Holly Brusquetti, es una estudiante de medicina, que planea realizar su residencia en uno de los mejores hospitales del país. Una chica estudiosa, muy inteligente y ni hablar de la rebeldía que poseía. Amaba a su familia, pero era tan rebelde, que se encontraba en la mira de su padre, molesto porque pese a ser una hija excepcional, y muy disfuncional, no hacía más que dedicarse a ser el orgullo de ellos, a comparación de su hermano, que era lo contrario ella.
Los padres de Holly, no sabían de las andanzas en la que se encontraba el hijo menor, pero cuando la hija mayor de los Brusquetti se enteró, de las aberraciones, no dudó en ponerle un escarmiento al jovencito. Especialmente por lo que había pasado en el despacho.
— ¿En qué te has metido, Raúl? — preguntaba su hermana, indignada; sin embargo, al joven no le importaba. Él decía que la vida era demasiado corta para desperdiciarlo como lo hace su hermana, mientras que, Holly pensaba que las enseñanzas de su padre, fueron tomadas equivocadamente por su hermano menor —. ¿Qué dirá padre cuando sepa esto? — inquiere con preocupación, observando su habitación.
Estaba demasiado molesta por las cosas que le había ocurrido en esas cortas horas, y ese hombre, no solo vino a ponerla entre la espada y la pared, sino que también había secuestrado a su hermano. Sin embargo, para Raúl, ya no importaba, su hermana ya había solucionado el problema, porque ella era así, rebelde y perfecta y su heroína. Muy en el fondo siempre sería su heroína.
— ¡Basta Holly! — grita el joven Raúl, molesto con las tantas preguntas que su hermana hacía —. ¿Por qué solo no disfrutas?
— ¿Me dejarás sola? — susurra muy asustada. No podía creer que a su hermano tampoco le importaba lo que ella sentía. Primero su novio y ahora él, burlándose en su cara, cuando debería agradecerle. Ella no podía mostrarse así, por lo que enderezó su cuerpo y lo señaló con su dedo —. Respétame, Raúl. No pues simplemente llamarme cuando se te da la gana, para involucrarme en tus asuntos y salir libre de todo. Soy tu hermana mayor.
— ¡Cállate! ¡Cállate, Holly! Lo único que haces es quejarte por todo, mientras vives complaciendo al resto. Eres tan aburrida, que no me sorprendería que tu novio estuviera engañándote con otra, mucho más divertida que tú. ¿Sabes qué? Mejor vete, no sé por qué me molesto en llamarte, cuando eres una, don nadie, con aires de médica. Dejé de ser tu hermano. Ya no eres mi hermana, Holly. ¿Oíste? Estoy tan cansado.
Pero cuando Raúl se dio cuenta de todas las palabras que salieron de su boca, ya era tarde. El jadeo sorpresivo de su hermana lo trajo a la realidad. Estaba seguro que había escuchado el corazón de ella romperse, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió muy mal, maldiciéndose por no ser más empático y suave con las palabras.
Los ojos de la pobre mujer, estaban completamente cristalinos, mientras una ira nunca jamás antes sentida por ella, comenzaba a correr por sus venas. Su joven hermano le había humillado y dicho todas esas aberraciones, cuando acaba de salvarle el pellejo. Ni siquiera sentía tanta ira por el hombre, como sentía en contra de su hermano.
» ¿Realmente eso es lo que todos piensan de mí? ¿Soy tan aburrida, que merezco que me traten de esa forma? Raúl siempre me lo decía, pero por primera vez, creo que es verdad. «
No lo resistió, y cuando su hermano le dio la espalda, ella lo tomó del gorro del canguro que llevaba puesto, y lo volteó, para así poder plantarle, una perfecta cachetada que lo llevó al suelo.
— Niño malcriado y mal agradecido. Te preguntaría por qué estás tan cansado, pero ni siquiera sabrías que responder.
— Eres una…
— Me vas a escuchar, porque será la última vez que escucharás mi voz, Raúl Brusquetti — En ese momento, el joven sabía, que había tocado un punto con su hermana, y que ella lo llame por su nombre, significa que estaba realmente molesta, e incluso la había lastimado, pero era tanto su orgullo, que no se iba a echar para atrás —. ¿Sabes lo que significa tu apellido? Significa que tienes la suerte que…, muchos no lo tienen. Naciste en cuna de oro. Tienes la bendición, de tener unos padres que te aman tanto, que no son capaces de decirte algo. Tienes lo que deseas. ¿Sufres depresión?
— Tú no sabes nada…
— Porque no dices nada, a excepción de mí, que me llamas cada vez que te metes en problemas, y quieres que te cubra. Eres tan egoísta, que no miras a tu alrededor. No podemos ayudarte si no quieres que te ayudemos, y si necesitas un médico, estoy segura que nuestros padres te darían los mejores profesionales para que puedan ayudarte con tu trauma existencial. No tienes problemas, y si lo tienes, siempre terminas buscándome. — Ella miró a su alrededor, conteniendo sus lágrimas y luego a su hermano —. Te puedo asegurar, que ni siquiera pasas por las situaciones que algunos de tus amigos atraviesan. Te levantas la hora que quieres, llegas a la hora que quieres, no estudias y no trabajas, pero siempre tienes dinero, porque tus padres te aman tanto, que no son capaces de hacerte sentir mal.
— Keri…
— No oses llamarme con el nombre de nuestra madre. Es sagrada para un niñito inmaduro como tú. Desde ahora ve buscando quien tape tus trapos sucios, porque tienes razón — Las lágrimas ya caían por las mejillas de la joven médica. Ella estaba muy dolida —, ya no soy tu hermana.
Le dio la espalda y se alejó de su pequeño y egoísta hermano, hasta salir de la mansión. En el camino se cruzó con unas de las empleadas que había escuchado todo, pero no le dio importancia. Estaba tan molesta, que ni siquiera podía creer que Raúl no se diera cuenta, que aceptó un compromiso por salvarle el pellejo.
Por otra parte, Ezekiel, un hombre muy maduro, se encontraba recordando el gran espectáculo, cautivado por esa joven. Una mujer infiltrada en la mansión, le informó de que ella había salido, porque tuvo una discusión muy fuerte con su hermano, lo cual, le preocupó un poco, pero se aseguraría personalmente de que no se eche para atrás.
Aún recuerda como todo se fue a la m****a, la noche anterior, cuando el joven Raúl, por equivocación, ciego por la rabia que causaron las palabras de su enemigo, subió a un coche igual al suyo, sin percatarse de que ese era del gran hombre, que estaba cautivado por su hermana.
Mientras gotas de lágrimas, rodaba en su mejilla, ingresó en la pista donde se desataría la carrera. Todos los hombres del sujeto maduro, irían tras el joven, sin embargo, para él, ese era una oportunidad que no podía desaprovechar. Mando a llevar el carro del joven, y dejó que haga lo que quisiera, sin saber, que un accidente se desataría.
Las llamas ardían, mientras Raúl, conmocionado por lo que acababa de suceder, lograba salir vivo de tal aparatoso accidente, y a lo lejos, de entre las llamas, un hombre alto, aparecía caminando en su dirección.
— ¿Raúl Brusquetti? — el joven asintió —. ¿Cómo planeas pagar por mi auto?
La conmoción inundó a todos los presentes, y los demás internautas se alejaron de allí. Todos conocían al sujeto maduro de las sombras, que no deseaban tener ningún contacto con él, era el dueño de las calles de todo Londres, era como un Dios, pero no precisamente del cielo, sino del mismo infierno, y Raúl, sabía que esta vez no saldría.
— Debe ser un error. Ese es mi auto, señor — responde con cierto temor.
— Negativo — respondió, con la voz completamente ronca y fingidamente molesto. Para él era importante saber, si ese chico acudiría a su padre, o llamaría a su hermosa e inocente hermana para salvarlo. Necesitaba darle una lección.
— Es verdad — insistió, sin embargo, cuando volvió a mirar su carro, siendo consumido por el fuego, se percató que no poseía una calcomanía muy peculiar, y entonces, volteo a mirar y tampoco se encontraba el que se supone debería ser su auto —. Es imposible. ¿Cómo puedo compensarlo, señor?
— Ese carro es edición limitada. No hay otro igual, a excepción del tuyo, pero tampoco está — El hombre no mentía, pero no imaginó que el joven no se diera cuenta que podría simplemente mandarlo a rastrear para encontrarlo. Estaba tan afectado, que se levantó, y le hiso una señal de espera y buscó su celular en el bolsillo.
En ese momento Ezekiel, supo que llamaría a Holly Brusquetti, la consentida rebelde, y la mujer que siempre ha añorado tener.
Cuando obtuvo la dirección, se encaminó al lugar donde ella estaba, aun presa del dolor, y cuando él la vio de esa forma, entendió que la discusión fue brutalmente fuerte. Siempre la observaba desde lejos, respetando su espacio, pero ahora realmente necesitaba que sea su esposa, y no correría el riego de que se arrepienta de su decisión.
Le tendió un pañuelo, lo cual sorprendió a Holly, y cuando alzó la vista, y lo vio imponente, parado a su lado, tuvo la oportunidad de deleitarse con su belleza extraña. Su rostro poseía una dureza atrayente, con un par de cicatrices, que quizás fueron de algunas de sus batallas pasadas, sus ojos eran de un color avellana intenso, y el pulido de sus cejas, lo hacían ver con una mirada bastante asesina y muy sexy.
El hombre se dio cuenta de su mirada, y en mucho tiempo, se sintió incomodo al ser observado detalladamente por alguien. Nunca le ha importado que otros lo miren, porque sabía que las cicatrices generaban cierta incertidumbre y sorpresa en las personas, sin embargo, ella no decía nada, y el temía que ella se asustara de él.
Por primera vez temía, que la única persona que quería, te tuviera miedo a su apariencia.
Para el hombre de las sombras, estar frente a una chiquilla consentida, y ser estudiado minuciosamente, era aterrador, solo porque se traba de ella. La adolescente que siempre observaba de lejos, la misma estudiante de medicina que le encantaba ver en las conferencias. Sus ojos azules, eran diferentes a los de sus padres, pero únicos al mismo tiempo. En ella lucían preciosos, y la hacían ver tan encantadora.— ¿Me estás siguiendo? — pregunta la joven médica, una vez que pudo salir de su encantamiento. Nunca antes, un hombre le había parecido tan atractivo, como lo era ese hombre frente a ella —. Si tienes miedo que rompa el trato, puedes estar tranquilo.Ezekiel frunció el ceño. Realmente esperaba eso, pero escucharla decir aquello, le hizo sentir un poco…, diferente.— No te sigo — miente —. Es mi lugar favorito para pensar.Holly ni siquiera lo estaba escuchando. En su mente solo se reproducía las palabras duras de su hermano y la imagen de Fernando, con su mejor amiga, en ese patét
La fecha estimada había llegado, y todos estaban emocionados, menos Holly. Ella estaba reacia a asistir, pero sus padres insistieron en que los acompañe para despejarse un poco. Esos últimos días estuvo encerrada, y estaban muy preocupados. Tampoco volvieron a ver al que era su prometido, a excepción de esta fiesta organizada por la familia de él.— Es hora de irnos, Holly — grita el padre de la misma. Ella baja corriendo, porque simplemente no lleva tacones bajo su vestido. Suben al auto, mientras te sonríe a sus padres —. ¿Cómo te fue en tu examen?— Estoy segura de que he aprobado, lo que significa, que mi residencia inicia la otra semana y eso, me pone nerviosa. no será como las practicas comunes, sino que es una residencia donde me decidiré por una especialización — responde emocionada.— ¿Y él? — La pregunta toma sorpresa a Holly, quien no logra entender a quien se refiere —. ¿Qué piensa tu prometido? No has hablado de él, ni con él.Para Holly fue como una cubeta de agua fría.
Los ojos de la joven médica se abrieron, por la luz del día que irradiaba en esa habitación. Intentó estirar su cuerpo, pero se estremeció cuando se sintió enredada con otro cuerpo, quedando completamente quieta en su lugar. Intentó hacer memoria, y, efectivamente, los recuerdos de la noche anterior, arremetieron contra su mente, haciéndola saber, que fue ella fue quien buscó, pidió y suplicó tener sexo.» ¡Maldita sea, Holly! ¿En que estabas pensando? «Con suma dificultad, comienza a hacer una maniobra, para liberarse del agarre del hombre en cuestión; y, cuando finalmente lo hace, no le importa absolutamente nada, y se viste tan rápido para huir del lugar.Ni siquiera se toma el tiempo, de investigar si el hombre está despierto, solo anhelaba, estar oculta entre las cuatro paredes de su habitación. Ella creía que lo que hiso estaba mal, pero a su vez, se sentía completa. Esos pequeños fragmentos de lo que hicieron, hacía que su corazón comenzara a latir tan rápido. Ella lo disfrutó
Ezekiel, había tomado esa decisión. A Holly como esposa, no le faltaría nada, viviría como una reina; sin embargo, sabía lo que se venía. Ella no sería fácil de domar, porque simplemente, era una mujer muy rebelde, y se lo haría saber, salvo que decidiera continuar con el plan.Holly por su parte, estaba sentada en el comedor con sus padres, en total silencio. No tenía ganas de hablar, pues en su mente, solo estaba la propuesta del hombre, y la noche que pasó con él. No tenía cabeza para otra cosa, y tampoco estaba segura de continuar con eso.— ¿Holly? ¿Estás escuchando? — pregunta su madre, observándola —. ¿Está todo bien?— Sí, solo estaba pensando en la residencia — responde. Su hermano suelta una risa, en forma de burla.— ¿Cuántos años más planeas estudiar, para dejar al fin de ser una aburrida?— Lo suficiente, para no ser una mantenida, sin oficio como tú — responde.Raúl no dice nada más, porque le había tocado una fibra sensible, además, necesitaba burlarse de ella, para evi
Holly estaba tan concentrada en su libro, que no se había percatado de la presencia de su prometido. Los días se contaban con los dedos de una sola mano, y ella no había ni siquiera escogido el vestido. No tenía intenciones de hacerlo, menos con uno de color blanco, porque, evidentemente, ese hombre no era el amor de su vida, y cuando el tiempo estipulado se cumpla, podrá marcharse finalmente de su vida, y ella podrá estar con el hombre que en verdad la quiera. — Los preparativos están listos — avisa Ezekiel, sobresaltándola en ese momento. Pese a que era un hombre muy duro, no quería ser un ogro con ella. Sabía que no se merecía ese trato, ni nada de lo que estaba haciendo, pero en el fondo, quería creer que también estaba de acuerdo, por no acusarlo con sus padres. » Ella no está obligada a nada. «pensaba en ese momento. Sin embargo, aun así, estaba dispuesta a continuar. Para Holly, no obstante, era como un desafío el casarse con él. Demostrarle a su hermano que no era juego; en
Y AÚN ASÍ, ES UNA BODA DE ENSUEÑOS.Ezekiel, es una persona completamente diferente, cuando de salvar niños se trata. Este mundo, es completamente oscuro, y lo único que busca, es que otros niños no sufran lo que el sufrió. Como se decía más atrás, su vida no fue de color de rosas, pero se puso como meta, convertirse en el dolor de cabeza de aquellos que lastimaban a inocentes.Su mano derecha, Luis, el hombre que ha caminado a su lado desde siempre, se sentía muy orgulloso, pero al mismo tiempo, con mucho miedo. Su jefe estaba haciendo algo, que la justicia debería de hacer, pero no lo hace. Cuando este tipo de acontecimientos pasa, su jefe se transforma en alguien completamente diferente.En alguien capaz de jugar con la cordura de sus víctimas, y era justo lo que, en este mismo momento, Ezekiel estaba haciendo.— Vamos a jugar — musita con voz cantarina, mientras los hombres bajo su disposición realizaban un nudo en sus muñecas, impidiendo con eso, el uso de las mismas. Se acerca a
La ceremonia transcurrió con mucha normalidad y tranquilidad. Nadie sospechaba nada, y mientras Holly, saludaba a sus pocos invitados, Ezekiel era retenido por su abuelo.— Me gusta ella — dice, posicionándose a su lado.—¿Cómo te enteraste? — inquiere en su lugar —. En mis planes no estaba destinado invitarte.— Lo sé. Ella fue a buscarte a la mansión — Eso le sorprende un poco a Ezekiel, porque ninguno de los hombres no le avisaron, y el abuelo, sospechó que eso estaba pensando —, y los hombres no dijeron nada, porque se los ordené. Soy anciano, no discapacitado.— Es lo que yo siempre le digo a mi hijo — interrumpe, saludando el viejo Brusquetti, abuelo de Holly. Ezekiel sabía perfectamente a que se dedicaban ambos hombres, y aunque no estaban involucrados en los negocios, la sangre los ataba. Eran viejos muy astutos, y ni imaginar de las historias de su juventud —. ¿A cuántos has salvado esta vez?Tal pregunta, sorprendió a ambos Dankworth. Se supone que nadie conocía su identidad
Esa noche, fue la primera de tantas, que le costó pegar los ojos. Estaba tan agobiada y concentrada en el rostro de su, ahora esposo, que le era imposible poder dormir. Necesitaba con mucho esfuerzo, dejar de admirar, aquellas facciones masculinas que el poseía, que, pese a las cicatrices que embargaban en su rostro, lo hacían ver, más atractivo.Respiración pacífica, rostro relajado. Su pecho subía y bajaba de forma tranquila, demostrando que estaba completamente dormida. Mira la hora una vez más, y apenas eran las dos de la madrugada. No quería estar allí. Las ganas de envolverse entre sus brazos, la embargaban completa.Se puso de pie, y caminó hacia el sofá, donde se encontraba la bata del pijama, en el cual se enfundó, y se dirigió hacia la salida. Ezekiel sentía todo y cada uno de los movimientos de Holly, siempre fue una persona de sueños ligeros, por las cosas que tuvo que pasar en el pasado, y aunque se sentía relajado con ella a su lado, podía sentir la tensión en su cuerpo