Cedrick, el Alfa“¡Se puede saber qué demonios estabas haciendo ahora mismo!”, le rugí a Eamon, mi lobo.“¡Te das cuenta de lo que casi le haces a la loba de esa esclava!”“Solo estaba oliéndola” me respondió así, sin más, haciéndose el desentendido.“¿Oliéndola? Sabes que todos tus pensamientos lujuriosos llegaban a mi mente, ¿verdad?”“No te vi resistiéndote mucho, sobre todo cuando la humana quedó desnuda frente a ti”“¡Eamon, maldici0n! ¡Siempre estás fastidiándome con que te guardas para tu mate! ¡Cada vez que llega nuestro celo eres un maldit0 grano en el culo!, ¿y ahora te lanzas así a violar a cualquier loba que ves?”“No es a cualquier loba, es esa loba, huele demasiado bien y es muy tentadora, si es ella… en nuestro celo…puedo tomarla sin resistirme…” se lo pensó en lo que confesaba.Yo más asombrado no podía estar.En eso, sentí que mi Beta estaba llegando a nuestra posición.Si no es porque lo había percibido en ese momento, el olor de otro macho que se acercaba, ahora mi
Raven— Es…no importa, solo no te involucres en nada…es mejor hacer como que no sabes nada y si alguien te propone algo, que vayas a ningún sitio de noche o sospechoso.— Di que no, ¡no vayas a aceptar! – concluyó con mucha seriedad.Y con la misma salió de la habitación, dejándome completamente confundida.Tantas emociones y enredos me tenían la cabeza, echa un lío.Lo que era obvio, es que en esta manada estaba sucediendo cosas muy raras, secretas y peligrosas.¿El Alfa sabría sobre los manejos subterráneos en esta área discriminada y olvidada?Como yo no era nadie, ni podía arreglar el mundo, me cambié por una camiseta cómoda y unos pantaloncillos cortos y me acosté a dormir en mi camastro.*****Pasaron unos días, en relativa tranquilidad, pero no volví a ver al Alfa.Una mañana, no pude aguantar más, si seguía recluida en el área de las esclavas, entonces mi plan de acercarme a él, se iba a la mierd4.Además, ni siquiera pude practicar más, porque pusieron un absurdo toque de que
No pude evitar asombrarme. Estábamos tan íntimamente cerca, que mi corazón latía como loco y tenía miedo que lo escuchara.Los húmedos toques de su lengua me recorrían con erotismo y cerré los ojos sin poder evitarlo, gimiendo, cuando la suave punta recorrió la esquina de mi boca y comenzó a bordear mi labio inferior. Sus afilados caninos me rozaban de manera peligrosa y oscura.Abrí los labios, deseosa de más contacto.Había dado pocos besos en mi vida y solo a mi ex mate, sin embargo, nada tan excitante y ambiguo como esto, que ni siquiera era un beso real. Todo su enorme e intimidante cuerpo aprisionándome contra el árbol y sentí cómo algo duro y caliente se rozaba constantemente contra mi muslo.Cuando creía que esa deliciosa lengua penetraría en mi interior, la oscura y ronca voz del Alfa resonó en mi oído.— Hoy, a las 7 de la noche, te espero aquí.Y antes siquiera de poder decir nada, se alejó con grandes zancadas y me dejó ahí, derretida contra el árbol.“Pensé que habías
No me importaban, yo solo corrí por el pasillo oscuro y ya podía ver mi habitación.— ¡Abre maldici0n! - movía el pomo de la cerradura con fuerza y las manos me sudaban.Mal momento para que esta vieja puerta se volviese a trabar.— ¡Ahí está! – venían desde el final del pasillo y cuando casi me encontraba perdida, logré abrir la puerta y entrar de una al cuarto en penumbras.Se la cerré en la cara a una de las lobas rabiosas, que seguía gritándome insultos e intentando entrar a la fuerza.Me pegué, con el peso de todo mi cuerpo, para aguantar los empujes a la madera, en lo que pasaba el pestillo.Caminé con prisas hacia el camastro de Diana y lo arrastré para bloquear la puerta, ¡era lo más pesado que había aquí!Toda la adrenalina fluyendo por mi cuerpo sudoroso y alerta. ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!— ¡Abre la maldit4 puerta, estúpida, hoy nos las vas a pagar todas! - fuertes golpes resonaron y sentía como crujía la vieja madera. Me preocupaba que no aguantara y ahora sí, estaba encerrad
A través de los ojos de mi loba, dentro de ese mismo almacén, vi la escena más… en realidad no sé ni cómo describirla, en una palabra. Diana, mi compañera de cuarto, estaba a cuatro patas en el sucio suelo, mientras detrás de ella, uno de los guerreros de la manada, martillaba sus caderas, follándosela con rudeza. Delante, otro hombre metía su miembro en su boca, aguantándola por la cabeza para hundirse profundo en su garganta, con sonidos de ahogos y chapoteo. Gemidos excitados y el olor a sexo y lujuria inundaban el viejo almacén. Un gruñido gutural salió del hombre que penetraba su boca, a la vez que descargaba su semen. «Cof, cof, cof» Escuché cómo Diana respiraba pesadamente y comenzaba a toser con la cabeza baja, mientras hilos blancos salían de entre sus labios. — ¡Yo también me vengo! – gimió el que estaba a su espalda, tomándola duro, con fuerte estocadas y vaciándose en su interior con un gruñido profundo. Vi a Diana caer exhausta en el suelo, sin embargo, eso no se
Raven“Raven, lo siento” Sena murmuró en mi interior, mientras me sentaba oculta en un sitio del bosque llorando.De verdad que no quería llorar más, pero tanta impotencia me iba a matar.Mi resentimiento se convirtió en determinación y al otro día a penas el sol salió, me escabullí para buscar al Alfa.Estábamos en la plaza central y miraba la vida próspera y aparentemente pacífica de esta manada, mientras las esclavas, que hacían su vida más fácil y les servían como criadas, sufrían todo tipo de humillaciones.Me preguntaba ¿qué clase de Alfa sería Cedrick Walker? Pensé que como nos rescató, era de los buenos, ahora, ya no estaba tan segura, sin embargo, él era mi único camino.“Mira, Raven, una carreta, que parece que va a la mansión de Alfa” Sena me avisó y vi como cerca de mí, se estacionó un momento, efectivamente, una fuerte carrera, llena de cestas de ropas limpias.Miré a mi alrededor, a ver si alguien había reparado en mí, pero siendo tan pequeña, lo dudaba.Me acerqué con
RavenAbrí la puerta del armario con timidez y salí con la cabeza baja.— Señora… lo siento… lamento mucho haberme colado así en su cuarto…— ¿Quién eres? No recuerdo haberte visto nunca por aquí – me preguntó con voz suave, nada enojada y eso era lo que me tenía desconcertada.— Yo…yo, estoy buscando al Alfa— solté sin poder pensar en ninguna otra excusa.— ¿Al Alfa? ¿Y por qué te escondes entonces, por qué no pides una audiencia como todos para verlo? ¿Acaso tienes malas intenciones?…— ¡No, no, yo no! – levanté la cabeza para mirarla de frente a sus hermosos ojos que me escudriñaban con dudas.— Lo vine a ver…porque yo… me quiero confesar al Alfa, pero soy muy humilde y no me iban a dar audiencia— solté la primera estupidez que me pasó por la cabeza.“¡Raven, estás loca! ¿Qué clase de excusa en esa?”“Sena, que no te escuché dando ideas”Un silencio se hizo y de repente, comenzó a escucharse una risa disimulada.Al mirar a la mujer, vi que intentaba aguantar la sonrisa y taparse la
CedrickLa pequeña esclava, delante de mí, me aseguraba que ella podía darme el trono del Rey Alfa.Me asombró al saber que se había colado furtivamente en la mansión para verme y mucho más, descubrir que dentro de ella se escondía semejante poder.— Pruébamelo— la miré fijamente y la sentí estremecerse. Debo admitir que me produce un placer morboso dominarla.— ¿Podemos estar a solas? – me susurró mirando con disimulo hacia mi Beta, que lo había mandado a buscar y estaba en una esquina como estatua.— Él es de confianza, lo que sea que me vayas a enseñar, puedes hacerlo frente a él – me miró con esos hermosos ojos, no muy convencida y como siempre, mi lobo estaba haciendo de las suyas, intimidando a su pequeña loba, rondándola y tentándola.Solo que el ambiente, cambió a mayor seriedad al ver lo que ella mostró.La sentí concentrarse y cerrar los ojos, toda su frente comenzó a sudar y su ceño fruncido de manera dolorosa, como si estuviese haciendo un gran esfuerzo.Levantó una mano