermosa tía—la elogia Mustafá.—Verdad que sí, tu siempre tan galante—de la nada hace contacto visual con Deniz, la esposa de Kadhir quien es no santo de su devoción. Y le susurra a Mustafá: —Esta nada que se embaraza, seguramente la mala intención la tiene seca.—Tía no empiece—la reprende muy sutilmente Mustafá.—Ven aquí Kadhir también me alegra verte, ustedes son como mis hijos. Ya que no pude casarme por culpa de tu padre—abraza a Kadhir, con la misma fu
—Qué alegría, es bueno verlos por esta casa Demir, hola muchacha—los saluda Abdul muy emocionado, a Seda y a su padre.—Está muy linda tu casa Abdul. Se nota que Feriyek, tiene muy buenos gustos.—Gracias amigo, pronto también será tu casa Seda—indica Abdul a la muchacha y ella se sonroja.—Permiso, ¿puedo recorrer la casa? —pregunta Seda con timidez. —Claro que puedes, ve y córrela. Familiarízate con cada rincón de esta casa—señala Abdul sonriendo.—Ya vuelvo.—Ven Demir, tenemos que hablar de negocios, primeramente.—Así es amigo—se van juntos a platicar a solas.Comienza Seda a recorrer, los enormes espacios de la mansión y sube motivada por el fisgoneo hasta el segundo piso, la encantadora joven lleva su hermosa cabellera, esta vez cubierta con un velo y su vestimenta es muy recata. No obstante, lleva consigo esa sensual mirada rozagante y un hermoso brillo en su rostro, que ilumina más que los rayos del sol.Sin reserva, llega hasta la habitación de Mustafá sin saberlo. De la na
Las vegas, Nevada.Llega a la mansión Manzur en los Estados Unidos, Amelia la madre de Sheila en busca de Mustafá, la reciben un sujeto en la puerta, quien es uno de los hombres de la seguridad, que dirige Reis, mano derecha de Abdul Manzur.—Buen día joven, ¿ésta es la casa Mustafá Manzur?—Así es.—¿Estará el muchacho en casa?—¿Quién es usted?—Mi nombre es Amelia Antúnez. Dígale, que es la madre de su novia Sheila.—Deme unos minutos y en enseguida le doy información.Va el hombre al área de seguridad y llama de inmediato a Reis, para que este le indique que hacer con la señora.—Aló jefe, está de visita la señora Amelia, dice que es la madre de la novia del joven Mustafá.—No vayas a colgar Alí, aquí estoy con el jefe. Señor está en la mansión la madre de la muchacha, que tiene un amorío con su hijo Mustafá.—Amorío que palabra tan vulgar. Las mujeres occidentales, son así Reis vulgares—señala con jactancia.—¿Qué hacemos señor?—Díganle la verdad, que Mustafá se vino a Turquía,
Estambul, Turquía.Un fuerte dolor fustiga la cabeza de Mustafá, su amigo Emir le reveló lo que decía el mensaje, enviado a sus redes sociales supuestamente por Sheila, se pregunta porque le ha tocado vivir de este modo tan intenso siendo tan joven. Meses atrás era un chico tan feliz con planes a futuro, y ahora toda a esta fortaleza se derriba frente a su rostro. Sopesa que, en este punto, ya ni quiera gozará de armonía, todo su entorno lo percibe como un verdadero calvario.Ingresa al despacho de su padre, ignorando todo lo que este planeo a sus espaldas. Le dice:—Necesito hablar contigo papá.—¿Qué ocurre hijo? —se muestra Abdul apacible.—¿Para cuándo es la boda?—¿Cuál boda? —disimula lo evidente.—No me dijiste, que pactaste con Demir mi boda con Seda.—Vaya que cambio tan repentino hijo, me alegra que hayas recapacitado, ¿se pude saber a qué obedece tal cambio?—No hagas preguntas papá y solo responde lo que te pregunte.—En un mes exactamente. Ya le diré a Demir para organiza
Un mes después…Bajo una boda típica musulmana, unen sus vidas en sagrado matrimonio Seda Narçali y Mustafá Manzur. En medio de rituales, según emana su religión y su riqueza cultural.Seda luce esplendida, con un hermoso vestido blanco, sus manos y pies van cubiertos de diversos símbolos, que según la tradición es para atraer la felicidad y desechar el mal de ojos.Todos se encuentran felices menos Mustafá, concibe toda aquella alquimia como un castigo del destino y no como el momento más feliz de su vida.Abdul y Demir como cabezas de familia, llevan a cabo el contrato formalmente donde Abdul le cede una buena cantidad de dinero, aparte de las acciones que ya le había entregado previamente. Los ojos de Demir, se anchan ante tan fuerte suma.—Eres muy generoso Abdul. Yo por mi parte, les compré un lujoso apartamento, para que vivan felices los recién casados.—No era necesario Demir, esta mansión es lo suficientemente grande para todos.—El casado casa quiere Abdul, es mejor así. Qui
Los padres de los recién, en vista que son unos musulmanes ortodoxos y conservadores, tal como lo establece su cultura, se posicionan a un costado de la habitación, que habían preparado para Seda y Mustafá, para su primer encuentro.Los chicos entran a la habitación, la vibrante mirada de Mustafá, se le clavaba como dardos en los ojos de Seda, quien estaba aún más nerviosa que él. Rápidamente Seda comenta:—Estoy muy asustada.—Si quieres, hablo con todos. Esto es vergonzoso—murmura Mustafá.—Eres muy raro Mustafá. Es lo que demanda la ley.—¿Cuál ley? ¿La que mi padre y Demir indican?, Por Alá Seda, el mundo ahora es distinto.—Mustafá, yo quiero ser tuya—susurra Seda al acercársele.—Mejor esperemos un poco, yo aún no estoy listo.Toma un vaso y lo rompe, corta velozmente su mano y enseguida empieza a sangrar. Seda lo mira muy asombrada, no contaba con tal proeza. Mustafá toma el pañuelo blanco y lo mancha con su sangre, con la intención de desmostarles a los presentes la castidad d
Al llegar a la nueva casa, Seda se emociona velozmente ya que se encuentra allí Meltem, quien es como su madre. Sale corriendo a sus brazos para abrazarla.—Es bueno verte Meltem ¿Qué haces aquí?—Tu padre me envió, para que ayudara hija.—Mi padre siempre pensando en todo y, principalmente en mi felicidad. Estoy muy feliz de tenerte a mi lado ¿No hay ningún problema Mustafá, con que Meltem viva con nosotros? —pregunta Seda.—No Seda, voy a la habitación—responde Mustafá desanimado.—¿Qué ocurre con el señor Seda?—¡Ay Meltem tengo tantas cosas que contarte!—Por Alá Seda, espero no sean malas noticias.—Me temo, que para mí si Meltem.—¿Qué paso?—Ayer Mustafá y yo no estuvimos juntos, no tuvimos intimidad Meltem te das cuenta, aún no me quiere, ni me desea como lo imaginé.—¿No entiendo? ¿Cómo mostró el pañuelo con tu sangre?—Se cortó la mano y manchó el pañuelo.—Vaya que es astuto ¿O sea que no te tocó?—No Meltem sigo siendo virgen. Ahora soy una esposa virgen—llora Seda con dis