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Pequeño Gran Cambio 2.

Un aroma dulce le hizo levantar de la cama, aquel exquisito olor ya lo conocía de sobra -panqueques -dijo tragando la saliva acumulada-, Cameron hizo panqueques. -Se acomodó la bata de dormir, rápidamente llegó a la cocina, al ver la pila de ricos panqueques con mantequilla se acomodó para degustarlos.

-Eres como un perrito -dijo Cameron riendo volteando los panqueques-, en cuanto percibiste el desayuno te levantaste.

-jaja nur graciosa -rió sarcástica a la comparación de su amiga no se definía en absoluto-, tú cocinando eres la mejor.

-Ya deja tus salamerias a un lado desayuna, Fabio nos llamó para ir a ensayar y ya sabes cómo se pone cuando su estrella azul no va.

-¿Ensayar? -cuestionaba confundida, metió un bocado de el delicioso desayuno comprobando una vez más las prodigiosas manos de Cameron.

-Si -respondió la pelirroja tomando asiento en la pequeña mesa para también tomar su desayuno-. Fabio quiere que causemos una buena impresión, unos chinos vendrán ¿Y recuerdas a Frans el chico castaño que siempre deja rosas en mi camerino? Bueno habló con don Fabio para llevar a los chinitos al club.

La voz de Cameron se oía lejana, ya sabía quien era Frans, era un niño rico heredero de una familia europea, en resumen todo un junior de la alta sociedad. Pero anoche él fue acompañado de otro sujeto, el cual ella bautizó cómo don refrigerador, si bien el tipo parecía ser de esos oficinistas amargados algo en él llamó mucho su atención.

-¡Noa! -prorrumpió Cameron sacando a la morena de su burbuja individual haciéndole pegar un brinco de su asiento.

-No me grites coño estoy frente a ti loca... -Calló nuevamente recordando el amorío que su amiga y el junior rico tenían, pero ella negaba-. No te hagas la loca ¿Crees que no se lo que tú vy Frans tienen? -de nada servía hacerse la desentendida, Cameron era muy obvia.

-No maduras no tengo nada con ese niño rico

-¡No lo niegues! -calló al escuchar que alguien tocaba la puerta, esperó a que alguien hablara si era el casero ni loca salía a escuchar su repetitivo "págame".

-Noa, Camí -llamó una voz femenina-, chicas ¿Están en casa?

-Es Alejandra -dijo en voz baja, Cameron con gestos pedía que no abriera la puerta, aún así abrio. Alejandra era muy diferente a su abuela grosera y si estaba llamando era porque seguramente necesitaba algo y ella no iba a negarle ayuda mientras estuviese a su alcance ayudarle-. Le abriré aunque no quieras ¿Entendido? -al abrir veía a la vecina en su usual uniforme blanco de enfermera.

-Buenos días Noa -saludó ella con timidez-, disculpa que te moleste tan temprano, sé que ustedes trabajan hasta muy tarde y...

-No te preocupes -decia Noa-, ya estábamos despiertas.

-Bueno me alegra no haberlas despertado -esbozó una sonrisa de boca cerrada, de su bolso sacó una carpeta amarilla mostaza-, por favor Noa quería pedirte un favor.

-Claro dime. -Respondió la morena ignorando la expresión de Cameron.

Alejandra abrió sus ojos emocionada, esperaba que aceptara, pues no tenía opción -necesito que me ayudes a llevar está hoja de vida a esta dirección mi trabajo no me dará tiempo de llegar a tiempo y de verdad quiero aplicar para ese trabajo, así estaría al pendiente de mi abuela como enfermera apenas y tengo tiempo para ayudar a mi abuela en su artritis.

Cameron se acercó a la morena arrebatándole la carpeta que Alejandra le acababa de entregar -¡Estás loca! -exclamó Cameron abriendo sus ojos como platos-, estamos en Harlem niña tonta, Hudson Valley queda a dos horas. -Recalcó Cameron devolviendo la carpeta a la enfermera.

-No seas así Camí, seguramente la oferta es muy buena y Alejandra no quiera perder el chance...

-¡Pues mientras tú duras casi cinco horas en ir y venir a ese barrio de ricos, Fabio se va a molestar y mucho por no ir al ensayo! -Regañó Cameron molesta.

-Si esto te trae problemas es mejor que no lo hagas Noa yo...

-Tú tranquila y yo nerviosa -dijo Noa guiñando un ojo volviendo a tomar la carpeta en sus nanos-, solo es un ensayo yo soy muy buena en mi trabajo, pero necesito que me des para ir y venir.

-Claro por eso no te preocupes, yo te doy para que te movilices, se que es lejos el lugar.

-Bueno nos estamos entendiendo, te aviso cuando entregue esto. -Dijo Noa alzando la carpeta.

Alejandra asintio entregó unos cuantos billetes a su amiga para luego despedirse de un beso en la mejilla. Cuando la enfermera se fue cerró la puerta tras su espalda, suspiró mirando la carpeta manila en sus manos.

-Hoy definitivamente sería un día muy largo. -Susurró la pelirroja a manera de reproche metiéndose en su habitación dejando sola a Noa.

•••

Tenía media hora sentada sin probar bocado alguno.

-¿Qué ocurre pequeña? -inquirió Kate a la niña que apenas y había tocado su desayuno.

-No me gustan los aros de cereal de color verde, tampoco me gustan los morados, esas fresas no están bien desinfectadas y ya todo el cereal está remojado. -Enumeraba Luna sus quejas con su deditos.

-Luna pero debes comer pequeña, si no tomas tu leche no creceras grande y fuerte. -Dijo Kate cansada de las peculiares ocurrencias de la hija de su jefe.

-Es mentira, la leche no te hace crecer, es cierto que tiene calcio y que el cuerpo lo necesita pero...

-Luna puedes levantarte de la mesa. -Habló Alexander entrando al comedor.

La pequeña obedeció la orden de su padre para luego levantarse y retirarse del comedor.

Una vez solo los dos adultos el rubio tomó asiento en la cabecera de la mesa.

-Kate lamento los inconvenientes -dijo el abriendo el periódico-, mi hija es diferente al resto de los otros niños de su edad, no me mal entienda Luna es una niña muy inteligente se podria decir que demasiado inteligente; pero no entiende muchas cosas de la manera que el resto las entiende.

-Entiendo señor Von Parker yo...

-No kate no entiende y es normal, muchas veces las personas con asperger son un enigma para muchos incluso para mí. -Confesó Alexander cabizbajo.

-Por esa razón pedí que la niñera para Luna debe ser una persona preparada y sobre todo paciente de preferencia una enfermera.

No entendió del todo el porque buscar una enfermera como niñera, solo esperaba que la persona que estaría al cuidado de su hija fuera alguien que la entendiera y sacara a Luna de su pequeño mundo aislado. Desde que Leonora murió la niña había retrocedido mucho en su desarrollo.

-Algo más señor Von Parker.

-¿Qué? -cuestiinó haciendo a un lado el periódico.

-No señor solo quería saber si se le ofrecía algo más. -Dijo la rubia llamando la atención de su jefe.

-No solo sigue la agenda -ordenó Alexander poniendose de pie-, espero que el asunto de la niñera no tarde mucho, también quiero que estés al tanto de la reunión de Frans y los japoneses.

Sin agregar más el rubio se puso de pie marchandose a su oficina.

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