Faitth se removió en su cama en medio de un profundo suspiro. No recordaba lo bien que se sentía dormir más de cuatro horas. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en sus labios, por fin se siente mejor y todo es gracias a Christian y su insistencia por permanecer a su lado.Sabiendo que le espera un increíble día en el trabajo, saltó de la cama llena de energías y corrió al baño para vaciar la vejiga y asearse por ahí mismo. Mirándose al espejo mientras cepilla sus dientes, quedó seria por un instante.Los recuerdos de Marcos abrazándola por la espalda y besándole el cuello la obligó a cerrar los ojos con fuerza, pero eso solo empeoró su estado. Él lamiéndole la pasta que se desbordaba por la esquina de sus labios, sentándola en el lavado para ser él quien la cepillara y después terminando, haciéndole el amor como un loco.Su cuerpo se estremeció por completo y la tristeza la invadió. ¿Acaso no lo superaría nunca? Había pasado un mes desde que se marchó dejándola atrás, un mes en e
Marcos resopló, las constantes juntas lo agobiaban demasiado, pero es el nuevo fenómeno de la empresarial y debía aprovechar todas las oportunidades que trabajar junto a Jorge Miller le estaba dando. Todos los grandes de la industria deseaban trabajar con él y proyectos comprometedores estaban en la fila de su extensa lista de éxitos rotundos.A pesar de estar tan ocupado, siempre había momentos en los que Faitth no salía de su cabeza. Gracias a sus sobrinos puede tener fotos y videos de ella, esas cosas le refrescan el alma y adormecen el dolor de su corazón.La llegada a New York había sido bastante tranquila, su viejo hogar no había cambiado tanto y se acostumbró rápidamente al entorno bullicioso y las calles repletas de personas ocupadas como él. Extrañaba Inglaterra, de verdad que extrañaba cada cosa, pero decir que lo estaba pasando mal sería mentir.―Señor. ―Minni, quien viajó con él entró al despacho con una sonrisa en los labios. ―Han llegado los documentos que estaba esperan
Faitth estaba frustrada por todo lo que estaba pasando a su alrededor, por alguna razón su padre se enteró de todo lo que estaba pasando entre ella y Marcos y no tuvo peor momento para visitarla que justo cuando ella recibió esa llamada.Habían pasado dos días desde que recibió la llamada del hospital donde tenían a Marcos y ella no había podido viajar porque su padre estaba siendo difícil y quería que ella lo pensara muy bien antes de estar ahí para el hombre que la abandonó dos veces. ―Christian es mejor hombre que él. ―Alastahir miró a su hija enojado. ―¿Por qué no lo dejas resolver su problema solo? ¡Ya no te corresponde correr detrás de él! ¡Te dejó, hija! ―Faitth miró a su padre con frustración.―¿Por qué tienes que ser tan difícil? ―Preguntó ya cansada. ―¿Cuándo vas a entender que Christian no significa nada para mí y que no estaré con él ni aunque Marcos se muera? ―Suspiró agotada. ―Papá, que me retengas aquí solo empeorará todo, ¡Necesito ir con Marcos! ―Sollozó.―Quizás Chr
No era la primera vez que Marcos se veían entre la vida y la muerte, es como si él constantemente dejara de luchar y tomara el camino fácil.―¡Hay ritmo! ―Dijo una enfermera aliviada. ―Lo logramos. ―Todos lo miraron agitados. ―Es fuerte. ―Susurró sonriendo.―Debe ser difícil para él que nadie venga a darle fuerzas. ―Las miradas de lástima recayeron sobre Marcos.―Hay que estar atentos. ―La doctora miró a su equipo. ―No está fuera de peligro. ―Todos asintieron y salieron de la habitación de Marcos para seguir con el trabajo.Faitth no miró atrás ni le avisó a nadie de su viaje, ella corrió al aeropuerto y tomó el vuelo que Logan le preparó en su jet privado. Estaba desesperada, preocupada y asustada.¿Qué pasaba si llegaba tarde? ¿Cómo podría ella perdonarse lo que le pasó a Marcos? ¿Por qué tontamente dejó que Christian volviera a su vida? ¿Cuál será el estado de Marcos? Deseó hacer una llamada antes del vuelo, pero decidió no hacerla. Si él está grave ella simplemente se derrumbaría
El llanto es imparable, caen en cascada sobre sus mejillas. Faitth fue consolada por su madre y mejor amigas, ambas insistieron en que no podía estar llorando de esa manera, pero Faitth es incapaz de escucharlas. ―Ten, toma un poco de agua. ―Misury le tendió un vaso. ―Debes calmarte, trata de respirar por favor. Mira como estás. ―Faitth estaba tan roja como su cabello. ―Verdaderamente, esta niña está inconsolable. ―Suspiró Elina. ―Las hormonas te están dando duro. ―Faitth empezó a llorar con más fuerza. ―Yo no sé porque lloro. ―Sollozó sorbiéndose los mocos. ―Estoy feliz porque me voy a casar con ese animal que no ha esperado a recuperarse por completo. ―Hizo un puchero. ―Debe usar muletas, mi pobrecito hombre debe usar muletas. ―Freya sonrió, su hija es una llorona. ―Cariño, eso les hará daño a los bebés. ―Le acarició el pelo. ―¿Quieres que llame a Marcos? ―Faitth negó. ―No quiero que me vea llorando, estoy fea y gorda. ―Isla suspiró. ―Te voy a reprochar por arruinar el maquilla
Isla Avery corrió al interior del piso en cuanto el ascensor abrió, ella miró a su alrededor, rogando que no fuera cierto nada. Su corazón palpita desbocado en su pecho, su estómago está contraído y las ganas de vomitar un poco más y la dominan. Ella miró las escaleras, esas que dan al área de habitaciones, puso un pie en el primer escalón y lo que sintió no pudo explicarlo, es como si todo eso por lo que luchó se había acabado aun sin ver nada. Ella impulsada por el sentimiento de negación, corrió escaleras arriba. Se negó, ella no aceptó nada de lo que presiente, pero mientras más se acerca a la habitación con puerta entreabierta las cosas son más innegables. Estaba siendo patético de su parte negar lo evidente, los ruidos repugnantes que de ahí salen, esos gemidos y gruñidos descarados acabaron con ella y su dolorido corazón. Quiso darse media vuelta y marcharse para no seguir, pero tiene que verlo, ella debe ver esa escena que posiblemente la desgarrará de mera irreparable y lo
El hombre lo miró implorante, la frustración por no ser escuchado lo estaba superando, ¿Qué más podía hacer para que tomara en cuenta su problema?―Sin su ayuda mi empresa no lo resistirá. ―Lo miró a los ojos, demostrando la autenticidad de su preocupación. ―Podemos hacer un contrato, uno donde será seguro que le devolveré cada centavo con el que me ayude. ―¿Y quién dice que quiero ayudarte? ―El hombre en sillas de ruedas lo miró a los ojos. Podía estar postrado ahí, desde abajo, pero era igual de intimidante que siempre. ―Te tomaste el atrevimiento de venir a mi casa a joderme la paciencia, ¿Por qué me interesaría lo que te pase a ti o a tu empresa? ―Félix Avery, un hombre orgulloso de nacimiento, lo miró con el mentón en alto. ―Estoy dispuesto a cualquiera acuerdo que usted ponga. ―Pedir ayuda nunca había sido su fuerte, pero de no obtener la ayuda de Logan Morrison, el magnate hotelero y el mismo dueño de casi todo Londres, estaría perdido, en quiebra y posiblemente en la calle c
―¡Necesito una explicación ya mismo! ―Isla se sobresaltó por el grito de su padre y su corazón se destrozó un poco más, en sus veintitrés años, jamás había visto esa mirada de vergüenza en la cara de su padre y la de indignación en la cara de su madre. ―Ella miente. ―Quiso defenderse. ―Yo la encontré con Xavier en su piso, ¡Ellos son lo que están mal! ―Isla… ―Denise la miró con tristeza. ―¿Por qué dices esas cosas cuando lo único que hemos hecho Xavier y yo es apoyarte por estos tres meses? ―Sacando su móvil se lo mostró a sus tíos. ―Esto me llegó justo aquel día donde Xavier la encontró siéndole infiel. ―¡Quita eso de mi vista! ―Gritó Félix colérico. ―Nunca pensé que serías una decepción para esta familia. ―Isla negó una y otra vez. ―¿Por qué no eres agradecida como Denise? ¿No te bastó humillarnos al cancelar tu compromiso con un buen muchacho como Xavier? ―Mamá. ―Isla la miró perpleja, tomándose la mejilla adolorida. ―Aaahhh. ―Se quejó nuevamente, otra bofetada impactó su otra