El llanto es imparable, caen en cascada sobre sus mejillas. Faitth fue consolada por su madre y mejor amigas, ambas insistieron en que no podía estar llorando de esa manera, pero Faitth es incapaz de escucharlas. ―Ten, toma un poco de agua. ―Misury le tendió un vaso. ―Debes calmarte, trata de respirar por favor. Mira como estás. ―Faitth estaba tan roja como su cabello. ―Verdaderamente, esta niña está inconsolable. ―Suspiró Elina. ―Las hormonas te están dando duro. ―Faitth empezó a llorar con más fuerza. ―Yo no sé porque lloro. ―Sollozó sorbiéndose los mocos. ―Estoy feliz porque me voy a casar con ese animal que no ha esperado a recuperarse por completo. ―Hizo un puchero. ―Debe usar muletas, mi pobrecito hombre debe usar muletas. ―Freya sonrió, su hija es una llorona. ―Cariño, eso les hará daño a los bebés. ―Le acarició el pelo. ―¿Quieres que llame a Marcos? ―Faitth negó. ―No quiero que me vea llorando, estoy fea y gorda. ―Isla suspiró. ―Te voy a reprochar por arruinar el maquilla
Isla Avery corrió al interior del piso en cuanto el ascensor abrió, ella miró a su alrededor, rogando que no fuera cierto nada. Su corazón palpita desbocado en su pecho, su estómago está contraído y las ganas de vomitar un poco más y la dominan. Ella miró las escaleras, esas que dan al área de habitaciones, puso un pie en el primer escalón y lo que sintió no pudo explicarlo, es como si todo eso por lo que luchó se había acabado aun sin ver nada. Ella impulsada por el sentimiento de negación, corrió escaleras arriba. Se negó, ella no aceptó nada de lo que presiente, pero mientras más se acerca a la habitación con puerta entreabierta las cosas son más innegables. Estaba siendo patético de su parte negar lo evidente, los ruidos repugnantes que de ahí salen, esos gemidos y gruñidos descarados acabaron con ella y su dolorido corazón. Quiso darse media vuelta y marcharse para no seguir, pero tiene que verlo, ella debe ver esa escena que posiblemente la desgarrará de mera irreparable y lo
El hombre lo miró implorante, la frustración por no ser escuchado lo estaba superando, ¿Qué más podía hacer para que tomara en cuenta su problema?―Sin su ayuda mi empresa no lo resistirá. ―Lo miró a los ojos, demostrando la autenticidad de su preocupación. ―Podemos hacer un contrato, uno donde será seguro que le devolveré cada centavo con el que me ayude. ―¿Y quién dice que quiero ayudarte? ―El hombre en sillas de ruedas lo miró a los ojos. Podía estar postrado ahí, desde abajo, pero era igual de intimidante que siempre. ―Te tomaste el atrevimiento de venir a mi casa a joderme la paciencia, ¿Por qué me interesaría lo que te pase a ti o a tu empresa? ―Félix Avery, un hombre orgulloso de nacimiento, lo miró con el mentón en alto. ―Estoy dispuesto a cualquiera acuerdo que usted ponga. ―Pedir ayuda nunca había sido su fuerte, pero de no obtener la ayuda de Logan Morrison, el magnate hotelero y el mismo dueño de casi todo Londres, estaría perdido, en quiebra y posiblemente en la calle c
―¡Necesito una explicación ya mismo! ―Isla se sobresaltó por el grito de su padre y su corazón se destrozó un poco más, en sus veintitrés años, jamás había visto esa mirada de vergüenza en la cara de su padre y la de indignación en la cara de su madre. ―Ella miente. ―Quiso defenderse. ―Yo la encontré con Xavier en su piso, ¡Ellos son lo que están mal! ―Isla… ―Denise la miró con tristeza. ―¿Por qué dices esas cosas cuando lo único que hemos hecho Xavier y yo es apoyarte por estos tres meses? ―Sacando su móvil se lo mostró a sus tíos. ―Esto me llegó justo aquel día donde Xavier la encontró siéndole infiel. ―¡Quita eso de mi vista! ―Gritó Félix colérico. ―Nunca pensé que serías una decepción para esta familia. ―Isla negó una y otra vez. ―¿Por qué no eres agradecida como Denise? ¿No te bastó humillarnos al cancelar tu compromiso con un buen muchacho como Xavier? ―Mamá. ―Isla la miró perpleja, tomándose la mejilla adolorida. ―Aaahhh. ―Se quejó nuevamente, otra bofetada impactó su otra
Logan cerró los ojos con fuerza al escuchar de su asistente que sus padres estaban ahí en la mansión y que no se irían directamente a la casa de los Avery, ¿Por qué su madre se lo complicaba todo? Resoplando, condujo la silla de ruedas hasta la entrada para recibirlos. ―Por lo menos tuviste la decencia de recibirnos. ―Elina, la madre de Logan, una mujer de pelo negro, ojos azules y gélidos, elegante hasta cuando está enojada, miró a su hijo. ―¡Una boda de ese carácter! ―Rechistó. ―¿Cómo es posible que mi hijo, el heredero del imperio Morrison se esté casando de esa manera y con una mujer a la que ni siquiera conozco?―Madre…―Para eso te hubieras casado con Constantine y…―¡Que sea la primera y última vez que menciones el nombre de esa mujer en mi casa! ―La cortó al instante. ―Reniega todo lo quieras sobre como estoy haciendo las cosas, pero no vuelvas a soltar algo como eso. ―Basta ya. ―Carter, el padre de Logan paró la discusión. ―Deberías ya estar listo, ¿Por qué andas en esas fa
―¿Señor? ―La sirvienta interrumpió justo cuando Isla estaba dispuesta a decirle que ese hombre era él.Resignada solo bajó la mirada ante la atenta atención del hombre. Logan la miró unos segundos sin responder al llamado de la puerta y el silencio de Isla lo tomó como una clara señal de que él tenía razón y ella solo deseaba mentirle a la cara con descaro.―¿Qué quieres? ―Respondió con grosería al escuchar nuevamente los toques en la puerta. ―¿No puedes dejar de fastidiarme de una buena vez? ¡Son unos inoportunos inútiles! ―Isla apretó sus manos, nunca en la vida le habría dado la oportunidad a un hombre tan grosero como él.―S-señor. ―La mujer tartamudeó como siempre. ―Su madre está abajo y pide verlo de inmediato. ―Logan maldij0 en voz alta, no quería lidiar con su madre y menos cuando estaba listo para follarse a la rubia que se había convertido en su mujer.―Llévala a mi despacho, bajaré enseguida. ―La mujer corrió para hacer lo que su jefe le había ordenado.―¿Quiere que lo ayud
Nunca había conocido a un hombre tan malo como lo era Logan Morrison. Él no es solo un altanero que aparenta ser implacable, imponente y poderoso, realmente lo es y él lo sabe muy bien por lo que hace las cosas sin remordimiento alguno. Treinta y tres años, esa es la edad de ese hombre el cual parece un viejo desahuciado de setenta años. No le gusta la música, el ruido, las risas y en general las personas felices, parece ser alérgico a todo lo que tenga que ver con felicidad. Es un verdadero demonio y todos los que están en su mansión son solo esclavos que firmaron un contrato donde le entregan su alma, vida y luz. Isla es la excepción, ella no está atrapada con Logan, él lo está con ella y se lo demuestra siempre que puede. ¿Puede un hombre de treinta y tres años morir de un infarto? Es la pregunta que se hace cada vez que Logan grita, m4ldice y la trata como lo peor del mundo. Le duele su trato, por supuesto que sí, pero solo ver lo infeliz que es y lo mal que se pone por la ira l
Logan la miró perplejo al escuchar sus palabras, claramente no le interesa el cómo ella se siente respecto a su vida y a como la trata, pero el saber que ella es la dueña de esos ojos claros que sueña siempre que puede lo aturdió.―¿Qué dices? ―Preguntó con voz gruesa, siempre pensó que nada de lo que pasó esa noche donde ni siquiera podía mantenerse en pie era cierto. Él lo sintió como algo único y dudó de su veracidad, él tenía el corazón roto, ¿Por qué se sentiría así con una mujer? Pensó que era un simple sueño. ―Yo no había estado con nadie nunca. ―Lo miró con lágrimas en los ojos ―Ese día encontré a mi novio liado con mi prima y mi supuesta mejor amiga me emborrachó y me metió a esa habitación con usted. ―Sollozó ―Yo quería resistirme a usted, me negué, pero pronto cedí por el alcohol y por el dolor de la traición. ―Logan se sintió terrible, él puede ser lo que sea, pero jamás tomaría a una mujer a la fuerza, fue por eso que la primera noche de casados él rápidamente se arrepi