La fecha estimada había llegado, y todos estaban emocionados, menos Holly. Ella estaba reacia a asistir, pero sus padres insistieron en que los acompañe para despejarse un poco. Esos últimos días estuvo encerrada, y estaban muy preocupados. Tampoco volvieron a ver al que era su prometido, a excepción de esta fiesta organizada por la familia de él.
— Es hora de irnos, Holly — grita el padre de la misma. Ella baja corriendo, porque simplemente no lleva tacones bajo su vestido. Suben al auto, mientras te sonríe a sus padres —. ¿Cómo te fue en tu examen?
— Estoy segura de que he aprobado, lo que significa, que mi residencia inicia la otra semana y eso, me pone nerviosa. no será como las practicas comunes, sino que es una residencia donde me decidiré por una especialización — responde emocionada.
— ¿Y él? — La pregunta toma sorpresa a Holly, quien no logra entender a quien se refiere —. ¿Qué piensa tu prometido? No has hablado de él, ni con él.
Para Holly fue como una cubeta de agua fría. Recordar que su compromiso había roto, era algo bastante fuerte, especialmente cuando na sabía que decir.
— El hombre me gusta, pero debes entender padre, que es un hombre ocupado, y yo también. No hago de menos lo momentos románticos, solo que nos estamos instalando en este nuevo mundo.
— Cariño, nuestra hija actúa de forma madura. Ella iniciará su residencia y él se mudó aquí por ella. Eso es muy lindo de su parte — interviene su madre.
— No me gustan las muestras en público. No más, y él lo sabe.
— Así que Dankworth lo sabe — musitó su padre, y ese momento supo Holly que ese era el apellido del hombre que la liberó.
Como nota mental, supo que debía investigar un poco más sobre él, de lo contrario estaría frita con su mentira.
En el salón de eventos, todos estaban eufóricos por ver al gran hombre, que casi nadie conocía. Era la primera vez que Ezekiel, mostraría su rostro, y pese a las circunstancias, no tenía opción. Debía hacer esto por su abuelo.
Levantó la vista, cuando todos lo hicieron, percatándose que los Brusquetti acaban de llegar. Todos suspiraban al mirar a la esposa del mismo, y él, no era nadie para negar que era una mujer muy hermosa; sin embargo, no más que la mujer que los seguía, con la frente en alto, pero detrás de ellos.
— Es hermosa — dice el hombre a su lado, llamando la atención de Ezekiel. Cuando voltea a verlo, ve que su mejor amigo tiene la mirada fija en su chica, y eso, simplemente lo lleva a sentir, cierta incomodidad.
— Muy hermosa — Detrás de ella, ve que su ex novio ingresa, y cuando ella se percata de su presencia, puede notar como su cuerpo se pone rígido.
Ella observa todo el salón, cuando finalmente sus ojos se conectan, y después de unas largas horas, en ese salón, es la primera vez, que él le sonríe, levantando su copa.
Holly sentía las mejillas calentarse, al menos hasta que Fernando se paró en frente de ella, con una sonrisa, como si no hubiera hecho nada. Ella miró a sus costados, dándose cuenta que sus padres no estaban cerca, pero la estaba mirando, entonces los calmó con una mirada que ellos conocían.
— Hola, Holly. — Ella no tenía ganas de responder, por lo que solo le brindó un asentimiento, y se alejó un poco —. ¿Planeas ignorarme toda la noche? Soy tu prometido.
Al oír esas palabras, ella levantó el rostro para enfrentarlo. Tenía el ceño levemente fruncido, incapaz de creer que haya dicho eso.
— Tú y yo, no estas comprometidos. Nuestra relación se acabó en el momento en que te revolcaste con mi mejor amiga. Si es que se puede llamar así — manifiesta ella, un poco molesta —. No tengo ganas de hablar contigo.
— Cometí un error y lo lamento. Realmente estoy muy arrepentido, pero debes comprenderme. Pensé que estos tiempos a solas, te ayudaría a recapacitar — dice Fernando, pero en realidad, solo estaba arruinando la noche de la mujer.
— ¿Recapacitar? ¿Por qué tendría yo que recapacitar? — A este punto, Ezekiel ya se había dado cuenta de que estaban discutiendo, y que ella estaba nerviosa. Poco a poco, comenzó a acercárseles, para intervenir en caso de que sea necesario —. Soy una Brusquetti, Fernando. Muy pocas veces cometo errores, y empiezo a creer que tú eres uno de ellos.
— Holly.
— Buenas noches — saluda en ese momento el anfitrión del evento, muy orgulloso de las palabras concisas de ella —. Señorita Brusquetti, un placer verla esta noche.
Toma su mano, y lleva a sus labios, para dejar un leve beso sobre el dorso, y admirando el sonrojo de sus mejillas. Adoraba verla nerviosa por su causa.
— Señor Dankworth, el gusto es mío — responde ella.
— ¿El joven te está incomodando? — En ese momento, Fernando abrió tanto los ojos, que no pudo disimular. El gran Dankworth acababa de saludar a su novia, y él simplemente no hizo nada. Fingió una sonrisa, y levanto la mano para saludarlo. No podía quedar mal con él.
— ¿Cómo podría molestarla? Me presento, mi nombre es…
— Sabe quién eres — interrumpe Holly, para que deje de mostrarse —, y no. Él ya se iba.
— ¿A dónde pretendes que vaya, cariño? — manifiesta su ex, intentando salvar el momento. En ese momento, los padres de Holly comenzaron a acercarse, para obviamente, saludar al anfitrión.
— ¿Cariño? Creo que te has equivocado, Fernando. Yo no soy Luisa. Además, ya estoy comprometida con él — dice, señalando a Ezekiel, quien se mostró completamente sorprendido y a la vez complacido.
Fernando soltó una carcajada, sin poder creerlo. Holly estaba loca por él, para que ahora, estuviera comprometida con otro hombre.
— Esto es una broma de muy mal gusto, Holly Elizabeth.
— Ya escuchaste, y es mejor que mantengas tu distancia, a menos que ella te quiera cerca. — Fernando, se alejó furioso del lugar.
Nunca se había sentido tan humillado, y menos por una chiquilla mimada. Al menos, eso es lo que pensaba. Por otra parte, Holly estaba nerviosa, mientras se apartaba un poco de Ezekiel, pero éste le pegó a su cuerpo. Ella levantó la vista, y lo miró, dándose cuenta que también tenía sus ojos puestos en ella.
— Gracias.
— Bailemos — respondió en su lugar. Ella aceptó, porque le debía una disculpa, por ese comportamiento, y cuando estaban en la pista, danzando al ritmo de la música, pudo darse cuenta que todos tenían sus ojos enfocados en ellos. Ezekiel se percató de comenzaba a sentirse rara —. Nunca antes me han visto bailando con una mujer.
— ¿Qué?
— Por eso nos están mirando. Les parece raro que un hombre marcado como yo, tenga el honor de bailar con una hermosa mujer como tú — explica. Holly sintió una punzada en el pecho, pues creía que se acomplejaba de su apariencia, cuando para ella, él parecía un hombre muy atractivo, y esas maras lo mostraban como alguien misterioso, y por ende, poderoso.
— ¡Oh! — es lo único que sale de sus labios, ante una respuesta como esa —. Por lo de hace, debo…
— Sé por qué lo hiciste, y no me molesta ayudarte — responde, ocasionando que una vez más, las mejillas de ella, se sonrojen —. Te ves muy hermosa cuando te sonrojas.
— Me pones nerviosa. Me cuesta actuar correctamente cuando me hablas así — Ezekiel comprendía. Ella era joven, y solo tuvo un novio inútil, que nunca le ha demostrado cuan hermosa es. Podrá ser rebelde y poderosa, pero seguía siendo una inexperta —. Aún no le dicho a mis padres, por eso dije eso, pero prometo solucionarlo.
Solo asintió e hiso una reverencia, cuando la música termino. Se alejó para continuar saludando, mientras que Holly, comenzó a beber, alejada de todos, sin darse cuenta que el alcohol comenzaba a hacer efecto.
Ezekiel en todo momento la mantenía en la mira, y los padres de ella se daban cuenta de eso, sintiéndose satisfechos por la forma en que el hombre cuidaba de su pequeña, pues conocían a Holly y sabía que odiaba las presentaciones.
Por otra parte, Fernando al percatarse que ella ya estaba pasada de copas, decidió aprovechar la situación, para acercarse y apartarla del lugar. Estaba reacio a dejar escapar una oportunidad como lo era ella. Y, la mejor forma era, ensuciando su nombre.
— ¿Qué haces aquí? ¿No te quedaron claras mis palabras? — dice Holly, arrastrando las palabras. Ella se pone de pie, y siente un mareo muy intenso, por lo que Fernando aprovecha ese momento para alejarla del lugar, hacia un pasillo —. ¿Qué quieres? No quiero ir contigo.
Él pasillo era solitario, y no había ningún alma en las cercanías. Solo se escuchaba la música del evento de fondo.
— Cometí un error, y debes perdonarme. No irte con el primer hombre poderoso que conozcas como una mujerzuela. — Holly se enfureció tanto, que no dudó en darle una cachetada a su ex, sin embargo, tal acto, también molestó al hombre, que la empujó por la pared, golpeando con eso su cabeza, y mareándola. Ella sentía que todo le daba vueltas, y las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
Fernando quiso aprovecharse en ese instante, y cuando, se pegó al cuerpo de la débil mujer, y comenzó a besar el inicio de sus pechos, alguien lo apartó bruscamente y lo lanzó al suelo.
Ezekiel vio las intenciones del ex, por lo que apenas se liberó, comenzó a buscarlos. La rabia corría por sus venas, especialmente cuando la vio, casi inconsciente.
— La próxima vez, no tendré consideración de ti — amenazó, haciendo temblar al joven.
Se contuvo tanto para no golpearlo en ese momento, pero su pequeña era mucho más importante, por lo que la levantó en sus brazos y la condujo hasta la habitación del hotel, donde se estaba hospedando en ese momento. Cuando llegaron ahí, de forma suave, la bajó sobre el colchón, y cuando pretendía alejarse, Holly lo tomó de su saco, y lo estiró hacia ella, de modo a que el cayó sobre su pequeño cuerpo.
Sus labios chocaron en ese momento, y el corazón del empresario comenzó a latir tan rápido, que temía perder el conocimiento; especialmente, cuando ella, comenzaba a mover los suyos, y para él era imposible no responder. Él anhelaba tanto sentirla, y ahora que lo hiso, pudo confirmar que no se había equivocado con el sabor de sus besos.
— Bésame — suplicó ella —. Por favor, bésame.
— Está borracha, pequeña rebelde — susurró él, aun sobre su cuerpo.
— Estoy consciente. Sé quién eres, y sé lo que estoy haciendo. No me trates también como una niña, por favor — Holly abrió los ojos, y lo enfrentó. Su cuerpo ardía en deseo en ese momento, y quería estar con ese hombre misterioso.
— Si te hago mía, no habrá vuelta atrás, pequeña Holly. Serás mía eternamente — susurró sobre su boca.
— Probémoslo entonces — respondió, desafiándolo en ese momento.
Ezekiel estaba duro como una roca, y no pudo evitar caer en la tentación. La besó y la consumió entera, asegurándose, de que esta vez, ella sería suya, el precio que sea.
Los ojos de la joven médica se abrieron, por la luz del día que irradiaba en esa habitación. Intentó estirar su cuerpo, pero se estremeció cuando se sintió enredada con otro cuerpo, quedando completamente quieta en su lugar. Intentó hacer memoria, y, efectivamente, los recuerdos de la noche anterior, arremetieron contra su mente, haciéndola saber, que fue ella fue quien buscó, pidió y suplicó tener sexo.» ¡Maldita sea, Holly! ¿En que estabas pensando? «Con suma dificultad, comienza a hacer una maniobra, para liberarse del agarre del hombre en cuestión; y, cuando finalmente lo hace, no le importa absolutamente nada, y se viste tan rápido para huir del lugar.Ni siquiera se toma el tiempo, de investigar si el hombre está despierto, solo anhelaba, estar oculta entre las cuatro paredes de su habitación. Ella creía que lo que hiso estaba mal, pero a su vez, se sentía completa. Esos pequeños fragmentos de lo que hicieron, hacía que su corazón comenzara a latir tan rápido. Ella lo disfrutó
Ezekiel, había tomado esa decisión. A Holly como esposa, no le faltaría nada, viviría como una reina; sin embargo, sabía lo que se venía. Ella no sería fácil de domar, porque simplemente, era una mujer muy rebelde, y se lo haría saber, salvo que decidiera continuar con el plan.Holly por su parte, estaba sentada en el comedor con sus padres, en total silencio. No tenía ganas de hablar, pues en su mente, solo estaba la propuesta del hombre, y la noche que pasó con él. No tenía cabeza para otra cosa, y tampoco estaba segura de continuar con eso.— ¿Holly? ¿Estás escuchando? — pregunta su madre, observándola —. ¿Está todo bien?— Sí, solo estaba pensando en la residencia — responde. Su hermano suelta una risa, en forma de burla.— ¿Cuántos años más planeas estudiar, para dejar al fin de ser una aburrida?— Lo suficiente, para no ser una mantenida, sin oficio como tú — responde.Raúl no dice nada más, porque le había tocado una fibra sensible, además, necesitaba burlarse de ella, para evi
Holly estaba tan concentrada en su libro, que no se había percatado de la presencia de su prometido. Los días se contaban con los dedos de una sola mano, y ella no había ni siquiera escogido el vestido. No tenía intenciones de hacerlo, menos con uno de color blanco, porque, evidentemente, ese hombre no era el amor de su vida, y cuando el tiempo estipulado se cumpla, podrá marcharse finalmente de su vida, y ella podrá estar con el hombre que en verdad la quiera. — Los preparativos están listos — avisa Ezekiel, sobresaltándola en ese momento. Pese a que era un hombre muy duro, no quería ser un ogro con ella. Sabía que no se merecía ese trato, ni nada de lo que estaba haciendo, pero en el fondo, quería creer que también estaba de acuerdo, por no acusarlo con sus padres. » Ella no está obligada a nada. «pensaba en ese momento. Sin embargo, aun así, estaba dispuesta a continuar. Para Holly, no obstante, era como un desafío el casarse con él. Demostrarle a su hermano que no era juego; en
Y AÚN ASÍ, ES UNA BODA DE ENSUEÑOS.Ezekiel, es una persona completamente diferente, cuando de salvar niños se trata. Este mundo, es completamente oscuro, y lo único que busca, es que otros niños no sufran lo que el sufrió. Como se decía más atrás, su vida no fue de color de rosas, pero se puso como meta, convertirse en el dolor de cabeza de aquellos que lastimaban a inocentes.Su mano derecha, Luis, el hombre que ha caminado a su lado desde siempre, se sentía muy orgulloso, pero al mismo tiempo, con mucho miedo. Su jefe estaba haciendo algo, que la justicia debería de hacer, pero no lo hace. Cuando este tipo de acontecimientos pasa, su jefe se transforma en alguien completamente diferente.En alguien capaz de jugar con la cordura de sus víctimas, y era justo lo que, en este mismo momento, Ezekiel estaba haciendo.— Vamos a jugar — musita con voz cantarina, mientras los hombres bajo su disposición realizaban un nudo en sus muñecas, impidiendo con eso, el uso de las mismas. Se acerca a
La ceremonia transcurrió con mucha normalidad y tranquilidad. Nadie sospechaba nada, y mientras Holly, saludaba a sus pocos invitados, Ezekiel era retenido por su abuelo.— Me gusta ella — dice, posicionándose a su lado.—¿Cómo te enteraste? — inquiere en su lugar —. En mis planes no estaba destinado invitarte.— Lo sé. Ella fue a buscarte a la mansión — Eso le sorprende un poco a Ezekiel, porque ninguno de los hombres no le avisaron, y el abuelo, sospechó que eso estaba pensando —, y los hombres no dijeron nada, porque se los ordené. Soy anciano, no discapacitado.— Es lo que yo siempre le digo a mi hijo — interrumpe, saludando el viejo Brusquetti, abuelo de Holly. Ezekiel sabía perfectamente a que se dedicaban ambos hombres, y aunque no estaban involucrados en los negocios, la sangre los ataba. Eran viejos muy astutos, y ni imaginar de las historias de su juventud —. ¿A cuántos has salvado esta vez?Tal pregunta, sorprendió a ambos Dankworth. Se supone que nadie conocía su identidad
Esa noche, fue la primera de tantas, que le costó pegar los ojos. Estaba tan agobiada y concentrada en el rostro de su, ahora esposo, que le era imposible poder dormir. Necesitaba con mucho esfuerzo, dejar de admirar, aquellas facciones masculinas que el poseía, que, pese a las cicatrices que embargaban en su rostro, lo hacían ver, más atractivo.Respiración pacífica, rostro relajado. Su pecho subía y bajaba de forma tranquila, demostrando que estaba completamente dormida. Mira la hora una vez más, y apenas eran las dos de la madrugada. No quería estar allí. Las ganas de envolverse entre sus brazos, la embargaban completa.Se puso de pie, y caminó hacia el sofá, donde se encontraba la bata del pijama, en el cual se enfundó, y se dirigió hacia la salida. Ezekiel sentía todo y cada uno de los movimientos de Holly, siempre fue una persona de sueños ligeros, por las cosas que tuvo que pasar en el pasado, y aunque se sentía relajado con ella a su lado, podía sentir la tensión en su cuerpo
Mientras los días iban pasando, la distancia entre ambos creció. Se suponía que Ezekiel le estaba dando su espacio, pero lo que en realidad estaba haciendo, era descuidar su matrimonio. La idea de enamorarla en el proceso, se estaban quedando solo en el aire, lo cual era ridículo.Holly, por su parte, ya había iniciado su residencia, por lo que, casi siempre pasaba el día entero en el hospital, y llegaba a la mansión, recién pasada las ocho de la noche, y ya no había nada, solo un plato de comida en el microondas.Ese día, no era algo literalmente bueno, ha visto por primera vez, una muerte por sus manos, estaba un poco triste por ello. Se quitó su chaqueta, y lo colgó en sus brazos, mientras subía en su habitación. Cuando pasaba por la habitación de su esposo, quiso averiguar que hacía, pero optó por dejarlo pasar, hasta que escuchó la voz de una mujer.Ezekiel se sentía muy furioso. La visita inesperada de Bárbara lo había llevado al límite, y temía que su esposa se diera cuenta. Es
Holly dejó todo en orden para su titular, y se marcharía a su casa, sin embargo, antes de que eso ocurra, el paciente de la sala trescientos cinco, pidió por ella, bajo la excusa, que fue su ángel cuando llegó mal herido. — Señor… — Holly revisa la planilla para verificar sus datos, lo cual le parece bonito y simple —, Denis. Señor Denis. El hombre en cuestión voltea a mirarla, y le sonríe, generando un mal presentimiento en ella. No es tonta, pero el sujeto en cuestión, no tiene cara de serlo tampoco. — Bella Holly, mi ángel — susurra, con un acento italiano muy pronunciado. El hombre era apuesto, eso nadie podía negarlo, y sus ojos eran tan azules que podría hipnotizar a cualquier mujer —. Solo quería agradecerle su amabilidad. Hace tiempo no conocía a una chica muy hermosa. La joven médica se sintió un poco incómoda y sonrió por cortesía. Ese tipo de halagos, eran muy comunes hacia ella, sin embargo, este sujeto tenía algo tan intenso, que no le convencía. — No tienes que agrad