Raven
1 MES ANTES…
Las lágrimas caían de mis ojos sin poderlo evitar, los nudillos blancos de tanto apretar el borde la sábana, tapando mi maltrecho cuerpo, mientras la vergüenza y el asco a mí misma, me invadían.
— No sigas llorando como si te hubiese violado a la fuerza, que tú viniste por tus propios pies a meterte en mi cama.
— Ya deja esa actitud de mártir, que me tienes un poco harto – lo escucho con su cínica voz, mientras se está poniendo la ropa al pie de la cama y me mira con esos ojos tan odiosos y despreciables.
— Entonces… mi hermana… prometiste dejarla libre…— le digo suplicante limpiándome las lágrimas, que siguen cayendo y el nudo en mi garganta casi no me deja hablar.
— Ya veremos después eso – me responde como si nada, cuando ya me había prometido que no la entregaría como ofrenda, si yo cedía finalmente a su acoso.
— Después no, Alfa, me prometió que la sacaría de la selección, si yo…si yo, me entregaba a usted… ¿cómo puede faltar ahora a su palabra? – comienzo a levantarme con miedo y desesperación, aguantando la sábana para no exponer mi cuerpo desnudo, mientras camino con pasos inestables hasta él.
Todo me duele, pero lo que más me duele, es el alma y mi propio orgullo.
— ¿Faltar a mi palabra? ¡Mira cómo me hablas que soy tu Alfa!— se giró para enfrentarme con fiereza.
— Te dije que lo pensaría si hacías un buen trabajo y me satisfacías, no te di ninguna garantía y además, ¿de verdad crees que lo hiciste bien?
Se burló con sarcasmo, mirándome de arriba abajo, mientras la desesperación y el asco crecían en mi interior.
— Sé que eras virgen y todo eso, pero tirarte como una muñeca tiesa en la cama, no satisface a ningún hombre Raven.
— Pero quizás, la próxima vez lo hagas mejor, te espero aquí mañana y de acuerdo a tu desempeño, tu querida hermana, puede que se libere de ser un tributo – alargó su mano asquerosa para pasarla por mi mejilla y toda la bilis en mi estómago, se revolvió sin control.
— ¿Ves?, ese tipo de mirada es la primera que tienes que cambiar. Mañana aquí y te quiero más dispuesta o atente a las consecuencias.
— Esta vez lo dejaré pasar solo por tu inexperiencia, pero más te vale espabilar o adiós a tu hermanita.
Dio su espalda para irse, pero luego se detuvo en la puerta.
— ¡Ah!, y limpia el desastre en la cama, que por supuesto, no voy a dormir así, con sangre y semen por todos lados – y salió de la habitación dando un portazo.
Caí de rodillas y lloré, lloré como nunca en mi vida, con el alma desgarrada, llevando mis manos temblorosas a mi rostro.
Sintiéndome tan sucia por todos lados, queriendo morir en ese frío suelo.
¿En qué estaba pensando cuando accedí a este chantaje?
Después de lo que parecieron siglos, logré ponerme de pie y caminé, paso a paso apoyándome en la pared, hasta el baño donde me miré en un gran espejo.
Mi pelo castaño claro enmarañado, mis ojos color miel, rojos y llenos de lágrimas, mis labios mordidos y sangrantes, el cuello con un cardenal púrpura, todo mi cuerpo lleno de marcas de dientes, de manos, moretones y arañazos.
Cuando reuní valor para mirarme entre mis piernas y vi tanta sangre de desgarros y líquido turbio blanco, vomité en el acto.
Vomité en el lavabo, tocando con la mano mi estómago revuelto, arqueando mi espalda, eché afuera hasta lo que no había comido.
Ya solo salía una sustancia amarillenta, sin embargo, yo seguía con ganas de vomitar entre sollozos.
Hoy había perdido mi virginidad de la manera más vil y asquerosa, con un hombre cruel, que se suponía debía velar por toda su manada, pero solo utilizaba su posición de poder, para aprovecharse de chicas inocentes como yo.
Tanto me había resistido a esto y al final, seguía siendo solo una marioneta del destino.
Mi nombre es Raven Greta, y fui salvada por uno de los guerreros de esta manada de hombres lobos, «Laguna Azul», cuando era una bebé.
Ese guerrero, al cual siempre consideré un padre con todo mi corazón, me ofreció un hogar con una madre y una hermana más pequeña.
Mis primeros años no fueron malos y aunque costó trabajo que me aceptaran en la manada, por ser forastera, por respeto a mi padre, nadie se oponía a mí y con el tiempo, pasé desapercibida.
Solo que todo cambió cuando el antiguo Alfa murió y su hijo, el actual Alfa, tomó el control.
Todo se fue cuesta abajo en mi vida desde ese entonces.
Mi padre fue mandado a una misión de la manada, una muy peligrosa, de la cual nunca regresó.
Podían haber enviado a alguien más joven, pero todos se daban cuenta de que el actual Alfa, se quería deshacer de él.
Mi padre no estaba de acuerdo con muchos de sus métodos de mandato y lo criticaba abiertamente, así que a la primera oportunidad que tuvo, salió del viejo guerrero, dejando a una familia de tres mujeres, solas y desamparadas.
Sin un fuerte respaldo, el Alfa de nuestra manada, no dudó en elegir a mi hermana adoptiva para la selección de esclavas del Rey Alfa.
No importa cuánto le rogamos, no tuvo compasión y solo utilizó mi desesperación para chantajearme, haciendo que cediera a su acoso enfermizo.
El Rey Alfa era un completo tirano, que cada vez que se le ocurría, pedía tributos a las demás manadas, ya sea, fuertes guerreros o mujeres jóvenes y vírgenes, de preferencia, para que calentaran su cama y luego, cuando se aburría, se las arrojaba a sus soldados o demás vasallos, para ser solo un entretenimiento desechable.
Esa vida de esclavitud, era peor que morir, por eso había hecho todo para salvar a mi hermana, incluso, venderme al Alfa de la manada como una cualquiera.
*****
Después de lavarme algo y recoger la ropa de cama, donde estaba la evidencia de toda mi vergüenza, salí del cuarto de Alfa y caminé con sigilo para que nadie me viera.
Los hombres lobos tienen un olfato muy sensible, era lógico que si me encontraba con alguien, enseguida sabrían que había estado con el Alfa y con que solo yo supiera, lo bajo que había caído en mi vida, era suficiente.
Escuché las voces de unas mujeres que pasaban a la cocina de la casa central de la manada y me escabullí por una puerta trasera como una criminal, corriendo con todas mis fuerzas al bosque.
Mi loba, recién descubierta, porque hace apenas unas semanas que cumplí los 18 años, gruñía de molestia en mi interior.
Por supuesto que no había estado de acuerdo con mi decisión de ceder a los chantajes del Alfa, pero nada más podía hacer.
La dejé tomar el control, que todo su pelaje cubriera mi cuerpo y dos piernas se cambiaron por cuatro patas, porque ya no quería pensar más.
Sentía tanto dolor en mi pecho, que solo deseaba sumergirme para siempre en mi mundo interior, solo que la Diosa, no iba a ser tan benevolente conmigo.
No sé cuánto tiempo vagué por las tierras alrededor de la manada, dejé que Sena, mi loba, hiciera lo que quisiera, cazar, correr, escapar de mi triste realidad, pero un olor muy intenso, me sacó de mi autocompasión.
Una esencia deliciosa que nos atrajo hasta la orilla del inmenso lago, que bordeaba nuestra manada.
Había un hombre lavándose las manos en la orilla del agua cristalina y de repente, al estar cerca, lo vi que levantó la cabeza y olfateó en el aire.
Mi corazón comenzó a latir como un tambor de alegría, era él, Marco había regresado de su misión y resultó que al final, él sí era mi…
“¡Mate, compañero!”, confirmó mi loba con euforia, queriendo acercarse a su pareja destinada.
— ¿Raven, eres tú? – se levantó de su posición en cuclillas y avanzó hacia mí, con una sonrisa sorprendida en su cara, él no había visto nunca a mi loba.
— ¡Eres tú! ¡Y eres mi mate! ¡Lo sabía pequeña, te lo dije que seríamos pareja! ¡No te imaginas lo que te he extrañado! ¡Terminé la misión antes de tiempo para…!
Pero detuvo su acercamiento cuando ya estábamos casi a pasos y estaba tan sorprendida y feliz, que había olvidado un detalle muy importante y Marco, también lo notó.
Ya no era la Raven que él había dejado meses atrás, esa chica inocente que se besó con él bajo un árbol con la promesa de esperarlo, de convertirnos en pareja cuando cumpliera los 18 años, aunque no fuéramos destinados.
Esa Raven murió hoy, en esa cama, cuando se vio obligada a entregar su inocencia a cambio de una promesa, que ni siquiera se cumplió.
— Tú, ¿por qué hueles al Alfa? – sus ojos se abrieron sorprendidos, pero luego lo golpeó la comprensión y vi cómo dio un paso atrás, mirándome con ira reprimida y sin podérselo creer.
“Marco, yo, lo siento, lo siento tanto, estaba tan desesperada y te esperé, juro que te hubiese esperado para siempre, pero entonces, vino la selección y escogieron a mi hermana para ser tributo, ¡estaba desesperada!”, comencé a quererle explicar por el vínculo, entre súplicas y ruegos.
— Cambia a tu forma humana— me ordenó, con un tono de voz gélido que nunca había utilizado conmigo.
Marco es el hijo del Beta de la manada y el próximo heredero de esa posición, pero ya desde ahora, era indiscutiblemente uno de los guerreros más fuertes que teníamos.
“No quiero cambiar, podemos hablar así” le miré suplicante a través de los ojos de mi loba, que intentaba acercarse a su lobo, pero él no la dejaba.
— ¡Te he dicho que cambies de una maldit4 vez! – me gritó, haciéndome estremecer de miedo.
Estoy en la cadena más baja de mandato, es muy difícil para mí resistir una orden directa de Marco, así que mi cuerpo, ese que ahora me avergonzaba a morir, quedó expuesto a su mirada atenta.
Me encontré arrodillada en el suelo, desnuda, tapándome con los brazos el frente, la cabeza baja, temblando mientras la frialdad interior me recorría y deseando, con todas mis fuerzas, poder desaparecer y no tener que pasar por este momento.
— ¿Él te obligó, te lo hizo a la fuerza? – me preguntó con los dientes apretados y con odio destilando en cada sílaba.
Raven — No. Lo hice por mi hermana— respondí cerrando los ojos en agonía. Dije que no, porque no fue una violación de la manera convencional, pero de cierta forma sí me obligó, me orilló a hacerlo, porque, aunque yo sola caminé hacia esa habitación, le había rogado muchas veces que no escogiera a Verena, me postré de rodillas y le supliqué. Ella ni siquiera había cumplido los 18 años, era hasta menor de edad, mi madre moriría de su enfermedad en el corazón. Incluso, en un momento de desesperación, me ofrecí para ser el tributo yo misma, aunque eso significaba una vida de esclavitud, peor que morir, sin embargo, él solo me miró con burla y me hizo esa horrible propuesta. Me dijo que para ser la put4 del Rey Alfa como su tributo, mejor era la suya. Ese siempre había sido su objetivo, desde el primer momento en que puso sus ojos obsesivos y asquerosos sobre mí. Solo se aprovechó de mi desesperación. — ¡Podías haber esperado a que yo regresara, habríamos buscado una solución, le h
Raven Bajando la cabeza, aguantando y aguantando, solo por un gesto de buena voluntad, solo por la esperanza de agradarle a la mujer que llamaba madre. Siempre me quedaba a cargo de Verena, en realidad es menor que yo por solo unos meses, tampoco es que sea tan pequeña, sin embargo, se dañaba una hebra de sus cabellos y los castigos llovían sobre mí. Yo era la hermana mayor y debía cuidarla y no dejar que le sucediera nada. Para eso sí era una hermana, pero cuando llegaban los juguetes, los dulces, los cosméticos, los vestidos y ropas, todo lo mejor siempre era para ella. Yo tomaba incluso los juguetes y las ropas que desechaba o no le servían. Nunca me pareció injusto, en mi corazón, siempre supe que era la adoptada, la falsa y ella, era la verdadera hija y estaba agradecida, con lo poco que me pudiesen dar. Haciendo hasta lo imposible para que no me rechazaran, para encajar en su familia, en esta manada, que en el fondo, nunca me ha aceptado en realidad, sin embargo, no tengo
RavenCuando volví a abrir mis ojos, en apenas una pequeña rendija, que me dejaba la inflamación, percibí, que me habían arrojado a una de las celdas.Húmeda y asfixiante, pequeña, donde apenas algo de heno me separaba del frío suelo de piedra.Estaba perdida, no sabía que iba a ser ahora de mi vida. Pero pronto, las respuestas a mis preguntas llegaron más temprano que tarde.— ¿Ya estás consciente? - la voz que menos quería escuchar en estos momentos, volvía a hablarme por fuera de los barrotes, el Alfa de la manada.Levanté mi rostro y lo miré con odio y rencor.— Si hubieses tenido esa actitud antes, no serías una presa tan fácil, ¿quién se iba a imaginar que la huerfanita, ocultaba ese mal genio? – sonreía con sarcasmo.— Este era el espíritu que deberías haber tenido en mi cama y no el de frígida agonizante que me mostraste.— Eres un cerdo— escupí apretando los dientes.— A mí me hablas bien, estúpida, que solo porque te di un poco de favoritismo, no te confundas, ¡yo soy tu Al
RavenNo me devolvió el acuerdo a romper el vínculo y si una de las partes no quiere, no se puede disolver así tan fácil, no sin más poderes involucrados o que muera uno de los dos.La oscuridad lo envolvió y la distancia se hizo mayor.Me alejé de ahí y nunca entendí, porque no rompió su odioso compromiso conmigo, por qué, si le estaba dando lo que tanto quería, para que se emparejara con otra loba.“No me importa que no lo hayas aceptado, en mi corazón, ya sea que sobreviva o no, tú nunca serás mi mate, no quiero ensuciar tus ojos con mi presencia, nunca más” fue mi último mensaje, antes de alejarme, en camino a las tierras del Rey Alfa.*****Llevábamos días de camino, a penas nos daban de comer o beber.Nos sacaban pocas veces al día, como animales, a hacer nuestras necesidades fuera del camino, si no tenías que hacerlo en la misma jaula.Cualquier protesta o demora y llovían los latigazos.Era una larga fila de carretas con jaulas y a medida que pasábamos por más y más manadas, l
RavenUna luz cegadora hizo que abriera a la fuerza mis párpados. ¿Dónde estaba?¿Este es el llamado más allá que dicen los humanos?No sabía, pero solo parecía un inmenso bosque, extrañamente un poco espeluznante.Me miré hacia abajo, a donde deberían estar mis heridas sangrantes, pero solo había piel sana en mi vientre y la conexión con mi loba tampoco estaba, solo una sensación rara en mi interior.Algo no estaba bien, pero nada podía hacer, salvo buscar una salida y eso hice. Caminé y caminé sin rumbo entre árboles y bosque interminable.— ¿Raven? – de repente una voz femenina salida de la nada detuvo mis pasos.Al girarme, me encontré con el rostro asombrado y horrorizado de una mujer.— ¿Me conoce? ¿Dónde estamos? – me atreví a preguntarle a pesar de mi miedo a lo desconocido.— No, no, no puede ser pequeña, tú… estás muriendo – afirmó de nada más mirarme, con preocupación evidente.No supe que decir a eso, la verdad, todo esto me parecía demasiado irreal.— Raven, yo soy…soy t
Raven«¿Cómo está la esclava herida en el vientre? ¿Podrá salvarse?»«He hecho lo que he podido, ahora solo queda que la Diosa se apiade de ella y pueda sobrevivir y si lo hace, es muy difícil que pueda concebir en el futuro, su matriz quedó destrozada»«Pobre, tan joven y bonita, muy difícil encontrar pareja si no puede tener cachorros»«Creo que eso es lo de menos ahora, si sobrevive…será un milagro…»Las voces iban y venían, el dolor nunca se iba, escuchaba retazos de conversaciones, por lo que fueron días, semanas o meses, no sé.Pero mis ganas de vivir y no morir, fueron más fuertes que todo. Mis ansias de venganza, me mantuvieron en este mundo.“Raven” escuché finalmente un día, la voz preocupada de mi loba. “Sena, tranquila, estoy bien, estamos viva” calmé todo su dolor y desesperación. Si yo moría, ella también lo haría.— Agua… por favor… — los párpados me pesaban toneladas y sentía la garganta como desollada con una lija.— ¿Hay alguien…? - murmuré.— ¿Estás despierta?, ¡Ha
Raven— ¡Jefa, venga acá! - la llamó, mirándome seriamente.— Yo no…no lo robé…eso, no estaba cuando yo fui a buscar jabón…— pero mi voz se fue haciendo más pequeña al recordar que había dejado sola la cesta de ropa, cuando me alejé un momento.Con los ojos abiertos de incredulidad miré a las chicas a mi lado, sobre todo a la verdadera ladrona, pero solo apartaron sus ojos y se hicieron las desentendidas.Una vez más había caído en la trampa diseñada por otros. El chivo expiatorio, sería yo.— ¿Acabas de llegar y ya te atreviste a hacer esto? Escuché que nuestro Alfa te salvó, ¡¿cómo puedes ser tan malagradecida?! - me escupió en la cara con furia y sus ojos cambiando de color por lo cerca que estaba su loba.Sena en mi interior gruñía intentando defenderse, pero como siempre, era la más indefensa de la manada.— Señora, yo no lo robé, salí un momento a buscar jabón y cuando regresé eso estaba en mi cesta.— Huélalo y verá que no es mi olor el que está ahí— a pesar de la presión sobre
Cedrick— ¿Te aseguraste de que las lobas liberadas no supieran nada de nosotros? - le pregunté a mi Beta mientras caminábamos por las calles de mi manada.— Todo se hizo, según ordenó, Alfa— Esa pequeña, la que estaba malherida, ¿sobrevivió? – de repente esos ojos, como miel derretida, aparecieron en mi memoria por alguna razón.— Sí, le di a escoger y decidió quedarse en el área de lavandería como esclava – me respondió y justo estábamos pasando cerca de ese sitio remoto y lejos del centro próspero de la manada.— Ya que estamos aquí, hagamos inspección— por alguna razón absurda me desvié y entré a este sitio lleno de mujeres que casi nunca había pisado.Mi segundo solo me seguía, mientras todas bajaban la cabeza a mi paso. Eso les exigía, total obediencia y control de sus vidas, para eso era el Alfa.Por supuesto, el olor a lujuria y deseo me bombardeó por todos lados, odiaba estar rodeado de lobas.Tantos olores mezclados solo me irritaban y ni hablar de mi lobo, Eamon, aborrecí