Azul 5.

Veía su imagen detrás de ella, el espejo le mostraba su imagen, aún traía su uniforme blanco de enfermera.

—Pensé que hablaríamos cuando estuviera en casa, Lexi este no es lugar para tí. —Dijo sin quitar la vista del espejo daba color a sus  labios para terminar de maquillarse su presentación estaba a punto de comenzar.

—Es importante Nini —respondió la enfermera acercándose al tocador tocando con suavidad su hombro derecho—, este tampoco es lugar para tí. —Repitió ella refutando lo dicho por su amiga un momento atrás.

Ya estaba lista no era que le encantara trabajar en este lugar, tampoco tenía muchas opciones comenzo en el club Caleidoscopio  para ayudar a su fallecida madre. De eso ya han pasado algunos años, simplemente no se había ido porque económicamente la situación actual no era la mejor y además debia enviar dinero a sus  abuelos en Colombia —bueno ya que estás aquí dime lo que decidiste —se levantó del tocador parandose frente a Alejandra—. Habla Lexi no tengo mucho tiempo y mi show está por comenzar ¿Ya tomaste una decisión? —sabia cual sería la respuesta Alejandra no era tonta, ella era una persona como pocas dulce, amable y bondadosa pero ella no rechazaría una oportunidad así.

—Yo sé que ese trabajo sería de mucha ayuda para tí y...

—Alejandra no quiero apresurarte en esta decisión, ya mi turno está por llegar, ve a casa mañana hablaremos mejor, además no quiero que tomes decisiones apresuradas...

—Solo dime algo Noa —dijo la enfermera deteniendo a Noa de la muñeca, pues   está comenzó a caminar a la salida  del camerino—. ¿Quieres dejar de ser Azul?, ¿quieres dejar atrás este lugar? —arguyó la enfermera casi segura de la respuesta de su amiga.

—Eso quiere decir...

—Escucha tú lo ganaste, toma esto como una oportunidad de dejar el Caleidoscopio, sé que no quieres seguir con esto puedo verlo en tus ojos Nini. —Dijo Alejandra dibujando una sonrisa sincera en sus labios.

—Pero tú y los cuidados de tu abuela, Delia te necesita...

—No te preocupes y, si es un trabajo de planta no me servirá de mucho, tú lo acabas de decir linda mi abuela me necesita —refutó Alejandra sin dejar de reír—, ya vendrán otras oportunidades además cosas  buenas pasan al que sabe esperar. —Dijo la enfermera sin soltar su agarre de Noa.

—Gracias —no sabía que decir más que agradecer a Lexi por entenderle y no enojarse con ella; aunque Cameron estuviera enojada por querer hablar con Alejandra de esto—, de verdad gracias   Lexi yo...

—No digas nada ahora  ve, o se hará tarde yo no quiero que tengas problemas por mi causa.

—Si.

Salió como lo hacía cada noche, esperaba obtener buenas propinas ya que está sería su  última noche  en Caleidoscopio, a partir de mañana dejaría de ser Azul la bailarina de este club.

•••

No estaba de acuerdo en la idea de traer a sus posibles socios a ese lugar, pero ya los japoneses habían recibido la invitación de Frans. De no ser así él habría tratado de arreglar las cosas a tiempo pero lamentablemente era tarde y ya estaban en la entrada del recinto —Frans si esto no sale bien perderemos mucho. —Advirtió Alexander con cara de fastidio.

—Pues si sigues con tu mala vibra es muy posible que nuestro  business con los asiáticos no salgan bien —replicó Frans acomodando su saco—, además ya estamos aquí cambia tu modo de alemán amargado, y activa tu modo de Neoyorquino divertido.

—Por ahora prefiero entrar y rogar porque todo salga bien.

—Así será primo querido —dijo el pícaro castaño guiñando un ojo al hosco alemán—, contraté el salón vip y allí solo está lo mejor, de lo mejor entremos ya Daisuke y Takeru deben estar adentro esperando.

Al entrar al lugar la música retumbaba en sus oídos no estaba acostumbrado a tanto escándalo; solo esperaba que los japoneses no se sintieran igual que él de incómodo, luces de colores en medio de  una pista de baile que estaba repleta de personas.

—Sigueme Alexander. —Pidió Frans subiendo las escaleras.

—¿A dónde vamos? —cuestionó el rubio con desconfianza mirando ceñudo a su libertino e irresponsable familiar.

Frans retrocedió dos escalones miró a su primo con fastidio, pero luego recordó que apenas tenía unos cuantos días en el país —te dije que iríamos al área vip y eso está en el segundo piso. —Dijo Francisco resaltando lo obvio.

Llegaron al salón el lugar se hallaba  menos aglomerado que en el primer piso.

—Buenas noches caballeros.

—¡Fabio amigo! —saludó Frans efusivo al hombre que acababa de recibirlos.

—Francisco —respondió un hombre alto y atractivo, su cabello negro peinado hacia atrás y su vestimenta constaba de un traje de dos piezas en color gris y camisa blanca sin corbata—, ya tus invitados llegaron.

—Perfecto Fabio sabía que en tus manos todo estaría en orden, te presento a mi primo Alexander Von Parker, el nuevo director ejecutivo de la compañía.

—Un gusto mi nombre es Fabrizio Barzini, dueño de este club.

El hombre de traje gris estiró su mano para ofrecersela a Alexander, el rubio aceptó el gesto estrechando la mano del hombre frente a él —Igualmente —respondió Alexander con su habitual seriedad—, en efecto el lugar es agradable. —Comentó Alexander lo primero que vino a su mente.

—No solo agradable, es uno de los mejores ya tengo ocho sucursales y próximamente abriré un Caleidoscopio en mi adorada Sicilia. —Presumió el siciliano orgulloso de su creciente imperio.

—Y dime algo Fabio ¿Con qué belleza deleitaras  a nuestros invitados?  —Cuestionó Fransisco entrando nuevamente a la convención.

—Solo lo mejor, de lo mejor, amigo mío ya sabes que para mis mejores clientes siempre reservo lo mejor. Nuestras anfitrionas está noche serán Rose, Violet y por último Azul nuestra estrella. —Dijo Fabio con una sonrisa de superioridad.

—Bueno Frans, ya debemos ir no quiero hacer esperar más a los japoneses. La puntualidad es importante para ellos. 

—Si tienes razón en eso —dijo Francisco de acuerdo con su primo—, Fabio llévame con los asiáticos.

—Claro  —Fabrizio hizo seña a uno de los empleados, en cuanto el mesero se acercó a su jefe él le pidió que llevara al par de ejecutivos al salón donde estaban los señores Shinomoto.

—Si señor —respondió el mesero a su jefe—, caballeros síganme por favor. —Pidió el muchacho.

Alexander y Francisco siguieron al muchacho, este los llevó a una especie de cubículo al abrir la puerta se encontraron con dos hombres, uno era joven y el otro se veía mayor las canas en lo que un día fue una negra cabellera lo delataban las platinadas hebras de cabello.

 

—Aquí es señores —dijo el empleado—, si necesitan algo con solo tocar el boton  de la mesa vendré.

El muchacho se retiró Alexander y Francisco se adentraron al área vip.

—Buenas noches señores Shinomoto.  —Saludó Alexander.

Ambos hombres se pusieron de pie para luego hacer una reverencia a sus posibles socios.

—Buenas noches joven Alexander. —Respondió Daisuke de manera neutral.

Ante aquella voz Alexander miró a Francisco con el ceño fruncido, Daisuke Shinomoto parecía ser un hombre serio, no parecía ser un hombre que frecuentara este tipo de lugares.

—Joven Von Parker tu abuelo y yo hemos tenido una cordial relación y una que otra colaboración; está vez tuve mis reservas en cuanto me dijeron que tú serías el nuevo director ejecutivo solo miré tu juventud, pero tu abuelo me dijo que podría confiar en ti muchacho.

Las palabras de Daisuke calaban fuerte en Alexander, él no sabía cómo tomarlas, si como halago, o reproche por llevarlo a un lugar así —señor Shinomoto de mi parte está en hacer crecer ambas compañías...

—Hablemos luego de negocios —dijo Takeru que no había pronunciado antes palabra—, miren las luces las bailarinas están por salir.

Los hombres posaron sus miradas en el escenario frente a ellos. La música comenzó a sonar llenando el ambiente de una atmósfera de sensualidad.

La primera en salir fue Violet, una mujer de  voluptuosa figura y larga cabellera Pelirroja, su atuendo era del color de su nombre, la astuta Pelirroja movia lado, a lado sus caderas haciendo a los asiáticos abrir los ojos más de lo normal. La segunda en salir fué Rose, de todas Rose era la más delgada pero aún así ágil como todas, hacía unas piruetas en el tubo que dejaban a los presentes sin aliento ambas mujeres fueron al medio del escenario, una nube de humo salió para luego salir la tercera de las bailarinas, de las tres era la de piel morena y larga cabellera negra que se movía al compás de su danza.

Las bailarinas comenzaron a subir en los tubos de acero en la tarima, de  las tres mujeres era Azul quien más destacaba. La atrevida morena atrajo nuevamente la atención de Alexander, él se negaba a ver tal espectaculo pero era importante, las caderas de azul lo atraían como una polilla a la luz. Aquella mujer de piel dorada le hacía tener pensamientos que hace mucho no pasaban por su cabeza, Azul provocaba bajos deseos en él, aunque Alexander se negara a aceptarlo. 

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