—Niña estúpida, yo soy tu dueño, me debes esta vida y parte de la otra y, ¿Crees que con un sueldo mediocre vas a saldar tu deuda.Tembló de ira ante lo dicho por ese hombre, ya no estaba tras su escritorio. Ahora la sostenía con fuerza del cuello, abrió sus ojos y la expresión de aquel hombre la aterrorizó, si no le soltaba rápido ella creía iba a morir. —Sueltame —dijo con voz gutural apenas audible, comenzó a clavar las uñas en las manos de Fabrizio pero este no mostró ni un apice en querer detenerse. Repentinamente la soltó, Noa se sostuvo el cuello con ambas manos, respiraba y tosia con desespero su pecho subió y bajó urgido del preciado oxígeno —¡Estas loco! —exclamó ella aún jadeando sus pulmones reclamaban el preciado oxigeno. —No te vuelvas a querer pasar de lista Noa, o la próxima no tendré compasión contigo pequeña zorra, ¿pensaste que te desharias de mi? —dijo él irrisorio caminando a su escritorio para tomar un puro de una caja de madera—, déjame explicarte unas cosas A
Noa estaba entre la espada y la pared ante aquella petición, petición que la haría perder mucho debia hacer algo antes de que fuese demasiado tarde para ella —lo que me pides no es posible cariño. —Dijo Noa con voz juguetona tomando al hombre de la barbilla. —¿Y porqué no? —refutó Takeru siguiendo el juego de la bailarina. —Porque es parte del show darling —susurró acercendose al oído de Takeru. —Tú no pareces ser el tipo de chicas que sigue las reglas Azul. —Habló Takeru esbozando una sonrisa ladina. —Pues las apariencias engañan guapo, no soy lo que crees, yo en el fondo soy una buena chica. —Rió Noa cómplice al coqueteo de Takeru. La intención de la morena era hacer tiempo hasta que la hora pasará y su turno finalice.—A mi no me parece que seas una buena chica, al contrario. —Lamentó decepcionarte, has venido de tan lejos y... Los labios de la morena fueron silenciados por Takeru en un beso desprevenido que Noa no vió venir, intentó soltarse del agarre de Takeru pero este le
Han pasado algunos días desde que fue al club y tuvo aquel amargo suceso con aquel hombre; por su cabeza paso la idea de dejar su empleo como niñera —¿Por qué tiene que ser tan complicado? —se preguntó frustrada frotando su frente con la punta de sus dedos, una jaqueca comenzaba a torturarla. —Noa —llamó Luna sacando a la morena de sus pensamientos—, mira una catarina. —La pequeña castaña mostró emocionada al pequeño insecto carmesi en sus manos. —Esta muy bonita Luna ¿Dónde la encontraste? —Estaba en mi habitación, escondida en mi planta de la escuela. —Respondió la niña alegre con su hallazgo. —Pues es un gran hallazgo, más porque es otoño, no es común verlas en esta época. —Si a mi mamá le gustaban mucho las catarinas, en casa había un jardín muy bonito y a veces veía catarinas y mariposas con ella. Al decir aquello la sonrisa en la niña desapareció, recordar a su madre y que ya no esté no era fácil para una niña asimilar la perdida de su madre. —Luna —Llamó Noa alzando
Al escuchar el discurso de presentación de Charlie supo que el momento ya había llegado —muy bien Noa, deja salir la personalidad de Azul y que todo fluya. —Dijo la morena saliendo a al escenario. —¡La espera terminó caballeros! —dijo el anfitrión llamando la atención de los presentes—, ha vuelto el color favorito de este Caleidoscopio de bellezas, no los haré esperar más ¡Con ustedes Azul!El fin de semana llegó por inercia fue a aquel club donde la conoció, se dijo a si mismo que solo iría por unos tragos, aunque no era necesario cruzar media ciudad para tomar unos tragos, el momento esperado había iniciado. El anuncio de Azul la bomba sexy del Caleidoscopio había iniciado, al ritmo del blues la gatuna bailarina se delizo con destreza en el tubo, a todos tenía prendados con sus exuberantes movimientos, ciertamente la sensualidad de Azul tenía a más de uno con sus ojos en ella. Hizo su aparición como cada fin de semana, pero este vez no fue como las otras, él estaba ahí entre el pú
Sus párpados se sintieron pesados y arenosos, eran más de las la pelinegra sorprendida sabiéndose descubierta. —Señorita Pérez, estás no son horas de llegar. —Reprochó una voz conocida por Noa. cuatro de la mañana. Bostezó para luego volver a meter el teléfono celular al bolsillo de su sudadera —carajo Noa —bufó con fastidio la morena dando otro largo bostezo, dió un brinco en cuanto la luz se encendió—. ¿Pero qué demonios...? —prorrumpió—¡Betany! —exclamó la niñera sin saber que hacer, o decir al ama de llaves. —Espero una explicación lógica señorita, ya va más de una ocasión donde usted llega a esta hora. —Dijo el ama de llaves de manera acusadora. «Noa piensa, piensa algo y que sea rápido», formuló en su mente a punto del colapso buscando una explicación coherente, no sabía que hacer solo quería poner la cabeza en la almohada y dormir. —¿Y bien? —volvió el ama de llaves a preguntar cruzandose de brazos, no se iría de ahí, mi dejaría ir a la chica hasta no obtener respuesta.
—Hola —saludó un atractivo castaño de ojos miel—. ¿Tú eres? —cuestionó él.—Yo...—Si, tú no veo a nadie más aquí. —Dijo él con una sonrisa resaltando lo obvio. —Me llamo Noa, soy la niñera. —Si ya recuerdo, creo que te vi en la cena de hace poco —respondió poniendo atención a la morena frente a él—. y dime algo linda ¿Eres soltera o...? —Francisco llegas tarde —habló un rubio de semblante serio saliendo del estudio—, pensé que ya no vendrías. —Oh si lo siento Alex, ayer la cosa se puso interesante y bueno ya tú sabes cómo son las reconciliaciones... —Ven aquí y ya deja de perder el tiempo con la niñera y, deja de hacer que ella también pierda su tiempo. —gruñó el rubio cruzandose de brazos.La silenciosa morena miró con el rabillo del ojo a Alexander, este traía un semblante de pocos amigos uno muy diferente al amable jefe de momentos atrás. «Este es tu momento para irte» pensó ella andando escaleras abajo desapareciendo de la disputa del par de primos. Francisco bufó con
El día no fue para nada como Noa pensó, ir al museo y estar con Luna fue divertido, la pequeña a cada momento le proporcionaba datos que ni ella sabía. Pensó que la niña era una wikipedia andante. —¿Te gustó la excursión Luna? —preguntó la niñera ayudando a la pequeña castaña a ponerse el pijama. Luna asintio emocionada, luego de ponerse el pijama corrió a su cama, para acto seguido tomar un dinosaurio de felpa de color púrpura con motas azules —¡Si quiero ir de nuevo! —dijo ella emocionada jugando con su nuevo peluche favorito. —¿A dónde quieres ir de nuevo? —habló Alexander adentrándose a la habitación de su hija.—¡Papi! —gritó Luna levantándose dando saltitos en la cama, para acto seguido brincar a los brazos de su progenitor—, Noa y yo fuimos a ver dinosaurios, quiero ir otra vez al museo. —pidió la pequeña castaña emocionada. Miró a la niña con cara pensativa —no lo sé ¿Te portaste bien hoy? —habló el rubio regalandole una sonrisa a su pequeña. —Si me porté bien. —¿Segura?
°°°°°Su pecho bajaba y subía agitado, sus labios recorrían con maestría lo que pudiese de su cuello. Gimió con fuerza tomando al causante de su placentero suplicio.—Más. —Musitó tirando de los dorados cabellos del causante de su placer. —¿Ah sí? —respondió el rubio en su oído erizando al instante su piel con el roce de su cálido aliento. Ella solo asintio con desespero recibiendo gustosa las caricias. Dió un segundo gemido, este más fuerte que el primero al sentir como unos ágiles dedos jugaban con su sensible intimidad haciéndole al instante. —¡Carajo! —exclamó al sentir su primer orgasmo, sintió todo su cuerpo liviano y al recibir esas caricias. °°°°°Despertó exaltada al sentir como alguien le movió con brusquedad sacándola de tan increíble sueño. Se incorporó en la cama malhumorada y con su cabello hecho un desastre y también con bastante sed. —Noa ¿Estás bien? —preguntó Lilly con notoria preocupación por su amiga y compañera de trabajo. —Si claro que estoy bien —respon