MELODY
Me sorprendo al ver a mi hermanastra, una mujer castaña de ojos avellana, pero eso no es lo que llama mi atención, sino, el hecho de que mi mirada descienda hasta el vientre abultado que tiene debajo de su blusa holgada.
—¿No te alegras de verme, querida hermana?
Emilia es adoptada, como mis padres no pudieron tener más hijos después de mí, ellos optaron por buscar nuevas alternativas, y eso dio con la adopción, cuando la empujaron delante de mí, la quise como si fuera mi propia sangre, es tan solo un año menor que yo, y ahora, con todas las confesiones de Roman, mi visión de ella ha cambiado.
—Sí que te ves mal, Melody —se cruza de brazos.
Volteo a ver a mi hijo en brazos de uno de los hombres e intento levantarme, pero enseguida uno de ellos me apunta con una pistola directo a la cabeza, mientras que el otro que sostiene a mi bebé, le apunta con otra arma.
—Si te mueves, uno de los dos muere, te aconsejo que tomes su lugar —arguye ella con un brillo de malicia en los ojos—. ¿No es lo que hacen las madres? ¿Acaso no se sacrifican por sus hijos?
—¿Por qué haces esto? —inquiero con cautela al ver que no puedo hacer nada.
Ella solo me tiene entre la espada y la pared, estoy en su completa merced.
—Tú sí que eres una idiota, m*****a ingenua —ríe como si estuviera desquiciada.
Acto seguido se levanta el vestido y saca debajo una panza falsa, de esas que son de tela y gel, de las mismas que hacen aparentar a las personas que están embarazadas, me quedo en completo shock. Luego la tira al suelo elevando las comisuras de sus labios en dirección al cielo, hay tanta malicia en su mirada, que la desconozco.
Ella aparentaba ser linda, atenta y tierna conmigo, con nuestros padres, pero cuando sucedió todo y se decidió que yo era la más adecuada para casarme con Roman, ella solo desapareció, no contestaba mis llamadas y mucho menos los correos que le enviaba.
—¿Sorprendida? —enarca una ceja con incredulidad.
—Tú no eres así… —mi voz es apenas un débil susurro.
—Te equivocas, hermanita, siempre he sido así, solo que estabas demasiado ocupando tu vida de fantasía, y luego, cuando murieron nuestros padres, te olvidaste de todo y solo te enfocaste en tu maldito matrimonio —apunta destilando odio en cada una de sus palabras—. Eres una perra.
Respiro hondo.
—Pero eso ya no tiene caso, ¿verdad? Supongo que Roman ya te contó lo nuestro —merma el espacio que nos separa—. No te conformaste con haberme quitado todo en la vida, sino, que te casaste con el hombre del que he estado enamorada desde que llegué a la vida de los Clifford.
Me quedo en silencio por un par de segundos.
—Yo no sabía que estabas enamorada de Roman —comento sintiéndome la más idiota del planeta.
Puedo ver el dolor en su mirada, es solo por unos segundo, pero estaba ahí, ella ha estado sufriendo todo este tiempo y yo no tenía idea.
—¡No te hagas la mosca muerta! —exclama llena de coraje, cerrando los puños y acercándose más y más a mí—. ¡Tú siempre lo has sabido, así como sabías todo este tiempo que yo lloraba por las noches y nunca les decías a mis padres, porque eso es lo que hacías mejor, siempre queriendo ser la protagonista en todo, pero esta vez no está funcionando, Melody!
Siento que la adrenalina recorre por todo mi torrente sanguíneo, son demasiadas emociones por el momento, y mi mirada se va unos instantes en dirección de mi hijo, necesito mantenerlo a salvo, haré lo que sea para que no le haga daño alguno, solo tengo que encontrar la forma de lograr que ella se calme, que se olvide de lo absurda que suena al pensar que mis padres no la amaban.
Dios, ella era su adoración, la niña más pequeña de sus vidas, incluso siendo grandes, la apoyaron en todo, menos a mí.
—¡Por años he aguantado el que seas la niña de papi, de mami, la niña que siempre lo tuvo todo en la vida!
—¡Tú también lo has tenido todo! —exclamo con voz queda—. Nuestros padres te daban todo lo que pedías.
—¡Ay, por favor, siempre me dieron tus sobras, siempre tuve que conformarme con lo que tú ya no querías! Su cariño, su tiempo, incluso cuando íbamos a las reuniones de nuestro padre, siempre presentaba con orgullo a su hija mayor, nunca a mí —brama rechinando los molares—. La princesa de papá, decía todo el mundo, en cambio, a mí…
Rodea la cama en la que me encuentro y se me acerca para que estemos frente a frente.
—Nada, eso es lo que siempre tenía, solo me presentaba como su hija pequeña, no había más, ningún elogio, ¿crees que no sé que la gente hablaba a sus espaldas? Qué decían que era la adoptada, el proyecto de caridad de mamá.
Niego con la cabeza y las lágrimas brotan de mis ojos.
—Ellos te amaban, nunca fuiste un proyecto de caridad, yo siempre te quise, traté de protegerte todo el tiempo —sollozo.
—Pues no hiciste un buen trabajo, pero sabes qué, eso ya no importa.
Se aleja de mí, un nuevo miedo me atesora, no sé de qué es capaz de hacer.
—¿Por eso le mentiste a Roman, acerca de que te quise empujar por las escaleras? —tiemblo—. ¿Por qué mentiste? ¿Por qué me quitaste a Roman?
Emilia suelta una nueva carcajada.
—¿Te estás escuchando? No se puede quitar algo que nunca ha sido tuyo.
—¿Qué quieres decir?
—Qué yo ya era novia de Roman desde antes de que el tío Hiero propusiera que una de las dos fuera su esposa —confiesa con lentitud—. Yo era su novia de dos años, es a mí a quien siempre amó.
El pecho me duele.
—Eso no puede ser… él aceptó casarse conmigo…
—Porque el tío te vendió y porque sus padres, los señores Leblanc, lo amenazaron con hacerlo, de lo contrario, destruirían su carrera, todo por lo que luchó, para ellos era importante que su amado hijo estuviera casado con la hija de sangre de dos personas que hasta el día de hoy, consideran una buena familia —apunta dando un golpe con el pie contra el suelo—. Yo estaba descartada por ser adoptada y no tener sangre Clifford corriendo por mis venas.
La realidad es una bestia muy diferente a todo lo que ha pasado por mi cabeza desde que Roman me destrozó, y ahora Emilia está dando el golpe final.
—Hablamos y aceptó casarse contigo, pero no contábamos con que en el contrato, venía estipulada la cláusula de que para que el divorcio se haga válido después de arreglado el problema financiero, tendría que haber un legado, su legado —esta vez mira a mi hijo con ojos de fiera a punto de comerse a su presa—. Un hijo, por eso se tenía que acostar contigo.
La verdad me duele más de lo que pensé, me siento usada por todos, incluso por mis padres.
—¿Quieres saber lo que me dijo la noche después de que te follara? —sonríe con más malicia que al principio.
—No, cállate, no quiero escucharte más, vete y devuelve a mi hijo —pido con los puños cerrados.
—Él dijo que mientras follaba tu cuerpo, pensó que lo estaba haciendo con una muñeca sin vida —ríe.
—¡Cállate!
—¡Dijo que al principio era como estar follando el aire, luego pensó en mí!
—¡Por favor, ya no te quiero escuchar, cállate! —rechino los dientes y aprieto la sábana con mis manos, debido al coraje que me invade.
—¡No, vas a escuchar hasta el final, él dijo que mientras entraba y salía de ti, él se imaginó que era yo debajo de su cuerpo, gozando de su polla como lo hago todo el tiempo, cada noche! —vuelve a acercarse a mí.
Intento retroceder, pero ella me lo impide, tirando de mi cabello con fuerza.
—Tú me quitaste lo que más amo, pero esta vez ya no va a ser lo mismo, esta vez me quedaré con tu vida, con tu hombre y con tu hijo —espeta con firmeza.
—Emilia…
Observo cómo se acerca a uno de los hombres.
—Preparen el helicóptero para trasladar a Melody a los mares mediterráneos.
—¡Emilia, pero qué haces! —grito llena de dolor al ver a mi hermana tan cegada por el odio.
—Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo, hermanita.
Acto seguido se acerca a una de las mesillas de metal que contiene los aparatos quirúrgicos, en un abrir y cerrar de ojos me clava un bisturí en el vientre, el dolor agudo recorre todo mi cuerpo y chillo del dolor.
—Oh, hermanita, ni te molestes en gritar, es sorprendente cómo todos tienen un precio, incluida la gente del hospital.
Emilia va directo a mi hijo, lo toma en brazos, intento ponerme de pie sin importar el dolor para tratar de impedir que se lo lleve, pero es demasiado para mí, un golpe en la cabeza me deja en la completa oscuridad, solo puedo escuchar de fondo su risa histérica y el llanto de mi bebé.
MELODY —No tardamos en llegar. —La señorita Clifford estará contenta con nuestro desempeño. —Pero eso no le quita el hecho de que sea cruel con la pobre mujer. —Ese no es asunto de nosotros, recuerda que no mezclamos los sentimientos con lo que nos piden. —Tienes razón, faltan cinco minutos. Las imágenes son borrosas, entreabro los ojos y me doy cuenta de que estoy dentro de lo que me parece un helicóptero, las náuseas me inundan. Me remuevo inquieta, me duele demasiado el abdomen. —Objetivo despejado. Escucho que alguien dice. No me puedo mover, cada que lo intento, es como sentir una enorme roca encima de mí, tengo miedo. Emilia se ha llevado a mi hijo, esa sensación de sentirme perdida en medio de la anda, me sienta como un golpe en el estómago, la traición de ellos dos me duele como punzada en el pecho. La boca la siento seca, el aire me falta, los huesos me duelen y me atacan los mareos, se debe a la pérdida de sangre. —Bajando —dice uno de los hombres que manej
Capítulo 5 MELODY—Tu jefe quiere verme?— pregunto, haciéndome la tonta y fingiendo que mi ánimo aún no se había recuperado.El medico no me responde, asiente, sonríe y sale.[...]Estar a solas hace que las lágrimas se vuelvan a derramar por mis ojos, no quiero llorar, pero siento la pérdida de mi bebé, es lo que me mata ahora, ni siquiera el enterarme de que el hombre que aún amo, me detesta, que le doy asco y que él ama a Emilia, la misma mujer que me quiso matar.Observo la aguja clavada en el torso de mi mano, sollozo en silencio, la traición es una perra conmigo, siento como si todo este tiempo hubiera estado viviendo un sueño y de la nada, me han despertado, no tenía idea de que Emilia estuviera enamorada de Roman, es decir, ella es mi hermana, si me hubiera dicho las cosas antes, tal vez… —Los odio —susurro entre mis sollozos. Estuve sola en todo mi embarazo, lidié cosas que yo sola pasaba, porque Roman jamás estuvo presente en mi embarazo, solo preguntaba cómo estaba el
El silencio que nos sigue es verdaderamente ensordecedor. El aire colapsa a mi alrededor y la cabeza comienza a dolerme en serio, él parece darse cuenta de ello, porque enseguida se acerca a mí. —Debe ser por la pérdida de sangre —arguye revisando la máquina de mis signos vitales. Me quedo observando cada cosa que hace, la tensión va desapareciendo poco a poco, a medida que reconozco que sigue siendo el mismo chico que se preocupaba por llevarnos sanas y salvas en el pasado, cuando por fin termina, suelta un gruñido que me indica que no ha quitado el dedo del renglón, una cosa es segura y es que él quiere saber qué ha pasado. —¿Y bien? —inquiere con los brazos cruzados. Su postura de militar enfadado, hace que baje la mirada. —Ya te lo dije, no sé qué ha pasado… —Si no me dices qué te ha pasado, lo voy a tener que averiguar por mi cuenta, y eso no será bonito, prefiero enterarme por ti —señala—. Antes que por terceras personas. Me muerdo el labio inferior, el dolor en mi pecho
ROMANNo he parado de trabajar, la cabeza me duele y creo que estoy a nada de perder los estribos con mis empleados, es un día de m****a y la junta de esta noche con los socios mayoritarios de mi inmobiliaria, está dando inicio, observo cómo cada uno de ellos llega con el ego hasta las nubes, hacemos las derivadas presentaciones hasta que comienzo con la proyección de las diapositivas del nuevo proyecto que tengo en mente.El diseño es de los más sofisticados, como director general de la empresa y promotor inmobiliario, tengo el deber de ver hasta que el mínimo detalle esté bien y en completo orden, como me gusta, estoy dando los últimos detalles, cuando mi móvil comienza a vibrar. Al principio lo ignoro, hasta que la insistencia hace que pida una disculpa para atender, dejando claro que delante de ellos están las carpetas con imágenes personalizadas de cada una de las proyecciones, me alejo un par de metros hasta que atiendo de mala gana. Reconozco el número, es de uno de mis hombre
NARRADOR OMNISCIENTERoman no dejaba de admirar a su hijo, hace poco más de dos horas que habían llegado a la casa que había adquirido hace un par de meses para que Emilia y si hijo pudieran vivir en paz, aunque aquí mismo fue donde él pensaba que Melody la había aventado por las escaleras para que perdiera al bebé, tenía muchas dudas que no iban a poder ser resultas al momento. Emilia estaba demasiado agotada en su recámara, y él cuidaba, admiraba y no dejaba de observar a su pequeño hijo, decidiendo en castigo porque Melody se llevó a su otro hijo, que le pondría el nombre que a ella tanto le gustaba, el mismo que no paraba de repetir una y otra vez. —¿Cómo se llamará? —dijo de repente Emilia—. Mirando el esmalte rojo de sus uñas. Lo cierto es que aquella situación le estaba costando mucho, ya que para ella no era fácil tener que actuar en todo momento que estaba adolorida por un parto que ella se había inventado. —Brandon —respondió Roman con seguridad y admiración—. Se llamará
MELODYCuatro años después… —Te ves cansada —me dice Bailey. Levanto la mirada, ella tiene razón, lo cierto es que no he dormido nada. —Tonterías, me encuentro bien —trato de fingir, pero ella solo frunce el ceño y niega con a cabeza, me conoce demasiado bien. —Estos cuatro años has estado trabajando como loca, creo que ya debes ir pensando en darte un respiro —musita tomando asiento delante de mí. Quiero decirle que tiene razón y que incluso estoy pensando en un par de vacaciones, pero estaría mintiendo de nuevo, lo cierto es que no quiero vacaciones, no quiero descansar, tengo un objetivo claro y ese es encontrar a mi hijo, hace cuatro años que vivo en Londres, que no sé nada de mi bebé, he seguido de cerca la carrera de Roman e incluso sé que cumplió su deseo al casarse con Emilia, pero nunca han salido con mi hijo en fotos o en eventos, siempre se les ve solos. En todos estos años que me parecieron más que eternos, me he preparado, terminé de estudiar mi carrera de arquitect
ROMANMe siento inquieto, no puedo dormir, las sábanas parecen hechas de metal, siento algo en el pecho, un mal presentimiento, me incorporo observando la hora en el reloj, son las tres de la mañana, hoy es la cena que tanto he esperado, esta noche me reuniré con los mejores empresarios, arquitectos, será una nueva oportunidad para expandir mis horizontes y mi empresa. Volteo a mi alrededor y me encuentro con el cuerpo de Emilia, quien está dormida placidamente, echa un ovillo, alejada de mi cuerpo, de mi calor, me pongo de pie y bajo por un vaso de agua, la casa se siente fría y, sin embargo, siento que no he pasado mucho tiempo aquí, todo el tiempo estoy trabajando, la mayoría del tiempo viajando. Antes de bajar a la cocina, decido pasar a la habitación de Brandon, mi hijo, él duerme placidamente, ha crecido tanto, cuatro años, en los que ha sido un buen niño, obediente, y no entiendo por qué, tal vez sea mi castigo o mis demonios, pero su mirada gris metal, me recuerda tanto a Me
MELODYPor fin llegó el día más esperado, por fin me encuentro en un evento en el que se me está tomando en serio, mientras Duncan decide ir por una bebida para nosotros, termino de hablar con un par de socios que quedan fascinados con mi desempeño en la inmobiliaria de Londres. Cuando siento una mirada pesada, el ambiente de pronto se torna hostil y siento un nudo en la garganta cuando volteo y a lo lejos los veo, a los dos, como un matrimonio feliz, Emilia me lanza dagas de fuego por los ojos, y mis piernas tiemblan. Hace cuatro años que no los veo y pareciera que fue ayer cuando ella me clavó un bisturí y Roman me fue infiel con ella. Por un segundo, me meto en el papel de mujer fuerte, pero cuanto más hago por serlo por fuera, más me consumo por dentro. Necesito aire, necesito espacio, solo un momento…—Si me disculpan, caballeros —hablo de manera amable, manteniendo la calma y tratando de sonreír con naturalidad. —Adelante, señorita D´Angelis —dice uno de los socios. Al ver