Adelaida Puentes es una chica que ha quedado sola en el mundo tras el lamentable fallecimiento de su padre, quien era piloto y mecánico de autos de carrera, ella fue criada por él en ese ambiente y es una experta conductora, por lo que decide postularse a un cargo para ser chofer de un importante CEO que tiene fama de brusco, serio, déspota y arrogante hacia las personas, además de ser un mujeriego empedernido. Pero nada de esto intimidó a Adelaida, así que se presentó a la entrevista y obtuvo el trabajo. Javier Durán, el imponente CEO, desde el primer día notó la presencia de la chofer, por su espontaneidad, por su sorprendente acción ante un hecho furtivo que involucraba a una de sus amantes y porque tiene una personalidad difícil de ignorar. A medida que la va tratando se sorprende de lo que descubre en ella cada día, se encuentra admirándola y extrañándola, mientras Adelaida parece no reparar en su existencia, solo se limita a cumplir con su trabajo y burlarse secretamente de cada mujer con la que él se reúne, hasta que él lo nota y decide provocarla…
Leer másPara el día que la niña cumplía su tercer mes de nacida, comenzó un movimiento extraordinario en la casa y Adelaida se extrañaba de tanta actividad, entonces buscó a Catalino y le preguntó: –¿Qué está pasando aquí? –¿El jefe no te ha dicho? –¿Qué tiene que decirme el jefe? –Pues lo que sucede en la casa. –Lino, Lino, habla. –¿Tú quieres que yo amanezca flotando en la piscina?, te quiero, pero a este cuerpecito con esta vidita, lo quiero más. Ten paciencia. –¿Y dónde está el jefe? –¿Tampoco te dijo? –Ya Lino, por favor. –Salió, por ahí, para la calle. –Ay, cuando te pones así a taparle todo, te odio. –Ese embuste no es verdad, me quieres y mucho. *** La noche anterior Javier le comentó a Catalino que ya tenía todo listo con los invitados especiales, porque Vittorio y Adela llegarían al mediodía debido a que viajaron en su propio je
En Italia, luego de dos meses en el hospital les dieron el alta a Vittorio y a Adela, durante ese tiempo Javier pasaba la mayor parte del día en su habitación, les leía, escuchaban música, veían películas y las enfermeras aparte de admirarlo embobadas, les decían que era el mejor hijo, por lo que seguramente sería buen esposo y padre, cuando comentaban esto acompañaban las palabras con algún guiño o gesto insinuante esperando convertirse en la afortunada, pero se topaban con una sonrisa amable y ninguna señal de acceso. Una enfermera más atrevida, dijo una vez: “Demasiado hermoso, excesivamente dedicado y atento con sus padres, seguro es gay”. Por las noches Javier se iba a la villa de Los Amaro y desde allí trabajaba en todos sus pendientes, estaba en contacto frecuente con Catalino, quien le informó que se había comunicado con Adelaida y todo estaba bien sin novedad alguna, Javier le mencionó en una oportunidad que se asegurara de que no tenía a nadie en su vida, Catalino le dijo q
Adelaida llegó a la pizzería y se abrazó a la nona, la dulce señora le dijo de una vez: –¿Lo confirmaste?, ¿te hiciste una de esas pruebas caseras? –Si nona, dio positivo. –¿Dónde está tu marido? –No tengo. Justo me mudé porque terminó conmigo de la manera más cruel y acabábamos de pasar la noche juntos. –Lo siento mucho, pero ahora debes cuidarte y lo primero es ir al médico. –Sí, pediré cita con el doctor Giovanni, debe venir hoy en cualquier momento, ¿quiere ayuda con esa cesta de tomates?  
En la mañana al despertar, estaba sola, se duchó y vistió su uniforme, iba de camino a la cocina cuando lo vio desayunando solo en el amplio comedor de mesa cuadrada con capacidad para una docena de personas y aun así su presencia era tal que parecía llenar todo el salón, contempló su espalda unos segundos y luego siguió hasta encontrar a Catalino quien la esperaba para ofrecerle café y tostadas. Al rato oyó la voz de Javier, se percibía tensión en su tono, hablaba por teléfono y daba muchas instrucciones, luego entró a la cocina y viendo a Adelaida le hizo señas para irse sin dejar de hablar por teléfono, ella lo siguió y no alcanzó a abrirle la puerta de la limo, él mismo abrió, se sentó y apenas ella la encendió le pidió ir a la oficina. Él seguía conversando por teléfono, dando órdenes y solicitando el avión lo más pronto posible. Estaban próximos a llegar por lo que dejó el teléfono un momento y le dijo a Adelaida: &nb
Adelaida continuaba en su trabajo como chofer de limosinas, su corazón daba un vuelco cuando la enviaban a la zona donde Javier tenía su casa o cuando pasaba frente a su edificio de oficinas, en esos momentos pensaba que no le sería fácil olvidarlo y casi había perdido las esperanzas de volver a estar con él, ya que la última vez que se vieron su actitud fue tan fría que lloró amargamente por mucho rato. Una noche le dieron una dirección donde debía recoger a una pareja y trasladarlos a un evento muy importante, esperarlos y devolverlos al lugar de origen, llegó al sitio, se bajó para abrir la puerta de los pasajeros y contuvo la respiración cuando vio avanzar hacia ella a una pareja vestida de gala, él era Javier Durán acompañado de una impresionante rubia que llamó la atención de las personas que caminaban cerca, era una mujer muy bella aunque un poco mayor que él, sintió los ojos de Javier clavados en ella, más desvió la vista, se limitó a dar las buenas noches y cerró la
En la mañana, tal como habían acordado, los cuatro jóvenes dejaron sus habitaciones, subieron al automóvil y emprendieron el regreso a Ciudad de México, cuando estaban bastante lejos del pueblo pararon a desayunar y se sintieron lo suficientemente tranquilos para comentar lo sucedido, comenzó Fernando diciendo: –Amigo Durán, eso fue una verdadera locura. –Totalmente, aun no me recupero –manifestó Javier. –¿Será cierto lo que dijo el tal patrón? Que fue una confusión –agregó Leandro. –¿Confusión colectiva? Porque muchos en ese lugar creyeron que veían a alguien igual a usted y que al parecer está muerto –señaló Ignacio–, ¿por casualidad tuvo familia en México? &nb
Cuando Javier salió de su oficina llamó a Catalino: –Hola jefe, ¿en qué puedo servirlo? –Saca las cosas de Adelaida de mi habitación. –Ay ¡Por los siete Sacramentos! Y, ¿dónde las pongo?, ¿en la cochera? –No, no la quiero en mi casa –seguidamente colgó.Catalino de inmediato llamó a Adelaida, quién había dejado las llaves del auto con la asistente de Javier y estaba saliendo del edificio de oficinas. –Niña, ¿qué pasó? El jefe me ordenó sacar tus cosas de
Adelaida trató de olvidar la conversación con Marcela y fue a la oficina de Javier. –Hola, ¿puedo ocuparte un momento? –Hola, sí pasa. –Vengo a darte las gracias por permitirme el acceso a tus cuentas. –Es algo lógico, no tienes que agradecérmelo. –Entonces… ¿no quieres el beso de agradecimiento que vine a darte? –Quiero todos los besos que vengas dispuesta a darme –respondió Javier poniéndose de pie y rodeando su escritorio para acercar
Como Javier estaba al pendiente de Adelaida, Vittorio se encargó de conseguir las habitaciones en el hotel al que llegaron y obviamente solo reservó dos suites, cuando le entregó la llave a Javier le dijo: –Estamos en el mismo piso, nuestras habitaciones están una frente a la otra, así que cualquier apuro no dudes en llamarnos, ahora voy con Adela a un centro comercial cercano que vimos cuando veníamos para acá.Adelaida y Javier se miraron en silencio, hasta que quedaron solos y Adelaida comentó: –¿Son ideas mías o tenemos la misma habitación? –No son ideas tuyas, tranquila lo resolveremos, ahora vamos, necesitas recostarte.&n