—¿Quieres que te enseñe la casa? — Cuestiona Badel interrumpiendo el agradable silencio que se había acomodado en nuestro desayuno.A diferencia de Kail, Badel me deleitó en una actitud despreocupada preparando nuestro desayuno en la inmensa cocina en la que aún nos encontrábamos.Ambos acomodados en la inmensa isla de oscuro mármol, sobre los altos taburetes que la acompañaban, disfrutando de unas ricas tortitas que solo han aumentado mi interés en el atractivo hombre que no deja de sorprenderme.Una sonrisita aparece en sus labios, quizás por perderme más de lo necesario en deleitarme con su atractivo rostro, aún en esa calma hogareña de recién levantado.—Me encantaría —Ensancha su sonrisa, extendiendo su mano para ayudarme a bajar del taburete. Se lo permito, no puedo evitar disfrutar de este tipo de gestos, siempre tan acostumbrada a valerme por mi misma. — Aunque siento que me perderé igualmente…Insta a nuestros dedos entrelazarse nada más toco el suelo.Él es tan grande.Él es
Cedo mi control al capricho risueño y entusiasta de Leonel y Lanto, quienes tiran de mi por el resto de la casa, mostrándome cada rincón que ellos creen de importancia.Con una sonrisa en mis labios me distraigo de vez en cuando en la interacción de Leonel y Lanto, observando la forma tan tierna en la que Lanto lo ayuda cuando algo se le dificulta o incluso lo carga en brazos para subirse sobre alguna superficie para ambos enseñarme alguna de las fotos colgadas en el extenso pasillo.Lanto es suave y dulce, como un diente de León.Y algo en su comportamiento, en el brillo de su mirada e incluso en su encantadora sonrisa, me instan a cuidarlo, a querer protegerlo como he hecho con Leonel, por eso quizás estoy acortando nuestra distancia, previendo cualquier posibilidad de que ambos niños se caigan de la baja repisa a la que se han subido para señalarme con mayor facilidad las fotos que desean mostrarme.—Este de aquí es Kol, es nuestro hermano mayor — Explica Lanto mientras señala una
Nox.Así se llama el dominante y feroz hombre que guarda una suavidad delicada en su interior, esa que he podido ver por unos segundos en la privacidad de este pasillo mientras confortaba mi incomodidad.Seguimos abrazados.Ajenos a nuestro alrededor.Casi como si ambos quisiéramos perdernos en los brazos del otro.Su barbilla reposa sobre mi coronilla, mientras que mi mejilla se acomoda en su firme pectoral.Me gusta esto.Me gusta su calor y su aroma.Me gusta la tosquedad de su tacto que intenta combinar con una dulzura que no parece posible en él.Me hace sentir única entre sus brazos.Es un pensamiento tonto e infantil.—¿Te sientes mejor? — Cuestiona en voz baja y suave, como si no quisiera romper esta pequeña burbuja encantadora en la que nos hemos mantenido, mientras su mano da caricias circulares en mi espalda. Asiento brevemente contra su pecho — ¿Puedo hacer algo más por ti?Me sorprende gratamente su forma encantadora con la que me trata.Alejando mi cabeza de su pecho, lo
Me quedo embelesada ante el hermoso paisaje que queda expuesto ante mis ojos, una vez salimos por las grandes puertas de cristal que dan hacia el jardín posterior a la casa.La suave brisa me recibe en una dulce bienvenida revoloteando mi cabello hasta desarmar el simple “peinado” que había hecho antes de salir esta mañana de mi habitación.Inconscientemente la mezcla de fragancias me abruma hasta el extremo de encontrarme cerrando los ojos y aspirando el perfume que surge entre la mezcla destacable de cada uno de los presentes en el jardín, así como el aroma de la naturaleza tan viva que amansa un nerviosismo que no me había dado cuenta se había comenzado a formar en mi interior.Pestañeo con el calor picando mis mejillas cuando una corriente eléctrica recorre cada parte de mi cuerpo, ante el notorio peso de las miradas de aquellos hombres que parecían disfrutar cómodamente de una barbacoa familiar.Los niños que jugueteaban felices al ancho del jardín, abierto hacia el profundo bosq
Ruedo sobre la cama, consciente de que no estoy sola en ella aún si me niego a abrir los ojos.El cansancio se impulsó en mi ante la paz tan burbujeante de felicidad que me fue compartida el resto del día, durante y tras la barbacoa familiar donde pude conocer un poco más la dinámica de esta extraña familia.Como las miradas entre los hombres.Los toques suaves e inocentes que calentaron mi corazón y que creían yo no me daba cuenta de ello.El brillo cargado de amor y orgullo al ver a sus hijos, atendiendo sus historias cargadas de fantasía.Son seis padres y seis hijos.Pero no creo que cada hijo sea de un padre en concreto o al menos no se siente de esa manera, realmente ellos se perciben como una gran familia donde todos son los padres de los niños que parecen no tener mucha devoción por saber quien es realmente su padre biológico, aunque exista preferencias, como Nova con Lyam y Kail o Lanto y Leonel con Aryen y Badel.Aspiro la fragancia de Nox en cuanto me acurruco contra su cue
—LYAM— Mi corazón se contrae con violencia mientras aspiro con fuerza la fragancia que se escurre tentadoramente entre las paredes de nuestra sala de estar. Otra vez… otra vez están avivando su maldito deseo… Mi mandíbula se tensa en esa ira enfurecida de un reclamo que va en contra de mi propio ser. Ella no es nuestra destinada. Ella no es nuestra amada. Ella no es nuestra luna. Ella no es Penélope, ni nunca lo será. Penélope ya no está… nos la quitaron y ella, ella finge ser alguien que su gente nos la arrebató. ¡¿Acaso nadie más lo ve?! Dejo que Aryen se deje caer a un lado, en el sillón extenso en forma de U que protagoniza nuestra sala de estar. La televisión está en marcha, pero ninguno de los dos está atento realmente a lo que pasan por ella, el ferviente olor embriagante del deseo de Natalia nos impide distraernos en algo más que no sea nuestro deseo de estar ahí junto con Nox y Badel. Se supone que pasó por la aceptación de Nox. Se supone que el mismo reconoció lo
—NATALIA— Vacío. Un extenso y eterno vacío. Ese mismo que siempre ha existido en mi corazón, como una mancha opaca que señaliza aquello que no me es correspondido. Un lugar, un origen. Cuando Brenda reapareció en mi vida, en plena noche tormentosa, con aquel dulce bebé entre sus brazos, comprendí por primera vez la razón por la que había seguido todos estos años en pie. Mi propia lucha. El propio por qué de seguir resistiéndome a esta pena profunda que ha amenazado mi existencia desde que tengo memoria. Al fin y al cabo Brenda había sido la única que me había hecho sentir normal, como el resto de niños que crecieron con nosotras en ese orfanato, amansando livianamente el profundo vacío que se negaba a abandonar mi corazón. Nunca dude de ella. Nunca creí dudar de ella. Ni siquiera del orfanato en el que nací y crecí. Pero… ¿Y si todo este tiempo había estado obviando la realidad de mi existencia? ¿Y si este vacío se debía por algo más que simple sentimentalismo de abandono
—NATALIA—Contemplo absorta el color de mis manos hasta mi antebrazo, como si las hubiera metido en algún recipiente de tinta negra y ahora tuviera permanentemente unos guantes que me recuerdan una y otra vez lo ocurrido hace poco.Esa pequeña ruptura de una barrera que aparentemente todavía se mantenía intacta en mi interior.Han pasado ya tres días desde que Penélope consiguió hacerse paso en mi mente.Han pasado ya tres días desde que entendí que no estoy sola en mi propio cuerpo o que quizás este ni siquiera sea mi cuerpo.¿Y si he sido un alma intrusa empujada aquí dentro por aquellos que fueron tras Penélope?Sé lo he escuchado murmurar a Aryen y Badel, al otro lado de la puerta.Las cosas han cambiado tanto desde la última vez en la que creí poder sentirme segura y aceptada como uno más en su familia.Aryen ni me mira.Badel cuando lo hace, duele tanto que soy incapaz de mirarle a los ojos.Lex ni siquiera se presenta.Lyam… esa voz que creí escuchar teñida de ese pánico por pe