Hola chicos, espero la historia sea del agrado de ustedes. Me encantaría leer sobre sus expectativas. ¿Qué esperan de Holly? ¿Qué opinan de éste trabajo de Ezekiel? Y por favor, agréguenlo en sus bibliotecas. No olviden que los leo siempre.
Y AÚN ASÍ, ES UNA BODA DE ENSUEÑOS.Ezekiel, es una persona completamente diferente, cuando de salvar niños se trata. Este mundo, es completamente oscuro, y lo único que busca, es que otros niños no sufran lo que el sufrió. Como se decía más atrás, su vida no fue de color de rosas, pero se puso como meta, convertirse en el dolor de cabeza de aquellos que lastimaban a inocentes.Su mano derecha, Luis, el hombre que ha caminado a su lado desde siempre, se sentía muy orgulloso, pero al mismo tiempo, con mucho miedo. Su jefe estaba haciendo algo, que la justicia debería de hacer, pero no lo hace. Cuando este tipo de acontecimientos pasa, su jefe se transforma en alguien completamente diferente.En alguien capaz de jugar con la cordura de sus víctimas, y era justo lo que, en este mismo momento, Ezekiel estaba haciendo.— Vamos a jugar — musita con voz cantarina, mientras los hombres bajo su disposición realizaban un nudo en sus muñecas, impidiendo con eso, el uso de las mismas. Se acerca a
La ceremonia transcurrió con mucha normalidad y tranquilidad. Nadie sospechaba nada, y mientras Holly, saludaba a sus pocos invitados, Ezekiel era retenido por su abuelo.— Me gusta ella — dice, posicionándose a su lado.—¿Cómo te enteraste? — inquiere en su lugar —. En mis planes no estaba destinado invitarte.— Lo sé. Ella fue a buscarte a la mansión — Eso le sorprende un poco a Ezekiel, porque ninguno de los hombres no le avisaron, y el abuelo, sospechó que eso estaba pensando —, y los hombres no dijeron nada, porque se los ordené. Soy anciano, no discapacitado.— Es lo que yo siempre le digo a mi hijo — interrumpe, saludando el viejo Brusquetti, abuelo de Holly. Ezekiel sabía perfectamente a que se dedicaban ambos hombres, y aunque no estaban involucrados en los negocios, la sangre los ataba. Eran viejos muy astutos, y ni imaginar de las historias de su juventud —. ¿A cuántos has salvado esta vez?Tal pregunta, sorprendió a ambos Dankworth. Se supone que nadie conocía su identidad
Esa noche, fue la primera de tantas, que le costó pegar los ojos. Estaba tan agobiada y concentrada en el rostro de su, ahora esposo, que le era imposible poder dormir. Necesitaba con mucho esfuerzo, dejar de admirar, aquellas facciones masculinas que el poseía, que, pese a las cicatrices que embargaban en su rostro, lo hacían ver, más atractivo.Respiración pacífica, rostro relajado. Su pecho subía y bajaba de forma tranquila, demostrando que estaba completamente dormida. Mira la hora una vez más, y apenas eran las dos de la madrugada. No quería estar allí. Las ganas de envolverse entre sus brazos, la embargaban completa.Se puso de pie, y caminó hacia el sofá, donde se encontraba la bata del pijama, en el cual se enfundó, y se dirigió hacia la salida. Ezekiel sentía todo y cada uno de los movimientos de Holly, siempre fue una persona de sueños ligeros, por las cosas que tuvo que pasar en el pasado, y aunque se sentía relajado con ella a su lado, podía sentir la tensión en su cuerpo
Mientras los días iban pasando, la distancia entre ambos creció. Se suponía que Ezekiel le estaba dando su espacio, pero lo que en realidad estaba haciendo, era descuidar su matrimonio. La idea de enamorarla en el proceso, se estaban quedando solo en el aire, lo cual era ridículo.Holly, por su parte, ya había iniciado su residencia, por lo que, casi siempre pasaba el día entero en el hospital, y llegaba a la mansión, recién pasada las ocho de la noche, y ya no había nada, solo un plato de comida en el microondas.Ese día, no era algo literalmente bueno, ha visto por primera vez, una muerte por sus manos, estaba un poco triste por ello. Se quitó su chaqueta, y lo colgó en sus brazos, mientras subía en su habitación. Cuando pasaba por la habitación de su esposo, quiso averiguar que hacía, pero optó por dejarlo pasar, hasta que escuchó la voz de una mujer.Ezekiel se sentía muy furioso. La visita inesperada de Bárbara lo había llevado al límite, y temía que su esposa se diera cuenta. Es
Holly dejó todo en orden para su titular, y se marcharía a su casa, sin embargo, antes de que eso ocurra, el paciente de la sala trescientos cinco, pidió por ella, bajo la excusa, que fue su ángel cuando llegó mal herido. — Señor… — Holly revisa la planilla para verificar sus datos, lo cual le parece bonito y simple —, Denis. Señor Denis. El hombre en cuestión voltea a mirarla, y le sonríe, generando un mal presentimiento en ella. No es tonta, pero el sujeto en cuestión, no tiene cara de serlo tampoco. — Bella Holly, mi ángel — susurra, con un acento italiano muy pronunciado. El hombre era apuesto, eso nadie podía negarlo, y sus ojos eran tan azules que podría hipnotizar a cualquier mujer —. Solo quería agradecerle su amabilidad. Hace tiempo no conocía a una chica muy hermosa. La joven médica se sintió un poco incómoda y sonrió por cortesía. Ese tipo de halagos, eran muy comunes hacia ella, sin embargo, este sujeto tenía algo tan intenso, que no le convencía. — No tienes que agrad
Era difícil saber porque pasaban las cosas, pero siempre había. En este caso, Holly no entendía cómo llegó a esta situación, y mucho menos que, su esposo era a quien querían lastimar. Más bien, tenía en mente que todo esto ocurría por su familia, que lograron dar con ella, que rompieron el acuerdo. Millones de cosas pasaban en su mente, mientras las lágrimas caían al costado de su rostro, en esa blanca habitación de hospital.Le habían dicho que intentaron matarla con un veneno letal, que no funcionó, o simplemente no fue tan peligroso como decían.Para todo esto, su esposo Ezekiel no estaba con ella, y le sorprendía que ninguna de su familia tampoco, porque los conocía, y su supieran, serían los primeros en estar. Buscó su celular, pero tampoco lo veía por ningún lado.— ¿Dónde están todos? Debo avisarle a mi familia que están en peligro — susurra, como si de esa forma pudieran escucharla. Oprimió el botón varias veces, hasta que una enfermera ingreso —. Mi bolso, necesito mi bolso.
— Debes tranquilizarte, Holly. Ya hablaremos con tu familia al respecto — intenta calmar Ezekiel a su esposa. Se había dado cuenta de los pensamientos equívoco de ella con la situación, cuando el único culpable era él.El abuelo de su mujer le había advertido, y ahora ella fue víctima de su terquedad. Sin embargo, el miedo a perderla aun irradia en su ser. Ezekiel en verdad temía que, cuando Holly supiera todo lo que hiso, lo abandone. Él no podría asimilarlo, y tal hecho, podría volverlo completamente loco.— No puedo hacerlo. Es imposible estar tranquilos, cuando ese mundo me ha abrazado. — Si tan solo supiera, que ya la estaba abrazando, con una capa invisible de peligro absoluto.— Iremos a la casa, y vas a reposar, y luego hablaremos con tus padres.— No, no…— ¡Basta, Holly! — grita Ezekiel, al borde del colapso —. ¡Maldita sea! ¿Puedes cerrar la boca por una puta vez? Te he dicho que iremos a la casa y reposarás. Yo me encargaré del resto.Estaba molesto, y Holly asustada. Nunc
La mañana estaba soleada, y Holly anhelaba salir de la mansión; sin embargo, las ordenes fueron muy explícitas de parte de su esposo, quien dejó claro, que ella no saldría de la mansión, por un reposo médico.Para ventaja de la joven médica, y desventaja del hombre; se había casado con una mujer diferente. Ella no se consideraba una sumisa, que acataría sus órdenes, como uno más de sus peones. Ella era una Brusquetti, y aunque su intención no era resguardarse bajo las alas de su apellido; la verdad era que lo llevaba en la sangre, y era imposible no hacerlo.Ella estaba completamente lista para enfrentar el mundo; solo que no imaginaba ver a su hermano menor llegar a su nueva casa.— No está nada mal. ¿Qué tal tu nueva vida? — La pregunta que hiso su hermano, enfureció a la joven médica. Hace tiempo que no lo veía, y lo primero que le preguntaba era eso, cuando él fue el causante de todo —. ¿Por qué siento que no te agrada verme?— Porque es exactamente lo que siento en estos momentos