Holly dejó todo en orden para su titular, y se marcharía a su casa, sin embargo, antes de que eso ocurra, el paciente de la sala trescientos cinco, pidió por ella, bajo la excusa, que fue su ángel cuando llegó mal herido. — Señor… — Holly revisa la planilla para verificar sus datos, lo cual le parece bonito y simple —, Denis. Señor Denis. El hombre en cuestión voltea a mirarla, y le sonríe, generando un mal presentimiento en ella. No es tonta, pero el sujeto en cuestión, no tiene cara de serlo tampoco. — Bella Holly, mi ángel — susurra, con un acento italiano muy pronunciado. El hombre era apuesto, eso nadie podía negarlo, y sus ojos eran tan azules que podría hipnotizar a cualquier mujer —. Solo quería agradecerle su amabilidad. Hace tiempo no conocía a una chica muy hermosa. La joven médica se sintió un poco incómoda y sonrió por cortesía. Ese tipo de halagos, eran muy comunes hacia ella, sin embargo, este sujeto tenía algo tan intenso, que no le convencía. — No tienes que agrad
Era difícil saber porque pasaban las cosas, pero siempre había. En este caso, Holly no entendía cómo llegó a esta situación, y mucho menos que, su esposo era a quien querían lastimar. Más bien, tenía en mente que todo esto ocurría por su familia, que lograron dar con ella, que rompieron el acuerdo. Millones de cosas pasaban en su mente, mientras las lágrimas caían al costado de su rostro, en esa blanca habitación de hospital.Le habían dicho que intentaron matarla con un veneno letal, que no funcionó, o simplemente no fue tan peligroso como decían.Para todo esto, su esposo Ezekiel no estaba con ella, y le sorprendía que ninguna de su familia tampoco, porque los conocía, y su supieran, serían los primeros en estar. Buscó su celular, pero tampoco lo veía por ningún lado.— ¿Dónde están todos? Debo avisarle a mi familia que están en peligro — susurra, como si de esa forma pudieran escucharla. Oprimió el botón varias veces, hasta que una enfermera ingreso —. Mi bolso, necesito mi bolso.
— Debes tranquilizarte, Holly. Ya hablaremos con tu familia al respecto — intenta calmar Ezekiel a su esposa. Se había dado cuenta de los pensamientos equívoco de ella con la situación, cuando el único culpable era él.El abuelo de su mujer le había advertido, y ahora ella fue víctima de su terquedad. Sin embargo, el miedo a perderla aun irradia en su ser. Ezekiel en verdad temía que, cuando Holly supiera todo lo que hiso, lo abandone. Él no podría asimilarlo, y tal hecho, podría volverlo completamente loco.— No puedo hacerlo. Es imposible estar tranquilos, cuando ese mundo me ha abrazado. — Si tan solo supiera, que ya la estaba abrazando, con una capa invisible de peligro absoluto.— Iremos a la casa, y vas a reposar, y luego hablaremos con tus padres.— No, no…— ¡Basta, Holly! — grita Ezekiel, al borde del colapso —. ¡Maldita sea! ¿Puedes cerrar la boca por una puta vez? Te he dicho que iremos a la casa y reposarás. Yo me encargaré del resto.Estaba molesto, y Holly asustada. Nunc
La mañana estaba soleada, y Holly anhelaba salir de la mansión; sin embargo, las ordenes fueron muy explícitas de parte de su esposo, quien dejó claro, que ella no saldría de la mansión, por un reposo médico.Para ventaja de la joven médica, y desventaja del hombre; se había casado con una mujer diferente. Ella no se consideraba una sumisa, que acataría sus órdenes, como uno más de sus peones. Ella era una Brusquetti, y aunque su intención no era resguardarse bajo las alas de su apellido; la verdad era que lo llevaba en la sangre, y era imposible no hacerlo.Ella estaba completamente lista para enfrentar el mundo; solo que no imaginaba ver a su hermano menor llegar a su nueva casa.— No está nada mal. ¿Qué tal tu nueva vida? — La pregunta que hiso su hermano, enfureció a la joven médica. Hace tiempo que no lo veía, y lo primero que le preguntaba era eso, cuando él fue el causante de todo —. ¿Por qué siento que no te agrada verme?— Porque es exactamente lo que siento en estos momentos
El semblante del hombre había cambiado drásticamente, y comenzaba a darse cuenta, de que esa mujer no iba a entender que lo que tenían, se había acabado; por ende, implicaba un problema en su matrimonio. Holly no era una santa, y menos una ingenua. Ella no iba a andar con rodeos y eso lo dejó claro aquella noche con su advertencia.Bárbara fingió demencia, y sonrió al ver como la seriedad inundaba el rostro de su amado, era normal para ella, ya que nunca sonreía, pero cuando ingresó por esa puerta, y detalló las comisuras de sus labios curveadas hacia arriba, sintió envidia del o la causante. Ella nunca ha recibido ni siquiera un detalle como eso además de joyas, cenas a solas o un buen polvo para quitarle el estrés.— Hola, cariño — saluda, rodeando el escritorio y tentando su suerte —. Quise pasar a saludarte. Espero no te moleste.— Me molesta. Me molesta y mucho — advierte en ese momento, Ezekiel.— Antes pasaba a hacerlo y no te importaba — Bárbara intenta rodear sus brazos en lo
Raúl es un joven muy rebelde, incluso mucho más que su hermana; sin embargo, esta vez era consciente de que se había pasado de la raya, y que la gente con quien apostó y perdió, no eran iguales a los que suelen estar presentes en esas carreras.— Responde, Raúl. Ezekiel hiso una pregunta — musita su hermana. Ella se dio cuenta de que su hermano estaba nervioso, y eso, era algo poco común en él, salvo que en verdad lo necesite —. Hablaré con nuestra madre y le pediré hasta mañana. Pero debes prometerme que no volverás a involucrarte en nada peligroso.— En las carreras no fue — explica Ezekiel —. Acaban de informarme que no hubo apuestas de esa cantidad.Ezekiel sabía que su cuñado se había metido en algo turbio, y ahora estaba en problemas. Solo era cuestión de tiempo para que sus abuelos se enteraran.— Si fue en las carreras — Se defiende en joven —. Fue con un hombre misterioso, me quiso ver correr, aposté a que ganaría, pero lamentablemente perdí. Sabía mi nombre y se comportaba c
La vida de Holly estaba en peligro, y al parecer, Ezekiel aún no tenía la intención de decirle la verdad. Era tan testarudo, que, pese a su temor a perderla, estaba llevándola justo en la boca del lobo. Sin embargo, ella no era tonta, sabía lo que conllevaba ese enfrentamiento, y sabía que, lo único que logró fue despertar el interés en ellos dos.Ezekiel estaba sentado en el salón, mientras Holly ingresaba. Raúl se había marchado para su casa, mientras ella, se quedaría en su nuevo hogar, para descansar y enfrentar al día siguiente la vida real.— ¿De dónde vienes? — pregunto el hombre, oculto en una esquina. Holly lo buscó con la mirada, hasta que dio con él, y suspiró.— ¿Por qué preguntas si ya lo sabes? — contraataco. Ezekiel sonrió de forma irónica y negó.Bajó su vaso y se puso de pie. En ese momento, la joven médica, sintió un escalofrío correrle el cuerpo entero; y, a medida en que se acercaba a ella, su cabeza se inclinaba para poder enfocarlo en la cara. Era demasiado alto,
Ese día, fue brutalmente caótico. Participó en dos cirugías, luego de que la interrogaran sobre su salud. Ella se sentía cómoda, aunque había notado cierto respeto hacia ella; especialmente por parte de su ex mejor amiga, quien trabajaba allí como enfermera. — Se supone que estás de reposo — dice su amigo Paulo, con el ceño levemente fruncido, y los ojos entrecerrados —. Escapaste, ¿no es así? — No soy una niña, Paulo. Estoy bien. Médicamente lo estoy, he revisado mis estudios, y no equivalía a un reposo de un mes — dice en su defensa —. Además, quería escapar de esa casa. — ¿Pasó algo? — pregunta, al notar a su compañera un tanto decaída. — ¿Crees que soy una niña mimada, incapaz de salir adelante sola? — Su pregunta lo desconcertó un poco, pues creía que esa parte de su vida ya lo había superado. Paulo conocía el trauma de su amiga, por querer ser fuerte y demostrar que todo lo que tiene es por mérito propio, y comprendía su dolor, su inseguridad menta; pues en muchos casos, la