El silencio que nos sigue es verdaderamente ensordecedor. El aire colapsa a mi alrededor y la cabeza comienza a dolerme en serio, él parece darse cuenta de ello, porque enseguida se acerca a mí. —Debe ser por la pérdida de sangre —arguye revisando la máquina de mis signos vitales. Me quedo observando cada cosa que hace, la tensión va desapareciendo poco a poco, a medida que reconozco que sigue siendo el mismo chico que se preocupaba por llevarnos sanas y salvas en el pasado, cuando por fin termina, suelta un gruñido que me indica que no ha quitado el dedo del renglón, una cosa es segura y es que él quiere saber qué ha pasado. —¿Y bien? —inquiere con los brazos cruzados. Su postura de militar enfadado, hace que baje la mirada. —Ya te lo dije, no sé qué ha pasado… —Si no me dices qué te ha pasado, lo voy a tener que averiguar por mi cuenta, y eso no será bonito, prefiero enterarme por ti —señala—. Antes que por terceras personas. Me muerdo el labio inferior, el dolor en mi pecho
ROMANNo he parado de trabajar, la cabeza me duele y creo que estoy a nada de perder los estribos con mis empleados, es un día de m****a y la junta de esta noche con los socios mayoritarios de mi inmobiliaria, está dando inicio, observo cómo cada uno de ellos llega con el ego hasta las nubes, hacemos las derivadas presentaciones hasta que comienzo con la proyección de las diapositivas del nuevo proyecto que tengo en mente.El diseño es de los más sofisticados, como director general de la empresa y promotor inmobiliario, tengo el deber de ver hasta que el mínimo detalle esté bien y en completo orden, como me gusta, estoy dando los últimos detalles, cuando mi móvil comienza a vibrar. Al principio lo ignoro, hasta que la insistencia hace que pida una disculpa para atender, dejando claro que delante de ellos están las carpetas con imágenes personalizadas de cada una de las proyecciones, me alejo un par de metros hasta que atiendo de mala gana. Reconozco el número, es de uno de mis hombre
NARRADOR OMNISCIENTERoman no dejaba de admirar a su hijo, hace poco más de dos horas que habían llegado a la casa que había adquirido hace un par de meses para que Emilia y si hijo pudieran vivir en paz, aunque aquí mismo fue donde él pensaba que Melody la había aventado por las escaleras para que perdiera al bebé, tenía muchas dudas que no iban a poder ser resultas al momento. Emilia estaba demasiado agotada en su recámara, y él cuidaba, admiraba y no dejaba de observar a su pequeño hijo, decidiendo en castigo porque Melody se llevó a su otro hijo, que le pondría el nombre que a ella tanto le gustaba, el mismo que no paraba de repetir una y otra vez. —¿Cómo se llamará? —dijo de repente Emilia—. Mirando el esmalte rojo de sus uñas. Lo cierto es que aquella situación le estaba costando mucho, ya que para ella no era fácil tener que actuar en todo momento que estaba adolorida por un parto que ella se había inventado. —Brandon —respondió Roman con seguridad y admiración—. Se llamará
MELODYCuatro años después… —Te ves cansada —me dice Bailey. Levanto la mirada, ella tiene razón, lo cierto es que no he dormido nada. —Tonterías, me encuentro bien —trato de fingir, pero ella solo frunce el ceño y niega con a cabeza, me conoce demasiado bien. —Estos cuatro años has estado trabajando como loca, creo que ya debes ir pensando en darte un respiro —musita tomando asiento delante de mí. Quiero decirle que tiene razón y que incluso estoy pensando en un par de vacaciones, pero estaría mintiendo de nuevo, lo cierto es que no quiero vacaciones, no quiero descansar, tengo un objetivo claro y ese es encontrar a mi hijo, hace cuatro años que vivo en Londres, que no sé nada de mi bebé, he seguido de cerca la carrera de Roman e incluso sé que cumplió su deseo al casarse con Emilia, pero nunca han salido con mi hijo en fotos o en eventos, siempre se les ve solos. En todos estos años que me parecieron más que eternos, me he preparado, terminé de estudiar mi carrera de arquitect
ROMANMe siento inquieto, no puedo dormir, las sábanas parecen hechas de metal, siento algo en el pecho, un mal presentimiento, me incorporo observando la hora en el reloj, son las tres de la mañana, hoy es la cena que tanto he esperado, esta noche me reuniré con los mejores empresarios, arquitectos, será una nueva oportunidad para expandir mis horizontes y mi empresa. Volteo a mi alrededor y me encuentro con el cuerpo de Emilia, quien está dormida placidamente, echa un ovillo, alejada de mi cuerpo, de mi calor, me pongo de pie y bajo por un vaso de agua, la casa se siente fría y, sin embargo, siento que no he pasado mucho tiempo aquí, todo el tiempo estoy trabajando, la mayoría del tiempo viajando. Antes de bajar a la cocina, decido pasar a la habitación de Brandon, mi hijo, él duerme placidamente, ha crecido tanto, cuatro años, en los que ha sido un buen niño, obediente, y no entiendo por qué, tal vez sea mi castigo o mis demonios, pero su mirada gris metal, me recuerda tanto a Me
MELODYPor fin llegó el día más esperado, por fin me encuentro en un evento en el que se me está tomando en serio, mientras Duncan decide ir por una bebida para nosotros, termino de hablar con un par de socios que quedan fascinados con mi desempeño en la inmobiliaria de Londres. Cuando siento una mirada pesada, el ambiente de pronto se torna hostil y siento un nudo en la garganta cuando volteo y a lo lejos los veo, a los dos, como un matrimonio feliz, Emilia me lanza dagas de fuego por los ojos, y mis piernas tiemblan. Hace cuatro años que no los veo y pareciera que fue ayer cuando ella me clavó un bisturí y Roman me fue infiel con ella. Por un segundo, me meto en el papel de mujer fuerte, pero cuanto más hago por serlo por fuera, más me consumo por dentro. Necesito aire, necesito espacio, solo un momento…—Si me disculpan, caballeros —hablo de manera amable, manteniendo la calma y tratando de sonreír con naturalidad. —Adelante, señorita D´Angelis —dice uno de los socios. Al ver
MELODY—Me voy a casar con Duncan King.Se siente demasiado extraño tomar la mano de Duncan de una manera tan posesiva, siempre lo he considerado un amigo, además del hermano mayor de mi mejor amiga, así que es como estar tocando a alguien que me resulta demasiado familiar. En cuanto hago este movimiento, Duncan me mira con el ceño fruncido y Roman tensa el cuerpo, sus ojos denotan confusión y Emilia se queda en silencio. Observando y estudiando cada rasgo, acción y palabra, sé que estoy jugando con fuego y que puede ser en exceso complicado, pero es la mejor idea que se me ha ocurrido hasta ahora. —¿Qué? —inquiere Roman con cierto tono de incredulidad. —Señor, Leblanc, lo que acaba de escuchar, estoy comprometida con Duncan King —repito, y esta vez me aseguro de sonar lo suficiente convincente. Roman no me cree, lo puedo leer en su mirada y mi corazón no deja de latir rápido, me es complicado eliminar mis nervios. —Mientes —es Emilia quien rompe el silencio—. Tú, no podrías
MELODYEn cuanto las palabras brotan de mi garganta, siento como un espasmo domina mis entrañas, Roman me mira de manera extraña, como si me hubieran salido dos cabezas, el mundo se derrumba a mi alrededor al no poder contener más por dentro, lo que estos cuatro años he ocultado por miedo. —Y no solo intentó matarme —trago grueso—. Sino, que me quitó a mi bebé, nuestro hijo, intenté llamarte aquel día, pero no respondías, así que fui sola al hospital, nuestro bebé nació sano, solo pude tenerlo en brazos un minuto porque enseguida entró Emilia y me lo arrebató. Cierro las manos con puños mientras mis ojos se llenan de agua, misma que retengo porque no pienso soltarme a llorar delante del hombre que me destruyó, o que al menos eso pienso. —Mientes —susurra sin poder creerlo—. Emilia, la mujer que he amado todos estos años sería incapaz de hacerlo, y si fuera cierto, ¿en dónde está mi hijo? Sonrío pero no por gracia, sino, porque me parece que Roman no quiere ver las cosas, se ha man