Hola gracias por llegar hasta aquí está semana subo el epílogo.
Llevaba toda la noche sin dormir Kody había quedado atorado en Canadá gracias a las fuertes ventiscas de los últimos días muchos vuelos habían sido cancelados por el mal tiempo, no quería pasar navidad sola su hermano Sam estaba fuera de la ciudad Noa le había dicho que podía ir a su casa y pasar allí las fiestas con ella y su familia. Tomó asiento frente a la chimenea recordando su pasado junto a Noa, ambas tuvieron una época difícil y tener una feliz navidad era algo que ella y su amiga no tenian oportunidad de tener hace mucho una feliz navidad —Nini espero no ser una molestia está navidad, iré por obsequios para mis sobrinos y luego iré por pastel y... —Calló al escuchar que alguien timbraba al estar sola en casa fue ella misma a la puerta, volvieron a timbrar y exasperada aceleró el paso—, con un demonio, no hace falta tocar el timbre como demente... —Nuevamente se quedó sin palabras frente a ella en la entrada de su casa estaba la persona que menos esperaba ver en su vida, su
Noviembre Su estrés estaba aumentando, eran casi las diez de la noche y por una terrible tormenta no podía bajar del avión. Suspiró cansado y decidido a calmarse, con enojo la lluvia no pararía, miró a su pequeña que estaba tranquila leyendo un librillo amarillo con mucho interés. —¿Qué lees Lunita? —inquirió acomodándose en su asiento teniendo así mejor vista del libro en manos de la niña, Luna no dijo nada, solo le mostró a su padre la tapa del libro y este viera la portada —la historia de Beethoven —leyó el hombre en voz baja—, ¿De dónde sacaste ese libro? Luna no respondió solo volvió a mostrar a su padre el libro, está vez abriendo el peculiar librillo amarillo, mostrando una dedicatoria en la primera página. «Espero y te guste Nueva York mi niña, te quiere mucho Neta». —Tu tía Neta te dió un lindo regalo —vió a la pequeña asentir, seguida de una imperceptible sonrisa—, luego me lo prestas vale. —Dijo guiñando un ojo a la niña. Neta era la hermana de su fallecida esposa Leono
Un aroma dulce le hizo levantar de la cama, aquel exquisito olor ya lo conocía de sobra -panqueques -dijo tragando la saliva acumulada-, Cameron hizo panqueques. -Se acomodó la bata de dormir, rápidamente llegó a la cocina, al ver la pila de ricos panqueques con mantequilla se acomodó para degustarlos. -Eres como un perrito -dijo Cameron riendo volteando los panqueques-, en cuanto percibiste el desayuno te levantaste. -jaja nur graciosa -rió sarcástica a la comparación de su amiga no se definía en absoluto-, tú cocinando eres la mejor. -Ya deja tus salamerias a un lado desayuna, Fabio nos llamó para ir a ensayar y ya sabes cómo se pone cuando su estrella azul no va. -¿Ensayar? -cuestionaba confundida, metió un bocado de el delicioso desayuno comprobando una vez más las prodigiosas manos de Cameron. -Si -respondió la pelirroja tomando asiento en la pequeña mesa para también tomar su desayuno-. Fabio quiere que causemos una buena impresión, unos chinos vendrán ¿Y recuerdas a Frans e
Dos horas y media después ya por fin había llegado a Hudson Valley, el lugar era hermoso y con bastante naturaleza —esto definitivamente no es Harlem —sacó el celular para tomar unas fotos, al encender la pantalla vió un montón de mensajes de su amiga en su mayoría quejas por no ir al ensayo—, mejor no respondes y guarda el celular, ve a la dirección entregas la hoja de vida y directo al club. —dijo ordenando sus ideas de lo que haría ese largo y tedioso dia. «Cameron era algo amargada, bueno digo algo por no decir mucho», además la relación con la vecina no era la mejor, pues era entendible la abuela de Alejandra era insufrible. Sin darse cuenta llegó a la dirección que Alejandra le había dado. Al ver semejante casa tragó grueso, la quijada casi llega al piso, ni en sus más locos sueños esperó ver una casa de estás todo era de película, aquello era una mansión de película. Luego de tocar el interphone y decir a que venía una elegante rubia le recibió, caminaba por los amplios pas
Eran casi las cuatro de la tarde Cameron parecía no parar su sermón por no llegar a tiempo, y todo por andar de buena samaritana, según la pelirroja Noa era demasiado buena —Nini en serio no se porque eres tan ingenua, Alejandra se fue a su trabajo y tú perdiste un ensayo, se que eres buena en lo que haces amiga, pero tú sabes cómo es Fabio, sabes que la vieja Dalia es una mal agradecida...—Cameron tengo algo que contarte —la propuesta de trabajo de esas personas le venía caída del cielo, lo que no iba a contarle a su amiga era que estuvo en la casa del guapo rubio que fue la noche anterior al club, ese secreto lo guardaría para ella—. Camí resulta que esas personas me ofrecieron el empleo a mi. —¡¿Qué?! —exclamó la pelirroja de voluptuoso cuerpo levantándose de la silla donde minutos atrás estaba maquillándose—. ¿Y tú qué respondiste mujer? —inquitió Cameron impaciente. Cameron le miró seria ya sabía que otro largo sermón se avecinaba, sentir el escrutinio de su esmeralda mirada la
Veía su imagen detrás de ella, el espejo le mostraba su imagen, aún traía su uniforme blanco de enfermera. —Pensé que hablaríamos cuando estuviera en casa, Lexi este no es lugar para tí. —Dijo sin quitar la vista del espejo daba color a sus labios para terminar de maquillarse su presentación estaba a punto de comenzar. —Es importante Nini —respondió la enfermera acercándose al tocador tocando con suavidad su hombro derecho—, este tampoco es lugar para tí. —Repitió ella refutando lo dicho por su amiga un momento atrás. Ya estaba lista no era que le encantara trabajar en este lugar, tampoco tenía muchas opciones comenzo en el club Caleidoscopio para ayudar a su fallecida madre. De eso ya han pasado algunos años, simplemente no se había ido porque económicamente la situación actual no era la mejor y además debia enviar dinero a sus abuelos en Colombia —bueno ya que estás aquí dime lo que decidiste —se levantó del tocador parandose frente a Alejandra—. Habla Lexi no tengo mucho tiemp
Era él de nuevo, podría reconocer esos ojos azules se dió la vuelta para subir al tubo y continuar con la rutina; algo era diferente al realizar una pirueta el rubio ya no estaba ahí. El hombre que vió en la mañana y miraba a su hija con calidez y ternura no era ese que estaba mirándole fijamente sin quitarle los ojos de encima con ganas de más y a la misma vez conteniendose, era atractivo y ella no podía dejar de mirarlo sabía que la miraba con deseo pero él se negaba y Noa lo intuía y le parecía gracioso también. Solo esperaba que él no lograse descubrirla. —Debemos bajar —susurró Violet a las dos chicas en su oído —, es orden del jefe. —Dijo mirando la expresión de su amiga de antifaz azul. Su corazón latía acelerado, ese sujeto no podía reconocerla, tenia un antifaz aún así no se fiaba, hacer esto no era de sus cosas favoritas, pero no tenía de otra. «de acuerdo terminas esto rápido y nada a pasado Noa no permitas que vea mucho, además está oscuro». Violet y Rose le fulminaba
Había llegado nuevamente a esa mansión, está vez fue recibida por una empleada de servicio la cual le pidió que esperara a la señorita Kate la asistente personal del señor Von Parker. Pasaba alrededor del lugar apreciando cada detalle de esa estancia, todo era de lujo parecía estar dentro de un sueño altas paredes blancas, decoración clásica pero sobria y amplias ventanas que le daban mucha luz al sitio. Un carraspido llamó mucho su atención se dió la vuelta apenada, no quería parecer metiche, pero la curiosidad le había ganado y sobremanera. —Buenos días señorita —la rubia mantenía la vista en su ipad internamente esperaba que la mujer aceptará de una vez el trabajo—. Asumo que si está aquí es porque aceptó el empleo ¿No es así? —empero Kate esperando una respuesta afirmativa de parte de la morena recién llegada. Asintió ante la pregunta de la asistente —hablé con mi amiga y ella está de acuerdo en que acepte el trabajo de niñera. Kate esbozó una sonrisa casi imperceptible, ya e