Arrojaba unos cuantos malvaviscos al humeante chocolate era algo que hacían Cameron y ella cuando estaban saturadas, tristes, decaídas y su ritual de sanación era una buena conversación y una taza de rico chocolate con malvaviscos. Puso la taza en la mesa de centro para su nueva invitada a la cual acababa de traer a casa. —Luna, tu padre debe estar preocupado por ti —dijo Noa luego de tomar un poco de su bebida—. Además es más de media noche señorita y aún no me cuentas ¿Qué hacías en ese horrible lugar?, ese no es sitio para una niña como tú. —¿Estás enojada? —arguyó la adolescente en un hilo de voz—, no debí escribir mejor me voy...—Hey. Hey no señorita aguarda aquí —Noa tomó a la muchacha de su brazo impidiendo su escape—. ¿Por qué crees que estoy enojada?, solo estoy preguntando apenas ví tu mensaje no pensé dos veces en ir por tí ¿Qué hacías en esa fiesta nena? Noa había recibido un dm al ver el nombre de usuario no pensó dos veces en responder pidiendo el número para llamar
Ya había repasado toda la noche el plan que Fabio y Richard le habían explicado, estaba convencida de que todo saldrá bien, aún así ese plan no podía tener ningún error, pues este podía costarle y mucho. —¿Estás lista? —inquirió Richard quitándose sus gafas oscuras—. ¿Sabes lo que pasará si cometes un error? —El que me lo andes repitiendo a cada momento no hace que me sienta menos nerviosa Dick...—Pues ahora te aguantas pequeña imbécil, sabes que si no logras el cometido de Fabio o algo sale mal Fabio te hará pagar tú error. Salió del vehículo azotando la puerta no soportaba recibir órdenes y menos de un troglodita como Richard aunque algo si era cierto si algo salía mal tenía mucho que perder. Ya conocía la dirección no entendía como Cameron y sobretodo Noa tuvieron tanta suerte en la vida y ella seguía hundida en el maldito Caleidoscopio siendo una marioneta más de Fabrizio. Había llegado al nuevo salón de Cameron había acordado una cita con la pelirroja para volver a verse, a
Al llegar a casa Noa fue recibida por su pequeño que corria emocionado arrojandose a su madre, Ian fue tomado con un abrazo de dinosaurio, el pequeño reía ante las cosquillas que Noa hacia al niño en su cuello soltando risas por los juegos de su madre —¡Basta mami me haces cosquillas! —exclamaba el risueño niño con sus bracitos enrollados alrededor del cuello de su madre. Las risas se detuvieron en cuanto un fuerte impacto se escuchó, Noa tomó a Ian con fuerza, en cuanto se dió la vuelta encontró una aterradora escena. Cristal tenía sujeta a Cameron, mientras apuntaba en su cabeza con un arma —¡¿Qué demonios Cristal?! —estaba asustada por su amiga, ya Cristal había disparado una primera vez, era obvio que el arma estaba cargada—. ¿Por qué haces esto...!—En lugar de preguntar porque hago esto, tu pregunta debería ser ¿Cuál de tantas razones fue la que me llevo para hacer esto? —corrigió Cristal con una risa sardonica—, pero tranquila Cameron no es quien me importa, solo era el medio
Abría sus ojos con pesadez la potente luz blanquecina lastimaba sus ojos sensibles, aún así luego de parpadear repetidas veces volvió a cerrar sus ojos esa luz era molesta y la incomodidad en su espalda no era mejor. —Abre los malditos ojos Alexander —musitó alguien arrastrando las palabras. —T-Takeru... —Dijo tratando de incorporarse pero un punzante dolor en su espalda le imposibilitaba esa tarea—. ¿Qué pasó...? —Eso es lo que yo quiero saber Von Parker —espetó Takeru tomando al rubio de su bata médica—. Tú estuviste ahí y quiero que me digas ¿Quienes. Fueron. Los. Hijos. De. Perra? —¡Suéltalo Shinomoto! —prorrumpió Francisco entrando a la estéril habitación de hospital, afortunadamente el castaño llegó a tiempo antes de que Takeru hiciera algo peor—, no deberías estar aquí Shinomoto...—Alexander es quien no debería estar siquiera vivo, mi mujer y mi hijo están en peligro por quien sabe quién y el único que sabe no habla... —No ví quienes se la llevaron —estaba reviviendo lo
Llevaba toda la noche sin dormir Kody había quedado atorado en Canadá gracias a las fuertes ventiscas de los últimos días muchos vuelos habían sido cancelados por el mal tiempo, no quería pasar navidad sola su hermano Sam estaba fuera de la ciudad Noa le había dicho que podía ir a su casa y pasar allí las fiestas con ella y su familia. Tomó asiento frente a la chimenea recordando su pasado junto a Noa, ambas tuvieron una época difícil y tener una feliz navidad era algo que ella y su amiga no tenian oportunidad de tener hace mucho una feliz navidad —Nini espero no ser una molestia está navidad, iré por obsequios para mis sobrinos y luego iré por pastel y... —Calló al escuchar que alguien timbraba al estar sola en casa fue ella misma a la puerta, volvieron a timbrar y exasperada aceleró el paso—, con un demonio, no hace falta tocar el timbre como demente... —Nuevamente se quedó sin palabras frente a ella en la entrada de su casa estaba la persona que menos esperaba ver en su vida, su
Noviembre Su estrés estaba aumentando, eran casi las diez de la noche y por una terrible tormenta no podía bajar del avión. Suspiró cansado y decidido a calmarse, con enojo la lluvia no pararía, miró a su pequeña que estaba tranquila leyendo un librillo amarillo con mucho interés. —¿Qué lees Lunita? —inquirió acomodándose en su asiento teniendo así mejor vista del libro en manos de la niña, Luna no dijo nada, solo le mostró a su padre la tapa del libro y este viera la portada —la historia de Beethoven —leyó el hombre en voz baja—, ¿De dónde sacaste ese libro? Luna no respondió solo volvió a mostrar a su padre el libro, está vez abriendo el peculiar librillo amarillo, mostrando una dedicatoria en la primera página. «Espero y te guste Nueva York mi niña, te quiere mucho Neta». —Tu tía Neta te dió un lindo regalo —vió a la pequeña asentir, seguida de una imperceptible sonrisa—, luego me lo prestas vale. —Dijo guiñando un ojo a la niña. Neta era la hermana de su fallecida esposa Leono
Un aroma dulce le hizo levantar de la cama, aquel exquisito olor ya lo conocía de sobra -panqueques -dijo tragando la saliva acumulada-, Cameron hizo panqueques. -Se acomodó la bata de dormir, rápidamente llegó a la cocina, al ver la pila de ricos panqueques con mantequilla se acomodó para degustarlos. -Eres como un perrito -dijo Cameron riendo volteando los panqueques-, en cuanto percibiste el desayuno te levantaste. -jaja nur graciosa -rió sarcástica a la comparación de su amiga no se definía en absoluto-, tú cocinando eres la mejor. -Ya deja tus salamerias a un lado desayuna, Fabio nos llamó para ir a ensayar y ya sabes cómo se pone cuando su estrella azul no va. -¿Ensayar? -cuestionaba confundida, metió un bocado de el delicioso desayuno comprobando una vez más las prodigiosas manos de Cameron. -Si -respondió la pelirroja tomando asiento en la pequeña mesa para también tomar su desayuno-. Fabio quiere que causemos una buena impresión, unos chinos vendrán ¿Y recuerdas a Frans e
Dos horas y media después ya por fin había llegado a Hudson Valley, el lugar era hermoso y con bastante naturaleza —esto definitivamente no es Harlem —sacó el celular para tomar unas fotos, al encender la pantalla vió un montón de mensajes de su amiga en su mayoría quejas por no ir al ensayo—, mejor no respondes y guarda el celular, ve a la dirección entregas la hoja de vida y directo al club. —dijo ordenando sus ideas de lo que haría ese largo y tedioso dia. «Cameron era algo amargada, bueno digo algo por no decir mucho», además la relación con la vecina no era la mejor, pues era entendible la abuela de Alejandra era insufrible. Sin darse cuenta llegó a la dirección que Alejandra le había dado. Al ver semejante casa tragó grueso, la quijada casi llega al piso, ni en sus más locos sueños esperó ver una casa de estás todo era de película, aquello era una mansión de película. Luego de tocar el interphone y decir a que venía una elegante rubia le recibió, caminaba por los amplios pas