El hombre lo miró implorante, la frustración por no ser escuchado lo estaba superando, ¿Qué más podía hacer para que tomara en cuenta su problema?
―Sin su ayuda mi empresa no lo resistirá. ―Lo miró a los ojos, demostrando la autenticidad de su preocupación. ―Podemos hacer un contrato, uno donde será seguro que le devolveré cada centavo con el que me ayude. ―¿Y quién dice que quiero ayudarte? ―El hombre en sillas de ruedas lo miró a los ojos. Podía estar postrado ahí, desde abajo, pero era igual de intimidante que siempre. ―Te tomaste el atrevimiento de venir a mi casa a joderme la paciencia, ¿Por qué me interesaría lo que te pase a ti o a tu empresa? ―Félix Avery, un hombre orgulloso de nacimiento, lo miró con el mentón en alto. ―Estoy dispuesto a cualquiera acuerdo que usted ponga. ―Pedir ayuda nunca había sido su fuerte, pero de no obtener la ayuda de Logan Morrison, el magnate hotelero y el mismo dueño de casi todo Londres, estaría perdido, en quiebra y posiblemente en la calle con su familia. Logan lo miró como si tal cosa, a él no le interesa los problemas de los demás. Suspirando profundamente le dio la espalda, listo para dejarlo solo y que se largara de su casa, pero recordar la conversación que tuvo con su madre cerró los ojos. Él debía conseguir una esposa y en su estado ninguna mujer estaría dispuesta a contraer matrimonio con él. ―Una boda. ―Giró nuevamente. ―Tengo entendido que tienes dos hijas, quiero a una de ellas. ―Félix se mostró sorprendido por tal petición. ―Te respaldaré siempre y no tendrás que preocuparte más por irte a la quiebra. ―Pero… ―Una de tus hijas por mi ayuda. ―Dio media vuelta nuevamente. ―Te doy dos días, la ceremonia será en tu mansión, algo íntimo, tu esposa, hija, mis padres, asistente y tú. ―El hombre pasó saliva, no sabía ni siquiera como detenerlo, ¿Cómo fue capaz de pedirle algo así? ―Señor. ―Marcos, el asistente de Logan le mostró la puerta. ―Lo acompañaré. ―Félix todavía en shock por la situación, se dejó hacer y salió de la silenciosa y escalofriante mansión. Logan miró desde la ventana el auto alejarse y suspiró pesadamente. Tres meses habían pasado desde que se embriagó tanto que al tomar el coche se estrelló quedando vivo, pero esclavizado a esa silla de ruedas. Ahora se siente patético y no puede ni siquiera mirarse a un espejo. ¿Cómo él, un hombre autosuficiente, orgulloso y capaz de todo ahora depende de alguien para que lo ayude? ―¡No me toques! ―Le gruñó a la chica que contrató su madre para cuidarlo. ―¿Te gustó tanto bañarme que ahora no puedes dejar de manosearme? ―La chica nerviosa y con lágrimas en los ojos negó. ―Y-yo solo quería acomodarle la camisa, la tiene algo torcida. ―Logan se miró y al verse en esas fachas explotó. ―¡No quiero verte! ―Gritó yendo contra ella. ―¡Lárgate de mi casa, estás despedida! ―La mujer se vio obligada a retroceder, él pensaba estrellarla. ―¡Largo! ―Le señaló la puerta. ―Cielos. ―Marcos cerró los ojos al ver a la chica llorar y correr lejos de su jefe, ya era la décima chica que lograba correr en solo meses, ¿Quién se ocuparía de él ahora? ―Señor, su madre… ―Tú cállate. ―Le gruñó mirándolo con desprecio. ―Tendré una esposa y ella no podrá irse. ―Se acomodó la camisa. ―Llama a mis padres y diles que me casaré en dos días, no te olvides de la dirección, es en la mansión de los Avery. ―¿Qué le digo si pregunta al respecto? ―Nada, no seas estúpid0. ―Marcos solo suspiró, ya acostumbrado a sus malos tratos. ―Y diles que no estoy disponible, no quiero tratar con ellos. ―Empezó a andar. ―Ayúdame a llegar a mi despacho. ―Marcos obedeció a su jefe y una vez lo dejó solo como le gustaba estar últimamente, salió para hacerse cargo de lo que le había ordenado. Isla deseó huir lejos sin mirar atrás, ella estaba obligada a convivir con su prima y exnovio como si nada hubiera pasado. Sus padres se vieron en una situación vergonzosa cuando canceló el compromiso y ella quedó como la mala a pesar de que dijo que no era lo que quería. ―Todo hubiera ido bien si no fueras tan bruja. ―Xavier se acercó a ella. ―Pero claro, las zorras como tú no tienen nada de valor y… ―Dios Santo. ―Regina, la madre de Isla la miró consternada. ―Cariño, ¿Qué ha sido eso? ―Isla que le había cruzado la cara a Xavier de un bofetón sonrió. ―Tenía algo en la mejilla, no quería que le picara o algo. ―Miró a su madre con inocencia. ―No te preocupes, madre. ―La mujer solo negó ignorándolos nuevamente mientras se centra en Denise. ―Perra. ―Gruñó él cabreado. ―Me alegro de haberme follado a tu prima en tu habitación, espero que mi esperma y los jugos de ella te hayan ayudado a descansar. ―Isla apretó la mandíbula y contuvo las lágrimas. ―Tenemos que hablar. ―Félix llegó sin saludar a nadie. ―Vengan, las tres. ―Querido, ¿Qué sucede? ―Regina se preocupó al ver a su esposo tan alterado. ―Habla por favor, me estás poniendo muy nerviosa. ―Imploró. ―Siéntense. ―Él hizo lo propio. ―Como saben, la empresa está pasando por un mal momento y necesito ayuda. ―Suspiró. ―Fui con el único que tiene el poder y el dinero para salvarnos, pero me ha pedido algo a cambio. ―Isla y Denise lo miraron a la expectativa. ―¿Qué es? ―Preguntó Denise. ―Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. ―Le tomó la mano entre las suyas y el hombre sonrió. ―Logan Morrison, ha dicho que nos respaldará, pero solo si se casa con alguna de ustedes. ―Las miró a las dos. ―Es un hombre importante y billonario, sin duda su reputación y respeto nos hará bien. ―¿No es el magnate que tuvo un accidente? ―Isla miró a su padre. ―Dicen que es cruel y quedó en sillas de ruedas. ―Para Denise eso fue un golpe bajo, ya estaba haciéndose a la idea de ser la esposa de alguien tan importante, pero esos detalles no le gustaron en lo absoluto. ―Isla debería casarse con él. ―Soltó antes de que pudieran elegirla a ella solo por ser la adoptada. ―Ella dejó a Xavier porque le fue infiel… ―¡Denise! ―Isla se puso en pie mirándola impactada. ―¡Fue él que me fue infiel contigo! Me lo habías prometido. ―Ay, prima, lo siento. ―Inició a llorar. ―Juré que te guardaría el secreto, pero la información llegó a mi móvil y quizás más personas sepan de tu deshonra. ―¿De qué están hablando? ―Félix también se puso en pie. ―¡Hablen! ―Gritó mirándolas por turnos. ―Isla dejó a Xavier porque estaba acostándose con un desconocido y él la pilló, se sintió tan humillado que prefirió aceptar la historia de Isla.―¡Necesito una explicación ya mismo! ―Isla se sobresaltó por el grito de su padre y su corazón se destrozó un poco más, en sus veintitrés años, jamás había visto esa mirada de vergüenza en la cara de su padre y la de indignación en la cara de su madre. ―Ella miente. ―Quiso defenderse. ―Yo la encontré con Xavier en su piso, ¡Ellos son lo que están mal! ―Isla… ―Denise la miró con tristeza. ―¿Por qué dices esas cosas cuando lo único que hemos hecho Xavier y yo es apoyarte por estos tres meses? ―Sacando su móvil se lo mostró a sus tíos. ―Esto me llegó justo aquel día donde Xavier la encontró siéndole infiel. ―¡Quita eso de mi vista! ―Gritó Félix colérico. ―Nunca pensé que serías una decepción para esta familia. ―Isla negó una y otra vez. ―¿Por qué no eres agradecida como Denise? ¿No te bastó humillarnos al cancelar tu compromiso con un buen muchacho como Xavier? ―Mamá. ―Isla la miró perpleja, tomándose la mejilla adolorida. ―Aaahhh. ―Se quejó nuevamente, otra bofetada impactó su otra
Logan cerró los ojos con fuerza al escuchar de su asistente que sus padres estaban ahí en la mansión y que no se irían directamente a la casa de los Avery, ¿Por qué su madre se lo complicaba todo? Resoplando, condujo la silla de ruedas hasta la entrada para recibirlos. ―Por lo menos tuviste la decencia de recibirnos. ―Elina, la madre de Logan, una mujer de pelo negro, ojos azules y gélidos, elegante hasta cuando está enojada, miró a su hijo. ―¡Una boda de ese carácter! ―Rechistó. ―¿Cómo es posible que mi hijo, el heredero del imperio Morrison se esté casando de esa manera y con una mujer a la que ni siquiera conozco?―Madre…―Para eso te hubieras casado con Constantine y…―¡Que sea la primera y última vez que menciones el nombre de esa mujer en mi casa! ―La cortó al instante. ―Reniega todo lo quieras sobre como estoy haciendo las cosas, pero no vuelvas a soltar algo como eso. ―Basta ya. ―Carter, el padre de Logan paró la discusión. ―Deberías ya estar listo, ¿Por qué andas en esas fa
―¿Señor? ―La sirvienta interrumpió justo cuando Isla estaba dispuesta a decirle que ese hombre era él.Resignada solo bajó la mirada ante la atenta atención del hombre. Logan la miró unos segundos sin responder al llamado de la puerta y el silencio de Isla lo tomó como una clara señal de que él tenía razón y ella solo deseaba mentirle a la cara con descaro.―¿Qué quieres? ―Respondió con grosería al escuchar nuevamente los toques en la puerta. ―¿No puedes dejar de fastidiarme de una buena vez? ¡Son unos inoportunos inútiles! ―Isla apretó sus manos, nunca en la vida le habría dado la oportunidad a un hombre tan grosero como él.―S-señor. ―La mujer tartamudeó como siempre. ―Su madre está abajo y pide verlo de inmediato. ―Logan maldij0 en voz alta, no quería lidiar con su madre y menos cuando estaba listo para follarse a la rubia que se había convertido en su mujer.―Llévala a mi despacho, bajaré enseguida. ―La mujer corrió para hacer lo que su jefe le había ordenado.―¿Quiere que lo ayud
Nunca había conocido a un hombre tan malo como lo era Logan Morrison. Él no es solo un altanero que aparenta ser implacable, imponente y poderoso, realmente lo es y él lo sabe muy bien por lo que hace las cosas sin remordimiento alguno. Treinta y tres años, esa es la edad de ese hombre el cual parece un viejo desahuciado de setenta años. No le gusta la música, el ruido, las risas y en general las personas felices, parece ser alérgico a todo lo que tenga que ver con felicidad. Es un verdadero demonio y todos los que están en su mansión son solo esclavos que firmaron un contrato donde le entregan su alma, vida y luz. Isla es la excepción, ella no está atrapada con Logan, él lo está con ella y se lo demuestra siempre que puede. ¿Puede un hombre de treinta y tres años morir de un infarto? Es la pregunta que se hace cada vez que Logan grita, m4ldice y la trata como lo peor del mundo. Le duele su trato, por supuesto que sí, pero solo ver lo infeliz que es y lo mal que se pone por la ira l
Logan la miró perplejo al escuchar sus palabras, claramente no le interesa el cómo ella se siente respecto a su vida y a como la trata, pero el saber que ella es la dueña de esos ojos claros que sueña siempre que puede lo aturdió.―¿Qué dices? ―Preguntó con voz gruesa, siempre pensó que nada de lo que pasó esa noche donde ni siquiera podía mantenerse en pie era cierto. Él lo sintió como algo único y dudó de su veracidad, él tenía el corazón roto, ¿Por qué se sentiría así con una mujer? Pensó que era un simple sueño. ―Yo no había estado con nadie nunca. ―Lo miró con lágrimas en los ojos ―Ese día encontré a mi novio liado con mi prima y mi supuesta mejor amiga me emborrachó y me metió a esa habitación con usted. ―Sollozó ―Yo quería resistirme a usted, me negué, pero pronto cedí por el alcohol y por el dolor de la traición. ―Logan se sintió terrible, él puede ser lo que sea, pero jamás tomaría a una mujer a la fuerza, fue por eso que la primera noche de casados él rápidamente se arrepi
Isla corrió con rapidez al escuchar los gritos, ella abrió la puerta con fuerza y se adentró a la habitación de su esposo. Verlo rojo por el dolor la alarmó.Rápidamente, tomó las píldoras, un vaso de agua y se lo tendió para que se tomara el medicamento. Ella había tardado una media hora y ahora está demasiado asustada, no debió tardar tanto en ducharse.Logan se tomó el medicamento y tiró el vaso en el piso, estaba furioso por aquel dolor que lo reduce a niveles patéticos, él siempre se siente vulnerable cuando no puede controlar lo que le pasa. Isla intentó ponerle ungüento en las rodillas, pero Logan la empujó con fuerza.―¡No me toques! ―Gritó enfurecido ―Debías estar aquí hace media hora y no viniste ―Isla sabía que cometió un error, pero la manera en la que le grita la lástima. ―Eres una inservible, ¡Nunca puedes hacer nada! ―Sin importar los gritos y los empujones, ella masajeó sus rodillas y evitó mirarlo, de hacerlo sus lágrimas saltarán de sus ojos.―Ya basta, Logan, déjame
Isla alzó la mirada para ver al guapo hombre de cabello rubio, ojos verdes y alto como un rascacielos. Ella saltó de las piernas de Logan y abrazó al recién llegado con efusividad, misma que enojó a Logan.―¡Elkin Alves! ―Chilló volviendo a abrazarlo. ―Por el amor de Dios, hacía tanto no te veía. ―No borró su sonrisa, ella realmente estaba muy feliz por la presencia del hombre. ―Creí que estabas en América, ¿Cuándo llegaste? ―Elkin, el excompañero de universidad de Isla y el mismo que alguna vez la cortejó, sonrió.―Hace una semana, quería llamarte, pero no tenía tu número. ―Tomándola de las mejillas volvió a besarle la frente.―Vuelves a tocar a mi esposa y quedarás sin manos. ―Elkin miró al hombre en la silla de ruedas con desconcierto, estaba tan centrado en Isla que ignoró el hecho de haberla encontrado en sus piernas.―Lo siento. ―Se disculpó sonriendo con un poco de vergüenza. ―Es solo que Xavier…―Ya no estoy con él. ―Isla se puso seria al ver el gesto de Logan. ―Estoy felizme
Logan acarició el cuerpo desnudo de su esposa y besó su piel, ya no duermen separados, la habitación principal y la cual le correspondía a él pasó a ser la habitación matrimonial. Isla al sentir esas caricias y los pequeños besos acompañados de mordidas sonrió sin moverse.―Llegaste muy tarde a noche ―Aquel gruñido proveniente de esa voz ronca la obligó a abrir los ojos divertida. ―Deberías quedarte en casa y ocuparte de mí. ―Isla se giró y se abrazó a él, lo miró a los ojos y sonrió.―Es mi trabajo y no puedes quejarte, demonio sin cachos. ―Besó nuevamente sus labios. ―Siempre que puedo me ocupo de ti, no te he descuidado en nada y eso debes aceptarlo.―No te ocupas de mí lo suficiente. ―Vociferó enojado, él quiere toda su atención, no que se esté dividiendo entre trabajo y él. ―No es necesario que trabajes, lo sabes.―Quiero ganar mi propio dinero, Logan. ―Se sentó en la cama. ―Ya suficiente con lo que haces para ayudar a mis padres. ―Logan se sentó también. ―Te toca cita, deberíamo