NARRADOR OMNISCIENTERoman no dejaba de admirar a su hijo, hace poco más de dos horas que habían llegado a la casa que había adquirido hace un par de meses para que Emilia y si hijo pudieran vivir en paz, aunque aquí mismo fue donde él pensaba que Melody la había aventado por las escaleras para que perdiera al bebé, tenía muchas dudas que no iban a poder ser resultas al momento. Emilia estaba demasiado agotada en su recámara, y él cuidaba, admiraba y no dejaba de observar a su pequeño hijo, decidiendo en castigo porque Melody se llevó a su otro hijo, que le pondría el nombre que a ella tanto le gustaba, el mismo que no paraba de repetir una y otra vez. —¿Cómo se llamará? —dijo de repente Emilia—. Mirando el esmalte rojo de sus uñas. Lo cierto es que aquella situación le estaba costando mucho, ya que para ella no era fácil tener que actuar en todo momento que estaba adolorida por un parto que ella se había inventado. —Brandon —respondió Roman con seguridad y admiración—. Se llamará
MELODYCuatro años después… —Te ves cansada —me dice Bailey. Levanto la mirada, ella tiene razón, lo cierto es que no he dormido nada. —Tonterías, me encuentro bien —trato de fingir, pero ella solo frunce el ceño y niega con a cabeza, me conoce demasiado bien. —Estos cuatro años has estado trabajando como loca, creo que ya debes ir pensando en darte un respiro —musita tomando asiento delante de mí. Quiero decirle que tiene razón y que incluso estoy pensando en un par de vacaciones, pero estaría mintiendo de nuevo, lo cierto es que no quiero vacaciones, no quiero descansar, tengo un objetivo claro y ese es encontrar a mi hijo, hace cuatro años que vivo en Londres, que no sé nada de mi bebé, he seguido de cerca la carrera de Roman e incluso sé que cumplió su deseo al casarse con Emilia, pero nunca han salido con mi hijo en fotos o en eventos, siempre se les ve solos. En todos estos años que me parecieron más que eternos, me he preparado, terminé de estudiar mi carrera de arquitect
ROMANMe siento inquieto, no puedo dormir, las sábanas parecen hechas de metal, siento algo en el pecho, un mal presentimiento, me incorporo observando la hora en el reloj, son las tres de la mañana, hoy es la cena que tanto he esperado, esta noche me reuniré con los mejores empresarios, arquitectos, será una nueva oportunidad para expandir mis horizontes y mi empresa. Volteo a mi alrededor y me encuentro con el cuerpo de Emilia, quien está dormida placidamente, echa un ovillo, alejada de mi cuerpo, de mi calor, me pongo de pie y bajo por un vaso de agua, la casa se siente fría y, sin embargo, siento que no he pasado mucho tiempo aquí, todo el tiempo estoy trabajando, la mayoría del tiempo viajando. Antes de bajar a la cocina, decido pasar a la habitación de Brandon, mi hijo, él duerme placidamente, ha crecido tanto, cuatro años, en los que ha sido un buen niño, obediente, y no entiendo por qué, tal vez sea mi castigo o mis demonios, pero su mirada gris metal, me recuerda tanto a Me
MELODYPor fin llegó el día más esperado, por fin me encuentro en un evento en el que se me está tomando en serio, mientras Duncan decide ir por una bebida para nosotros, termino de hablar con un par de socios que quedan fascinados con mi desempeño en la inmobiliaria de Londres. Cuando siento una mirada pesada, el ambiente de pronto se torna hostil y siento un nudo en la garganta cuando volteo y a lo lejos los veo, a los dos, como un matrimonio feliz, Emilia me lanza dagas de fuego por los ojos, y mis piernas tiemblan. Hace cuatro años que no los veo y pareciera que fue ayer cuando ella me clavó un bisturí y Roman me fue infiel con ella. Por un segundo, me meto en el papel de mujer fuerte, pero cuanto más hago por serlo por fuera, más me consumo por dentro. Necesito aire, necesito espacio, solo un momento…—Si me disculpan, caballeros —hablo de manera amable, manteniendo la calma y tratando de sonreír con naturalidad. —Adelante, señorita D´Angelis —dice uno de los socios. Al ver
MELODY—Me voy a casar con Duncan King.Se siente demasiado extraño tomar la mano de Duncan de una manera tan posesiva, siempre lo he considerado un amigo, además del hermano mayor de mi mejor amiga, así que es como estar tocando a alguien que me resulta demasiado familiar. En cuanto hago este movimiento, Duncan me mira con el ceño fruncido y Roman tensa el cuerpo, sus ojos denotan confusión y Emilia se queda en silencio. Observando y estudiando cada rasgo, acción y palabra, sé que estoy jugando con fuego y que puede ser en exceso complicado, pero es la mejor idea que se me ha ocurrido hasta ahora. —¿Qué? —inquiere Roman con cierto tono de incredulidad. —Señor, Leblanc, lo que acaba de escuchar, estoy comprometida con Duncan King —repito, y esta vez me aseguro de sonar lo suficiente convincente. Roman no me cree, lo puedo leer en su mirada y mi corazón no deja de latir rápido, me es complicado eliminar mis nervios. —Mientes —es Emilia quien rompe el silencio—. Tú, no podrías
MELODYEn cuanto las palabras brotan de mi garganta, siento como un espasmo domina mis entrañas, Roman me mira de manera extraña, como si me hubieran salido dos cabezas, el mundo se derrumba a mi alrededor al no poder contener más por dentro, lo que estos cuatro años he ocultado por miedo. —Y no solo intentó matarme —trago grueso—. Sino, que me quitó a mi bebé, nuestro hijo, intenté llamarte aquel día, pero no respondías, así que fui sola al hospital, nuestro bebé nació sano, solo pude tenerlo en brazos un minuto porque enseguida entró Emilia y me lo arrebató. Cierro las manos con puños mientras mis ojos se llenan de agua, misma que retengo porque no pienso soltarme a llorar delante del hombre que me destruyó, o que al menos eso pienso. —Mientes —susurra sin poder creerlo—. Emilia, la mujer que he amado todos estos años sería incapaz de hacerlo, y si fuera cierto, ¿en dónde está mi hijo? Sonrío pero no por gracia, sino, porque me parece que Roman no quiere ver las cosas, se ha man
ROMAN Tengo demasiado que procesar, de repente, mi esposa, que fue la más obediente a un humilde contrato de matrimonio hace cuatro años, apareció frente a mí con otro hombre del brazo y me dijo que se iría a comprometerse con él. En otro instante me dijo que Emilia, la mujer que he amado por muchos años, su hermanastra, planeó matarla antes de que desapareciera hace cuatro años, al verla sinceramente decirme que su hijo se lo llevó la mujer que más amo. Vamos, no creo que mienta por su mirada triste y decidida.Acaso fue la mujer de mi vida, Emilia, ¿quién miente? Pero cuando yo veía a Emilia, estaba tan entregada al cuidado del niño que no dudaría que no era suyo. No hay forma de que ese niño no naciera de la mujer que más amo. Tampoco tengo dudas sobre el amor de Emilia por mí. Hace cuatro años, cuando Emilia estaba dando a luz, yo siempre estaba con ella fuera de la sala de parto. Casi escuché con mis propios oídos cómo se esforzaba tanto para dar a luz, mi novia amada Emilia. ¡
MELODYSiento que todo mi esfuerzo está valiendo la pena, no tenía idea de las cláusulas que mi tío había escondido en el contrato, pero eso no era realmente lo que me preocupaba en estos momentos, aunque sí era una parte fundamental del problema, Roman había aceptado que viera a mi hijo, mi bebé, por primera vez desde que nació, lo tendría en mis brazos. Termino la llamada con el padre de mi hijo mientras me dedico a pensar en la manera en la que lo trataré, estoy tan adentrada en mis propios pensamientos, que no me doy cuenta de que Duncan me mira de una manera extraña, hasta que carraspea. Levanto la mirada y veo dolor y confusión en su mirada. —Así que se anula lo del compromiso —dice en un tono de amargura que tiene últimamente. —Lo siento, pero ahora ya no es necesario que tengas que mentir por mí, es decir, ya te expliqué lo de las cláusulas del contrato —susurro en un tono apenas audible, pero que toma fuerza con las últimas palabras. —Melody, ya te dije que no tengo inco