MELODYEstoy viviendo una pesadilla, me niego a aceptar esta nueva realidad que me golpea y que me arrasa como un maremoto en plena calma, irrumpiendo todo a su paso, el tiempo se detiene mientras intento procesar lo que me acaba de decir Roman, mi marido. —¿Estás escuchando? —sus ojos son fríos y su actitud distante, como en los últimos ocho meses. Las palabras no brotan de mi garganta, me congelo, el cuerpo se me adormece y siento que el aire comprime mis pulmones. «Esto debe ser un sueño, no es real» trato de convencerme, sin embargo, la mirada de Roman me da el golpe final. Es un hombre apuesto, es uno de los mejores arquitectos del país, tiene su propia empresa mobiliaria y ha logrado mucho en tan poco tiempo. Alto, delgado, pero fornido, su porte elegante y letal le da una pizca de poderío que termina intimidando a los demás. Su cabello oscuro y sus ojos azul eléctrico, todo en el perfecto para mis ojos, es una lástima que yo no sea suficiente para él.—Malody —vuelve a llama
MELODYLas contracciones que estoy teniendo son demasiado fuertes, me dobla el dolor y trato de mantener la calma mientras dos chicas del servicio me dicen que debo respirar con tranquilidad y no alterarme, siendo que es lo que he estado haciendo todo este tiempo, no es algo tan fácil de hacer. —Por favor, señora —me suplica una de ellas. El problema es que en estos momentos no tengo mente para hacer caso a sus súplicas, mucho menos cuando tengo el corazón roto, mi marido, el hombre más importante de mi vida me acaba de pedir el divorcio, no solo eso, sino, que me acabo de enterar de que lleva saliendo en secreto con Emilia, mi hermanastra. —¡Ay! —suelto cuando me viene una nueva contracción—. ¿Ya lo han podido localizar? Le pregunto a una de las chicas, pedí que uno de sus hombres lo siguiera, no debería estar tan lejos si se acababa de ir, ambas chicas se miraron entre sí, con complicidad. —¿Qué… sucede? —jadeo del dolor. —Me temo que los hombres llegaron hace un par de horas,
MELODYMe sorprendo al ver a mi hermanastra, una mujer castaña de ojos avellana, pero eso no es lo que llama mi atención, sino, el hecho de que mi mirada descienda hasta el vientre abultado que tiene debajo de su blusa holgada. —¿No te alegras de verme, querida hermana? Emilia es adoptada, como mis padres no pudieron tener más hijos después de mí, ellos optaron por buscar nuevas alternativas, y eso dio con la adopción, cuando la empujaron delante de mí, la quise como si fuera mi propia sangre, es tan solo un año menor que yo, y ahora, con todas las confesiones de Roman, mi visión de ella ha cambiado. —Sí que te ves mal, Melody —se cruza de brazos. Volteo a ver a mi hijo en brazos de uno de los hombres e intento levantarme, pero enseguida uno de ellos me apunta con una pistola directo a la cabeza, mientras que el otro que sostiene a mi bebé, le apunta con otra arma. —Si te mueves, uno de los dos muere, te aconsejo que tomes su lugar —arguye ella con un brillo de malicia en los ojo
MELODY —No tardamos en llegar. —La señorita Clifford estará contenta con nuestro desempeño. —Pero eso no le quita el hecho de que sea cruel con la pobre mujer. —Ese no es asunto de nosotros, recuerda que no mezclamos los sentimientos con lo que nos piden. —Tienes razón, faltan cinco minutos. Las imágenes son borrosas, entreabro los ojos y me doy cuenta de que estoy dentro de lo que me parece un helicóptero, las náuseas me inundan. Me remuevo inquieta, me duele demasiado el abdomen. —Objetivo despejado. Escucho que alguien dice. No me puedo mover, cada que lo intento, es como sentir una enorme roca encima de mí, tengo miedo. Emilia se ha llevado a mi hijo, esa sensación de sentirme perdida en medio de la anda, me sienta como un golpe en el estómago, la traición de ellos dos me duele como punzada en el pecho. La boca la siento seca, el aire me falta, los huesos me duelen y me atacan los mareos, se debe a la pérdida de sangre. —Bajando —dice uno de los hombres que manej
Capítulo 5 MELODY—Tu jefe quiere verme?— pregunto, haciéndome la tonta y fingiendo que mi ánimo aún no se había recuperado.El medico no me responde, asiente, sonríe y sale.[...]Estar a solas hace que las lágrimas se vuelvan a derramar por mis ojos, no quiero llorar, pero siento la pérdida de mi bebé, es lo que me mata ahora, ni siquiera el enterarme de que el hombre que aún amo, me detesta, que le doy asco y que él ama a Emilia, la misma mujer que me quiso matar.Observo la aguja clavada en el torso de mi mano, sollozo en silencio, la traición es una perra conmigo, siento como si todo este tiempo hubiera estado viviendo un sueño y de la nada, me han despertado, no tenía idea de que Emilia estuviera enamorada de Roman, es decir, ella es mi hermana, si me hubiera dicho las cosas antes, tal vez… —Los odio —susurro entre mis sollozos. Estuve sola en todo mi embarazo, lidié cosas que yo sola pasaba, porque Roman jamás estuvo presente en mi embarazo, solo preguntaba cómo estaba el
El silencio que nos sigue es verdaderamente ensordecedor. El aire colapsa a mi alrededor y la cabeza comienza a dolerme en serio, él parece darse cuenta de ello, porque enseguida se acerca a mí. —Debe ser por la pérdida de sangre —arguye revisando la máquina de mis signos vitales. Me quedo observando cada cosa que hace, la tensión va desapareciendo poco a poco, a medida que reconozco que sigue siendo el mismo chico que se preocupaba por llevarnos sanas y salvas en el pasado, cuando por fin termina, suelta un gruñido que me indica que no ha quitado el dedo del renglón, una cosa es segura y es que él quiere saber qué ha pasado. —¿Y bien? —inquiere con los brazos cruzados. Su postura de militar enfadado, hace que baje la mirada. —Ya te lo dije, no sé qué ha pasado… —Si no me dices qué te ha pasado, lo voy a tener que averiguar por mi cuenta, y eso no será bonito, prefiero enterarme por ti —señala—. Antes que por terceras personas. Me muerdo el labio inferior, el dolor en mi pecho
ROMANNo he parado de trabajar, la cabeza me duele y creo que estoy a nada de perder los estribos con mis empleados, es un día de m****a y la junta de esta noche con los socios mayoritarios de mi inmobiliaria, está dando inicio, observo cómo cada uno de ellos llega con el ego hasta las nubes, hacemos las derivadas presentaciones hasta que comienzo con la proyección de las diapositivas del nuevo proyecto que tengo en mente.El diseño es de los más sofisticados, como director general de la empresa y promotor inmobiliario, tengo el deber de ver hasta que el mínimo detalle esté bien y en completo orden, como me gusta, estoy dando los últimos detalles, cuando mi móvil comienza a vibrar. Al principio lo ignoro, hasta que la insistencia hace que pida una disculpa para atender, dejando claro que delante de ellos están las carpetas con imágenes personalizadas de cada una de las proyecciones, me alejo un par de metros hasta que atiendo de mala gana. Reconozco el número, es de uno de mis hombre
NARRADOR OMNISCIENTERoman no dejaba de admirar a su hijo, hace poco más de dos horas que habían llegado a la casa que había adquirido hace un par de meses para que Emilia y si hijo pudieran vivir en paz, aunque aquí mismo fue donde él pensaba que Melody la había aventado por las escaleras para que perdiera al bebé, tenía muchas dudas que no iban a poder ser resultas al momento. Emilia estaba demasiado agotada en su recámara, y él cuidaba, admiraba y no dejaba de observar a su pequeño hijo, decidiendo en castigo porque Melody se llevó a su otro hijo, que le pondría el nombre que a ella tanto le gustaba, el mismo que no paraba de repetir una y otra vez. —¿Cómo se llamará? —dijo de repente Emilia—. Mirando el esmalte rojo de sus uñas. Lo cierto es que aquella situación le estaba costando mucho, ya que para ella no era fácil tener que actuar en todo momento que estaba adolorida por un parto que ella se había inventado. —Brandon —respondió Roman con seguridad y admiración—. Se llamará