Raven
Cuando volví a abrir mis ojos, en apenas una pequeña rendija, que me dejaba la inflamación, percibí, que me habían arrojado a una de las celdas.
Húmeda y asfixiante, pequeña, donde apenas algo de heno me separaba del frío suelo de piedra.
Estaba perdida, no sabía que iba a ser ahora de mi vida.
Pero pronto, las respuestas a mis preguntas llegaron más temprano que tarde.
— ¿Ya estás consciente? - la voz que menos quería escuchar en estos momentos, volvía a hablarme por fuera de los barrotes, el Alfa de la manada.
Levanté mi rostro y lo miré con odio y rencor.
— Si hubieses tenido esa actitud antes, no serías una presa tan fácil, ¿quién se iba a imaginar que la huerfanita, ocultaba ese mal genio? – sonreía con sarcasmo.
— Este era el espíritu que deberías haber tenido en mi cama y no el de frígida agonizante que me mostraste.
— Eres un cerdo— escupí apretando los dientes.
— A mí me hablas bien, estúpida, que solo porque te di un poco de favoritismo, no te confundas, ¡yo soy tu Alfa! - utilizó todo su poder para someterme, mientras mi loba gruñía de dolor, bajando la cabeza en mi interior.
Lo odiaba, odiaba tanto ser débil y seguir de sumisa una y otra vez.
— Venía a ofrecerte un acuerdo, algo para que te pudieses quedar, pero si esa va a ser la actitud, entonces cederé a la demanda de todos.
— ¿Qué van a hacer conmigo? - mi voz salió más temblorosa de lo que pretendía, porque me imaginaba lo peor, me echarían de la manada.
— ¿Ahora quieres saber? Para que veas que no soy tan terrible, te lo diré, alguien tiene que irse a la selección, ¿no? – me dijo disfrutando el momento y el terror en mis ojos.
— ¿No me pedías tanto sustituir a tu hermana? ¿No te pareció muy asqueroso acostarte conmigo?
— Pues vamos a ver que te parece, cuando seas la mascota de medio regimiento de guardias del Rey.
— Preferirás mil veces haberte quedado callada y ser mi amante, aunque tu hermana resultó ser mi Luna, no me importaba mantenerte en secreto, pero ahora, después de todo el espectáculo que diste acusándome, tú misma cavaste tu propia tumba.
Y se fue dejándome mirando al vacío, sin derramar ni una lágrima, porque ya no me quedaban fuerzas.
Una vida de esclavitud, bajo el Rey Alfa, era peor que morir.
No sé cuánto tiempo pasó, pero volví a escuchar otro ruido, que me despertó y entonces, me di cuenta, de que me había quedado en la misma posición por horas, como la loca que cada vez más parecía.
— ¿Marco? – miré hacia arriba, por mi mirada empañada y lo vi, observándome a través de los barrotes.
Algo de esperanza latió en mi pecho.
Marco y yo nos conocíamos desde niños, siempre me defendía del abuso de los demás por ser adoptada y de afuera de la manada.
Con los años, ese cariño se convirtió en afecto y luego en amor, por lo menos de mi parte.
La última vez que él se fue de misión al exterior, a otra manada, prometí que lo esperaría, que aunque después de cumplir los 18 años no fuéramos parejas destinadas, estaríamos juntos.
En lo único que pensaba mientras era prácticamente violada, era en que estaba fallándole a mi promesa y dándole la espalda a ese amor.
— ¡Abran y sáquenla! - dejó de mirarme, ni siquiera me respondió y les ordenó a dos guardias que entraron y me agarraron por los brazos, arrastrándome hasta la salida, porque mis piernas estaban dormidas y no me respondían.
Levanté la cabeza y miré a esa espalda fuerte, que siempre me había protegido y me daba fuerza y confianza, mi mate, mi compañero destinado, que ahora, me llevaba hasta mi perdición, solo para no verse involucrado conmigo y su buen nombre.
No sé, por qué fui tan tonta de pensar por un segundo que venía a rescatarme, a decirme que me ayudaría a escapar.
— Estamos aquí para hacer el juicio de Raven Greta, acusada de agredir a la Luna de la manada y difamar en contra de nuestro Alfa.
Me habían metido dentro de una jaula, como si fuese un animal, mientras toda la manada se reunía en la plaza central, y el grupo de ancianos, guerreros importantes, el Beta, más el Alfa, precedían este infame juicio.
— Creo que no hay mucho que decir en este caso, ya que todos vieron lo sucedido con sus propios ojos.
— Nuestra propuesta es que la acusada sea enviada dentro de una hora, cuando vengan a por el tributo— propuso así, sin mucho preámbulo, el Beta de la manada, el padre de mi mate.
Sé que ese señor nunca me quiso cerca de su hijo. Ni siquiera sé si sabe que somos parejas destinadas, pero se nota lo desesperado que está por deshacerse de mí.
Los miembros de la manada, comenzaron a gritar alterados que me enviaran, que no hacía falta juicio para eso.
— Tranquilos, tranquilos, no somos unos animales incivilizados. Todos se merecen un juicio— la voz magnánima del Alfa resonó y yo solo sonreí con ironía.
Él, precisamente, hablando de justicia, cuando escogía a las chicas para la selección solo bajo su criterio y a quien le daba la gana.
Era una manera de decirle a todos, te metes conmigo, me desagradas y quizás tú, o algún miembro de tu familia, sean los próximos seleccionados.
Para qué perder el tiempo en todo ese circo, si ya todos sabíamos los resultados.
La oveja negra sería la sacrificada y no importaban los cargos, si hubiese bajado la cabeza como siempre, solo tenía dos opciones, o me convertía en la amante del Alfa, o igual me iban a ofrecer como la ofrenda del sacrificio, porque era mejor la extranjera, que una de las chicas de la manada.
— Bien, votemos – ordenó el Alfa y comenzó la ridícula votación entre los miembros del consejo.
No me importaban las demás votaciones, pero levanté mi cabeza para ver una en particular, la de mi mate.
Casualmente, había sido uno de los últimos guerreros en votar.
Sabía muy bien la decisión de los demás, pero aún, a esta altura, tenía la absurda e infantil esperanza de que él votara en contra de que me enviaran.
Nos quedamos mirando a través del espacio, y fue como si todos los buenos momentos que pasamos juntos, se vertieran en mis ojos como una vieja película.
Entonces descubrí, que los únicos recuerdos agradables en esta manada, los tenía con mi padre y con él.
— ¿Marco? – la voz del Beta, su padre, le habló con severidad sacándolo de su momento de vacilación – Todos esperamos por ti.
— Acepto que sea el sacrificio – dijo apartando la vista de mi cara y mis manos se apretaron en los barrotes, cerrando mis ojos con total desilusión y dolor.
Pensé, que el hecho de que no hubiese roto ya el vínculo, significaba que, quizás, algo tan increíble con que me ayudara a escapar en secreto y nos fugáramos, pudiese suceder.
No termino de madurar, a pesar de los golpes de la vida, sigo siendo una niña tonta y patética.
— ¡Esperen! - gritó una voz que conocía muy bien, era la mujer a la que había llamado madre toda la vida.
— Alfa no estoy de acuerdo solo con ese castigo, esta desgraciada golpeó a mi hija hasta la desfiguración.
— Pasarán meses para que su rostro se cure, ¡no se puede ir así sin más! – me miró destilando un odio infinito.
— ¿Qué castigo adicional propones entonces? – el Alfa le preguntó.
— Quiero que le den latigazos, así como a los traidores de la manada, porque lo que hizo es una traición a su Luna y a usted como su Alfa.
El látigo de los traidores, ese que ni los guerreros más fuertes aguantaban.
Esta mujer, a la que le hice caso en todo, por la que me dejé humillar por años, a la que le mendigué algo de cariño, la que me envió sin compasión a la cama de un desgraciado para salvar a su verdadera hija, lo pedía para mí, una pequeña loba.
Comencé a reírme en mi jaula, casi como una demente, llorando y riendo.
Todos fijaron los ojos en mí, con toda clase de miradas, pero sobre todo, desprecio y odio.
— De paso, también explícale al Rey Alfa, por qué su tributo llegó muerto a sus manos – solté como si no estuviese hablando de mí misma, pero eso, los hizo pensar.
— Es cierto, Alfa, ni siquiera un hombre aguanta ese castigo, es obvio que morirá antes de llegar, ¿eso no nos deja de nuevo con la vacante sin cubrir? – mi querido mate habló y todos se pusieron a planificar si convenía o no despellejarme viva.
— Lo siento, pero no puedo acceder a tu petición. Se enviará cuando la vengan a buscar y punto – y por mucho que protestó, al menos me pude librar de esa tortura.
Entonces caminó hasta mi jaula y antes de que reaccionara siquiera, sentí algo mojado en mi rostro, me había escupido en la cara.
— Solo espero, que vivas una vida peor que un infierno y que desees morir en cada segundo de tu patética existencia – susurró entre dientes.
— Esa vida, ya la empecé a vivir a su lado, “querida madre” – le respondí también con odio infinito.
Todo el amor y la devoción que podría sentir por ella, murió después de tanto desprecio y maltratos.
Antes de irse, me dio la mirada más cruel y con el mayor resentimiento que había recibido jamás, esa, que me estaba guardando, desde que su marido llevó una pequeña bebé huérfana a su casa.
Los guardias del Rey Alfa no tardaron en llegar para llevarme en la misma jaula.
Miré, mientras me alejaba en una carrera, a lo que había sido durante todos estos años el sitio que llamé hogar, pero solo había sido una prisión.
En una colina, en la salida de las tierras de la manada, vi a un hombre solitario.
Su figura entre las sombras y la luz, solo mirando mientras me llevaban.
Aunque él no quiso disolver el vínculo, no sé por qué razón, pero yo misma comencé a recitar el encantamiento de rechazo.
“Yo, Raven Greta, te rechazo como mi mate, te libero del compromiso que la Diosa puso sobre nosotros, para que seas libre de la prisión de nuestro lazo”
Hablé a través de nuestro vínculo y a pesar de que él me bloqueaba en otras ocasiones, sabía que ahora mismo, me estaba escuchando, sin embargo, no lo aceptó.
RavenNo me devolvió el acuerdo a romper el vínculo y si una de las partes no quiere, no se puede disolver así tan fácil, no sin más poderes involucrados o que muera uno de los dos.La oscuridad lo envolvió y la distancia se hizo mayor.Me alejé de ahí y nunca entendí, porque no rompió su odioso compromiso conmigo, por qué, si le estaba dando lo que tanto quería, para que se emparejara con otra loba.“No me importa que no lo hayas aceptado, en mi corazón, ya sea que sobreviva o no, tú nunca serás mi mate, no quiero ensuciar tus ojos con mi presencia, nunca más” fue mi último mensaje, antes de alejarme, en camino a las tierras del Rey Alfa.*****Llevábamos días de camino, a penas nos daban de comer o beber.Nos sacaban pocas veces al día, como animales, a hacer nuestras necesidades fuera del camino, si no tenías que hacerlo en la misma jaula.Cualquier protesta o demora y llovían los latigazos.Era una larga fila de carretas con jaulas y a medida que pasábamos por más y más manadas, l
RavenUna luz cegadora hizo que abriera a la fuerza mis párpados. ¿Dónde estaba?¿Este es el llamado más allá que dicen los humanos?No sabía, pero solo parecía un inmenso bosque, extrañamente un poco espeluznante.Me miré hacia abajo, a donde deberían estar mis heridas sangrantes, pero solo había piel sana en mi vientre y la conexión con mi loba tampoco estaba, solo una sensación rara en mi interior.Algo no estaba bien, pero nada podía hacer, salvo buscar una salida y eso hice. Caminé y caminé sin rumbo entre árboles y bosque interminable.— ¿Raven? – de repente una voz femenina salida de la nada detuvo mis pasos.Al girarme, me encontré con el rostro asombrado y horrorizado de una mujer.— ¿Me conoce? ¿Dónde estamos? – me atreví a preguntarle a pesar de mi miedo a lo desconocido.— No, no, no puede ser pequeña, tú… estás muriendo – afirmó de nada más mirarme, con preocupación evidente.No supe que decir a eso, la verdad, todo esto me parecía demasiado irreal.— Raven, yo soy…soy t
Raven«¿Cómo está la esclava herida en el vientre? ¿Podrá salvarse?»«He hecho lo que he podido, ahora solo queda que la Diosa se apiade de ella y pueda sobrevivir y si lo hace, es muy difícil que pueda concebir en el futuro, su matriz quedó destrozada»«Pobre, tan joven y bonita, muy difícil encontrar pareja si no puede tener cachorros»«Creo que eso es lo de menos ahora, si sobrevive…será un milagro…»Las voces iban y venían, el dolor nunca se iba, escuchaba retazos de conversaciones, por lo que fueron días, semanas o meses, no sé.Pero mis ganas de vivir y no morir, fueron más fuertes que todo. Mis ansias de venganza, me mantuvieron en este mundo.“Raven” escuché finalmente un día, la voz preocupada de mi loba. “Sena, tranquila, estoy bien, estamos viva” calmé todo su dolor y desesperación. Si yo moría, ella también lo haría.— Agua… por favor… — los párpados me pesaban toneladas y sentía la garganta como desollada con una lija.— ¿Hay alguien…? - murmuré.— ¿Estás despierta?, ¡Ha
Raven— ¡Jefa, venga acá! - la llamó, mirándome seriamente.— Yo no…no lo robé…eso, no estaba cuando yo fui a buscar jabón…— pero mi voz se fue haciendo más pequeña al recordar que había dejado sola la cesta de ropa, cuando me alejé un momento.Con los ojos abiertos de incredulidad miré a las chicas a mi lado, sobre todo a la verdadera ladrona, pero solo apartaron sus ojos y se hicieron las desentendidas.Una vez más había caído en la trampa diseñada por otros. El chivo expiatorio, sería yo.— ¿Acabas de llegar y ya te atreviste a hacer esto? Escuché que nuestro Alfa te salvó, ¡¿cómo puedes ser tan malagradecida?! - me escupió en la cara con furia y sus ojos cambiando de color por lo cerca que estaba su loba.Sena en mi interior gruñía intentando defenderse, pero como siempre, era la más indefensa de la manada.— Señora, yo no lo robé, salí un momento a buscar jabón y cuando regresé eso estaba en mi cesta.— Huélalo y verá que no es mi olor el que está ahí— a pesar de la presión sobre
Cedrick— ¿Te aseguraste de que las lobas liberadas no supieran nada de nosotros? - le pregunté a mi Beta mientras caminábamos por las calles de mi manada.— Todo se hizo, según ordenó, Alfa— Esa pequeña, la que estaba malherida, ¿sobrevivió? – de repente esos ojos, como miel derretida, aparecieron en mi memoria por alguna razón.— Sí, le di a escoger y decidió quedarse en el área de lavandería como esclava – me respondió y justo estábamos pasando cerca de ese sitio remoto y lejos del centro próspero de la manada.— Ya que estamos aquí, hagamos inspección— por alguna razón absurda me desvié y entré a este sitio lleno de mujeres que casi nunca había pisado.Mi segundo solo me seguía, mientras todas bajaban la cabeza a mi paso. Eso les exigía, total obediencia y control de sus vidas, para eso era el Alfa.Por supuesto, el olor a lujuria y deseo me bombardeó por todos lados, odiaba estar rodeado de lobas.Tantos olores mezclados solo me irritaban y ni hablar de mi lobo, Eamon, aborrecí
RavenYa estaba harta de desmayarme, esa era una maldit4 costumbre que tenía que eliminar.Me encontraba acostada boca abajo y mi espalda ardía y dolía a morir.“Raven, ese Alfa increíble, ¡nos salvó!” Sena me dijo y aunque lo intentó disimular, algo de admiración se escapó de su expresión.“Sena, no te emociones, ese Alfa es peligroso para nuestro corazón”“Bueno, solo dije que era increíble y además no puede negar que también babeaste al verlo, ¡incluso te le arrojaste encima!”, me puso los ojos en blanco bufando.“Me desmayé” carraspeé disimulando.“Claro, esa mentira se la haces a otra ¡Yo soy tu loba interior, recuerdas! ¡Te desmayaste después, cuando te llevaban las lobas, descarada!”, me pilló sin poderlo negar.“Sena, necesitamos acercarnos a él, creo, tengo el presentimiento de que es el Alfa que necesitamos para sacar nuestro poder”“Yo también lo creo, es una muy buena opción, su lobo es gruñón y mandón, pero no me molestaría nada tenerlo sobre mí, mientras me hace el delic
Raven Miré en pánico a todos lados, pero no vi, ni sentí a nadie. Era como si la presencia de hace unos segundos se hubiese desvanecido.Si alguien estaba espiándome, entonces vio mi poder. Un sentimiento de urgencia se prendió en mi pecho, aterrorizada de terminar, antes incluso de empezar.En esta etapa, cada vez que forzaba a salir mi poder, me quedaba muy débil, ¡tenía que escapar ahora de este bosque!Sena tomó el control y sus patas casi volaban sobre la hierba, a máxima velocidad, de regreso a las habitaciones de las esclavas, alertas al entorno por si alguien nos emboscaba.Ya casi podía sentir el olor de las personas de la manada, estaba casi a salvo…casi.Un enorme lobo blanco salió de la nada en medio de las penumbras del bosque y corrió persiguiendo a mi loba, para luego flanquearla y obligarla a detenerse.“Es el Alfa” me susurró asustada y temblorosa, aunque no quisiera, el imponente tamaño de este lobo hacía el doble de mi pobre Sena.“¿Qué haces vagando por la noche
Cedrick, el Alfa“¡Se puede saber qué demonios estabas haciendo ahora mismo!”, le rugí a Eamon, mi lobo.“¡Te das cuenta de lo que casi le haces a la loba de esa esclava!”“Solo estaba oliéndola” me respondió así, sin más, haciéndose el desentendido.“¿Oliéndola? Sabes que todos tus pensamientos lujuriosos llegaban a mi mente, ¿verdad?”“No te vi resistiéndote mucho, sobre todo cuando la humana quedó desnuda frente a ti”“¡Eamon, maldici0n! ¡Siempre estás fastidiándome con que te guardas para tu mate! ¡Cada vez que llega nuestro celo eres un maldit0 grano en el culo!, ¿y ahora te lanzas así a violar a cualquier loba que ves?”“No es a cualquier loba, es esa loba, huele demasiado bien y es muy tentadora, si es ella… en nuestro celo…puedo tomarla sin resistirme…” se lo pensó en lo que confesaba.Yo más asombrado no podía estar.En eso, sentí que mi Beta estaba llegando a nuestra posición.Si no es porque lo había percibido en ese momento, el olor de otro macho que se acercaba, ahora mi