Adelaida trató de olvidar la conversación con Marcela y fue a la oficina de Javier.
–Hola, ¿puedo ocuparte un momento?
–Hola, sí pasa.
–Vengo a darte las gracias por permitirme el acceso a tus cuentas.
–Es algo lógico, no tienes que agradecérmelo.
–Entonces… ¿no quieres el beso de agradecimiento que vine a darte?
–Quiero todos los besos que vengas dispuesta a darme –respondió Javier poniéndose de pie y rodeando su escritorio para acercarse a Adelaida.
–Solo uno, tienes mucho trabajo.
Adelaida le echó los brazos al cuello, se pegó a él y le dio un tierno beso, luego se separó y lo dejó con una gran sonrisa en su rostro.
En la tarde cuando regresaban a la casa, Javier le consultó:
–¿Te gustaría hacerle seguimiento a las empresas de las jóvenes que conociste en Italia?
–Sí, me encantaría.
–Bueno, mañana te acondicionamos una oficina para que puedas revisar todo con calma.
–Excelente, muchas gracias.
–Gracias a ti por tu entusiasmo.
***
Al cabo de una semana Adelaida recibió respuesta a uno de los correos que envió y decía así:
Licenciada Adelaida
Ante todo debo decir que había perdido la esperanza de que alguien preguntara por ese niño y pensaba que me llevaría su secreto a la tumba, ese niño, si está vivo y así lo espero, es dueño de una gran fortuna en México. Pero debo comenzar por el principio y así lo haré ya que la historia tiene dos partes y la primera es la siguiente:
Sócrates Durango era dueño de muchas hectáreas de terreno en México, esas tierras conformaban una de las haciendas más grandes, ricas y productivas del país, era tan grande que prácticamente hacían el pueblo donde todos los habitantes dependían de la familia Durango.
Don Sócrates había quedado viudo con dos hijos varones Julián el mayor y Javier el menor, Julián era un patán, malhablado, que había deshonrado a varias muchachas del pueblo, pero por sus amenazas nadie lo enfrentaba, en cambio Javier era muy gentil, caballeroso y enamorado de María Guadalupe, la maestra del pueblo, que una vez fue pretendida por Julián sin que ella le hiciera caso.
Cuando Javier y María Guadalupe anunciaron la fecha de su boda Julián se fue y regresó tres meses después y cuando dijeron que esperaban su primer hijo, Julián se fue por un mes. Pasado un tiempo María Guadalupe dio a luz un robusto niño varón, pero estaba muy débil porque había perdido mucha sangre, así que esperarían unos días para la gran fiesta de nacimiento, Sócrates Durango no cabía en sí de la felicidad, había invitado a todo el pueblo, ofreció comida y bebida para todos y al momento de presentar a su nieto gritó a los cuatro vientos:
“LES PRESENTO A MI NIETO, QUIEN DESDE HOY ES DUEÑO ABSOLUTO DE TODAS MIS POSESIONES Y USTEDES SON MIS TESTIGOS”.
Julián se transfiguró cuando oyó a su padre entregarle todo a un recién nacido, la fiesta continuo con mucha alegría, licor y comida hasta entrada la media noche, cuando todos rendidos se retiraron a descansar.
Se asomaba el amanecer cuando el amarillo rojizo del sol se confundió con las llamas que consumían la casa, un gran incendio se desató en toda la hacienda, fueron muchas las pérdidas, las más dolorosas las de las personas que no pudieron salir de la casa: Don Sócrates, Javier, María Guadalupe y varios empleados del servicio.
Julián apareció de pronto cabalgando desde la entrada de la hacienda, corrió adentro de la casa llamando a su padre y a su hermano, por fin salió con el bebé en brazos, el bebé había quedado bajo los cuerpos de sus padres, quienes intentaron salvarlo desesperadamente con sus vidas y lo lograron.
Después del funeral de su familia Julián vivió un tiempo en el pueblo con su sobrino quien era atendido por algunas de las madres jóvenes que podían amamantarlo, ya la casa estaba totalmente restaurada y el niño tenía tres años cuando le dio una fiebre muy alta, Julián tomó a su sobrino en brazos e informó que lo llevaría adonde pudieran atenderlo, al cabo de varios días regresó diciendo que no habían podido salvarlo, algunas personas le preguntaron por el cuerpo del niño y los mayores le reclamaban que debía haberlo enterrado con su familia, él respondió con argumentos vagos, pero muy enfadado, entonces por más temor que respeto la gente no insistió más.
En poco tiempo Julián se convirtió en amo y señor de la hacienda y del pueblo, hasta el presente.
Todo esto lo sé porque mis padres son de ese pueblo y trabajaron en la hacienda hasta el año pasado porque ya mi papá no soporta la faena y pude traerlos para mi casa en Miami.
La segunda parte de la historia es sobre el niño: él fue llevado a un hogar de huérfanos en Miami, allí se presentó Julián con la criatura diciendo que era un peón de una hacienda en México que se había quemado y que en ese incendio el niño había perdido a toda su familia, él no sabía qué hacer y prefirió llevarlo a un sitio donde entregarlo ya que no podía cuidarlo y al quemarse la hacienda debía buscar trabajo en otra parte y con un niño ajeno no iba a poder.
En ese hogar lo entendieron y le agradecieron por no abandonar al niño a su suerte y cuando le preguntaron el nombre del infante dijo: Javier Durán. El hombre se fue y dejó en mis brazos a ese pequeño de tres años, en ese momento yo no sabía que el hombre que me lo había entregado era su propio tío Julián Durango. Yo hice lo de siempre, acomodé al niño en una cama y puse el nombre que me había dicho el hombre en el registro de ingresos y por fecha de nacimiento calculé el año colocando el día que llegó al hogar como fecha de llegada al mundo también. De eso no me siento culpable porque no había ningún documento que probara otra cosa.
Con el tiempo mis padres me contaron del gran incendio en México que casi acabó con la hacienda donde trabajaban y donde murió el patrón, que milagrosamente se había salvado el heredero y que tenía un tío que terminó amo de todo cuando el niño murió de fiebre, me decían de lo déspota que era y una vez que fui a visitar a mi madre porque estaba enferma, vi a ese amo y reconocí al hombre que me había entregado al niño huérfano, en ese momento entendí que ese hombre había entregado a su propio sobrino en un orfanato, solo para quedarse con toda su herencia. Se lo dije a mis padres y muy asustados me rogaron que me fuera de allí para que él no me viera y que nunca le dijera a nadie sobre eso, de lo contrario todos estaríamos en peligro, sobre todo ellos que dependían de él.
He callado por muchos años, pero estaba tranquila por el niño ya que a los dos años de estar en el hogar, una pareja se había interesado en Javier Durán y se dedicarían a cuidarlo, yo no le hice seguimiento, solo nos asegurábamos de que alguien se hiciera cargo, pero siempre he pensado que si algún día preguntaban por él, yo contaría todo lo que sabía y rogaría por justicia.
Estoy dispuesta a que use lo que le conté en recuperar la identidad y herencia de Javier Durán que debe ser Javier Durango.
Después de leer todo el correo Adelaida quedó impresionada, muchos datos giraban en su cabeza: “Durán no era el apellido real de Javier, era Durango. ¿Cómo afectará eso todo lo que ha construido? Nació en México, su tío lo entregó a un orfanato, ¿acaso su tío causó el incendio?, ¿es el responsable de la muerte de sus padres y de su abuelo?” de pronto Javier llamó su atención.
–Adelaida, ¿qué te pasa? Estás pálida, te llamé varias veces, ¿otra vez sin comer?
–Eh, no, no, sí desayuné, discúlpame ¿qué necesitas?
–Vamos a la sala de reuniones, tenemos conferencia con Vittorio sobre el Colegio.
–Perfecto, sí vamos.
Mientras Adelaida caminaba al lado de Javier iba pensando qué hacer con la información que había obtenido, ¿cómo tomaría Javier todo eso?, decidió consultarlo con Adela antes de hacer cualquier otra cosa.
Vittorio tenía excelentes noticias, la obra había culminado, se inauguraría cuando ellos fijaran la fecha.
Javier no estaba muy seguro de asistir, pero Vittorio alegó que era un evento importante, Adelaida también insistió en ir, sobre todo porque sería una oportunidad perfecta para discutir con Adela todo lo que descubrió.
En todo caso Javier quería que el colegio iniciara actividades pronto, así que fijaron fecha e iniciaron preparativos para seleccionar a los invitados, en tres días irían a Italia y de allí viajarían juntos a España.
***
El día del viaje, en el avión Adelaida le preguntó a Javier:
–Cariño ¿por qué un colegio y por qué en España?
–Es para niños sin hogar o de muy bajos recursos y quiero que sean niños latinos preferiblemente, muchos padres van con sus pequeños a Europa buscando oportunidades y terminan en trabajos que no les permiten ofrecerle a sus hijos una buena calidad de vida, nosotros hacemos uso de nuestros contactos políticos para saber de primera mano, cuántos niños están en situación de riesgo, quiero decir sin padres o con padres que no tienen posibilidad de alimentarlos bien o educarlos adecuadamente, hacia ellos nos dirigimos, si están en alguna institución los trasladaremos, si están en la calle los recogemos y si viven con algún pariente los convencemos de que somos la mejor opción. Lo de España es fortuito, solo tuvimos la gran oportunidad de poder adquirir esos terrenos por casi nada.
–Es admirable lo que hacen, mis más sinceras felicitaciones –manifestó Adelaida emocionada.
–Ahora tú también eres parte de esto amor –señaló Javier mientras tomaba su mano y se la besaba tiernamente.
***
Al llegar a España de inmediato se reunieron con el personal del Colegio, la directiva estaba formada por personas muy comprometidas y el resto del personal tanto docente como administrativo había sido instruido adecuadamente desde hacía meses atrás, Javier les explicó el objetivo del colegio y su charla fue tan motivadora que muchos se enjugaron las lágrimas que brotaron de sus ojos.
Ya tenían una lista con un gran número de niños procedentes de orfanatos que llegarían durante los próximos días y habían sido clasificados por edad. Las dos parejas estarían presentes para recibirlos y estaban encantados de ayudar a darles la bienvenida y a que se instalaran.
En la noche, después de cenar, los hombres compartían un trago mientras las damas se sentaron en una terraza a tomar vino, allí aprovechó Adelaida de decirle a Adela.
–Obtuve respuesta sobre Javier, aparentemente quien me respondió es la persona que lo recibió en el orfanato, sus revelaciones son sorprendentes, mejor te reenvío el correo y tú lo lees.
Se les unieron Javier y Vittorio por lo que la conversación cambió de tema, estaban todos queriendo que amaneciera para volver al colegio, inaugurarlo y así poder recibir al primer grupo de niños.
Después de un buen rato de conversación, se retiraron a sus habitaciones luego de acordar que estarían listos muy temprano para desayunar y volver al colegio.
Al día siguiente fue la esperada inauguración, recorrieron parte de las instalaciones y el personal residente se ubicó en sus espacios respectivos, todo estaba pensado para el bienestar tanto de los niños como del personal que los atendería. Hubo prensa porque a los políticos les interesaba publicitar su contribución, así que tomaron muchas fotos.
Una vez de vuelta en el hotel español, las dos parejas se dedicaron a disfrutar de la piscina y a acumular energías ya que al otro día recibirían a más de doscientos niños huérfanos, según les habían anunciado y habría desde bebés recién nacidos hasta chicos de diez años.
Recibir a los niños fue abrumador, aunque había muchas voluntarias coordinadas por Adela, a cada niño se le tomaba una foto y huellas, se identificaba y se le asignaba ubicación, los menores de cinco años con cuidadores y los más grandes pasaban a diferentes salones donde les darían su uniforme y un refrigerio que consistía en un sándwich, una manzana y un jugo, para los pequeños había biberones, papilla, cereales y frutas.
Rendidas y hambrientas, pero muy satisfechas, las dos parejas regresaron a su lugar de hospedaje, no sin antes agradecer a todos por la excelente jornada y por su actuación tan profesional, lo cual aseguraba el éxito de toda su gestión educativa.
Esa noche Adela pudo leer el correo y quedó tan impactada que no pudo ocultárselo a Vittorio quien exclamó:
–Es una información terrible ¿su propio tío lo llevó al orfanato? Y nada parece exculparlo del incendio ese tan fatal. ¿Cómo se le dice eso a Javier?
–Por otro lado podría reclamar su apellido y su herencia.
–Realmente ninguna de esas cosas le hacen falta, yo creo que le haría más daño la verdad, crearía en él un rencor que ahora no tiene.
–Tienes razón Vittorio, le diré a Adelaida que solo le causaría daño a Javier.
–Hay secretos que es mejor dejarlos así, ya esa persona contó lo que quería y estará en paz, si tanto le molestaba conocer esa historia y no contarla.
–Eres muy sabio Vittorio, por eso te amo por sensato y correcto.
–Oh, creí que era por lo guapo que soy –dijo Vittorio haciendo un puchero.
–También eso, por supuesto –replicó Adela riendo mientras se abrazaba a Vittorio.
En la habitación Adelaida recibía un masaje en los pies por parte de Javier, ya que le había tocado permanecer varias horas parada tomando las fotos de los niños más grandes, mientras el fotógrafo contratado lo hacía con los bebes y los niños pequeños, aunque no dejaba de repetir que lo había disfrutado mucho, ya que siempre le ha gustado la fotografía y hasta mencionó que tiene algunas guardadas que quedaron muy bien. Javier le preguntó dónde las guardaba y ella tuvo que decirle que tenía un apartamento que le había dejado su padre, él no le dio mayor importancia, solo le hizo prometer que se las mostraría a lo que ella accedió con alegría.
Al terminar, Javier fue muy bien recompensado por el masaje. Adelaida supo agradecerle cubriendo su atlético cuerpo de besos, se amaron con mucha pasión una y otra vez, como si no hubiera mañana, Javier la hacía sentir un gozo que parecía infinito y ella buscaba satisfacerlo de igual manera y pudo conseguirlo, Javier le expresó con gestos y palabras que había llegado al clímax más placentero gracias a ella.
***
Al otro día pasaron por el colegio a cerciorarse de que tenían todo lo necesario antes de continuar al aeropuerto, ya que debían regresar, harían una breve escala en Italia para dejar a Adela y a Vittorio y seguir hacia Los Ángeles. Adela no pudo hablar a solas con Adelaida, pero le envió un mensaje recomendándole no decirle nada a Javier porque era uno de esos casos donde saber la verdad le haría mucho daño, lo de la herencia era lo de menos, realmente no la necesitaba y además le decía que Vittorio opinaba lo mismo ya que ella le había contado todo.
Adelaida leyó el mensaje de Adela y aceptó la recomendación, ahora tenía otra cosa oculta de Javier y rogaba porque ninguna de las dos se volviera en su contra.
El teléfono de Adelaida no cesaba de vibrar, lo revisó y eran llamadas de Marcela, no podía atenderla en el momento porque estaba sentada justo al lado de Javier y aún quedaban algunas horas de vuelo, Javier lo notó y le preguntó:
–¿Quién te llama tanto?
–Es una amiga, la llamo después, es que ella se pega.
–Deberías responderle, decirle que estás en pleno vuelo y que le devolverás la llamada después de aterrizar.
–Tienes razón, eso haré.
Adelaida tomó el teléfono y le envió un mensaje a Marcela diciéndole más o menos lo que le indicó Javier.
Marcela recibió el mensaje, lo leyó y reaccionó lanzando el teléfono a un lado.
Mientras en el avión Javier tomaba la mano de Adelaida, se la besaba y le decía:
–Lo de anoche estuvo increíble, me hiciste ir a las nubes.
–Me alegra mucho hacerte feliz –dijo sonriendo coquetamente.
–Lo haces, espero que yo también esté llenando tus expectativas.
–Claro que sí, inmensamente.
Adelaida se recostó en su hombro, se sentía plena, feliz y enamorada. Tenía que reconocerlo amaba a Javier y esperaba con todas sus fuerzas que él sintiera por ella mucho más que deseo. Ninguno había expresado sentimientos románticos por el otro, ninguno hablaba de amor y eso la inquietaba, no quería ser una más, ya no.
Llegaron a la casa para dejar el equipaje, cambiarse e ir a la oficina ya que Javier tenía una visita importante de posibles socios y Adelaida debía discutir una campaña publicitaria con una de las nuevas empresarias.
***
Antes de comenzar la reunión el teléfono le vibró otra vez y respondió:
–Marcela, por favor, ¿qué te pasa?
–¿Qué me pasa? Eres de lo último, todo lo que haces es pasearte con Javier por el mundo.
–¿De qué hablas? No te entiendo.
–Vi las fotos de ustedes muy felices en España, ¿esa es tu forma de hacerle pagar lo que me hizo?
–Lo de España es parte del trabajo, inauguramos un colegio.
–Sigue engañándote con que eso es trabajo, en las fotos están bien, ustedes están bien mientras yo me consumo en esta silla, eres una hipócrita.
–Marcela ¿sabes qué? Lo siento, pero ya no estoy tan motivada a cumplir lo que te dije, él es muy claro con las mujeres y si estas se enamoran y esperan más de él es su total responsabilidad. Tú te enamoraste y como no te correspondía te hundiste, pero no es su culpa o ¿es que él te dijo en algún momento que te amaba?, no lo dijo, ¿verdad que no?
–Ahora resulta que lo justificas, eres una falsa, me las vas a pagar, no debiste engañarme tú también.
Marcela colgó el teléfono, su alma estaba llena de ira, no permitiría que se burlaran de ella otra vez y comenzó a pensar en una forma de vengarse ella misma.
Adelaida estaba afectada por las palabras de Marcela, porque si bien es cierto que lo buscó para enamorarlo y abandonarlo como él había hecho con Marcela, resultó que a medida que lo conocía sabía que era inevitable amarlo y si además él no prometía nada, no encontraba manera de culparlo, allí estaba ella, enamorada hasta los huesos y tal vez no era correspondida, él era especial con ella y la hacía sentir deseada, pero aún no había sido capaz de decirle que la amaba.
Se fue a su reunión a sumergirse en el trabajo para tratar de olvidar todo lo que le dijo su amiga.
***
La reunión fue intensa, había mucho que analizar y discutir porque la campaña publicitaria era agresiva, feminista y el público objetivo –según Adelaida– era tan reducido que el éxito no podía garantizarse. Pasaron horas sin llegar a un acuerdo, entonces Adelaida pidió tiempo para elaborar una propuesta alternativa y se lo concedieron, iba abrumada hacía su oficina, cuando Javier la llamó y al ir a verlo encontró a Marcela frente a él, con una extraña sonrisa en su rostro, Javier le dijo:
–Tu amiga Marcela me puso al tanto de tus intenciones al entrar aquí y debido a lo que ha sucedido entre nosotros, imagino que faltaba muy poco para tu actuación final. Debo reconocer y ya me disculpé por eso, que realmente no la recordaba y también lamento que haya llegado al punto de atentar contra su vida por no haber sido amada por mí, pero que tú te acercaras a mí de esa forma es grotesco.
–¿Qué le dijiste Marcela?
–La verdad amiga. Solamente quieres vengarme y harías que él se interesara y se enamorara de ti para dejarlo.
–Lo lograste, ya puedes dejarme –Javier dijo esto y salió de la oficina.
–Marcela, ¿qué hiciste? –preguntó Adelaida ahogando un sollozo.
–¡Lo sabía! Te enamoraste de él, así que la inválida quedaba burlada por los dos.
Adelaida cayó sentada en el piso, sintiendo que el mundo se derrumbaba sobre ella.
Cuando Javier salió de su oficina llamó a Catalino: –Hola jefe, ¿en qué puedo servirlo? –Saca las cosas de Adelaida de mi habitación. –Ay ¡Por los siete Sacramentos! Y, ¿dónde las pongo?, ¿en la cochera? –No, no la quiero en mi casa –seguidamente colgó.Catalino de inmediato llamó a Adelaida, quién había dejado las llaves del auto con la asistente de Javier y estaba saliendo del edificio de oficinas. –Niña, ¿qué pasó? El jefe me ordenó sacar tus cosas de
En la mañana, tal como habían acordado, los cuatro jóvenes dejaron sus habitaciones, subieron al automóvil y emprendieron el regreso a Ciudad de México, cuando estaban bastante lejos del pueblo pararon a desayunar y se sintieron lo suficientemente tranquilos para comentar lo sucedido, comenzó Fernando diciendo: –Amigo Durán, eso fue una verdadera locura. –Totalmente, aun no me recupero –manifestó Javier. –¿Será cierto lo que dijo el tal patrón? Que fue una confusión –agregó Leandro. –¿Confusión colectiva? Porque muchos en ese lugar creyeron que veían a alguien igual a usted y que al parecer está muerto –señaló Ignacio–, ¿por casualidad tuvo familia en México? &nb
Adelaida continuaba en su trabajo como chofer de limosinas, su corazón daba un vuelco cuando la enviaban a la zona donde Javier tenía su casa o cuando pasaba frente a su edificio de oficinas, en esos momentos pensaba que no le sería fácil olvidarlo y casi había perdido las esperanzas de volver a estar con él, ya que la última vez que se vieron su actitud fue tan fría que lloró amargamente por mucho rato. Una noche le dieron una dirección donde debía recoger a una pareja y trasladarlos a un evento muy importante, esperarlos y devolverlos al lugar de origen, llegó al sitio, se bajó para abrir la puerta de los pasajeros y contuvo la respiración cuando vio avanzar hacia ella a una pareja vestida de gala, él era Javier Durán acompañado de una impresionante rubia que llamó la atención de las personas que caminaban cerca, era una mujer muy bella aunque un poco mayor que él, sintió los ojos de Javier clavados en ella, más desvió la vista, se limitó a dar las buenas noches y cerró la
En la mañana al despertar, estaba sola, se duchó y vistió su uniforme, iba de camino a la cocina cuando lo vio desayunando solo en el amplio comedor de mesa cuadrada con capacidad para una docena de personas y aun así su presencia era tal que parecía llenar todo el salón, contempló su espalda unos segundos y luego siguió hasta encontrar a Catalino quien la esperaba para ofrecerle café y tostadas. Al rato oyó la voz de Javier, se percibía tensión en su tono, hablaba por teléfono y daba muchas instrucciones, luego entró a la cocina y viendo a Adelaida le hizo señas para irse sin dejar de hablar por teléfono, ella lo siguió y no alcanzó a abrirle la puerta de la limo, él mismo abrió, se sentó y apenas ella la encendió le pidió ir a la oficina. Él seguía conversando por teléfono, dando órdenes y solicitando el avión lo más pronto posible. Estaban próximos a llegar por lo que dejó el teléfono un momento y le dijo a Adelaida: &nb
Adelaida llegó a la pizzería y se abrazó a la nona, la dulce señora le dijo de una vez: –¿Lo confirmaste?, ¿te hiciste una de esas pruebas caseras? –Si nona, dio positivo. –¿Dónde está tu marido? –No tengo. Justo me mudé porque terminó conmigo de la manera más cruel y acabábamos de pasar la noche juntos. –Lo siento mucho, pero ahora debes cuidarte y lo primero es ir al médico. –Sí, pediré cita con el doctor Giovanni, debe venir hoy en cualquier momento, ¿quiere ayuda con esa cesta de tomates?  
En Italia, luego de dos meses en el hospital les dieron el alta a Vittorio y a Adela, durante ese tiempo Javier pasaba la mayor parte del día en su habitación, les leía, escuchaban música, veían películas y las enfermeras aparte de admirarlo embobadas, les decían que era el mejor hijo, por lo que seguramente sería buen esposo y padre, cuando comentaban esto acompañaban las palabras con algún guiño o gesto insinuante esperando convertirse en la afortunada, pero se topaban con una sonrisa amable y ninguna señal de acceso. Una enfermera más atrevida, dijo una vez: “Demasiado hermoso, excesivamente dedicado y atento con sus padres, seguro es gay”. Por las noches Javier se iba a la villa de Los Amaro y desde allí trabajaba en todos sus pendientes, estaba en contacto frecuente con Catalino, quien le informó que se había comunicado con Adelaida y todo estaba bien sin novedad alguna, Javier le mencionó en una oportunidad que se asegurara de que no tenía a nadie en su vida, Catalino le dijo q
Para el día que la niña cumplía su tercer mes de nacida, comenzó un movimiento extraordinario en la casa y Adelaida se extrañaba de tanta actividad, entonces buscó a Catalino y le preguntó: –¿Qué está pasando aquí? –¿El jefe no te ha dicho? –¿Qué tiene que decirme el jefe? –Pues lo que sucede en la casa. –Lino, Lino, habla. –¿Tú quieres que yo amanezca flotando en la piscina?, te quiero, pero a este cuerpecito con esta vidita, lo quiero más. Ten paciencia. –¿Y dónde está el jefe? –¿Tampoco te dijo? –Ya Lino, por favor. –Salió, por ahí, para la calle. –Ay, cuando te pones así a taparle todo, te odio. –Ese embuste no es verdad, me quieres y mucho. *** La noche anterior Javier le comentó a Catalino que ya tenía todo listo con los invitados especiales, porque Vittorio y Adela llegarían al mediodía debido a que viajaron en su propio je
Estaba llegando a la oficina principal agobiado, angustiado, estresado, con más ganas de devolverse que de entrar a enfrentarse al hermosísimo ejemplar que tenía como jefe; Catalino solo quería conversar primero con la asistente a ver si le había conseguido un chofer porque era la única forma de que él pudiera volver a recuperar su paz mental, hasta ahora solo se había dedicado a coordinar su casa y como su jefe nunca estaba allí, él era feliz, muy feliz, hasta que el jefe se quedó sin una persona de confianza que lo traslade a cuanto lugar, dentro y fuera del país, se le ocurra. -Buenos días –saludó con su carisma característico. -Buenos días señor Catalino –respondió la secretaria del piso de preside