Una mujer puede dejarse pisotear una vez por amor, pero no habrá segunda ocasión, aprenderá de su lección y cuando renazca del daño que le hiciste, deberás tener cuidado...
━─━────༺༻────━─━Beth despertó temprano en la mañana envuelta en una nube de felicidad.Hoy era el día más esperado de su vida.Por fin se casaría con el hombre del cual estaba enamorada desde hace tantos años. Y mejor aún, trabajaría como su secretaria, así que juntos serían una mancuerna de los negocios.—Nana, ¿me preparas el baño?Su nana entró apenas escucho su voz apareció en la habitación, todos en la casa sabían que ya era el día de su matrimonio.Aunque su familia deseaba que ella se fuera de una vez por todas de sus vidas, algunos sirvientes le tenían cariño.—Ya te lo preparo señorita.Beth sonrió mirando su mano.La sortija en su dedo brillaba como nunca, era redondo y grande, de color azul cielo con un intrincado de serpiente alrededor, el emblema de la familia Blake, imponiéndose sobre ella.Pronto el lugar comenzó a oler a rosas, el vapor salía del baño como nubes esponjosas.Fue directamente al jacuzzi, se metió y suspiró de placer porque estaba caliente, perfumada.—¿Ya está listo mi vestido de novia? —preguntó con los ojos cerrados a su nana.—Sí, está en su armario listo para usarse.Disfrutó un ratito más el poder revitalizante del baño, dándose tiempo a pensar en su futuro, sin extrañar para nada la vida que llevaba hasta el momento.No tardó más que unos minutos en salir del agua para secarse e ir en busca de su vestido de princesa, era el más bonito que se había visto en la ciudad de Norvill, el único en su clase.Valía una fortuna, fue un especial regalo de su prometido.Dominik Blake.Estaba totalmente enamorada de él.Lo amaba desde que eran unos críos, creció a su lado, dejo de ser una niña para ser una mujer y ahora sería su esposa.Su sueño se estaba haciendo realidad...—Aquí, señorita. La voy a arreglar ahora mismo.Dejo que su nana se hiciera cargo de todo, haciendo oídos sordos del sonido de abajo, su familia parecía estar celebrando algo y ser felices, ya que su hermana estaba embarazada y sería su primer nieto, el nieto de su hija favorita.No se permitió ponerse triste, pronto sería feliz al lado de su futuro esposo.Beth, al ser enfermiza y débil, jamás podría tener hijos, darles nietos que seguirían con la empresa familiar, ni el de su esposo.Por ende, jamás tendría tanto poder como su hermana, la cual estaba casada con un duque de Inglaterra.Pero tendría a su esposo y eso le bastaba, su gran amor y ella serían una familia completa, quizás a futuro podrían adoptar.—Has quedado hermosa mi muchacha, ¿estás lista? La limosina espera abajo por ti —comentó Marta, su nana.Beth se dió un vistazo al espejo, y quedó sorprendida por lo hermosa que se veía.Su cabello cobrizo le caía como una cascada en su espalda, el velo cubría elegantemente su rostro, y el escote recatado dejaba ver sus bonitas clavículas.El lunar rojo en su frente era lo único que desentonaba con todo aquello.Pero nada de eso importaba.Su prometido estaría encantado, él la amaría.Después de todo, ella había estado con él toda su vida, ¿cómo no iba a amarla así tal cual?—Estoy lista, vámonos.De modo que bajaron las escaleras despacio, el vestido era de color rosa palo, tan bajito el tono que casi no se distinguía entre ambos colores, blanco o rosa.El encaje del velo tenía flores rosas y blancas, combinaba con el diseño del vestido.Abajo su familia ni siquiera sé detuvieron a desearle suerte o felicitarla, todos hicieron como si ella no existiera.Excepto el patriarca, claro. Su padre Leo Grey, quien la miró con profundo desprecio.—¿Así que ya te vas? Por fin. No puedes traer gloria a esta casa, será mejor que no vuelvas nunca. No olvides mandar los cheques mensuales por correo porque tu hermana planea construir una mansión cerca de nosotros —espetó—. Ahora lárgate rápido.Ella asintió sin decir nada, y se dirigió a la limosina.Tosió un poco al sentir el aire fresco, pero sonrió de todos modos.Pronto, ya no se sentiría miserable. Estaría al lado de su esposo y nunca nada le haría falta.No fue educada como sus hermanas que asistieron a universidades de prestigio, pero termino el bachillerato en una escuela pública, con unos familiares del campo, y le encantaba escribir o dibujar.No tardaron en llegar a la iglesia, los invitados ya estaban adentro esperándola.Comenzó a ponerse nerviosa, le daba miedo hacer algo malo, pero respiró profundo y camino a la entrada de la iglesia.Sus suegros, Thomas y Elena estaban ahí, el hombre le sonrió pero su suegra no, ni la miró siquiera.—Bethy, querida, has llegado justo a tiempo —saludó él.Ella les dedico una débil sonrisa.—Ya que mi padre no ha venido, espero usted pueda llevarme al altar, de ahora en adelante seremos familia —pidió Beth con timidez.Elena, su suegra, bufó.—Solamente porque los abuelos así lo decidieron, que si por nosotros fuera tú jamás serías parte de nosotros —espetó con ira.Thomas la miró con desaprobación.—Hoy no, Elena. Es la boda de nuestro hijo y debemos estar felices por ellos —la reprendió.Seguido de esto ofreció su brazo a Beth, quien estaba incómoda por el altercado.Lo último que deseaba era que tuvieran problemas por su culpa.—Mejor entremos, Dominik debe estar ansioso ya —murmuró, no pudiendo soportar más la distancia que los separaba. Deseaba ser su esposa lo más pronto posible.La música sonó cuando comenzaron a entrar a la iglesia, los invitados se volvieron y sonrieron a Beth, quien irradiaba felicidad por los poros.—Te entrego a Beth, cuídala hijo.—Así será —respondió Dominik.Pronto estuvieron frente al cura que los casaba, dando sus votos y mirándose como dos amantes ansiosos... O eso es lo que Beth quería creer al menos.Cuando escuchó las palabras más maravillosas de su vida: «Los declaro marido y mujer», unas lágrimas cayeron por su mejilla.—Puede besar a la novia —dijo el cura.Dominik la tomó entre sus brazos y la besó como jamás la había besado nadie nunca.Suspiró de satisfacción al sentir sus labios sobre los suyos y sus brazos apretando su cintura.Los vítores de sus invitados no se hicieron esperar, así que salieron de la iglesia tomados de la mano como la pareja recién casada que eran.Se tomaron las fotos y luego subieron a la limosina que los llevaría a la recepción para festejar su boda.Nada podía arruinar el día tan perfecto que tenía frente a ella.━─━────༺༻────━─━Cuando miraba hacia el pasado, podía ver cada vez más las obvias señales.El día de su boda siempre sería el punto de quiebre.Beth le sonrió a su prometido cuando el cura los estaba por declarar marido y mujer.Sus ojos brillaban con la emoción de al fin poderle decir: «Esposo».Omitió las claras muestras de odio y desagrado en los ojos de él, omitió la forma en que su cuerpo se alejaba de ella cada vez que se acercaba rebosante de emoción.—Annabeth Grey, ¿aceptas a Dominik Blake como tu esposo? —La pregunta del millón llegó, su momento más deseado.Ella sonrió y asintió repetidamente, parecía una colegiala.—Sí, acepto.—Dominik Blake, ¿tomas a Annabeth Grey como tu esposa?Silencio.Beth frunció el ceño cuando los segundos pasaron y de los labios de él no salía ningún sonido.«Quizás no lo escucho bien», se dijo así misma.Se aclaró la garganta y empujó el codo de Dom con delicadeza.—Te ha hecho una pregunta, querido. Puedes contestar.Omitió por completo la mueca de hartazgo que se figuró en el rostro de él, y también el suspiro resignado que soltó.—Sí, acepto —pronunció finalmente, entonces todo el lugar estallo en aplausos.Para Beth todo parecía estar bajo un lente distinto: había felicidad, colores y brillos alrededor del cuadro que miraba.Desde su perspectiva no había nada malo, ni extraño.Era como siempre debía ser.Dominik la sujeto por la cintura y soltó un beso rápido y casto sobre sus labios.El carmín mancho sus labios, ella intento pasar el dedo para limpiarlo pero Dom sostuvo su mano para evitarlo.El momento paso tan rápido que no le dedico ni siquiera un segundo para pensarlo, pronto estaban tomándose la foto del recuerdo junto a todos sus invitados, y después tuvo lugar la recepción más bonita a la que había asistido... La suya propia.Beth Grey se casó estando ciega de amor...CINCO AÑOS DESPUÉS....—Isabella está embarazada.Cuando escucho esas palabras, fue como si unas dagas se hubieran incrustado dentro de su ya débil corazón.—¿Por qué? —susurró.Él alzó una ceja.—¿Por qué, qué? ¿Te parece extraño? Pensé que ya lo esperarías.Ella negó con la cabeza, frustrada —Eso no es lo que digo. Te pregunto a ti, ¿por qué me hiciste esto? ¿por qué ella y no yo?Odiaba estar sumergida en el dolor justo frente a él, dejándole ver cuánto le afectaba su rechazo.—Jamás te ame, parece que no lo recuerdas con claridad, pero jamás te ame, Annabeth. Ni siquiera como mi secretaria pudiste hacer un buen trabajo, todo el tiempo solo deseaba reemplazarte por alguien más eficiente.Sus piernas no pudieron soportarlo más y cedieron, llevándola al frío suelo inmediatamente. No podía mirarlo más a la cara, no podía enfrentar más su odio y desprecio.Tras cinco años de matrimonio, al fin podía darse cuenta de la realidad... Su esposo jamás la amó, y nunca lo haría, porque siem
La casa estaba en silencio cuando volvió. Le costaba respirar con cada paso que daba, pero al menos ya tenía más conocimiento que hace unas horas. Ahora quizás ya podría enfrentarse a su nueva vida.Una vida en la cual su matrimonio estaba casi oficialmente acabado.Al acercarse, divisó una luz en medio de la sala todavía encendida. Era algo extraño, ya que él solía no estar por las noches.De pronto, su voz llenó el vacío.—¿En dónde estabas, Beth? —había algo de dureza en su tono, pero lo desestimó.—Salí a caminar, Dominik. ¿No crees que eso es algo normal, teniendo en cuenta la situación? Estuvieron cara a cara cuando ella se paró enfrente de él. Sus ojos fríos como el hielo la taladraron en su sitio.—No puedes dar de qué hablar en los medios, aunque dejemos de ser marido y mujer debes mantener una imagen intachable.Alzó una ceja, inquisitiva.—¿Es esa una orden o una sugerencia? —preguntó con ironía.No se esperaba que él se levantara tan rápido, así que trastabillo para ale
Tan solo unos días después comenzó a organizar la que sería su nueva vida. Investigó todo lo que pudo y decidió que en ese mismo día, llevaría a cabo lo que había estado ideando en silencio.El joyero detrás del mostrador le sonrió admirado.—Señorita, debo decirle que esta pieza es exquisita. Totalmente original. ¿Está segura de que quiere venderla? Sería una pena... —comenzó a decirle. Alzó una mano para interrumpirlo.—Estoy segura, puede proceder con la venta.Después de la valuación, le dieron poco más de un millón y medio de dólares por el collar, sobre todo por las piedras preciosas que tenía incrustadas. Ella sabía que se podía obtener mucho más, pero era un buen inicio.Perteneció a la abuela de Dominik. Se remontaba a una herencia de siglos atrás, pero ahora sería su boleto a la independencia.Una hora después, el banco ya había depositado a su cuenta el dinero del cheque.Salió rumbo a una boutique de ropa y gastó miles de dólares en ropa de lujo que siempre había queri
Los padres de Dominik parecían mantener una charla agradable con su hijo. Era posible que en ese momento su suegra estuviera culpándola por su retardo. ¿Pero qué podía hacer? Todavía temblaba del coraje y el frío.Rebuscó en su armario hasta que encontró un vestido que su marido odiaba con el alma. Era el vestido que usó en su noche de bodas, pensaba que sería una noche inolvidable... pero la dejó sola en la cama. Trató de apartar de su mente aquellos malos recuerdos. Ella era tan joven que le dolía haber sido una tonta ilusionada.Después de ducharse rápido y secarse el cabello, sacó el vestido de su funda.El vestido era blanco y le llegaba debajo de los muslos, decentemente escotado pero dejando su espalda al aire libre. La parte de las piernas era muy pegada al cuerpo, así que decidió no usar ropa interior, justo como el día en que pensó tendría la noche de bodas más mágica del mundo. Un lazo le rodeba el cuello y caía por la espalda. Se calzó unos tacones también blancos y tomó su
Beth sabía que aquella cena no iría bien, nada más viendo las caras de los invitados.En primer lugar, ¿qué hacían ahí las amigas chismosas de la tía de Dominik? Ella pensaba que aquello debería de ser una reunión privada. Pero lo que Beth pensara no importaba. Eso no las detenía de que la mirasen de arriba hacia abajo como si fuera menos que una mosca.Lo que importaba realmente es la humedad entre sus piernas luego de la mini sesión de placer con su cuñado. Pensamientos pecaminosos en lo más profundo de su mente comenzaban a salir, se estaba volviendo loca con todo esto. Incluso sentía que todos ahí podían ver su culpable cara que recientemente tuvo un orgasmo.Arrugó la nariz sin pensar.—¡Annabeth! —Jessica, la prima de Dominik, venía corriendo hacia ella. Eso la puso feliz. Jess era muy dulce, quizás algo entrometida, pero agradable.Respiro agitada, parecía agotada por la carrera.—Te ves increíble, prima. Pensé que no vendrías —el hoyuelo en su mejilla se marcó cuando le dedicó
Sus tacones resonar al subir las escaleras, con cada paso que daba sus nervios aumentaban. No sabía qué pasaría entre ellos de ahora en adelante, solo sabía que algo la atraía hacia él. Como una polilla a la luz, se dirigía hacia Sammael. Le daba miedo que alguien la haya descubierto, que alguien pudiera intuir su oscuro secreto. Beth sabía que el poder más grande residía en quienes conocen tus secretos.Cuando llegó finalmente a la terraza, lo vió de espaldas. Destilaba una sensualidad masculina tan hechizante que no pudo despegar sus ojos de él, se estaba muriendo lentamente por las ansias de probar sus labios otra vez. Eran una adicción que jamás había experimentado.—Sam... —llamó su nombre, muy bajito. Él se tensó, y dió vuelta lentamente. El brillo de lujuria en sus ojos eran evidentes, así que supo que no había malinterpretado sus intenciones. Ambos querían esto, y en cierta forma eso la reconfortó.Llegó a considerar la posibilidad de que no sería deseable para ningún hombre.
—¿Está segura de que es efectiva? —preguntó Beth, nerviosa.La dependienta pareció dudar un poco.—Bueno, como todos los métodos, tienen su margen de error; y ese es solo de emergencia. Estoy segura de que un médico le puede explixar mejor que yo, perdón —dijo con una expresión de disculpa.Ella asintió y salió de la farmacia.A la mañana siguiente simplemente salió huyendo en cuanto tuvo oportunidad. No tenía ganas de ver a su marido. Pero sobretodo, a su cuñado.Se subió al carro, y manejó a su nueva casa. Ya estaba estacionado el carro de alguien más, así que se estacionó a un lado y entro en la casa.—Señora Grey, está aquí su invitado —le aviso su ama de llaves.Beth sonrió y se dirigió a la sala. Ahí estaba un hombre joven de casi treinta años, esperándola.—Hola, MinHyuk, qué gusto me da verte —lo saludó.Él le tendió la mano.—Un placer volver a verte, Annabeth. Estoy feliz de verte tan bien.El hombre coreano mantenía el rostro serio, pero afable. Sabía que así era él.—¿Crees
El despertador estaba sonando cuando por fin abrió los ojos. Miró al techo durante un buen rato, estaba muy cansada.Tres orgasmos son suficientes para hacerla ir al cielo, así que durmió hasta las 11 de la mañana. Pero jamás se había sentido más feliz.Bajó a la cocina, descalza. Necesitaba desayunar, le dolía el estómago. Por suerte encontró fruta picada y yogurt, así que en un santiamén lo engulló todo.Miró su reflejo en el espejo del baño diez minutos después. Tenía ojeras debajo de los ojos. Ese día también iría a entrenar, un cambio no sucederá si no se esfuerza lo suficiente.—¡No puede pasar, señorita! —escuchó que gritaba el ama de llaves. Se escuchaban fuertes gritos.—¡ELLA SE LO BUSCÓ! ¡QUÍTESE!Salió rápidamente del baño y al llegar a la sala, se topó con Isabella.Vestida como una princesita, tenía los brazos cruzados y le daba la espalda. Su cabello rubio platinado estaba impecablemente peinado, hasta parecía brillar; y el elegante vestido plisado color rosa Barbie fue