Cedrick— ¿Te aseguraste de que las lobas liberadas no supieran nada de nosotros? - le pregunté a mi Beta mientras caminábamos por las calles de mi manada.— Todo se hizo, según ordenó, Alfa— Esa pequeña, la que estaba malherida, ¿sobrevivió? – de repente esos ojos, como miel derretida, aparecieron en mi memoria por alguna razón.— Sí, le di a escoger y decidió quedarse en el área de lavandería como esclava – me respondió y justo estábamos pasando cerca de ese sitio remoto y lejos del centro próspero de la manada.— Ya que estamos aquí, hagamos inspección— por alguna razón absurda me desvié y entré a este sitio lleno de mujeres que casi nunca había pisado.Mi segundo solo me seguía, mientras todas bajaban la cabeza a mi paso. Eso les exigía, total obediencia y control de sus vidas, para eso era el Alfa.Por supuesto, el olor a lujuria y deseo me bombardeó por todos lados, odiaba estar rodeado de lobas.Tantos olores mezclados solo me irritaban y ni hablar de mi lobo, Eamon, aborrecí
RavenYa estaba harta de desmayarme, esa era una maldit4 costumbre que tenía que eliminar.Me encontraba acostada boca abajo y mi espalda ardía y dolía a morir.“Raven, ese Alfa increíble, ¡nos salvó!” Sena me dijo y aunque lo intentó disimular, algo de admiración se escapó de su expresión.“Sena, no te emociones, ese Alfa es peligroso para nuestro corazón”“Bueno, solo dije que era increíble y además no puede negar que también babeaste al verlo, ¡incluso te le arrojaste encima!”, me puso los ojos en blanco bufando.“Me desmayé” carraspeé disimulando.“Claro, esa mentira se la haces a otra ¡Yo soy tu loba interior, recuerdas! ¡Te desmayaste después, cuando te llevaban las lobas, descarada!”, me pilló sin poderlo negar.“Sena, necesitamos acercarnos a él, creo, tengo el presentimiento de que es el Alfa que necesitamos para sacar nuestro poder”“Yo también lo creo, es una muy buena opción, su lobo es gruñón y mandón, pero no me molestaría nada tenerlo sobre mí, mientras me hace el delic
Raven Miré en pánico a todos lados, pero no vi, ni sentí a nadie. Era como si la presencia de hace unos segundos se hubiese desvanecido.Si alguien estaba espiándome, entonces vio mi poder. Un sentimiento de urgencia se prendió en mi pecho, aterrorizada de terminar, antes incluso de empezar.En esta etapa, cada vez que forzaba a salir mi poder, me quedaba muy débil, ¡tenía que escapar ahora de este bosque!Sena tomó el control y sus patas casi volaban sobre la hierba, a máxima velocidad, de regreso a las habitaciones de las esclavas, alertas al entorno por si alguien nos emboscaba.Ya casi podía sentir el olor de las personas de la manada, estaba casi a salvo…casi.Un enorme lobo blanco salió de la nada en medio de las penumbras del bosque y corrió persiguiendo a mi loba, para luego flanquearla y obligarla a detenerse.“Es el Alfa” me susurró asustada y temblorosa, aunque no quisiera, el imponente tamaño de este lobo hacía el doble de mi pobre Sena.“¿Qué haces vagando por la noche
Cedrick, el Alfa“¡Se puede saber qué demonios estabas haciendo ahora mismo!”, le rugí a Eamon, mi lobo.“¡Te das cuenta de lo que casi le haces a la loba de esa esclava!”“Solo estaba oliéndola” me respondió así, sin más, haciéndose el desentendido.“¿Oliéndola? Sabes que todos tus pensamientos lujuriosos llegaban a mi mente, ¿verdad?”“No te vi resistiéndote mucho, sobre todo cuando la humana quedó desnuda frente a ti”“¡Eamon, maldici0n! ¡Siempre estás fastidiándome con que te guardas para tu mate! ¡Cada vez que llega nuestro celo eres un maldit0 grano en el culo!, ¿y ahora te lanzas así a violar a cualquier loba que ves?”“No es a cualquier loba, es esa loba, huele demasiado bien y es muy tentadora, si es ella… en nuestro celo…puedo tomarla sin resistirme…” se lo pensó en lo que confesaba.Yo más asombrado no podía estar.En eso, sentí que mi Beta estaba llegando a nuestra posición.Si no es porque lo había percibido en ese momento, el olor de otro macho que se acercaba, ahora mi
Raven— Es…no importa, solo no te involucres en nada…es mejor hacer como que no sabes nada y si alguien te propone algo, que vayas a ningún sitio de noche o sospechoso.— Di que no, ¡no vayas a aceptar! – concluyó con mucha seriedad.Y con la misma salió de la habitación, dejándome completamente confundida.Tantas emociones y enredos me tenían la cabeza, echa un lío.Lo que era obvio, es que en esta manada estaba sucediendo cosas muy raras, secretas y peligrosas.¿El Alfa sabría sobre los manejos subterráneos en esta área discriminada y olvidada?Como yo no era nadie, ni podía arreglar el mundo, me cambié por una camiseta cómoda y unos pantaloncillos cortos y me acosté a dormir en mi camastro.*****Pasaron unos días, en relativa tranquilidad, pero no volví a ver al Alfa.Una mañana, no pude aguantar más, si seguía recluida en el área de las esclavas, entonces mi plan de acercarme a él, se iba a la mierd4.Además, ni siquiera pude practicar más, porque pusieron un absurdo toque de que
No pude evitar asombrarme. Estábamos tan íntimamente cerca, que mi corazón latía como loco y tenía miedo que lo escuchara.Los húmedos toques de su lengua me recorrían con erotismo y cerré los ojos sin poder evitarlo, gimiendo, cuando la suave punta recorrió la esquina de mi boca y comenzó a bordear mi labio inferior. Sus afilados caninos me rozaban de manera peligrosa y oscura.Abrí los labios, deseosa de más contacto.Había dado pocos besos en mi vida y solo a mi ex mate, sin embargo, nada tan excitante y ambiguo como esto, que ni siquiera era un beso real. Todo su enorme e intimidante cuerpo aprisionándome contra el árbol y sentí cómo algo duro y caliente se rozaba constantemente contra mi muslo.Cuando creía que esa deliciosa lengua penetraría en mi interior, la oscura y ronca voz del Alfa resonó en mi oído.— Hoy, a las 7 de la noche, te espero aquí.Y antes siquiera de poder decir nada, se alejó con grandes zancadas y me dejó ahí, derretida contra el árbol.“Pensé que habías
No me importaban, yo solo corrí por el pasillo oscuro y ya podía ver mi habitación.— ¡Abre maldici0n! - movía el pomo de la cerradura con fuerza y las manos me sudaban.Mal momento para que esta vieja puerta se volviese a trabar.— ¡Ahí está! – venían desde el final del pasillo y cuando casi me encontraba perdida, logré abrir la puerta y entrar de una al cuarto en penumbras.Se la cerré en la cara a una de las lobas rabiosas, que seguía gritándome insultos e intentando entrar a la fuerza.Me pegué, con el peso de todo mi cuerpo, para aguantar los empujes a la madera, en lo que pasaba el pestillo.Caminé con prisas hacia el camastro de Diana y lo arrastré para bloquear la puerta, ¡era lo más pesado que había aquí!Toda la adrenalina fluyendo por mi cuerpo sudoroso y alerta. ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!— ¡Abre la maldit4 puerta, estúpida, hoy nos las vas a pagar todas! - fuertes golpes resonaron y sentía como crujía la vieja madera. Me preocupaba que no aguantara y ahora sí, estaba encerrad
A través de los ojos de mi loba, dentro de ese mismo almacén, vi la escena más… en realidad no sé ni cómo describirla, en una palabra. Diana, mi compañera de cuarto, estaba a cuatro patas en el sucio suelo, mientras detrás de ella, uno de los guerreros de la manada, martillaba sus caderas, follándosela con rudeza. Delante, otro hombre metía su miembro en su boca, aguantándola por la cabeza para hundirse profundo en su garganta, con sonidos de ahogos y chapoteo. Gemidos excitados y el olor a sexo y lujuria inundaban el viejo almacén. Un gruñido gutural salió del hombre que penetraba su boca, a la vez que descargaba su semen. «Cof, cof, cof» Escuché cómo Diana respiraba pesadamente y comenzaba a toser con la cabeza baja, mientras hilos blancos salían de entre sus labios. — ¡Yo también me vengo! – gimió el que estaba a su espalda, tomándola duro, con fuerte estocadas y vaciándose en su interior con un gruñido profundo. Vi a Diana caer exhausta en el suelo, sin embargo, eso no se